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jueves, 31 de enero de 2013

DE HONQUILANA A VALLADOLID: Un retablo renacentista en Parquesol


Honquilana era, a mediados del siglo XVI, una pequeña aldea perteneciente a la Diócesis de Ávila, hoy en la provincia de Valladolid, a medio camino entre ambas ciudades. Esta población nunca tuvo un desarrollo notable de ningún tipo. Hoy, despoblado el lugar, unas pocas casas venidas abajo indican que allí existió un asentamiento humano en tiempos pasados. Lo más importante de su caserío era su iglesia y su ermita. Si de la primera queda muy poco, de la segunda no queda nada. La parroquia, debido seguramente a la escasa población, fue suprimida en 1911. En la iglesia hace tiempo que no queda ningún mueble ni obra de arte ya que el Arzobispado de Valladolid, tuvo la acertada idea de guardar en lugar seguro todo aquello que podía peligrar.

Diferentes vistas del retablo cuando se encontraba en la iglesia parroquial de Honquilana
Una de las obras que atesoraba era el retablo mayor, que actualmente se encuentra en la iglesia parroquial de Nuestra Señora de Prado en Valladolid. El retablo fue mandado pintar por el provisor general de la diócesis de Ávila a Joaquín de Vargas el 17 de marzo de 1556 para el altar mayor de la iglesia. Parece ser que la talla del retablo, obra de Blas Hernández, estaba ya realizada desde hacía algún tiempo. En ese momento, la iglesia llevaba a cabo algunas obras y reformas de cara a su mejora, de forma que el mandato de  las pinturas para el retablo sería una más de ellas. El mandamiento del Provisor refleja la necesidad que surgió después de una de las visitas periódicas a la parroquia. A este tenor, la renovación artística de los pueblos de la Diócesis de Ávila a partir de la segunda mitad del siglo XVI ya ha sido puesta de manifiesto.

Exterior de la iglesia de Ntra. Sra. de Prado. Imagen tomada de http://www.nsdeprado.es/index.php?it=8&galeria=1&pag=1
La traza del retablo responde a las características de los retablos abulenses del siglo XVI, siendo en lo esencial compacto, formando un gran rectángulo en el que los cuerpos y las calles definen una gran cuadrícula. Es un retablo tipo casillero en el que, a modo de compartimentos estancos y con gran regularidad, se disponen los recuadros donde han de colocarse las distintas pinturas. La talla –y seguramente también la traza– es obra de Blas Hernández. Se trata de un entallador de no muy altos vuelos, dedicado esencialmente a la realización de ensamblajes con talla decorativa, pero que deja entrever en sus obras una serie de influencias que siempre hacen referencia a los proyectos en los que como colaborador de otros artistas participó. Quizás la obra más importante en la que participó fue el retablo mayor del monasterio jerónimo de El Parral, cuya obra escultórica realizó Juan Rodríguez.
La traza que realiza Blas Hernández para el retablo de Honquilana posee unas líneas sencillas. No se sale de los modelos adoptados anteriormente, aunque en este caso la traza es aún más sencilla si cabe, no sabemos si por motu proprio o por exigencias de contrato. Usa con profusión motivos decorativos a “lo romano”. El modelo seguido existe en los grabados que ilustran las Medidas del Romano, tratado escrito por Diego de Sagredo, publicado en Toledo en 1526. Esta influencia de la tratadística y de los grabados se aprecia en la forma de las columnas abalaustradas, en los frisos y en algunos capiteles. La coronación del retablo, con el consiguiente ático poco desarrollado propiamente abulense, se limita a un frontón semicircular y dos pequeños remates triangulares, estos últimos carentes de cualquier canon, los tres con escenas pintadas.

En cuanto a la pintura, poco es lo que se conoce de su autor, Joaquín de Vargas. Las noticias documentales se limitan, aparta del retablo que ahora tratamos, a un concierto sobre la pintura de tres retablos que debían hacer en Rasueros Joaquín de Vargas y Jerónimo Rodríguez, pintor de Fontíveros. Vargas tampoco era un pintor muy inspirado. Si tanto el dorado como el estofado y el encarnado son de calidad, las escenas de las tablas con ciertamente mediocres. En las escenas se aprecia un conocimiento de lo que por entonces se hacía en Italia, aunque de una forma muy epidérmica. Los ecos de Rafael son evidentes tanto en las tablas que representan a San Blas y San Adrián como en algunos de los rostros que pueden verse a lo largo del conjunto, sobre todo en el Sacerdote que recibe al Niño en la Presentación de Jesús en el Templo. También hay una referencia a Miguel Ángel y lo que éste había hecho en el techo de la Capilla Sixtina. En este sentido, las tablas de San Juan Evangelista y San Juan Bautista son evidentes. Pero donde más claramente se palpa esta influencia del Miguel Ángel de la Sixtina es en el Padre Eterno que decora el frontón semicircular que remata el conjunto. Probablemente, Joaquín de Vargas, conociera, por estampas o por otros medios, esta nueva forma de hacer. Pudo ver, incluso, las obras de Alonso Berruguete sin ser capaz de llegar a una comprensión íntegra de los nuevos modelos o, al menos, no supo llevarla a cabo en Honquilana. La pintura estaba casi concluida en 1562.


