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viernes, 13 de marzo de 2015

EXPOSICIÓN: BALTASAR LOBO EN LAS CORTES DE CASTILLA Y LEÓN


Entre el 20 de febrero y el 20 de marzo de este año de 2015 se encuentra expuesta en el vestíbulo principal de las Cortes de Castilla y León una preciosa muestra en homenaje al escultor zamorano de Cerecinos de Campos, Baltasar Lobo (1910-1993), se enmarca dentro de los actos conmemorativos del 32 aniversario del Estatuto de Autonomía. La exposición reúne una selección de 16 esculturas, propiedad del Ayuntamiento de Zamora, y a través de ellas se pretende transmitir al visitante las claves esenciales de la evolución artística del escultor zamorano, galardonado con el Premio Castilla y León de las Artes en el año 1985, acercando su obra a todos los ciudadanos y divulgando su figura artística.
La exposición "Baltasar Lobo en las Cortes de Castilla y León" está integrada por quince esculturas de pequeño tamaño, realizadas en bronce con diferentes pátinas de colores en tonos negros, marrones, verdes o incluso dorados. A ellas se suman tres obras gráficas y otra escultura de gran formato, con más de un metro de alta, titulada por el de Cerecinos Mujer sentada con manos cruzadas, y realizada en 1973. Esta última permanecerá en el hall de las Cortes durante el próximo año, gracias al acuerdo de cesión alcanzado entre el Parlamento y la Fundación Baltasar Lobo.
Desde aquí os recomiendo fervientemente su visita ya que se trata de uno de los escultores castellano y leoneses más universales. Enhorabuena a las Cortes por obsequiarnos con tan grata exposición. Los textos han sido transcritos de los paneles de la exposición, salvo la biografía que ha sido obtenida de Wikipedia

Situación de las Cortes de Castilla y León
Diferentes vistas de la exposición
“La contribución de Baltasar Lobo a la historia de la escultura se inscribe en la estela de la innovación introducida por los escultores de las vanguardias históricas. Como ellos, rehabilita una técnica milenaria, la talla directa, consiguiendo unas superficies impecablemente lisas, plenas y densas”. María Bolaños
 
La cuna (1947). Bronce y pátina negra. 14 x 21 x 12 cm.
Mujer peinándose (1944). Bronce, pátina dorada. 23 x 13 x 11 cm.
Mujer con cabeza de muerto (1942). Bronce, pátina verde. 33 x 15 x 13 cm.
"De su actividad artística en los años iniciales sólo conocemos su obra como ilustrador y dibujante. Lobo se atiene al realismo social que impera en el arte militante de los años treinta mezclado con un clasicismo templado.
En 1939 Baltasar Lobo emprende el camino del exilio hacia París. En los años de guerra se gesta lo esencial de su universo plástico a medida que va dando cuerpo a una obra personal muy fecunda que llama la atención por su sabiduría técnica y por la gracia de su rudeza, a las que se añadía un aire de primitivismo muy moderno.
El fin de la II Guerra Mundial supone el punto de partida de su maduración como escultor. El tema de la Maternidad lo abordará en exclusiva hasta 1957. Entre 1956 y 1966 su trabajo se orienta en una nueva dirección, más radical, depurada y abstracta, para representar la vida elemental y embrionaria (Cabeza de gitana, El Despertar, Pájaro herido), y donde se deja sentir la confluencia con la mejor escultor europea del momento.
La expresión más personal y constante de su universo artístico lo constituyen sus torsos y desnudos femeninos que indagó en todos sus gestos, registros, materiales y posturas, en particular entre 1965 y 1980. Años en que crea ciclos espléndidos por su delicada esencialidad y su audacia formal –la Mujer peinándose, la Bañista, el Torso–. Este tema se combina con su predilección por el mundo de los mitos clásicos –Centauresa, Leda, Minotauro– producto de una comprensión del cuerpo donde la naturaleza recupera su vitalidad animal perdida.
En las décadas finales, se acentúa en su obra una disociación temática: el vuelo y el sueño. Esto se plasma en nuevas series dedicadas bien al motivo de la elevación y el impulso ascendente, como en el ciclo de Cara al viento, o bien trata el tema de la quietud y el ensimismamiento, el mundo estático de las durmientes, como en las bañistas de En la arena, explorado en los últimos años de su vida". María Bolaños

Cabeza de toro sobre zócalo mediano (1981). Bronce, pátina negra. 45 x 28 x 25 cm.

BIOGRAFÍA
Baltasar Lobo fue uno de los artistas que contribuyó al proyecto de la Ciudad Universitaria de Caracas e hizo las ilustraciones para la traducción inglesa de la obra Platero y yo de Juan Ramón Jiménez. En 1984, fue galardonado con el Premio Nacional de Artes Plásticas de España.
La vida, del que se iba a convertir en el escultor zamorano de mayor renombre internacional en el siglo XX, arranca un 22 de febrero de 1910 en el seno de una familia humilde de Cerecinos de Campos, Zamora. Ya desde la infancia, su espontánea habilidad para el dibujo y el modelado, así como su temprana y decidida vocación artística, dirigieron sus pasos por el camino de la escultura. Con 12 años entró como aprendiz en el taller del escultor-imaginero Ramón Núñez en Valladolid, a la vez que se iniciaba como modelador en la Escuela de Artes y Oficios. Gracias a una beca en 1927 puede continuar su formación en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando en Madrid, donde también pudo asistir a las clases de Círculo de Bellas Artes, especializándose en la talla directa de la madera y el mármol. Durante estos años descubre con admiración la obra de los grandes artistas españoles del momento, Picasso, Dalí, Miró o Gargallo entre otros.


