Hoy vamos a tratar un tema que me gusta
especialmente: el relacionado con el patrimonio desaparecido. Si bien no todos
los monumentos sobre los que se hablará han desaparecido, sí que lo han hecho
la mayor parte, estando la otra parte muy modificados.
Entre las numerosas copias de la Historia de Valladolid escrita por Juan
Antolínez de Burgos, destaca una que se conserva en la Biblioteca Nacional de
Madrid que ofrece la particularidad de estar ilustrada con dibujos. El texto de
la Historia recoge lo que dejara
escrito Antolínez de Burgos, el cual vivió hasta bien entrado el siglo XVII.
Pero a estas noticias, como señaló Alonso Cortés, deben agregarse las añadidas
por el copista y los diversos poseedores en el siglo XVIII y XIX. El manuscrito
fue propiedad en un principio del pintor Diego Pérez Martínez, hijo del
conocido cronista vallisoletano Ventura Pérez. Señala Alonso Cortés a este
Diego Pérez Martínez, nacido en 1750, como autor de las numerosas ilustraciones
que tiene el manuscrito, si bien en la actualidad se piensa que puedan
pertenecer a su padre, Ventura Pérez. Algunos dibujos contienen la fecha de
1756 en que fueron ejecutados, pero las noticias alcanzan en realidad hasta el
año 1774 aproximadamente.
El manuscrito contiene una gran cantidad
de dibujos de edificios vallisoletanos y de motivos de otra índole, como
escudos, soldados, etc. La colección no es completa, ya que quedaron por hacer
dibujos de bastantes monumentos. Pero ya se comprende que habiendo desaparecido
con el tiempo muchos de aquellos monumentos, los dibujos que de ellos se tengan
son de un valor inapreciable. El valor de estos dibujos es, por otra parte,
desigual. En momentos el dibujante se ha dejado llevar por la fantasía; otras
veces ha procedido de memoria, con la consiguiente caída en errores de
proporción y detalle, no faltan tampoco ocasiones que nos revelan hasta un
infantilismo en el autor, sobre todo al dibujar figuras humanas y animales,
aunque ello puede ser atribuido a circunstancial desgana; y sin embargo otros
muchos dibujos acreditan dotes señaladas de dibujante y de paciente y cuidada
elaboración.
Los dibujos están realizados a pluma,
con rasgos claros y precisos, y el sombreado, a la aguada. Predomina el dibujo
trazado a línea. Se debe ello sobre todo a que la mayoría de los monumentos
dibujados fueron erigidos en el último tercio del siglo XVI o en el siglo XVII,
época de gran clasicismo para la arquitectura vallisoletana.
IGLESIA DE SANTA MARÍA LA ANTIGUA
De la iglesia fundada en el último
tercio del siglo XI por los Condes D. Pedro Ansúrez y Dª Eylo nada queda en la actualidad.
El edificio conservado tiene una parte románica posterior a 1150 y otra parte
gótica.
El dibujo está tomado desde la parte
meridional, que es donde figuraban los añadidos anteriormente. Entre éstos hay
que contar una portada del siglo XVII que se abría a la capilla absidal del
lado de la epístola. La actual portada gótica de la iglesia estaba cubierta
antes por un pórtico renacentista, entre contrafuertes, formando tres arcadas
con apeo en columnas toscanas; sobre este pórtico había una galería de igual
estilo. Por encima del antepecho gótico de cuadrifolias sobresalía la espadaña
barroca, ya derruida.
Fuera del recinto de la iglesia se
encontraba el cementerio, donde eran enterrados los pobres de la parroquia.
Para no obstaculizar la vista, el dibujante ha colocado aparentemente el
cementerio detrás del ábside, en un lugar que era antes, como ahora, estrecha
calle; pero su verdadero emplazamiento estaba en la amplia explanada que hay
ante la iglesia, según puede verse en el plano de Valladolid de Ventura Seco.
El cementerio estaba circundado con tapia de cantería, coronada por balaustrada
de hierro y pedestales rematados en bolas. Dentro se encontraba la cruz, que
seguramente sea la que en la actualidad existe frente a la portada de la
iglesia.