BIBLIOGRAFÍA
  • HERNANZ SÁNCHEZ, Pablo: “Relaciones de artistas abulenses en el siglo XVI: el pleito del Retablo de Honquilana”, Cuadernos abulenses, nº 32, 2003, pp. 59-86.

lunes, 28 de enero de 2013

SEMANA SANTA EN VALLADOLID: Los "Santos Cristos del Consuelo" de la Cofradía del Santo Sepulcro


La Semana Santa vallisoletana a lo largo de los años ha visto como algunos de sus Pasos han dejado de procesionar, otros nuevos se han incorporado, otros han ido cambiando de imágenes aunque mantuvieran la advocación, etc… Uno de los casos más significativos es el del “Santo Cristo del Consuelo”, advocación surgida en el año 1981, fecha en la que la Cofradía del Santo Sepulcro comienza a organizar la Procesión de la Peregrinación del Consuelo, en la madrugada del Miércoles al Jueves Santo.
Aunque hoy en día la advocación del Santo Cristo del Consuelo recae sobre un Crucificado realizado por Gregorio Fernández, sito en la iglesia del Monasterio de San Benito, éste no ha sido el primero que recibió esta advocación. Antes que él hubo otras tres imágenes de Cristo Crucificado que se apodaron como “Santo Cristo del Consuelo”. En aquél Miércoles Santo de 1980, en que se comenzó a realizar la referida procesión, la cofradía acompañó al actualmente conocido como Santísimo Cristo de la Fe, crucificado propiedad de la Cofradía del Santo Cristo del Despojo. Dicho Cristo salió en procesión hasta el año 1989. Posteriormente, y durante solo un año, 1990, se procesionó una muy buena imagen barroca de Cristo Crucificado sita en la iglesia de San Lorenzo. Entre los años 1991 y 1994 se utilizó otro, igualmente barroco, obra del escultor vallisoletano Pedro de la Cuadra, conservado en la iglesia del Convento de San Pablo. Finalmente, y desde la Semana Santa de 1995, la cofradía incorporó a su Peregrinación del Consuelo el referido Crucificado de Gregorio Fernández.

SANTÍSIMO CRISTO DEL CONSUELO / CRISTO DE LEOCRICIO (1980-1989)
La talla fue realizada por el cofrade del Santo Cristo del Despojo Leocricio Rodríguez de Monar, el cual empleó 7 meses en su realización, en el año 1949, con la que obtuvo el primer premio del Concurso Nacional de Escultura del citado año. El Crucifijo, donado a la cofradía por su autor, tuvo como primer destino la capilla del Centro Principal de la J.O.C. en Valladolid, allí estuvo hasta su desaparición, siendo trasladado a la sede de la Junta de Semana Santa donde quedó depositada hasta el 25 de marzo de 1989, en que previa certificación del Secretario de la Cofradía fue trasladado a su antigua ubicación en la sacristía de la iglesia de San Andrés. En el año 2011, el Cristo se ubica en la Capilla de San Francisco de dicha Iglesia.
La imagen poseyó otras advocaciones, además de la de “Santo Cristo del Consuelo”, tales como “Cristo de la Expiración”, “Santo Cristo de la J.O.C.” o “Cristo de Leocricio”. Todas ellas quedaron atrás en el año 2012, fecha en la que definitivamente se advocó bajo el nombre de “Santísimo Cristo de la Fe”. Asimismo es la imagen titular del Año de la Fe (octubre 2012 – noviembre 2013). La escultura está tallada en nogal, no posee ni policromía ni postizos. Mide 1,30 m. Todos los viernes de Cuaresma se celebra por el interior de la Iglesia de San Andrés un solemne Via-Crucis, con dicha imagen portada a hombros de sus cofrades. Durante varios años participó en la procesión del Santísimo Cristo Despojado de la noche del Jueves Santo.

