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miércoles, 12 de agosto de 2015

LAS SEIS PINTURAS DE PERSPECTIVA DEL PINTOR MADRILEÑO FRANCISCO GUTIÉRREZ CABELLO EN LA COLEGIATA DE VILLAGARCÍA DE CAMPOS


En la galería contigua al museo de la Colegiata de San Luis de Villagarcía de Campos se custodian seis grandes lienzos (165 x 165 cms.), con magníficos marcos, que pasan por ser obra de uno de los pintores de perspectiva más importantes de la España del siglo XVII: el madrileño Francisco Gutiérrez Cabello. La calidad de estas seis obras así como su total desconocimiento por el público en general me ha llevado a querer redactar este post, ojalá sirva para difundir otra de las maravillas que conserva esa colegiata en particular, y Valladolid en general. Y es que, lo que no se conoce no se valora, y estos seis maravillosos y atractivos cuadros merecen valorarse y mucho. Antes de pasar a hablar de ellos trazaremos una pequeña biografía tomada del magnífico libro de Pintura barroca en España de Pérez Sánchez y de la web del Museo del Prado.

Vista general de los seis cuadros de la Colegiata
Francisco Gutiérrez Cabello (h. 1616- 1670) fue uno de los pintores de perspectivas españoles más cualificados de su tiempo, sino el más. Su arte, heredero del también perspectivista Juan de la Corte, le lleva a crear grandes perspectivas arquitectónicas fantasiosas trufadas de historias generalmente bíblicas. Fue un hombre de cierta cualificación social, pues usó siempre el don, y que conoció y estimó mucho a Velázquez, en cuyas pruebas para la concesión del hábito de Santiago en 1658 testificó. En el testimonio emitido, Gutiérrez declaraba ser de edad de cuarenta y dos años y natural de Madrid, aunque originario “de la casa de su apellido en el valle de Bárcena, montañas de Burgos»”. También declaraba conocer a Velázquez desde hacía 28 años, es decir, desde 1630 cuando Gutiérrez, con catorce años, se estaría formando como pintor, una formación de la que nada se sabe pero que, dada su especialización, podría haber tenido lugar en el taller de Juan de la Corte. En 1639 era ya pintor y asiste a la almoneda de Vicente Carducho. Se desconoce la fecha de su fallecimiento, pero en mayo de 1670 doña Clara de Tovar se decía ya su viuda.
La primera obra firmada que se le conoce es, sin embargo, una Inmaculada en colección particular de Logroño, fechada en 1654, de composición bastante arcaica. Es posible, por tanto, que fuese el fracaso como pintor convencional el que determinase su orientación hacia la pintura de género. Y es en este aspecto en el que brilló, componiendo hábilmente amplias y ricas perspectivas arquitectónicas, aunque inspiradas generalmente en grabados de Hans Vredeman de Vries, en las que se desenvuelven numerosas y pequeñas figuras formando escenas tomadas de la Biblia y más raramente de la historia troyana.

Inmaculada (Colección particular. Logroño. 1654)
En este orden destacan las series de asuntos bíblicos y evangélicos de la Colegiata de Villagarcía de Campos, fechada en 1662, y la del convento del Cristo de la Victoria de Serradilla, de 1666. El número de pinturas de este carácter es relativamente abundante y en los últimos tiempos se han ido incorporando algunas más al catálogo de sus obras, generalmente firmadas con el anagrama “FGz”, como la Caída de Troya del Museo de Bellas Artes de Sevilla, el Hallazgo de Moisés del Museo de Bellas Artes de Bilbao, muy semejante a un asunto análogo conservado en el Palacio Real de Madrid, probablemente también suyo, o el no firmado Juicio de Salomón del Museo del Prado, próximo al lienzo de igual asunto de Villagarcía de Campos. A este museo pertenecen otras dos obras de Gutiérrez: José mostrando a su padre y sus hermanos al faraón y Proyecto de un templo, procedentes todas ellas de la colección real.