ARCO DEL CAMPO o DE SANTIAGO
Este monumento, al que ya se le dedicó
una monografía, estuvo situado a la terminación de la calle de Santiago, en la
confluencia con la de María de Molina. Servía a la manera de arco triunfal, muy
apropiado para los solemnes recibimientos. Se ceñía totalmente a la calle, de
manera que era obligado el paso bajo él. No obstante, para las necesidades
modernas, tal monumento decorativo constituía un estorbo, lo cual fue causa de
que en 1863 se le derribara.
En el dibujo se nos ofrece un monumento
proporcionado y sólido, formado por un solo vano, de medio punto. Los
pilastrones se componían de basamento y dos cuerpos, con adorno arquitectónico
de pilastras rehundidas, cuyos bajos estaban recubiertos de decoración
plástica. El ático tenía la disposición que presentan los templos o los
retablos de aquella época, no la de los arcos romanos. También son elementos
propios del siglo XVII la balaustrada, las pirámides acabadas en bolas y los
aletones. La portadita se ilustraba con una imagen de San Miguel por el lado
que daba al Campo, y con otra de la Virgen por la parte de la calle de
Santiago. Igualmente figuraban en el ático escudos con las armas reales y de
Valladolid.
IGLESIA DE SAN BENITO EL VIEJO
Las desdichadas restauraciones que ha
sufrido la fachada de este templo, hacen que el dibujo tenga un gran interés.
La portada tenía un arco de medio punto, adornado en su extradós con casetones
lisos. Sobre ella había un nicho conteniendo la imagen de San Benito, rodeando
a todo ello un enmarcamiento barroco de líneas quebrantadas, placas recortadas,
bolas, etc. No faltaban en esta fachada los espacios recuadrados que se
formaban al entrecruzarse impostas y cadenas lisas.
En 1583 Juan de Mazarredonda se
encargaba de edificar nuevamente la iglesia, pero hay que atribuir a la época
del patronato del Conde de Gondomar el impulso constructivo principal, a
comienzos del siglo XVII; no obstante, los adornos quebrantados son
posteriores.
IGLESIA DE SAN BLAS
El antiguo Hospital y Colegio de la
Misericordia, donde recibían instrucción y asistencia los niños necesitados,
tuvo para sus servicios religiosos la iglesia de San Blas. Tanto la fachada
como la iglesia eran de factura barroca. La portada se formaba de dos cuerpos,
el principal compuesto de cuatro pilastras toscanas rehundidas y de vano de
marco quebrantado. Sobre este vano aparece un óvalo sostenido por ángeles, en
el cual se ve una mano con tres flechas, símbolo de la Virgen de la
Misericordia, imagen que ocupa la hornacina del segundo orden. A los lados de
la portada de este segundo orden figuran escudos del Reino y dentro del frontón
curvo, un relieve de Dios Padre.
CONVENTO DE SAN JOSÉ (Padres Capuchinos,
O.F.M.C.)
Según Antolínez de Burgos se
establecieron en Valladolid el año 1631, fijando primeramente su asiento en una
huerta fuera del Campo. Luego edificaron su casa junto al Convento de la Laura.
Afirma Antolínez que las obras durante de 1637 a 1641. El templo era de
reducidas dimensiones, como todos los de la Orden.
Era edificio de escaso valor artístico,
según muestra el dibujo. Franqueadas las puertas, se ingresaba en un pintoresco
jardín, viéndose tras las tapias las aguzadas puntas de los cipreses y el
modesto Convento con su iglesia.
CONVENTO DE NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN (Carmelitas
Calzados)
Según Antolínez en 1551 se establecieron
en Valladolid los carmelitas calzados, y ya al año siguiente comenzaron a
construir su modesto Convento junto a la Puerta del Carmen. Sin embargo la
fábrica, tal como se conservaba hasta su
derribo, databa de comienzos del siglo XVII. El edificio sufrió, como tantos
otros, las consecuencias de la invasión francesa y de la exclaustración.
Después fue habilitado para hospital militar, hasta que fue demolido en fecha
todavía reciente, no obstante su perfecta conservación, para construir en su
solar el nuevo hospital del ejército.