Cristo del Consuelo durante la Peregrinación del Consuelo

SANTÍSIMO CRISTO DEL CONSUELO (1990)
El Crucificado, fechable en el primer cuarto del siglo XVII (no hay nada más que ver el tipo de plegado del paño de pureza), posee reminiscencias del estilo de Gregorio Fernández, aunque hay que descartar totalmente su autoría. Tanto la imagen como su policromía son magníficas, lo que me lleva a pensar, sin arriesgar mucho, a que fuera realizada por algún discípulo del gran maestro gallego, o en todo caso por algún escultor coetáneo que sin ser del taller de Fernández se adaptara a su estilo (un ejemplo de ello es Pedro de la Cuadra, aunque para nada se podría barajar su nombre para este Crucificado).
Por fotos antiguas podemos ver como el Santo Cristo se ubicaba en un retablo rococó, en el que la hornacina central se adaptaba a las formas de la escultura. A los lados de esta hornacina se encontraban sendos relieves efigiando al Ecce Homo y una Virgen Dolorosa. Una lástima que tanto este retablo, como el resto de retablos y la misma iglesia de San Lorenzo fueran exterminados sin pensar en la pérdida patrimonial.
El Crucifijo se conservado en la actualidad en el altar mayor de la iglesia de San Lorenzo. En la primitiva iglesia de San Lorenzo se encontraba en un retablo situado en la nave de la epístola o “del Carmen”, a la derecha de la entrada principal del templo, en una capilla fundada por Francisco Álvarez de Palacios y su mujer Leonor de Zúñiga, intitulada como “del Santo Cristo”.

El Cristo en su retablo desaparecido de la primitiva iglesia de San Lorenzo

Plano de la primitiva iglesia de San Lorenzo. En el círculo la capilla donde se encontraba el retablo con el Crucificado

SANTÍSIMO CRISTO DEL CONSUELO (1991-1994)
Se trata de un Crucificado (126 cms.), atribuido a Pedro de la Cuadra, que se encuentra en la primera capilla del lado de la epístola de la iglesia del Convento de San Pablo. La certeza sobre su autoría es total puesto que este Crucificado es casi idéntico al que talló para la iglesia parroquial de La Cistérniga en 1627, escultura que en la actualidad se encuentra en la iglesia de San Andrés de la capital vallisoletana. Asimismo existe otro de similares características en la referida iglesia de La Cistérniga.


Cristo del Consuelo durante la Peregrinación del Consuelo
Crucificado de Pedro de la Cuadra en la iglesia de San Andrés
Crucificado de Pedro de la Cuadra en la iglesia parroquial de La Cistérniga

SANTÍSIMO CRISTO DEL CONSUELO (1995-Actualidad)
El actual Cristo del Consuelo fue realizado hacia 1610 por Gregorio Fernández. De tamaño menor que el natural (1,26 m.), posee un cuerpo muy esbelto. Presenta corona de espinas tallada en la misma madera, atravesando una de ellas la ceja izquierda. El paño de pureza es reducido, formando nudo en la izquierda. Los pliegues son suaves. Por estos detalles se puede pensar en una cronología muy temprana. Está trabajada con criterio académico, con suavidad exquisita, sobre todo en las extremidades inferiores. La sensibilidad de Fernández por el desnudo está patente, ya que el paño de pureza en un costado no hace sino subrayar como fondo el perfil del muslo. Ojos casi cerrados. Una finísima herida en el costado; leves regueros de sangre. El Crucificado invita a una contemplación próxima, sobre todo en el lado de la izquierda.

Aparte de estos Crucificados, hay que reseñar que estos no han sido los únicos con la advocación de “Cristo del Consuelo” que han existido en la ciudad. Hay noticias de que existía uno en la iglesia de San Andrés. Su conocimiento nos viene dando por el ensamblador y cronista Ventura Pérez: “Año de 1749, dia 26 de Mayo, colocaron al Santísimo Cristo del Consuelo en San Andres, en el retablo nuevo y dorado: hubo procesión por la parroquia, que fue por la Mantería, calle de Zurradores y por la calle frente de la Cruz de piedra de los Panaderos a casa: salieron todas las cofradías de la parroquia”. Esta imagen pudiera ser un Crucifijo gótico de hacia 1500, que bajo el actual nombre de “Cristo de Consuelo”, se encuentra colgado en la capilla de los pies de la nave del evangelio.

