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domingo, 20 de septiembre de 2020

Exposición: "NADIA LEE COHEN. Not a retrospective"

 

Hasta el 8 de noviembre de 2020 pueden contemplase en la Sala de la Pasión la exposición “Not a Retrospective”, muestra en la que se recoge una selección de obras de la joven y prestigiosa fotógrafa británica, aunque residente en Estados Unidos, Nadia Lee Cohen (1991). Se trata de una exposición que no pasará desapercibida y que a muchos, estoy convencido, desagradará e incluso afrentará puesto que últimamente el mundo se está plagando de “ofendiditos”. Lee Cohen destaca como retratista, siendo sus principales inspiraciones el cine británico y estadounidense de los años 50, 60 y 70, destacando algunas películas como The Birds de Hitchcock, Blue Velvet de David Lynch, Gummo de Harmony Korine, Pink Flamingos de John Waters y The Shining de Stanley Kubrik.

En 2014, ganó un premio Better Lives del London College of Fashion, que le permitió viajar por la costa oeste de Estados Unidos y documentar una serie de imágenes que se mostraron en una exposición en la Victoria House Gallery en Londres. En ellas acentúa la glamorosa decadencia de los años 50 y 60 en Estados Unidos. A menudo, presenta humanos desnudos estereotipados que se convierten en personajes sobrenaturales de su "ficción visual". En 2015, Lee se graduó del London College of Fashion y realizó su segundo viaje a Estados Unidos para comenzar su serie personal 100 Naked Women como respuesta directa al aumento de la censura femenina en línea. Lee selecciona cuidadosamente a las mujeres para presentarlas, escenifica escenas y construye narrativas para que cada niña represente el personaje que ha imaginado previamente. Las pocas imágenes que se han publicado de la serie de mujeres desnudas han despertado un gran interés entre numerosas publicaciones. Juxtapoz los describe como: "bellamente pulidos y conceptualmente convincentes"; mientras que el Huffington Post y la revista New York Magazine los describen como influenciados por el trabajo de Cindy Sherman.

Por entonces su relación con Estados Unidos ya estaba más que consolidada, es por ello que diría: “Estoy magnéticamente atraída por América; es el único sitio que me estimula y me repela al mismo tiempo de la manera más encantadora”.

A continuación inserto el texto que figura en a la entrada de la exposición y en la que se explica de manera más pormenorizada el contenido de la misma:

Mimi (2014)
Maisie (2015)
Jessica (2017)
Pigeon (2016)
Pink Flamingos 1973 (2016)

Nadia Lee Cohen es una fotógrafa, cineasta y artista de autorretrato inglesa que reside en Los Ángeles (EE.UU.), ciudad donde encuentra la inspiración y que nutre su eterna fascinación por la “Americana” y por la conformista vida en sus suburbios. Es, precisamente, el ambiente de estas zonas residenciales que transmiten la idea de perfección, el idóneo para realizar una punción directa de la que Nadia obtiene siempre una biopsia particular. Ella nos cuenta historias tanto en el interior de estas casas en las que los protagonistas femeninos combaten el sofocante conformismo con escapismo sexual, como en los exteriores, donde los cameos de los rótulos y luminosos de las grandes marcadas de consumo dominan las escenas, alimentando junto a la comida basura, las referencias culturales de la narración.

A primera vista, las fotografías son llamativas, glamurosas y llenas de colores saturados, pero en una inspección más cercana se detecta un elemento melancólico. Es precisamente esta yuxtaposición lo que le interesa a Nadia y nos da la clave de gran parte de su trabajo, aunque se expresa sin tabúes, ella prefiere un enfoque más sutil en lugar de crear imágenes que tengan como objetivo sorprender al espectador. De esa manera, anima a la audiencia a absorber y contemplar la narrativa detrás de la imagen que aparece ante sus ojos.

Sus fotografías enturbian los límites entre la fantasía y la realidad, lo animado y lo inanimado, desafiando la lógica con su toque de ironía y humor. Nada es lo que parece. Nadia se esfuerza en construir contenidos reconocibles para el espectador a los que añade algo.

The Shining 1980 (2016)
Sarah and Friends (2017)
Millicent (2015) / Angel (2016)
India (2014)

En dichas situaciones ficticias, y en el centro de este universo iconográfico, se hallan las mujeres, su sujeto favorito. En cada una de las imágenes sus modelos trascienden el papel de las actrices y encarnan los caracteres del personaje asignado. Nadia prefiere fotografiar gente real a modelos profesionales: rotundas, sensuales e irreales, lejos de la belleza convencional, y que, a pesar de parecernos, a primera vista, cosificadas o hipersexualizadas, la actitud de estas nunca puede ser descrita como pasiva ni frágil. Lee Cohen las empodera en las fotografías.

Si bien hemos visto anteriormente la primera ruptura de Nadia con el mundo de la moda negando el ideal de belleza de esta, la segunda y definitiva proviene de su principal fuente de inspiración. No es, como podía parecer, la fotografía de moda -ella estuvo cinco años estudiando en la Fashion School de Londres-. Son el cine y la llamada fotografía cinematográfica.

