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martes, 5 de marzo de 2013

MONUMENTOS DESAPARECIDOS: La iglesia de San Antonio Abad I


La iglesia penitencial de San Antonio Abad, conocida popularmente como “San Antón”, formó parte primitivamente de uno de los numerosos hospitales con que contó la entonces Villa de Valladolid. Este hospital se fundó con objeto de recoger y cuidar en él a los pobres que padecían cáncer u otras enfermedades cutáneas. La iglesia estuvo situada en lo que entonces fue la calle de Clérigos Menores, después de San Antón y finalmente de Simón Aranda, estando ubicada junto al Colegio de Padres Jesuitas de San Ambrosio. La entrada principal al templo se realizaba por la antedicha calle de Simón Aranda, aunque durante algún tiempo también tuvo una puerta de acceso por la actual calle del Santuario.

Fotografía de Laurent (1874) en la que se puede ver el Colegio de San Ambrosio y al fondo la testera de la iglesia de San Antón
La iglesia se fundó gracias a la generosidad de Francisca de Taxis “mujer que fue de Mateo de Taxis correo mayor que fue de su magestad”, los cuales la eligieron asimismo como lugar para su enterramiento. En su testamento encargaba a su testamentario, el Doctor Ruesta, que se ocupara de buscar a un arquitecto o maestro de cantería que construyera, o quizá reconstruyera (no queda muy claro en los documentos si ya existía una iglesia anterior), la iglesia de San Antonio Abad.

Ubicación de la iglesia de San Antonio Abad según el plano de Ventura Seco (1738)
El 4 de junio de 1541 se firmó la escritura por la cual, Pedro de la Henestosa  maestro de cantería vecino de la villa de Henestosa que es en el Condado de Vizcaya” se obligaba a que haría “en la noble villa de Valladolid en la iglesia de señor San Antón (…) una capilla de cantería toda muy bien labrada y puesta en toda perfección conforme a una traza que de ella está hecha y firmada del muy Reverendo señor doctor Ruesta Inquisidor general”. Asimismo aseveraba que había de “ser hecha y acabada la obra de la iglesia de señor San Antón (…) que ahora nuevamente se quisiere hacer (…) acabada en toda perfección”. La obra debía de realizarse según “una traza que yo Pedro de la Nestosa maestro de cantería doy (…) hecha en un pliego de papel y firmada de mi nombre [expresa que ha de haber cuatro capillas, los detalles con arreglo al pitipié de la dicha traza, las paredes de piedra]”. Henestosa se podía aprovecharse “de todo el despojo que quitare para hacer la dicha obra (…)”.

Detalle de la testera de la iglesia de San Antonio Abad
Henestosa, que se obligaba a realizar toda la obra por 2.000 ducados de oro, prometía comenzar a construir la iglesia el día de San Miguel de ese mismo año de 1541, acabándola en el mismo día del año 1543.
En 1572 el templo sufrirá unas modificaciones importantes. En dicho, Hernán López de Calatayud adquiere una capilla de la iglesia (a los pies de la misma, en el lado de la epístola), la cual manda edificar al arquitecto Juan de la Vega, con quien se concierta el día 16 de abril de ese mismo año. La obra no se limita solamente a la capilla, sino que rehace todo el cuerpo de la iglesia hasta el crucero; terminando los trabajos en 1574.  Juan de la Vega “vecino de la villa de Valladolid a más de treinta años (…) de edad de cincuenta y ocho años”, se comprometió a “hacer y edificar una capilla con su coro y sacristía”. Para ello “ha hecho la traza y condiciones (…) que el cuerpo de la iglesia que el dicho Hernán López ha de hacer y edificar (…) conforme a la traza que este testigo a hecho”. La iglesia debía de encontrarse en tan mal estado que Juan de Nates llegó a decir de ella que “está muy vieja a manera de ermita”.
El año de conclusión de las obras, 1574, se podía constatar gracias a una inscripción que recorría la cornisa de la iglesia: “A HONRA GLORIA DE DIOS PARA SV SERVICIO I POR DEVOCION DEL GLORIOSO SAN T ANTONIO REDIFICON ESTA SV IGLESIA EL YLLVSTRE SEÑOR (aquí hay muchas letras borradas con yeso) VILLA AÑO 1574”. Debajo del coro se podía leer otra inscripción: “CANIA TE DOMINO CANIICVM NOBVM & Z MIRA BILIAL”.

Algunos cronistas definieron la iglesia como “toda de piedra, de una sola nave, bastante capaz, de orden gótico”, una pena que nosotros no podamos corroborarlo. Sea como fuere, la iglesia, que poseía una única nave, dibujaba una planta en forma de cruz apenas indicada. La parte más antigua estaba cubierta por una bóveda de crucería estrellada sobre arcos ojivos, apeados, así como los nervios, por columnas y repisas en los ángulos. En su techumbre se conservaban escudos dorados con las armas del fundador. La obra realizada entre 1572- 1574 (cuerpo de la iglesia y Capilla de los Calatayud) se diferenciaba de la del resto de la iglesia en que utilizaba apoyos cuadrados, aunque la cubierta era igual, es decir, bóveda estrellada, con mensulillas angulares de apoyo. 