Las otras imágenes conocidas como “Santo Cristo del Consuelo” tienen relación con el Crucificado de Gregorio Fernández. Empecemos por el principio: Cuando la iglesia de San Benito se abrió al culto, a fines del siglo XIX, en una de las capillas se encontró un magnífico Crucifijo, tirado y con un brazo roto. Una vez restaurado, se puso a veneración de los fieles. Francisco de Cossio y Agapito y Revilla, al visitar el templo en el que se hallaba buena parte de las plataformas con los pasos que saldrían por vez primera en el viernes santo de 1920, se dieron cuenta de que aquel Cristo roto era el que había rematado el Calvario del retablo mayor de la iglesia, obra de Alonso Berruguete. Ambos eruditos propusieron un truque al convento: la comunidad de San Benito entregaba el Crucifijo al Museo Provincial (actual Museo Nacional de Escultura), y ellos a cambio les darían un Crucifijo, también de calidad, obra de Gregorio Fernández, que se pondría en lo alto del retablo mayor de la iglesia.

Imágenes del Crucificado, obra de Alonso Berruguete, cuando era conocido como Cristo del Consuelo
Para evitar esta visión lejana el Prior de San Benito habilitó una de las capillas para un Cristo nuevo, con la iconografía del Cristo de Limpias, adquirido en unos almacenes de Madrid y de escayola (1941). Después de diversas localizaciones, se fijaría en la capilla de los Butrón (1948), en su hornacina y con fondo de tapizado rojo, y al menos desde 1944 se celebraron en su honor triduos coincidentes con la semana de pasión. Desde el principio fue conocido como Cristo del Consuelo. Ya en el año 1972, con motivo de la restauración interior de la iglesia, el padre Juan Luis Rodríguez sustituyó esta imagen por la del remate del retablo el Crucifijo de Gregorio Fernández. Recapitulando, el “Cristo del Consuelo” del Monasterio de San Benito fue primeramente el Crucificado de Alonso Berruguete, posteriormente uno de escayola y finalmente el de Gregorio Fernández.

Fotografía del antiguo retablo de San Benito. En el ático podemos ver el Crucificado de Gregorio Fernández

BIBLIOGAFÍA
  • ARA GIL, Clementina Julia: Escultura gótica en Valladolid y su provincia, Instituto Cultural Simancas, Valladolid, 1977.
  • BURRIEZA SÁNCHEZ, Javier: Virgen de San Lorenzo, patrona de la ciudad, Ayuntamiento, Valladolid, 2007.
  • MARTÍN GONZÁLEZ, Juan José y URREA, Jesús: Catálogo Monumental de la provincia de Valladolid. Tomo XIV. Monumentos religiosos de la ciudad de Valladolid (1ª parte), Institución Cultural Simancas, Valladolid, 1985.
  • http://www.cristodespojadovalladolid.com/16.html

lunes, 21 de enero de 2013

DIBUJOS DE MONUMENTOS VALLISOLETANOS (3 de 3)


Y aquí llega la tercera y última entrega de los dibujos de monumentos vallisoletanos realizados por el ensamblador y cronista Ventura Pérez, no porque los haya incluido todos, sino porque son todos los que he podido encontrar. Ojala en un futuro, no muy lejano, publiquen un libro recopilandolos todos. Sería un homenaje muy bonito a Valladolid, y a su pasado, y un granito más para esa ya nutrida bibliografía relacionada con Valladolid.

CONVENTO DE NTRA. SRA. DE LA VICTORIA
Cuando se derribó la iglesia en la década de 1960 se conservó la fachada con casi todos sus elementos. Se eliminaron los relieves que aparecían flanqueando la portada; la escultura de San Francisco de Paula que se encontraba en la hornacina que estaba encima de la portada; los remates de bolas y la cruz en el ático de la fachada. El dibujo es bastante aproximado a la realidad, tan solo difiere algo en las medidas de la portada de acceso, la cual Ventura Pérez dibuja más estilizada.
 
CONVENTO DE SAN AGUSTÍN
Por fortuna la fachada es lo único que casi se encuentra intacto de todo lo que fuera el convento de San Agustín. Tan sólo faltarían dos vanos rectangulares en la parte inferior de cada ala. El dibujo se aproxima bastante a la realidad, tan solo el ático está un poco desproporcionado.

CONVENTO DE TRINITARIOS DESCALZOS (Actual iglesia de San Nicolás)
La fachada se conserva tal cual se muestra en el dibujo. La única duda que me resta es si la escultura de la hornacina es la que se representa en el dibujo, puesto que la actual es mucho más pequeña que la hornacina. Ventura Pérez pintó desproporcionadamente grandes tanto el vano de la parte superior de la fachada, como el escudo con el águila bicéfala.

