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martes, 10 de mayo de 2011

ICONOGRAFÍA DE SAN PEDRO REGALADO: La "Traslación" de San Pedro Regalado en el arte


Esta semana, concretamente el día 13, se celebra el día de San Pedro Regalado, patrón de Valladolid, por ello quiero dedicar este espacio a un grupo escultórico que si bien no se halla en Valladolid, ni en su provincia, lo que le relaciona con este blog es la paterna vallisoletana de la obra. Se trata del grupo de la "Traslación de San Pedro Regalado", realizado con casi total seguridad por el escultor vallisoletano Juan de Ávila, hacia el año 1690, para el Convento del Domus Dei en la localidad burgalesa de La Aguilera. Este convento es en el que fueron enterrados los restos de San Pedro Regalado.
El 24 de julio de 1683 se beatifica a San Pedro Regalado, con lo cual se desarrolla un culto a su persona y además una iconografía , y eso que desde hacía ya tiempo se le representaba pictóricamente.
Cuando se obtuvo dicha beatificación los responsables del convento del Domus Dei decidieron construir una capilla en donde se le venerara. A pesar de que el convento existía desde 1404, y de que hubo un gran incremento en cuanto a fieles a raíz de la construcción del sepulcro del Regalado por parte de Isabel la Católica, fue en 1683 cuando se construyó la capilla mayor y el camarín. La construcción tendrá lugar entre 1683 y 1691, la primera de las fechas coincide con la beatificación del santo, por lo cual no cabe dudas del gran impulso que ésta le dió. El P. Simón García, obispo de Tuy y Oviedo, que había sido guardián de “Domus Dei” costeó una nueva capilla de forma ochavada a la que se añade hacia oriente un camarín de forma trebolada. Al P. Simón García hay que sumar la cantidad aportada por D. Isidro López de Zúñiga, sexto duque de Peñaranda, que fueron 4000 ducados.
Las obras arquitectónica se terminaron en 1686, para 1691 se adornó la capilla con los altares y retablos. Los retablos son tres, no se conoce con seguridad la autoría de ellos ni de las esculturas que se encuentran en ellos, lo que es claro es que son de procedencia vallisoletana pues alguno de sus elementos como los entablamentos, las ménsulas del friso y repisas de los soportes, recuerdan las creaciones de Francisco de Billota. Los retablos laterales están puestos bajo las advocaciones de San José con el Niño y el opuesto a San Antonio de Padua con el Niño. Estos retablos constan de banco, cuerpo principal y remate. El fuste se decora con tallos y racimos de uva y apoyan en cartelas de hojarasca. El entablamento esta partido y el friso se encuentra decorado con ménsulas. El retablo mayor de la capilla se dedica como no podía ser de otra forma a San Pedro Regalado. Aparte de esto se colocaron cuadros con escenas de la vida del santo y efigies de bienaventuradas de la Orden seráfica. En el camarín se sitúan tres cuadros: el central representa la veneración de Felipe IV a una reliquia del santo con ocasión de estar enfermo en Aranda de Duero; el de la derecha la caridad de Regalado dando pan a un anciano, y el de la izquierda a la reina Isabel recogiendo la sangre que brotó del brazo del santo cuando le cortaron una mano por ella solicitada.

Retomando el retablo de San Pedro, señalar que lleva tres columnas salomónicas a cada lado, que se van retrasando según se van acercando al grupo escultórico. Debajo de cada grupo de columnas se sitúa una puerta para el acceso al camarín, y debajo de las esculturas se sitúa el altar. El ático se cierra en forma semicircular, en cuyo remate se sitúa la corona ducal sobre el escudo de los Zúñiga. La parte central del retablo está calada, permitiendo que la luz entre en el camarín.
El grupo escultórico de la “Traslación de San Pedro” está atribuido por Martín González y García Vega al dicho Juan de Ávila. El grupo sigue el modelo de una estampa, obra de Marcos Orozco, un grabador madrileño que realizó portadas de libros, retratos y también estampas de devoción. A Orozco se le encomendó la realización de la plancha del grabado el mismo en 1684, mismo año de la beatificación del santo. El grabado reza en una inscripción al pie del mismo: “S. Pedro Regalado natural de Valladolid siendo Custodio Prelado de los dos Santuarios de Domus Dei de la Aguilera y Scalacoeli del Abrojo distantes catorce leguas se allo diversas veces a tener capítulo y Maytines de entrambos Convtos en menos de una hora”. En el grabado se le representa viajando por los aires, transportado por dos ángeles desde el convento del Abrojo hasta el de la Aguilera. Al fondo en un rompimiento de gloria, muy propio del barroco, aparece contemplando la escena la Virgen.
Al igual que el modelo general fue dado por éste grabado, se supone que el modelo escultórico sería éste esculpido por Juan de Ávila para de La Aguilera. San Pedro Regalado aparece vestido con el hábito franciscano, pero concretamente con el de los Menores de la Observancia, que era de paño tosco grisáceo, y que disponía de un manto corto sobre los hombros. Lleva sandalias, pese a que en su hagiografía se hablaba de que iba descalzo, el significado de que lleve sandalias equivale a la descalcez, además de esto, apareció con ellas en su enterramiento.