En 1934 su esposa Mercedes Composada Guillén, Lucía Sánchez Saornil y Amparo Poch y Gascón fundaron la revista Mujeres Libres, que era portavoz de la Federación Mujeres Libres, en pro de la liberación de la mujer obrera. Era una revista para mujeres y escrita por mujeres. Vetó la colaboración de hombres, a excepción del artista Baltasar Lobo, que era ilustrador y maquetista de la publicación.
Durante la Guerra Civil en el bando republicano se apasiona por las ideas anarquistas, adhiriéndose a la CNT y dibuja para numerosas publicaciones ácratas de la época. Al final de la guerra en 1939 se exilia junto a su esposa. Se mueven por varias ciudades francesas hasta fijar definitivamente su residencia en París. Allí entabla pronto amistad con Pablo Picasso y el escultor Henri Laurens, en cuyo taller trabajará unos años y de quién tomará su interés por simplificar las formas, su afición por los volúmenes curvilíneos, así como su concepto de estructuración poscubista de la escultura.
Durante la década de los 40 va a ir perfilando su estilo, empezará con una figuración muy simplificada en relación con las formas populares y con un cierto carácter arcaico, casos de Ídolo (1941) y Campesina (1942); para continuar por caminos de creciente abstracción y depuración de las formas. Su deseo por indagar en el desnudo femenino se traducirá en una iconografía repleta de “bañistas” y “maternidades” y más tarde en los centauros y las ninfas. Así, a partir de los años 50 veremos un Lobo ya maduro con un lenguaje propio e inequívoco que aúna en sus esculturas la rotundidad de volúmenes con una gran perfección en el modelado de las formas, especialmente elocuente en las piezas realizadas en mármol y bronce pulidos, en las que el escultor aprovecha la plasticidad táctil y luminosa del material hasta obtener obras radiantes, dotadas de una bellísima y oscilante transparencia interior. Ejemplos de esta época son: Levante (1962), Al Sol (1970).


El sentido monumental de su obra alcanzará su plenitud con 2 esculturas urbanas basadas en desnudos masculinos: A los españoles muertos por la libertad (1948), monumento en piedra que se levanta en Annecy y El homenaje al poeta León Felipe (1983), bronce que encontramos en Zamora.
Desde muy pronto, a diferencia de lo que le pasaría en España, la obra de Lobo fue objeto de una importante difusión dentro de Francia recorriendo también galerías y museos de ciudades como Praga, Bruselas, Luxemburgo, Zúrich, Caracas o Tokio, lo que le otorgará desde los años 70 un lugar destacado dentro de la escultura contemporánea europea.
Hasta 1960, en que el Museo de Arte Contemporáneo de Madrid le organiza una retrospectiva, el escultor zamorano no pudo reencontrarse con su público, para el que había pasado demasiado tiempo desapercibido. Posteriormente la Galería Theo seguiría de cerca la trayectoria del artista. Por medio de Benjamín Palencia conoce, hacia 1970, al poeta y emprendedor en el mármol Francisco Pastor, quien le ofrece la oportunidad de trabajar el mármol rojo de Alicante en sus talleres de Novelda, en donde pasa largas temporadas durante años y realiza parte de su producción.

Mujer sentada con las manos cruzadas (1973). Bronce

Su reconocimiento internacional se tradujo también en numerosos premios y distinciones como el Premio André Susse de Escultura (1958), el Premio Jacques Lenchener (1974), el Premio Oficial de las Artes y las Letras (Francia, 1981), la Orden Andrés Bello del Gobierno de Venezuela (1989) y la Medalla de Oro Susse Fréres Fondeul. Los galardones en España llegarían necesariamente tras el cambio político: el Premio Nacional de Artes Plásticas de 1984 y el Premio de Castilla y León de las Artes de 1985.
En la década de los 80 afortunadamente se estrecharon sus lazos con la tierra que le vio nacer y que él nunca quiso olvidar, así en 1984 podrá celebrar su primera exposición en Zamora y, dos años después, la VIII Bienal de esta ciudad, le dedicará una sala especial en homenaje a su fructífera trayectoria artística. Por desgracia la muerte le sorprenderá en París a los 83 años cuando estaba preparando, en colaboración con diversas entidades públicas y financieras, un ambicioso proyecto museográfico para la exhibición y estudio de su obra en la capital zamorana.

Madre e hijo (1947). Bronce, pátina dorada. 46,5 x 37,5 x 15,5 cm.
Niño caminando (1958). Bronce, pátina verde oscuro. 30 x 18 x 11 cm.
Madre con el hijo
Courseulles sur sode (1964). Bronce, pátina marrón-verde. 41,5 x 32,5 x 16 cm.

