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jueves, 20 de octubre de 2022

Eduardo García Benito (1891-1981), un pintor, dibujante e ilustrador de moda vallisoletano en Vanity Fair y Vogue

 

El pintor Eduardo García Benito (1891-1981) fue uno de los más reputados y exquisitos representantes del Art Déco. Nacido en Valladolid, se formó en su Escuela de Bellas Artes y Oficios y, después, en la Academia de San Fernando de Madrid. Pensionado por el Ayuntamiento de Valladolid marchó en 1912 a París, ciudad en la que se relacionó con los grandes maestros del momento (Pablo Gargallo, Julio González, Pablo Picasso, Juan Gris, Raoul Dufy o Amedeo Modigliani). El conocimiento de las diversas vanguardias que se iban sucediendo (Fauvismo, Cubismo, Futurismo, Expresionismo) le llevó a desarrollar un estilo ecléctico al que sumó elementos personales.

El periodo de entreguerras, los Felices años veinte, fue el periodo en el que alcanzó la cima de su carrera, en gran parte debido a su descubrimiento por parte del célebre modisto francés Paul Poiret (1879-1944) –al que retrató junto con su mujer en 1921–, que atrajo hacia su empresa a los mejores dibujantes estilistas de la época. Poiret, que había introducido cambios revolucionarios en la vestimenta femenina para ponerla de acuerdo con las necesidades del momento, comenzó protegerle y le introdujo en el sofisticado y elegante mundo de las publicaciones y revistas internacionales de moda de París y Nueva York: Fémina y la Gazette du Bon Ton de París y Vanity Fair y Vogue de Nueva York. 

Candee (1929)
Anuncio de Cadillac (1934)

Cuando Condè Nast (1873-1942) asumió el control de la Gazette du Bon Ton, contrató a una serie de ilustradores, entre los que se encontraba Benito –que es como gustaba firmar a nuestro artista–, al que el propio Nast llegó a calificar como el más talentoso de todos. También pertenecían a Nast Vanity Fair y Vogue, sin lugar a duda las publicaciones de moda más influyentes y de la lectura obligatoria para la élite durante casi una centuria, para las cuales realizó más de 100 portadas entre 1921-1940, además de exquisitas ilustraciones y figurines. Para Vogue creó llamativas portadas en las que combinaba de forma impactante la geometría con contrastes de color.

Su estilo quedó definido en 1925. Desde entonces sus dibujos para estas revistas destacaron por la perfección de la línea y de las rectas, el equilibrio de las proporciones y la armonía del conjunto. Sus personajes serán austeros, estilizados, geométricos y elegantes, de estructura cristalina y rostros esculturales y cubistas, características todas ellas que contribuyeron de forma decisiva a la formación y difusión del Art Déco.

En la vestimenta del momento se tendía hacia la habitabilidad interna, y es precisamente eso lo que observaremos en los dibujos y bocetos de Benito: imágenes livianas en busca de una mujer en proceso de liberación –se suprimieron los antiguos corsés y fajas ballenas–, que crearon esa imagen lánguida y estilizada que encajaba a la perfección con la atmósfera de sofisticación y frivolidad de la época. Sobre la aportación de Benito al mundo de la moda de los años veinte es bien significativo el artículo que le dedicó el escritor Francisco de Cossío en el periódico El Norte de Castilla en su ejemplar del 30 de agosto de 1929. En él se puede leer: “¿Hasta qué punto la moda constituye un arte superficial? García Benito halla en la gracia de la mujer elegante la mejor inspiración para sus creaciones. Siendo, en cierto modo, un auxiliar de los grandes modistos, él sabe elevar la categoría de su arte conquistando las portadas de las mejores revistas de elegancias del mundo. El maniquí moderno, estilizado, brillante de oro y plata, que nos trae el recuerdo de los ídolos orientales, es obra suya. Crea para la mujer, no solamente telas y colores, sino actitudes, sonrisas, posturas, ritmos… A los dibujos de García Benito acuden las mujeres elegantes para aprender el secreto de sugestión de la elegancia moderna…”.

Antes del paseillo. Tres toreros (1954)
Arlequín (1920)
Maja (ca.1965-1970)
Nature morte

Desde 1923 residirá alternativamente en París y Nueva York, para ya en 1958 regresar a su ciudad natal y dar por acabado su ciclo artístico más original, si bien continuó pintando y trabajando. De la importancia que llegó a alcanzar nuestro artista habla bien el hecho de que el Congreso de los Estados Unidos, en sesión del 8 de febrero de 1974, votara una moción de felicitación a Benito por su labor cultural en aquel país.


BIBLIOGRAFÍA

GIL MARTÍNEZ, José María: “Eduardo García Benito. El vallisoletano que ilustró el Art Déco”, Read & Made. Revista de la Reunión Universitaria Artística “Reunart”, Nº 8, 2020, pp. 76-85.

ORTEGA COCA, María Teresa: Eduardo García Benito, Diputación de Valladolid, 1979.