González García-Valladolid pudo darnos
una descripción del edificio, pues se encontraba todavía en pie a comienzos de
este siglo. Estaba construido de ladrillo. El interior respondía al plan
herreriano tan conocido en Valladolid: cruz latina con capillas (cinco en este
caso) situadas a lo largo de la nave mayor. La iglesia, según Antolínez, era de
lo más lucido y magnífico que tenía Valladolid, resultando su interior
sumamente iluminado. El dibujo nos da idea de cómo era la fachada. Se componía
de dos cuerpos de pilastras toscanas (orden que dominaba en todo el Convento),
con espacios recuadrados en rehundido. El cuerpo bajo tenía la misma
disposición bramantesca de tramo rítmico de arco de triunfo que ha notado
Chueca Goitía en la fachada de la Catedral de Valladolid. Y como en ella, el
vano de ingreso, adintelado, se cobija bajo la gran arcada. En el tímpano que
así se forma había una imagen (de la Virgen del Carmen según González
García-Valladolid, pero irreconocible en el dibujo), flanqueado por dos
triángulos curvos convexos. El segundo cuerpo presenta en su tramo central la
gran ventana del coro, con su cristalera. En el tímpano se abría un gran óculo,
asomando en el remate bolas sobre pedestales. Esta misma decoración de
recuadros planos, óculos y bolas, puede verse en las alas de la fachada,
terminadas en espadañas.
Afirma González García-Valladolid que el
edificio se atribuía a Francisco de Praves, hacia 1626. Por su parte, Sangrador
refiere que era atribuido a Diego de Praves. Se desconoce si estas atribuciones
se basaban en alguna referencia histórica.
CONVENTO DE NUESTRA SEÑORA DEL CONSUELO
(Carmelitas Descalzos)
Del viejo Convento vallisoletano tan
sólo se conserva hoy la iglesia. Después de la exclaustración la casa
conventual fue derribada, siendo más tarde la huerta dedicada a cementerio y la
iglesia a ermita y capilla del mismo.
El dibujo de la Historia de Antolínez nos presenta la fachada del Carmen Descalzo
antes de ser renovada. Está construida de ladrillo, con portada y refuerzos de
cantería. La portada es adintelada, cubriéndose con dosel sostenido por repisas
de líneas rectas. Encima viene una hornacina amparada por pilastras toscanas,
que se flanquean por pirámides. Dentro de la hornacina hay una preciosa imagen
de la Virgen del Carmen, esculpida en piedra, que lleva en la peana la fecha de
1676, que tanto puede referirse al año solamente en que se hizo la imagen, como
al de reforma de toda la fachada. En el hueco que deja el frontón partido se
alojaba un escudo del Carmen, ahora cambiado. A los lados de la portada, los
escudos del patrono del templo, y encima, la ventana del coro. La fachada se
remataba en frontón, perforado su tímpano con óculo. Las alas presentan óculos
y aletas. En el lado de la epístola existía una torre-espadaña, que desapareció
desgraciadamente en la reforma de 1888.
CARNICERÍAS
Las primeras Carnicerías resultaron destruidas
en un incendio de 1587. Las nuevas fueron construidas seguidamente por Diego de
Praves y Pedro de Mazuecos, con el asesoramiento de Juan de Herrera.
Prácticamente estaban acabadas en 1596. Se localizaban en lo que es hoy Plaza
de la Libertad, sobre una rama del Esgueva, cuyas aguas pasaban debajo del
edificio, por las dos amplias arcadas que muestra el dibujo. El paso del río
era muy necesario para la debida limpieza y arrastre de productos de desecho.
Toda la parte inferior era de cantería, lo mismo que la portada, que presenta
la disposición almohadillada en la forma que se usa en Valladolid en la segunda
mitad del siglo XVII. Los dos pisos altos estaban construidos de ladrillo y
ofrecen numerosas ventanas con rejas de madera.
CONVENTO DE LA ENCARNACIÓN (Clérigos
Regulares Menores, C.R.M.)