Reja de acceso a la Capilla de los Calatayud. A la derecha la tribuna, bajo ella estaría la entrada a la iglesia
Pudiera resultar extraña, debido a lo avanzado del siglo, la utilización de la bóveda de crucería así en la iglesia como en la capilla mencionada y en el coro de ésta; pero hay que entender que el arquitecto Juan de la Vega siguió el mismo estilo de la capilla mayor que estaba en pie, a la vez que los muros son lisos, y las pilastras corresponden a la arquitectura clásica.
Sobre la fachada principal no podemos decir casi nada, pues no aparecen descripciones ni poseemos documentos fotográficos. Solo se sabe que debía de presentar varios escudos de armas de los fundadores, y asimismo en el centro se elevaría un sencillo campanario de ladrillo en forma de espadaña.
A finales del siglo XVIII, o comienzos del XIX, la iglesia sufrió alguna reforma, puesto que algún historiador indica que “la modelatura de toda la parte baja de la iglesia es neoclásica ya”. Durante los últimos años de existencia de la iglesia, y una vez extinguidos los hermanos hospitalarios, sostuvieron el culto de la misma las Cofradías de San Antonio Abad y Nuestra Señora de la Piedad. Asimismo, el templo sirvió de parroquia de la de San Esteban el Real y en ella se celebraron los cultos y fundaciones parroquiales de aquella desde el 28 de octubre de 1869 hasta el 27 del mismo mes de 1870, mientras se ejecutaron en la citada parroquia las obras de reparación ocasionadas por el virulento incendio que la destruyó el 27 de octubre del citado año 1869.

La iglesia, finalmente demolida el 28 de abril de 1939, dio paso a un horripilante edificio dentro del cual se estableció el teatro Cervantes. Hasta hace unos años estuvo a su lado un local de Cáritas, el cual una vez derribado y realizadas excavaciones para construir un aparcamiento permitió comprobar cómo aún quedaban ciertos restos de la iglesia, y claro como no podía ser de otra forma en esta ciudad estos fueron exterminados en su totalidad.
Como se ha indicado, Mateo y Francisca de Taxis, primeros reedificadores y patronos de la iglesia, eligieron enterrarse en ella. Pues bien, también estuvieron enterrados en ella don Pedro Jiménez y su esposa doña María Martínez, vecinos que fueron de Valladolid, según lo atestiguaba una inscripción esculpida en una losa de piedra que cubría su sepulcro: “Esta sepultura es de D. Pedro Jiménez y de María Martínez su muger y de sus herederos. Año 1.60”. En el costado del lado del evangelio, dentro del presbiterio, se hallaba una lápida conmemorativa, de mármol negro, y en ella con caracteres dorados, se leía la siguiente inscripción: “A la memoria del Ilmo. Sr. DON SANTIAGO GIRALDEZ Y ARMENDARIZ MENDOZA Y ACEBO SALGADO Y TAXIS, Vizconde de Valoria, Conde de Lérida, etc., Nació el 13 de Diciembre de 1771. Falleció el 6 de Agosto de 1835. R.I.P. Sus restos mortales se hallan enterrados en la misma sepultura Que guarda las cenizas de Doña Francisca de Taxis”.


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BIBLIOGRAFÍA
  • ARIAS MARTÍNEZ, Manuel (coord.): Museo Nacional Colegio de San Gregorio: Colección / Collection, Ministerio de Cultura, Madrid, 2009 .
  • CANDEIRA Y PÉREZ, Constantino: Guía del Museo Nacional de Escultura, Imprenta Gráficas Perdiguero Valladolid, 1945.
  • COSSIO, Francisco de: Guía de Valladolid y provincia (1922), Grupo Pinciano, Valladolid, 1990.
  • GONZÁLEZ GARCÍA VALLADOLID, Casimiro: Valladolid, recuerdos y grandezas (1900-1902), tomo I, Grupo Pinciano, Valladolid, 1980.
  • MARTÍ Y MONSÓ, José: Estudios histórico-artísticos relativos principalmente a Valladolid, Imprenta Leonardo Miñón, Valladolid, 1901.
  • MARTÍN GONZÁLEZ, Juan José y URREA FERNÁNDEZ, Jesús: Catálogo Monumental de la provincia de Valladolid. Tomo XIV. Monumentos religiosos de la ciudad de Valladolid (1ª parte), Institución Cultural Simancas, Valladolid, 1985.
  • ORTEGA DEL RÍO, José Miguel: Noticias artísticas de la prensa vallisoletana del XIX, Ayuntamiento de Valladolid, Valladolid, 2000.
  • URREA FERNÁNDEZ, Jesús: “Nuevos datos y obras del escultor Felipe de Espinabete (1719-1799), B.S.A.A., tomo LI, 1985, pp.507-510.

3 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Muchísimas gracias. Espero que te guste también la segunda parte, que estará dedicada al interior de la iglesia.

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  2. Enhorabuena, siempre muy bien y muy interesante.
    Muchas gracias por acercarnos el arte que muchas veces pasa desapercibido.

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