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viernes, 8 de mayo de 2015

EL RETABLO MAYOR DE LA IGLESIA PARROQUIAL DE BERCERO. Un ejemplo de compañía entre ensambladores y escultores


Hoy trataremos sobre un buen retablo del siglo XVII, que tiene la particularidad de ser una obra de colaboración entre tres artistas: un ensamblador, Pablo de Freiría, y dos escultores, Francisco Díez de Tudanca y Juan Rodríguez; asimismo, es el conjunto de esculturas más completo conservado de Díez de Tudanca, escultor muy celebrado hace unas décadas, pero que según vamos conociendo obras suyas, su consideración va decreciendo. Quizás su mayor mérito fue el de instruir a dos grandes escultores: José Mayo y, sobre todo, Juan de Ávila, el gran maestro castellano del último cuarto del siglo XVII. Vayamos al grano:

El 31 de agosto de 1657 el ensamblador vallisoletano Pablo de Freiría, uno de los máximos representantes del retablo pre-churrigueresco, se concierta con “el licenciado Alonso Paramato beneficiado de preste de las iglesias del lugar de Bercero y Pedro del Valle mayordomos eclesiástico y seglar de dichas iglesias y los licenciados Martín García y Joseph Ramos cura y beneficiados de dichas iglesias” para realizar el retablo mayor para la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción debido a “la indecencia con que está la custodia del Santísimo Sacramento. Una vez sacada la obra a pregón Pablo de Freiría la dejó en 17.500 “y por no haber habido o quien hiciese baja en la dicha obra y retablo se remató en el susodicho”, comprometiéndose a darla finalizada en el mes de febrero del año 1660.


Un par de meses después, el 11 de octubre de 1657, el escultor Francisco Díez de Tudanca contrata, en compañía del también escultor Juan Rodríguez, la obra de escultura del retablo. Ya en la Visita de 1657 se mandaba hacer este retablo y para ello se encarga que se busquen “maestros peritos”. La obra iría a pregón. En la Visita del año siguiente se dice que el retablo antiguo “era de pinturas antiquísimas al presente se está haciendo un retablo de talla y pirámides enteras”. En 1687, ya estaba dorado. En 1725, se componía y se limpiaba. En 1755, lo desmontaron y volvieron a montar, para permitir las obras de embaldosado.

La traza es muy conservadora ya que se estamos hablando de un ensamblaje clasicista. El propio autor de la arquitectura indicaba que se debía hacer “conforme manda Viñola”, lo que indica la sujeción a modelos manieristas romanos, integrantes del mundo artístico del clasicismo vallisoletano. Se organiza mediante un banco que soporta el cuerpo principal formado; el segundo cuerpo se resuelve como ático. En el banco, relieves de medio bulto, dedicados a los Evangelistas, Santos Padres y otros santos. El cuerpo principal se organiza en tres calles, separadas por columnas de fuste estriado, que indican un orden gigante. En la calle central, hornacina rectangular, rodeada por marco de piedras y gallones, con escultura de la Asunción. En la calle del lado del Evangelio, esculturas de San Pedro y Santa Lucía. En la Epístola, San Pablo y Santa Catalina. En el ático, gran hornacina de medio punto, con el grupo del Calvario, coronado por el Padre Eterno y paloma del Espíritu Santo. Rematando las calles laterales, esculturas de San José y San Joaquín sobre pedestales.

San Pedro
Asunción
San Pablo
Santa Lucía
Santa Bárbara
Calvario
San José
San Joaquín
Padre Eterno
Conforme al contrato a Tudanca, corresponden los relieves de San Buenaventura, San Gregorio, San Juan Evangelista, San Mateo, San Lorenzo, San Francisco, Santa Bárbara y Santa Brígida. Igualmente las esculturas que ocupan el lado del Evangelio: San Pedro, Santa Lucía, San José, el Calvario y en el frontispicio el Padre Eterno y el Espíritu Santo. A Juan Rodríguez se deben los relieves que representan a Santo Domingo, San Antonio, San Ambrosio, San Agustín, Santa Polonia, San Blas, San Marcos y San Lucas; así como las esculturas del lado de la Epístola: San Pablo, Santa Catalina, San Joaquín y la Asunción de la hornacina central.

Francisco Díez de Tudanca y su esposa Francisca Ezquerra “mujer moradores al pasadizo de don Alonso”. Las tres figuras del Calvario debería de entregarlas para “quince días después de Pascua de Flores” del año próximo de 1658. Las de San Pedro, Santa Lucía y San José para el día de Todos los Santos de 1659. A costa de Tudanca correría asimismo el poner las esculturas “en los nichos y partes donde hubieren de estar y yo el dicho Francisco de Tudanca de asentar dichas figuras a la dicha iglesia”. Entre los testigos firmantes aparece el escultor Juan Rodríguez.

San Juan Evangelista
San Gregorio
¿Santa Polonia?
San Agustín
San Marcos
Santo Domingo
San Francisco de Asís
San Lucas
San Lorenzo
San Mateo
¿Santa Catalina?
A pesar de ser obra en colaboración la escultura mantiene una cierta unidad basada en la común medianía de sus autores que dificultaría, a no ser por la documentación hallada, la identificación de sus respectivas intervenciones. Lo más personal de Rodríguez es la Asunción del nicho central, con sus característicos pliegues zigzagueantes. El trabajo de Tudanca ofrece, aun dentro de su habitual tono, una línea de calidad superior respecto al resto de su obra conocida. El Calvario, si le pertenece, sería lo más interesante del conjunto. La obra muestra el estilo de dos maestros sumidos en el ambiente general de la escultura vallisoletana de su tiempo, orientado hacia el mantenimiento de los tipos y maneras de Gregorio Fernández, si bien con mayor movimiento de los plegados.

BIBLIOGRAFÍA
  • ARA GIL, Clementina Julia y PARRADO DEL OLMO, Jesús María: Catálogo Monumental de la provincia de Valladolid. Tomo XI. Antiguo partido judicial de Tordesillas, Diputación de Valladolid, Valladolid, 1980.
  • FERNÁNDEZ DEL HOYO, María Antonia: “El escultor vallisoletano Francisco Díez de Tudanca (1616 - ?)”, B.S.A.A., Tomo. L, 1984, pp. 371-388.

1 comentario:

  1. GRACIAS DE NUEVO UNA MIL VECES, LUIS Y FERNANDO: DESEO SABER si es posible, ¿QUE MISTERIO O RESPUESTA TIENE, LA FALTA DE UNA JAMBA O ADORNO, EN LA PARTE SUPERIOR DERECHA DEL PADRE ETERNO DEL ALTAR MATOR? Mucho he preguntado sobre ello y nadie me ha podido responder. UN SALUDO DE Isaías Dïez.

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