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sábado, 27 de noviembre de 2021

EXPOSICIÓN: "La tierra habla, el cielo escucha. Guillermo Pérez Villalta"

 

Hasta el 16 de enero de 2022 podéis disfrutar en las salas 6 y 7 del Museo Patio Herreriano una exposición sobre uno de los artistas más importantes desde la década de 1970. Se trata de Guillermo Pérez Villalta, miembro en su día de lo que se llamó "Los Esquizos de Madrid" -movimiento conocido como Nueva Figuración Madrileña-, generación que recuperó para la pintura la figuración tras la larga etapa abstracta e informalista que se dio en España en los años 50 y 60. Asimismo es uno de los pintores más representativos del posmodernismo, e incluso se le ha incluido en una corriente llamada Neomanierismo. Su obra, especialmente su pintura puesto que también es grabador, escultor y diseñador, gusta o no gusta pero nunca deja indiferente.

La senectud de los gigantes (1986) / La juventud de los héroes (1987)

Su pintura posee unas características muy bien definidas como la tendencia a la narratividad, el interés por los temas mitológicos y religiosos -a veces tratados de forma irreverente-, la tendencia a la ornamentación abigarrada y a la exuberancia, etc. Sus influencias son muy heterogéneas, desde los maestros antiguos a otros más recientes como Giorgio de Chirico, Marcel Duchamp o Salvador Dalí. A continuación, inserto, por si es de vuestro interés, los textos explicativos de la exposición:

La figura, la trayectoria y el trabajo de Guillermo Pérez Villalta (Tarifa, Cádiz, 1948) son una referencia nacional en cuanto a autonomía e integridad estética. Desde principios de los setenta, cuando arranca su carrera, el artista ha mantenido gran independencia con respecto a los cánones y las modas imperantes en el mundo del arte. Prueba de ello es su heterodoxa lectura de la vanguardia -y de la modernidad en conjunto-, así como su beligerante defensa de una belleza antiacadémica y de un arte ecléctico, en el cual los aspectos conceptuales, simbólicos y alegóricos -un tanto herméticos- se mezclan sin solución de continuidad con el juego, las paradojas, el kitsch y la disolución de límites entre alta y baja cultura.

Sobre los cuatro elementos I. Fuego. Mihrab-hogar (1999)
Sobre los cuatro elementos IV. Aire. Veleta-jaula (1999)
Hombre que sostiene una aureola (1996)
Vida (Descendimiento) (2005)
El arte está a este lado de la realidad (1991)

Abundantemente referenciado en nuestros manuales de Historia del Arte, presente en todos los listados de nombres imprescindibles y premiado con los más importantes galardones de nuestro contexto (Premio Nacional de Artes Plásticas en 1985; Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes en 2006; Premio de Cultura de la Comunidad de Madrid en 2007; Premio Nacional de Arte Gráfico en 2021), Pérez Villalta vive, a sus 73 años, y tras más de cinco décadas de absoluta dedicación al arte, un momento feliz en el que su obra está siendo revisada por nuevas generaciones de artistas y críticos españoles que han encontrado en él a un pionero de la pintura figurativa, narrativa, biográfica y desdramatizada; de las cuestiones de género y las subculturas asociadas (bear, leather, bondage, sadomaso); del ideario posmodern; de las poéticas del archivo, etc.

Hombre dibujando (2002)
Artista viendo un libro de arte (2008)
Fin de fiesta (2011)
Narciso (2006)
Vía Lactea (2007)

La Asociación Colección Arte Contemporáneo alberga en su colección, depositada en el Museo Patio Herreriano, dos importantes pinturas de Pérez Villalta muy representativas de sus intereses y manera de hacer en el momento de su realización: Personaje matando un dragón (1977) y La Senectud de los gigantes (1986). A partir de ellas, el comisario de la muestra, Óscar Alonso Molina, ha ideado una exposición dividida en dos ámbitos bien diferenciados, las Salas 6 y 7 de la tercera planta, presididos cada uno de ellos por sendas obras.

El recorrido de la exposición se articula pues en dos grandes bloques que permitirán al espectador acercarse de manera organizada al complejo y sugerente universo de Pérez Villalta, al tiempo que se le ofrece la oportunidad de profundizar en el significado de estas dos obras señeras a través del cuantioso conjunto de trabajos reunidos en torno a ellas. Las obras invitadas provienen fundamentalmente del conjunto depositado por el artista en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo de Sevilla. Del estudio del propio Pérez Villalta, así como del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid, han llegado el resto de obras expuestas, hasta alcanzar casi la centena, entre las que contamos con un buen número de ejemplos de absoluta referencia en la producción del artista.

Víspera de pascua (2000)
La Noria (1989)
Rito de otoño (1982)
Agios Sofía (1989)

El título de la exposición La tierra habla, el cielo escucha, apunta a estas dicotomías entre lo real y lo imaginario, la materia y el espíritu, el trabajo y la utopía, lo profano y lo religioso, tan presentes en la poética de Pérez Villalta. De este modo, la Sala 6 se organiza en torno a la creación de la materia y de los seres, así como a su presencia física en el mundo. El conjunto aborda el componente carnal, erótico e incluso concupiscente del hombre, mientras, en paralelo, una serie de trabajos tratan, desde muy diversos ángulos, la decadencia y la caída, la muerte. Los cuatro elementos (tierra, agua, aire y fuego) ocupan un apartado específico en esta revisión del materialismo de Pérez Villalta, que en su caso se conjuga siempre en clave simbólica por medio de una iconografía densa, plagada de citas y con distintos niveles de lectura, algo que el espectador podrá comprobar también en esta sala, donde los aspectos ornamentales, las joyas como formulaciones simbólicas y los objetos rituales tiene su propio lugar. Cabe destacar el reencuentro de las dos pinturas que culminan la sala y que, concebidas por su autor como tándem, no se habían vuelto a ver juntas desde hace décadas. Así, la citada La senectud de los gigantes, se podrá disfrutar ahora en Valladolid de nuevo al lado de su pareja, La juventud de los héroes (1986).