De la fisionomía hay que señalar que no es la verdadera, pues no hay descripciones coetáneas, sino que el arte lo caracteriza de una determinada forma. Aparece representado calvo, con un rostro blando, enjuto, con gran número de arrugas en el rostro. La enjutez de su rostro se debe a la austeridad que profesaba, esto según Ordax era una característica de la reforma villacreciana, y coincide con otro austero franciscano, San Pedro de Alcántara. Aparte de su caracterización fisionómica, aparece con una serie de atributos. En la mano derecha porta un bastón, propio de su faceta de caminante, pues en su hagiografía aparece en muchas ocasiones caminando. En la mano izquierda sujeta un libro cerrado, que podría tratarse de un breviario o libro de oraciones, aunque también podría ser un libro de “Constituciones”, pues hay autores que erróneamente le tratan como “fundador de los conventos de Domus Dei de Aguilera, y Scala Coeli del Abroxo, primeros santuarios de Observancia en España” o incluso “Ristauratore della primitiua Osseruanza della Serafica Regola in Spagna”. Otro atributo que aparece, pero que no lleva el santo en primera persona sino que lo porta uno de los angelitos es el sombrero de ala ancha, normalmente este atributo lo suele llevar colgado del cuello o cayendo sobre la espalda.
San Pedro aparece por los aires, transportado por dos ángeles y otros dos a sus pies que hacen como de trono. Es curiosa la forma en que los ángeles que le transporta le agarran con un brazo por la espalda. La escena la completan seis ángeles, tres a cada lado, y uno de ellos el que porta el sombrero, que en diferentes escenas ayudan a dar riqueza a la representación. Este tema se corresponde con el efectismo que se dio en el barroco, en el que también se dieron glorias y rompimientos de cielo, los ángeles se ven convertidos en trono, como en ocasiones ocurre con la Asunción de la Virgen, o con las ascensiones de otros santos. El conjunto tiene múltiples puntos de vista, gracias a la diversidad de las actitudes de los personajes hace que la composición tenga un gran equilibrio. Policromía plana, con motivos a punta de pincel. Las figuras son elegantes y proporcionadas, se encuentran envueltas en paños blandos y pesados. El rostro de San Pedro está tratado mórbidamente, acusando bien las calidades de la piel, y concretamente las arrugas tanto del cuello como de los laterales de la boca. Pliegues suaves que van constituyéndose en unas líneas paralelas que se adhieren al cuerpo.
Los dos ángeles que sujetan al santo visten una larga túnica, abierta desde las rodillas, por encima una sobretúnica. La cara de ambos tiene ciertas concomitancias con otras obras de Ávila, al igual que los rizos que forman la cabellera, los cuales les hemos visto en multitud de obras de Ávila tanto documentadas como atribuidas. Tienen las alas extendidas, los pliegues de las vestiduras captan a la perfección el movimiento, agitándose con mayor intensidad en sus partes bajas.
A modo de apéndice señalar que aquí en la ciudad en la que nació también tenemos numerosas representaciones del santo, tanto pictóricas como escultóricas, y no sólo de este pasaje de su vida, sino de otros como el Milagro del pan al pobre, etc... Me gustaría destacar para concluir dos obras referentes a este hecho de la Traslación del Santo, se trata de dos representaciones escultóricas:
La primera se encuentra en la capilla de San Pedro Regalado de la iglesia del Salvador de Valladolid. Es una obra atribuida, con casi total seguridad, a Pedro de Ávila (hijo del anteriormente citado Juan de Ávila). La realizaría hacia el año de 1709, fecha en la que un devoto se dirigió a dicha parroquia para “hacer a su costa un San Pedro Regalado como está en el Convento de la Aguilera”. Es evidente la cercanía formal de ambos grupos, sobretodo si nos fijamos en los rostros de los angelotes.

La otra representación, de la que apenas tengo información se ubica en una de las hornacinas del coro del Convento de Santa Clara de Valladolid, se trata de un grupo de pequeño tamaño, no llega a los 30 cm, aunque a peser del pequeño tamaño vemos que el patrón compositivo es el mismo que las dos piezas anteriormente citadas.


BIBLIOGRAFÍA
  • ANDRÉS ORDAX, Salvador: Iconografía de San Pedro Regalado, Junta de Castilla y León. Consejería de Cultura y Bienestar Social, Valladolid, 1991.
  • BURRIEZA SÁNCHEZ, Javier (coord.): La Ciudad del Regalado, Ayuntamiento de Valladolid, Valladolid, 2004.
  • EGIDO, Teófanes: San Pedro Regalado. Patrón de Valladolid, Obra Cultural de la Caja de Ahorros Popular, Valladolid, 1983.
  • GARCÍA VEGA, Blanca: “Estampas de imágenes vallisoletanas”, Boletín del Seminario de Arte y Arquitectura, t. LI, Valladolid, 1987, pp. 393-410.
  • MUÑOZ JIMENEZ, José Miguel: “Barroco y Peregrinación: El Santuario de San Pedro Regalado en La Aguilera (Burgos), Goya: Revista de Arte, nº 228, Madrid, 1992, pp. 332-333.
  • URREA FERNÁNDEZ, Jesús: “La escultura barroca en la comarca de Aranda de Duero: Dueros del Barroco”, Biblioteca Estudio e Investigación, nº 19, Ayuntamiento de Aranda, Aranda de Duero, 2004.
  • ZAPARAÍN YÁÑEZ, María José: Desarrollo artístico de la comarca arandina: siglos XVII y XVIII, Excma. Diputación de Burgos e Ilustre Ayuntamiento de Aranda de Duero, Burgos, 2002.

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