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domingo, 20 de octubre de 2013

El sepulcro del diácono Diego González del Barco en Villalón de Campos (Juan de Juni, ca. 1536-1537)


En la recientemente restaurada iglesia parroquial de San Miguel de Villalón encontramos el único sepulcro labrado por Juni en que se ha conservado la representación del difunto, a pesar de que realizó otros muchos, la mayoría de ellos desaparecidos.
El sepulcro (1,99 x 1,72 m.), realizado en piedra caliza hacia 1536-1537, es de tipo pared aunque carece de arcosolio u otro marco arquitectónico, quizá como consecuencia de las reformas realizadas en  el siglo XVIII en la iglesia mudéjar. El 12 de diciembre de 1526 el Canónigo Diego González del Barco firma en León la escritura de compra y dotación de una capilla, "que edifica" en la nave "siniestra, junto al altar mayor, en el crucero" que llevaría la advocación de Nuestra Señora del Pópulo, fundando también una capellanía. Fallecería diez años más tarde según se lee bajo el bulto yacente.

La estructura del sepulcro es alta dividida en dos cuerpos. La urna funeraria se concibe como un elevado pedestal, dispuesta entre pilastras adornadas con grutescos, en cuyo frente dos niños sujetan, con desenfadadas actitudes y dinámicas posturas, las armas del canónigo; están tratados con relieve muy abultado, igual que los elementos vegetales que los acompañan. Sobre este primer cuerpo se dispone la cama, en cuyo frente figura la inscripción: "Aquí yaze el reverendo Diego González del Barco canónigo que fue de León, el cual fundó y dotó esta capilla de sus propios bienes. Falleció desta presente vida a catorze días del mes de octubre anno del Señor de MD y XXX y seis años", escoltada por otros dos putti, de forzadas posturas. El diseño de todo el conjunto y su ornamentación responden claramente a modelos cuatrocentistas italianos, sin que el manierismo haya hecho su aparición.

El bulto yacente, que viste sobrio traje coral y se cubre con bonete, se apoya sobre dos almohadas y tiene las manos juntas en ademán de orar, apoyando sus pies en un perro que dormita. La enorme verosimilitud del rostro hace pensar en una mascarilla mortuoria -Juni vivía en León en 1536- y la blandura del modelado del rostro en que se utilizara previamente un modelo de barro, material que el escultor empleaba por entonces.


BIBLIOGRAFÍA
  • FERNÁNDEZ DEL HOYO, María Antonia: Juni de Juni, escultor, Universidad de Valladolid, Valladolid, 2012.

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