Desde un principio (año 1603) se instaló
este Convento de Nuestra Señora de la Encarnación de Clérigos Menores, en la
calle de Pedro Barruecos, hoy Fray Luis de León. La iglesia fue proyectada por
Pedro de Mazuecos, según sabemos por una declaración de 28 de abril de 1606,
pero sin duda la obra no se hizo, pues a 28 de junio de 1628 los maestros de
cantería Bartolomé del Castillo y Pedro de Gandarillas se comprometían a
edificar la iglesia, según las condiciones y medidas dadas por Francisco de
Praves. Afirma Antolínez que la iglesia se acabó en 1690, si bien Ponz dice que
estaba sin concluir. Todavía en 1900 existían restos de la iglesia.
El edificio, según el dibujo, era de
sencillas líneas. La portada, con su triple molduración, se cubre con dosel de
piedra. A los lados, simples pilastras y espacios rectangulares, realzados y
rehundidos. Dada la simplicidad de las líneas, la fachada debió de ser construida
en el primer tercio del siglo XVII.
CONVENTO DE LA CONCEPCIÓN
Todavía existe este monasterio edificado
en el gótico fina, pero la portada del edificio se conserva de manera distinta,
razón del interés que posee el dibujo. El arco de medio punto se halla
finamente moldurado con columnillas y baquetones góticos. Encima viene un alfiz
que cobija hornacina, de la cual ha desaparecido la imagen de la Virgen que
contenía. Los escudos se conservan hoy muy maltratados, pero afortunadamente el
dibujo los reproduce con exactitud. Toda la portada se protegía bajo un
pórtico, ya desaparecido.
El edificio sin duda fue construido en
los primeros años del siglo XVI. Antolínez de Burgos hace una prolija
información de la familia fundadora. Iniciase con D. Juan de Figueroa y Doña
María de Toledo, fundadores del Convento. Entre los sucesores de éstos figuran,
ya en el siglo XVII, Dª Antonia de Figueroa y Leiva, casa con D. Sancho de
Tovar y Sandoval. Sin embargo los escudos no aclaran totalmente la cuestión. En
ellos pueden reconocerse las armas de los Tovar, de los Sandoval y de los
Enríquez, pero faltan las de los Figueroa. Además los escudos aparecen
coronados. Uno de ellos ostenta la cruz de Santiago y otro la que por la forma
puede ser de Calatrava. Todo ello indica que el escudo se refiere a individuo
de alta nobleza, acaso de la rama del Duque de Lerma, en relación con las familias
citadas.
CONVENTO DE SAN DIEGO (Franciscanos
Descalzos)
Este monasterio de descalzos de la orden
de San Francisco se fundó –dice Antolínez– en 1601 en unas casas de D. Juan de
Tovar. Pero poco después el Duque de Lerma tomó a su cargo la nueva casa e
iglesia, que tuvo fama de ser excelente. Fue arquitecto de la obra Pedro de
Mazuecos, quien se concertó en 1602 para hacer la iglesia y sus tribunas. Junto
a la iglesia, que servía también de capilla del Palacio, además de la
expresamente dedicada al efecto y derribada en 1951, quedaba el “cuarto del
Duque de Lerma”. Desde las tribunas oía misa el Duque y en ocasiones incluso
los hacían los Reyes.
Esta iglesia quedaba situada a las
espaldas del Palacio Real, dando frente al del licenciado Butrón y formando
placeta. Fue derribada por ruinosa después de 1878. Carecía exteriormente de
toda suntuosidad. Una amplia serie de grandes ventanas, con sus rejas, hacían
sumamente diáfano el interior. Bajo la cornisa severo friso dórico. El
patronato del Duque de Lerma se manifestaba al exterior con su escudo. También
una lápida, visible desde fuera, pregonaba que el 4 de mayo de 1690 celebraron
los desposorios en este templo Carlos II y Dª María Ana de Neoburgo.
IGLESIA DE SAN ESTEBAN
Era una de las más antiguas iglesias de
Valladolid, pues existía ya en el siglo XII. En el siglo XVI debió ser
completamente restaurada, aunque consta que ya lo fue la capilla mayor a finales
del siglo XV. En 1775 fue trasladada la parroquia a la iglesia de San Ambrosio.
La ruina se adueñaría entonces del templo; en la época de Sangrador solamente
quedaban de él unos arcos de piedra del pórtico.
El dibujo de la Historia de Antolínez nos da una idea del exterior del templo.