HOSPITAL DE SANTA MARÍA DE ESGUEVA
Nada se conserva in situ de lo que fuera el Hospital de Santa María de Esgueva. Solamente se conservan, en el Museo Nacional de Escultura, algunos de los elementos escultóricos de la fachada. No voy a hablar de ella porque ya se le dedicó una entrada en el blog.

HOSPITAL DE NTRA. SRA. DEL ROSARIO
La fachada, y el hospital, se conservó hasta no hace muchas décadas. En la actualidad se conserva la fachada, con sus hornacinas vacías, y los escudos. Las esculturas de la Virgen del Rosario y de los santos Cosme y Damián no sé dónde han ido a parar. Por suerte la anexa iglesia del Rosarillo se conserva casi intacta y se encuentra en proceso de restauración.
 
SEPULCRO DE DON PEDRO MIAGO (Iglesia de San Esteban)
El sepulcro se hallaba a la entrada de la iglesia de San Esteban, a  mano izquierda, en una especie de atrio con postes de piedra fábrica, con un tránsito a la entrada y dos rejas de madera en dos arcos de piedra. En dicho sepulcro se encuentra la figura o retrato de D. Pedro Miago, de talla de medio cuerpo. En el pecho tiene grabada una quintanilla con letras doradas, en que con estilo antiguo dice de este modo:
Quintilla

Yo soy D. Pedro Miago

que de lo mío me fago

lo que comí y bebí logré

el bien que hice fallé,

lo que dejé non lo sé.
Según los historiadores antiguos, D. Pedro Miago, debió de ser secretario del Conde Ansúrez, así como el fundador del hospital, que llevaba su nombre, contiguo a la iglesia de San Esteban

IGLESIA DE SAN JUAN DE LETRÁN
Nada que comentar respecto a la fachada de San Juan de Letrán, puesto que se conserva tal cual. Ojala se pudiera decir lo mismo del interior de la iglesia.

PALACIO DE LA REAL CHANCILLERÍA
Demasiado cambiada respecto a cómo se conserva actualmente. Todo parecido con la actualidad es pura coincidencia: ni espadaña, ni los escudos, ni las columnas con los leones…

PALACIO DE LA RIBERA
Pocos son los restos que se conservan del Palacio de la Ribera. En el dibujo además de poder ver el palacio en sí, se observan también el ingenio de Zubiaurre, el Puente Mayor, las aceñas, el Paseo del Espolón. Como detalle anecdótico vemos a un toro en el agua, aunque tal como lo pintó Ventura Pérez podría ser una cabra gigante o un yeti. Son interesantes también las figuras retratadas puesto que nos dejan entrever parte de la moda de la época.
 
PALACIO REAL
La fachada de Palacio ha sufrido diversas modificaciones, aunque tampoco han alterado demasiado su fisionomía.

PASEO DEL ESPOLÓN NUEVO
El paseo del Espolón nuevo se encontraba en el actual Paseo de Isabel la Católica.

PLAZA MAYOR (Vista de unas casas)

UNIVERSIDAD. FACHADA BARROCA
Nada que comentar respecto a la fachada barroca, y aledaños, de la Universidad, pues se conserva intacto. Por suerte sobrevivió a la furia de la piqueta de comienzos del siglo XX.

MONASTERIO DE SAN BENITO EL REAL
En el dibujo podemos ver que la fachada de la iglesia poseía otra altura, con campanario incluido, que estaría realizada en ladrillo. Desconozco que será el bloque con tejado que hay sobre el campanario, puesto que en dibujos antiguos eso no aparece reflejado. Quizás sea una licencia que se tomó Ventura Pérez.

SI TE INTERESÓ ESTA ENTRADA, CONTINÚA EN:
DIBUJOS DE MONUMENTOS VALLISOLETANOS I
DIBUJOS DE MONUMENTOS VALLISOLETANOS II


BIBLIOGRAFÍA
  • FERNÁNDEZ DEL HOYO, María Antonia: Desarrollo urbano y proceso histórico del Campo Grande de Valladolid, Ayuntamiento de Valladolid, Valladolid, 1981
  • FERNÁNDEZ DEL HOYO, María Antonia: Conventos desaparecidos de Valladolid: patrimonio perdido, Ayuntamiento de Valladolid, Valladolid, 1998
  • MARTÍN GONZÁLEZ, Juan José: “Dibujos de monumentos antiguos vallisoletanos”, B.S.A.A., tomo XIX, 1952-1953, pp. 23-47