SEMBLANZAS
"Las obras de Baltasar Lobo tienen tanta solidez conceptual y tal perfección técnica que parece que en un instante pueden recobrar la vida. Al contemplarlas, imaginamos que los niños van a volar lejos de los brazos de su madre sin que ellas puedan impedirlo, que las bailarinas volverán a danzar de inmediato hasta la extenuación, y que las mujeres deslizarán su peine entre los cabellos hasta alcanzar la cintura". Francisco Somoza.
"La obra creada por Lobo, desarrollada  lo largo de casi cincuenta años, sin apenas giros de estilo ni cambios importantes, limitada a un repertorio muy restringido de temas, representa en la historia del arte un punto de vista muy singular, que combina la ruptura con las soluciones del pasado –y el rechazo a toda fidelidad anatómica y al canon clásico– con un organicismo muy moderno, empeñado en la representación de la vida a través de sus signos elementales". María Bolaños.
"Baltasar Lobo trabajó y creó. Vivió su sueño de ser escultor. Nunca murió. Los grandes creadores nunca mueren. Su obra les pervive y en ella sobrevive no solo el espíritu de quien la creó, sino toda la enseñanza de su proceso creativo. Proceso que tiene la obligación de trasmitir a los demás. Quien guarda esa obra o es depositario de ella, tiene la obligación moral de hacerla viva, de difundirla. En la obra de Lobo está guardado el poso artístico de futuras generaciones". Ricardo Flecha.
 
Danzante (h. 1970). Bronce, pátina verde. 46 x 13,5 x 13,5 cm.
Stella (1972). Bronce, pátina dorada. 70 x 33 x 16 cm.
Centauro muriendo (1978). Bronce, pátina verde-negra. 27 x 36 x 17 cm.
Torso de centauro (1979). Bronce, pátina negra. 31 x 27 x 12 cm.
Figura naciente (1973). Bronce, pátina marrón oscuro. 21 x 28 x 12 cm.

RESUMEN BIOGRÁFICO
1910. Nace en Cerecinos de Campos (Zamora) el día 22 de febrero.
1921. Estudia en la Escuela Cervantes de Benavente, donde aprende dibujo.
1922. Trabaja como aprendiz en el taller de escultura popular religiosa de Ramón Núñez en Valladolid, y asiste a los cursos de modelado que se imparten en el Museo de Bellas Artes de Valladolid.
1927. Le conceden una beca para le Escuela de San Fernando de Madrid, pero abandona los estudios a los tres meses y pierde la beca. Asiste a cursos nocturnos de dibujo en la Escuela de Artes y Oficios, y frecuente el Museo Arqueológico donde descubre el arte ibérico.
1929. Se entusiasma con Picasso, Gallardo, Dalí, Miró y Bores, entre otros, en una importante exposición de arte contemporáneo realizada en Madrid.
1936-1938. Estalla la Guerra Civil. Su padre muere en un bombardeo, que destruye además el taller del artista. Lobo se mantiene leal a la legalidad republicana, en cuyo bando lucha, y dibuja en revistas anarquistas. Se casa con Mercedes Comaposada Guillén.
1939 Se refugia con su mujer en París, instalándose en Montparnasse, en el taller abandonado por Naum Gabo. Inicia su amistad con Henri Laurens y conoce a Picasso. Por entonces su obra recibe las influencias de Constantin Brancusi y Jean Arp, escultores cubistas.
1945. Participa en una exposición celebrada en la Galería Vêndome de París, Maestros de Arte Contemporáneo, junto a Matisse, Leger, Picasso, Laurens, Bonnard y Utrillo.

Brisa (1978). Bronce, pátina negra. 41 x 10 x 9 cm.
Mujer peinándose (1981). Brónce, pátina verde ocuro. 28 x 12 x 14,5 cm.
Maternidad (1958). Lápiz y gouache
1946-1951 Participa en exposiciones de escultura contemporánea celebradas en Praga, Oslo, Bruselas, Toulouse, París, Estocolmo y en el Salón de la Jeune Sculpture de París.
1951 El arquitecto Carlos Raúl Villanueva le encarga la escultura Maternidad para la Universidad Central de Venezuela, comenzando una estrecha relación con aquél país que mantendrá hasta su muerte.
1952-1993 Exposiciones colectivas en Tokio, París, Burdeos, Amberes, Estocolmo, Helsinki, Berlín, etc. Exposiciones individuales en París, Caracas, Madrid, Luxemburgo, Zúrich, Barcelona, Tokio, etc. Premios: Premio André Susse de Escultura (1958), Premio Jaques Lechener (1974), Premio Nacional de las Artes Plásticas (Madrid, 1984), Medalla de Oro de Castilla y León (1984), Orden Andrés Bello del Gobierno de Venezuela (1989) y la Medalla de Oro Susse Frères Fondeur.
1993. Muere en París a la edad de 83 años, siendo enterrado en el cementerio de Montparnasse.

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