Estaba construido mediante grandes sillares, apoyándose en contrafuertes. La
entrada lateral estaba guarnecida bajo pórtico, formado por cinco arcos que se
apoyan en robustas columnas toscanas sobre basamentos. Encima de la puerta
existía una representación de San Esteban, al parecer en relieve. Al poniente
quedaría sin duda el atrio con la cruz que se ve en la parte izquierda del
dibujo, frente a la fachada de la iglesia. No se ve en este diseño una torre
que tenía la iglesia y que figura en el plano de Valladolid de 1738. El
edificio parece fundamentalmente obra del siglo XVI.
Junto a esta parroquia estuvo la
Cofradía y Hospital de Don Pedro Miago, que era célebre en España por unos
versos que estaban escritos en una tarjeta que tenía en la mano un extraño
busto colocado dentro de lucillo de arco apuntado, de lo cual dejó dibujo el
ilustrador del manuscrito que estamos comentando.
CONVENTO DE SAN FRANCISCO (Franciscanos
Observantes, O.F.M.)
El plano de Valladolid de 1738 nos
muestra la situación del Convento. Quedaba éste detrás de las casas de la Plaza
Mayor, teniendo su entrada por un pórtico que ocupaba lo que es hoy vestíbulo
del Teatro Zorrilla. En el grave incendio de la Plaza Mayor del año 1561 esta
fachada-pórtico resultó destruida. La unificación del conjunto siniestrado
afecta igualmente a esta fachada, ya que se ordenó sacarla a nivel de lo demás.
El dibujo de la Historia de Antolínez reproduce el estado en que quedó la fachada
después de la reconstrucción, en la segunda mitad del siglo XVI. Corresponde esta
fachada al lado que mira a la Plaza Mayor, teniendo detrás otra fachada que
daba al primer patio del monasterio. El pórtico ofrecía hacia afuera tres
columnas, diferentes en altura y molduración a las del resto de la Plaza. Se
correspondían estas columnas con otras tantas pilastras colocadas en la pared,
que recibían la carga sobre zapatas de perfil en S, tan usadas en Valladolid en
la segunda mitad del siglo XVI. Sobre este soportal, que daba acceso por doble
puerta al patio primero del monasterio, venía una pieza, donde estaría el altar
para decir misa (así se exigía en las cédulas de reconstrucción de la Plaza),
que oirían los mercaderes desde la Plaza. Esto se usaba los días feriados. Tal
disposición presentan otras plazas castellanas, como la de Medina del Campo.
Pero habitualmente la pieza permanecía oculta tras las celosías que se ven en
el dibujo. Exteriormente esta habitación o capilla presentaba una doble
arquería, moldurara con gran finura, y un amplio balcón de hierro muy volado,
sostenido por soportes en forma de S. Encima de la aludida pieza se hallaban,
en medio de un almohadillado semejante al de la fachada del Colegio de Santa
Cruz, los escudos de España y de Valladolid. El cuerpo alto responde al estilo
herreriano que se desarrolla en Valladolid a partir del último tercio del siglo
XVI. Afirma Antón que la imagen de San Francisco que había en el nicho central
de este cuerpo fue colocada allí hacia 1720-21, trasladándosela desde el
retablo mayor de la iglesia del monasterio
COLEGIO DE SAN GABRIEL
Según Antolínez fue fundado en 1576 por
Dª María de Robles. En él se cursaban estudios de Sagrada Teología. Estaba
situado junto al Convento de San Agustín, formando ángulo recto su fachada con
la de este Convento.
El edificio, según el dibujo, tenía una
excelente fachada. Se componía de dos cuerpos. El bajo tenía un orden corintio,
con medidas y proporciones sabiamente estudiadas. En las enjutas del arco se
pueden observar los triángulos curvos frecuentes en la escuela postherreriana.
El segundo cuerpo era igualmente severo, formándose de pilastras toscanas
rehundidas; esquinas y remates se guarnecían con bolas sobre pedestales. En el
dibujo se puede ver la imagen del arcángel San Gabriel. La fachada,
estilísticamente, se relaciona con Juan de Nates, y con la fachada de las
Angustias. Desmantelado el Colegio a consecuencia de la exclaustración, se
salvo el orden principal de la fachada al ser trasladado para hacer de portada
en el cementerio de la ciudad, hacia 1843, donde todavía se conserva.
