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sábado, 25 de febrero de 2012

INVERSIÓN VIII. Monumento al IV Centenario de la ciudad de Valladolid

El Monumento al IV Centenario de la ciudad de Valladolid, también llamado Inversión VIII, es una escultura gigante realizada por el escultor salmantino Ángel Mateos Bernal en 1999
A finales de 1997, la Corporación Municipal vallisoletana promovió, con motivo de las obras de urbanización del aparcamiento de la Feria de Muestras situado junto a la Avenida de Salamanca, la instalación de una escultura conmemorativa del IV Centenario de la ciudad de Valladolid, homenaje también a la autonomía castellano-leonesa.

La autoría del monumento, como ya se ha dicho, corresponde a uno de los escultores más coherentes y personales del panorama artístico español de la actualidad, el salmantino Ángel Mateo (1931, Villavieja de Yeltes). A lo largo de una brillante trayectoria, plena de trabajos, exposiciones y galardones (Premio en el Concurso Internacional de Autopistas del Mediterráneo en 19743 por su dolmen La Edad del Hormigón), Mateos ha sabido imprimir en su obra rigurosa criterios estéticos a los que siempre se ha mantenido fiel.
Tales criterios se patentizan en esta obra, quizá de las pocas que en el maremágnum escultórico del Valladolid reciente presente una estrecha relación con un concepto de monumento modernamente entendido.

Huye Mateos en todo momento de la escultura tradicional concebida como elemento ornamental o aditivo de la arquitectura. La búsqueda de la belleza queda materializada en volúmenes espaciales, en puras formas constructivas de normativa geométrica acordes con la línea neoplástica y constructivista, cuya abstracción, como señala el propio artista: “no lo es tal en su esencia intrínseca”, sino “que es tan natural como toda forma creada por la naturaleza”.
En este sentido, estas formas esenciales elaboradas por Mateos como serie o variante de una misma idea (prismas, menhires, dólmenes, pórticos, etc.) adquieren el mismo orden rítmico y constructivo propio de la naturaleza.
El artista supedita su creación, por tanto, a la armonía y proporción naturales de las partes con el “todo” en el que la escultura se concibe. Bagaje clásico pero actual al tiempo, por la utilización asidua del hormigón, material bien conocido por Mateos desde su infancia, que le permite obtener con facilidad entidades y proporciones monumentales, gigantes en este caso, para un monumento que, no obstante, llega a mantener un fructífero diálogo con el paisaje urbano que lo rodea en una visión arquitectónica del espacio.


El Monumento al IV Centenario de la Ciudad de Valladolid corresponde a una pequeña pieza realizada por Mateos en 1976-1977, última de una serie de ocho denominada Inversiones, cuyas proporciones originales son de 60 por 60 por 30 centímetro. Dicha serie supone en la producción de Mateos una vuelta a la verticalidad y a la simplificación formal y conceptual respecto a trabajos anteriores, con volúmenes entre el menhir y el volumen donde resalta la textura del encofrado, resuelto éste mediante un nuevo procedimiento de aireación.


BIBLIOGRAFÍA
  • CANO DE GARDOQUI, José Luis; La escultura pública en la ciudad de Valladolid, Universidad de Valladolid, 2000

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