Nadia saca mucho más de la escena de una película que cualquier cosa que pudiera ver en una revista de moda. Antes de hacer una foto imagina a las protagonistas en situaciones falsas, como robadas de un film; hace capturas de fotogramas y analiza el color; cuida los escenarios y localizaciones para que las chicas se metan en el papel sintiéndose actrices.

Y, sin duda, “Not a Retrospective” es la gran película de Nadia Lee Cohen; secuencias que conforman una historia de mujeres cuyo esbozado guion nos permite, como activos observadores, imaginar las escenas que faltan.

Audition (2014)
Amanda (2017)
Vons (2016)
Katy Christmas (2018)

jueves, 10 de septiembre de 2020

El retablo de San Simón de Rojas de la catedral de Valladolid (Anónimo, 1776)

 

El 19 de mayo de 1766 el papa Clemente XIII elevaba a los altares al religioso trinitario vallisoletano Simón de Rojas al proclamarle Beato. Según cuenta Ventura Pérez, el 21 de septiembre de ese mismo año, se trasladó desde el convento de los Trinitarios Calzados “la imagen de escultura del beato Simón de Rojas, de vestiduras naturales, de tela de oro, sembrado por todo el manto negro y una estrella, escrito en ella el Ave-María, con su diadema; en una mano, que era la izquierda, un cerco con el Ave-María, y en la derecha unos rosarios”. La efigie del padre Rojas se situó en el altar mayor, en un “tabernáculo de ramilletes de plata y en medio un arco, vestido asimismo de ramilletes de plata (…) sobre la repisa de plata que sirve a la custodia del monumento” y así se mantuvo durante la misa oficiada al día siguiente por el obispo don Isidro Cosío y Bustamante y hasta que en la tarde del día 24 volvió a su convento en la procesión general organizada con motivo de su beatificación. Diez años después el cabildo catedralicio decidió dedicarle un retablo en la capilla de Nuestra Señora de los Dolores. Esta elección no fue casual, más bien todo lo contrario, porque en sus terrenos estuvo edificada la casa en la que nació el actual santo.

El retablo es un magnífico ejemplar rococó en el que parece sentirse, aunque levemente, la nueva corriente neoclásica en una cierta pureza de líneas, si bien el alabeamiento general de la planta lo contrarresta. Está compuesto por un banco de gran anchura, un único cuerpo con una sola nave, y un sencillo ático en forma de peineta o piñón. En el banco observamos en el centro el tabernáculo -Sangrador da noticia de que en su interior se guardaba por entonces el curioso Cristo de la Cepa, actualmente en el Museo Diocesano y Catedralicio: En el sagrario de este altar está depositado el prodigioso Cristo de la Cepa, que antes de la exclaustración poseía el monasterio de San Benito el Real de esta ciudad”-, escoltado por sendos netos decorados con unas movidas rocallas que contienen una inscripción cada una -la de la izquierda recuerda sus fechas vitales claves (“El Beato Simón de Rojas nació en esta Capilla año de 1552 a 26 de octubre, siendo casa de sus padres D. Gregorio Ruiz Navamuel, y Doña Constanza de Rojas. Fue bautizado en la Iglesia vieja, y murió siendo Confesor de la Reina Doña Isabel de Borbón, año de 1624 en 29 de septiembre”), mientras que en la de la derecha se alude a la fecha de su beatificación y a la de la erección del retablo (“En 13 de Mayo, año de 1766 le Beatificó Clemente XIII y el Ilustrísimo Cabildo mandó adornar esta su antigua Pintura con este Retablo a su devoción, para culto suyo a mayor Gloria de Dios el año de 1776”)-, a continuación se sitúan las ménsulas, adelantadas con respecto a la línea general del retablo, decoradas por juegos de rocallas y un angelote alado que nos recuerda a las soluciones empleadas décadas atrás por Narciso Tomé o por Pedro de Sierra, y, finalmente, en los extremos, unos netos en posición de retroceso y decorados con unas rocallas verticales.

http://www.luzyartes.com/2018/06/cristo-de-la-cepa-de-valladolid.html
Cristo de la Cepa. Fotografía toamda de: http://www.luzyartes.com/2018/06/cristo-de-la-cepa-de-valladolid.html