HOSPITAL DE LA CARIDAD
Se encontraba situado hacia la mitad de
la actual calle de San Ignacio, en el lado opuesto a la iglesia de San Miguel y
lindando con la desaparecida de San Julián. Era al mismo tiempo este hospital
asiento y residencia de una cofradía, la de la Caridad, integrada por hombres
muy importantes, que velaban por los intereses del Hospital.
El dibujo nos ofrece un edificio
modesto. En el centro puede verse un portalón sencillo, encima del cual hay
inscripciones y un emblema alusivos al edificio. En la parte alta, un gran
balcón con su barandal de hierro. La fachada se protegía con alero muy volado.
HOSPITAL GENERAL DE LA RESURRECCIÓN
No voy a comentar ningún aspecto sobre
él ya que escribí una monografía. La fotografía existente de la fachada muestra
que el dibujo es inexacto en algunos detalles. Jambaje y dovelado de la portada
presentan almohadillado, tal como se ve en otros edificios vallisoletanos de la
segunda mitad del siglo XVI. Constituye una acertada imitación de las portadas
italianas del Renacimiento. La clave del arco divide el friso, que es dórico,
ofreciendo rosetas en las metopas. Encima está colocada una portadita, cerrada
con frontón curvo.
HOSPITAL DE LOS INOCENTES
Este Hospital se destinaba a enfermos
mentales; por eso era también conocido por “Casa de los locos”. Tal era la
causa también de que al lugar donde se hallaba emplazado se le denominara
“Plazuela de Orates” (actualmente, calle de Cánovas del Castillo, esquina
Regalado). La inundación de 1636 produjo el hundimiento de la casa, que
posteriormente fue reedificada con mayor desahogo. Con este nuevo aspecto nos
muestra el dibujo su fachada, de cantería y con tres plantas. En el bajo
aparece una puerta secundaria, de arco, además de la principal, y dos ventanas,
con el enrejado a cuadros inclinados, muy usado en España.
El piso principal presenta un gran
balcón corrido y una portadita, en cuyo nicho había una representación alusiva
al edificio. En el piso alto se aprecian balcones pequeños con barandal
independiente, ofreciendo enmarcamiento de placa, lo mismo que los otros
balcones y ventanas. Esta parte alta reproduce la misma disposición que se
ofrece todavía en las casas de la calle de Platerías.
SI TE INTERESÓ ESTA ENTRADA, CONTINÚA EN:
DIBUJOS DE MONUMENTOS VALLISOLETANOS II
DIBUJOS DE MONUMENTOS VALLISOLETANOS III
BIBLIOGRAFÍA
- FERNÁNDEZ DEL HOYO, María Antonia: Desarrollo urbano y proceso histórico del Campo Grande de Valladolid, Ayuntamiento de Valladolid, Valladolid, 1981.
- FERNÁNDEZ DEL HOYO, María Antonia: Conventos desaparecidos de Valladolid: patrimonio perdido, Ayuntamiento de Valladolid, Valladolid, 1998.
- MARTÍN GONZÁLEZ, Juan José: “Dibujos de monumentos antiguos vallisoletanos”, B.S.A.A., tomo XIX, 1952-1953, pp. 23-47.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarPuedes añadir a la bibliografía:
ResponderEliminar* ALONSO CORTÉS, Narciso: "La 'Historia de Valladolid' en un curioso manuscrito", en 'Miscelánea Vallisoletana: Quinta Serie, Segundo tomo', Valladolid: Miñón, 1955, pp. 353-366. [Aquí se atribuye el texto a Ventura Pérez, pero lo dibujos a Diego Pérez].
* EGIDO, Teófanes: "Introducción" a Ventura Pérez, 'Diario de Valladolid (1885)', Valladolid: Grupo Pinciano, 1983, pp. VI-VII [Informa de que en un manuscrito de Rafael de Floranes, contemporáneo y confidente de Ventura Pérez, se relata que la copia ilustrada de la Historia de Valladolid de Antolínez de Burgos de que se trata en este post, era obra de Ventura (tanto del dibujo como de las ilustraciones)].