Personaje matando a un dragón (1977)
Sacra conversación (1986)
Ya estoy aquí (1990)
El rumor del tiempo (1984)

Cargada de referencias manieristas y acusados tintes pop-surrealizantes, la obra perteneciente a la Asociación Colección Arte Contemporáneo, Personaje matando a un dragón, convoca en torno a sí, en el espacio de la Sala 7, toda una serie de obras que hacen referencia a los estadios que conducen de lo imaginado a la utopía, en un proceso que para Pérez Villalta culmina siempre con el hombre como corona de la creación. La Historia, el paso del tiempo, incluso la narración, en cuanto encarnaciones de la consciencia humana, se plasman aquí en distintas escenas y series donde el espectador puede percibir las preocupaciones del artista por la inevitable imperfección material que lastra a toda construcción de las ideas de belleza o de divinidad, y que en el fondo tiñen trágicamente desde su base las relaciones del hombre con Dios, tema también caro a nuestro protagonista.

sábado, 6 de noviembre de 2021

EXPOSICIÓN: "Francisco Galicia (1895-1976). Pintor vallisoletano de la Escuela de París"

 

El martes 2 de noviembre, tras una magistral conferencia sobre el pintor pronunciada por el académico José Carlos Brasas Egido, se inauguró en la sala de exposiciones temporales de la Real Academia de Bellas Artes de la Purísima Concepción de Valladolid la exposición "Francisco Galicia (1895-1976). Pintor vallisoletano de la escuela de París", muestra que da a conocer las 18 obras (lienzos y dibujos) que la familia del pintor, y más concretamente sus dos hijos, han donado a la benemérita institución vallisoletana.

Se trata de un legado muy valioso puesto que viene a sintetizar a la perfección lo que fue la obra de Francisco Galicia: una preferencia abrumadora por el paisaje (también se le conoce algún bodegón), ya fuera de sus queridas París y Madrid, o de pueblos en los que veraneaba, tanto de Castilla como de Andalucía y el norte peninsular. Si algo llama la atención de sus paisajes es que en ellos no suele tener cabida la figura humana. Son paisajes que transmiten cierta melancolía e incluso intemporalidad, pareciendo que se ha parado el tiempo. En estas pinturas observamos el gusto por el color y la perfección del dibujo que aprendió tanto en la Escuela de Bellas Artes de Valladolid como en la de San Fernando de Madrid al lado de los grandes pintores del momento. No vamos a entrar ahora a hablar más de su obra ni de sus características técnicas puesto que eso ya lo hicimos en un artículo anterior, cuya información se obtuvo de la única fuente existente hasta ese momento: el catálogo de la exposición que se dedicó al pintor en la sala del BBV en Valladolid y que fue redactado por el catedrático José Carlos Brasas Egido, autor asimismo del catálogo de la exposición de la que estamos hablando en estos momentos y que os invito a visitar.

Boulevard Raspail (París) (1939)
La iglesia de El Salvador (Arévalo) (1968)
La calle Cartagena (Madrid) (1972)

La vida de Francisco Galicia fue apasionante, aunque no exenta de dramatismo debido al exilio a Francia durante la Guerra Civil y la posterior huida de los nazis asentándose en diferentes localidades francesas, entre ellas Montauban, en la que pudo reencontrarse con su querido amigo don Manuel Azaña, el exiliado presidente de la II República. Su amistad se había fraguado décadas atrás en el Ateneo de Madrid, al cual solía llevarle el coche, y en diferentes tertulias -en estas tertulias culturales celebradas en famosos cafés madrileños también trabó amistad con otros muchos intelectuales de la época, caso de Valle Inclán-. La amistad de nuestro pintor con don Manuel llegó a ser íntima puesto que al final de los días de este último, en 1940, fue una de las pocas personas que le acompañó en su lecho de muerte. Asimismo, la viuda de Azaña, doña Dolores Rivas Cheriff le encargó el diseño de la lápida de su marido. Anteriormente, había sido amigo de Picasso, con quien colaboró en el Pabellón Español con el que la II República participó en la Exposición Internacional de París de 1937. En esta misma exposición también trabajó con otros grandes artistas como Joan Miró o el célebre cartelista Josep Renau.

La Chanca (Almería) (1958)
Calle de Lerma (Burgos) (1975)
Una calle de París (1973)

Pasadas todas las guerras se asentó en Madrid, ciudad que amó y retrató hasta el final de sus días, momento en el que estaba a punto de exponer su obra por primera vez. Y es que su humildad le llevó siempre a rechazar cualquier intento de exponer su obra, y no fue porque no le insistieran hasta la saciedad hasta sus más íntimos amigos. Sin embargo, cuando al final lo lograron y Francisco cedió y se dispuso a diseñar, pleno de ilusión, la exposición antológica de su obra que se iba a celebrar en el Ateneo de Madrid, falleció. Sus amigos tomaron las riendas y la exposición sirvió de homenaje a tan ilustre pintor vallisoletano de la Escuela de París, ilustre y a la vez desconocido en su propia ciudad. Es hora de reparar esa injusticia.

Una calle de Marsella (1941)
Calle Méjico (La Guindalera) (Madrid) (1955)
El parque de Montsouris (París)

La exposición la podéis visitar hasta el 25 de noviembre en la Real Academia de Bellas Artes de la Purísima Concepción (junto a la Casa Museo de Cervantes) de 12:00 h. a 14:00 h. los martes, miércoles y jueves.