El único cuerpo contiene en su calle principal un gigantesco lienzo que efigia uno de los milagros más conocidos del Beato La Aparición de la Virgen a Simón de Rojas para entregarle el cíngulo de pureza (300 x 214 cm). Se trata de la copia de un original del pintor flamenco Gaspar de Crayer (1584-1669) realizado hacia 1640 y propiedad del Museo del Prado:“En el encargo de este cuadro a Gaspar de Crayer tuvo un papel importante Francisco de Contreras y Rojas, sobrino de Simón de Rojas. Fue su viuda Francisca Meneses quien, el 2 de junio de 1671, donó a los frailes de la Trinidad varias reliquias y obras artísticas, entre las que se incluía este cuadro. Estuvo en el convento hasta la beatificación del Santo en mayo de 1766 y, después, fue trasladado hasta el altar dedicado al nuevo beato en la iglesia del convento trinitario, donde estuvo hasta la Desamortización”. Se ignora el autor de esta buena copia, aunque Matías Sangrador y Casimiro González García-Valladolid la creen obra de obra de “Piti”, queriéndose referir a Manuel Peti Bander, el maestro más descollante de la escuela pictórica local del primer tercio del siglo XVII. Si bien Sangrador tan solo alude a “Piti”, García-Valladolid lo hace a “Piti, salamanquino, discípulo de Lucas Jordán”. Seguramente este último también quiere referirse al citado Peti, cuya influencia de Jordán es indudable, pero lo confunde o fusiona con su hermano Simón Peti “el Joven” (1655-d.1711), activo en la capital charra. El cuadro lleva un marco con decoración arrocallada en las esquinas y en las partes medias de los lados largos, y en la parte superior una especie de remate acampanado que irrumpe en el ático y que contiene en su interior una especie de gloria compuesta por tres cabezas aladas de angelotes y unas nubecitas negras de la que se escapan rayos. Flanquean el cuadro dos columnas corintias adelantadas con los capiteles en esviaje y un fuste totalmente acanalado y decorado en sus partes medias por sendas rocallas que contienen los anagramas “A & E” (Ave María) y “M & A” (María), y unas traspilastras retrasadas, con el doble de anchura que las columnas y con unas grandes decoraciones arrocalladas.

ANÓNIMO. La Aparición de la Virgen a San Simón de Rojas para entregarle el cíngulo de pureza

GASPAR DE CRAYER. La Aparición de la Virgen a San Simón de Rojas para entregarle el cíngulo de pureza (h. 1640). Museo Nacional del Prado, Madrid
Finalmente, el ático se resuelve de una manera muy sencilla colocando una gran peineta central compuesto por la fusión de una serie de rocallas, en cuyo medallón central vuelve a campear el anagrama “M & A” superpuestas, y a los lados, sobre la vertical de las columnas sendos trozos de entablamento sobre los que cabalgan dos angelotes, el de la izquierda parece haber perdido el atributo o elemento que portaría mientras que el de la derecha extiende su brazo izquierdo, en cuya mano exhibe una pequeña custodia de rayos que contiene en el expositor un elaborado anagrama del “Ave María”.

La constante aparición a lo largo del retablo de anagramas referentes a la Virgen María, así como la iconografía del lienzo en el que aparece el santo recibiendo el cíngulo de pureza de sus manos, no hacen sino redundar en la profunda devoción que sentía el trinitario -conocido como el “Apóstol del Ave María”- hacia la Madre de Dios, la que, asimismo, le llevó a fundar en 1612 la Congregación de los Esclavos del Dulcísimo Nombre de María, cuya finalidad era socorrer a los pobres y enfermos de la Villa y Corte. Señala González García-Valladolid al respecto que el Beato Simón de Rojas, llevado de su devoción a la Virgen Inmaculada, vivía absolutamente entregado a ella y la salutación angélica Ave María, era el saludo y la despedida constante, la exclamación de alegría o de dolor que sin cesar y en todas las ocasiones pronunciaba este religioso enamorado tiernísimamente del dulce Nombre de María, cuya festividad fundó y logró que fuese establecida por Su Santidad el Papa, en cuya virtud realizó portentoso número de verdaderos milagros y multitud de hechos maravillosos, y cuya devoción propagaba sin descanso repartiendo multitud de estampitas de la Virgen, quien no dejó de mostrarle su amor y de corresponder solícita a su cariño y fervorosa devoción. Así le habló algunas veces en Valladolid cuando se hallaba rezando ante su imagen de la escalera del convento, y la víspera de la Asunción se le apareció y le hizo entrega de variedad de rosarios blancos engarzados en cintas azules, encargándole que los repartiese y enseñase a rezar en la forma que le dijo y que los efectos publicarían en virtud, como así sucedió, mereciendo asimismo que la Santísima Virgen le impusiera el cíngulo de la castidad en premio del esmero con que practicó esta angelical virtud”.

Nada se sabe del posible autor del retablo, que no a dudarlo se trataría de uno de los buenos maestros rococó con los que contó la ciudad en aquellos momentos, siendo uno de los más sobresalientes Antonio Bahamonde.

 

BIBLIOGRAFÍA

GONZÁLEZ GARCÍA-VALLADOLID, Casimiro: Valladolid, sus recuerdos y sus grandezas: religión, historia, ciencias, literatura, industria, comercio y política. Tomo I, Imprenta de Juan Rodríguez Hernando, Valladolid, 1900.

PÉREZ, Ventura: Diario de Valladolid (1885), Grupo Pinciano, Valladolid, 1983.

SANGRADOR Y VÍTORES, Matías: Historia de la Muy Noble y Leal Ciudad de Valladolid, desde su más remota antigüedad hasta la muerte de Fernando VII. Tomo II, Imprenta de D. M. Aparicio, Valladolid, 1854.

https://www.museodelprado.es/coleccion/obra-de-arte/la-aparicion-de-la-virgen-a-simon-de-rojas/94f67991-75fd-4629-ad5c-2e7c94b46ca0.