José mostrando a su padre y sus hermanos al faraón (Museo del Prado. Madrid)
José recibido en Heliópolis (Museo de Bellas Artes. Sevilla. 1657)
Moisés salvado de las aguas (Museo de Bellas Artes. Bilbao)
El incendio de Troya (Museo de Bellas Artes. Sevilla. 1657)
El Juicio de Salomón (Museo de Bellas Artes. Santander. 1650)

Cuadros de perspectivas de la Colegiata de Villagarcía de Campos
Antes de que se conociera que habían sido realizados por Francisco Gutiérrez tras la localización de su firma, el padre Pérez Picón los asignó a la escuela veneciana del siglo XVII. Diciendo de ellos que se distinguían “por la brillantez de colorido, por la perfección del dibujo, por los contrastes del claroscuro y el esfuminado de las lejanías. La escena principal está representada en estos lienzos, aunque colocada en primer plano, queda como relegada a segundo término por el fantástico fondo arquitectónico en que está encuadrada, produciendo un maravilloso efecto por su riqueza y pompa teatral. Los seis lienzos representan escenas bíblicas del antiguo y nuevo testamento”. Los cuados se hallaban forrados y se resatauraron en 1970, momento en el que se observó al dorso de los lienzos 1, 3 y 4 el monograma “F. GZ” y la fecha de 1662.
El primer lienzo representa a José recibido en Heliópolis por el ministro del Faraón. Allí vivía Putifar, sacerdote de aquella ciudad, y su hija Asenet, la que el Faraón había dado como esposa a José, después que éste le interpretó los sueños de las vacas gordas y las vacas flacas, y los de las espigas llenas y lozanas y las espigas delgadas y quemadas. En el frontis del templo que llena el fondo del cuadro están inscritos los nombres de Asenet y Putifar; y al pie del lienzo se dice: “Al gran Virrey Joseph con alegre triunfo recibe la ciudad de Heliópolis”. El pintor trasladando la escena a su tiempo, nos presenta a José en una carroza descubierta, tirada por seis cabellos blancos, precedida y seguida de una escolta de soldados también a caballo; y cubierta la carrera por una multitud abigarrada que se agolpa respetuosa y le hace reverencia doblando la rodilla a su paso, como lo había mandado Faraón.

El segundo lienzo representa el Traslado del Arca de la Alianza a Sión, la ciudad de David, en medio de una numerosa comitiva, al son de las trompetas. En el centro aparece el candelabro de los siete brazos, que lucía siempre en el tabernáculo. Delante del Arca de la Alianza, llevada bajo palio por los Levitas, va David danzando y tocando la cítara. El fondo está formado por una serie de columnatas de un grandioso templo, que ofrece una magnífica perspectiva en todas las direcciones; y a través de los arcos e intercolumnios se adivinan las galerías y los atrios del templo. En los ángulos superiores, repartida en dos óvalos, tiene esta leyenda: “Con religiosos cultos coloca en Sión / tañe y baila David delante del Arca”.

El tercer lienzo es el Juicio de Salomón. Aparece el Rey Sabio a mano izquierda, sentada en un trono bajo dosel, pronunciando su famosa sentencia de dar la mitad del niño vivo a cada una de las mujeres para conocer quién era la verdadera madre. El palacio de Salomón es un verdadero monumento renacentista con columnas salomónicas; no le falta ni el detalle del reloj de la fachada. Por el canal, que pasa lamiendo los muros del palacio de Salomón, aparece la elegante proa de una góndola veneciana.

En el cuarto lienzo efigia la Visita de la Reina de Saba a Salomón. El pintor reproduce la escena del libro tercero de los Reyes, en que la Reina de Saba viene a comprobar por sí misma la fama de la sabiduría de Salomón, y le trae regalos de oro, piedras preciosas y aromas de Oriente. En vez de los camellos de que nos habla la Sagrada Escritura, trae la Reina una carroza de seis caballos blancos con sus palafreneros vestidos de librea. Queda la carroza a un lado, y la Reina con su tez morena y sus grandes pendientes, se dispone a subir la escalinata del palacio. Salomón dejando el solio instalado en la fachada, sale a recibirla a la escalera con corona y cetro. Salomón satisfizo plenamente a todas sus consultas; y la Reina le dijo: “Tu sabiduría y tus hechos son mucho más de lo que habían contado”.

El quinto lienzo es el de los Desposorios de la Virgen. La acción transcurre en el interior de un magnífico templo, de cuya cúpula descienden los rayos sutiles del Espíritu Santo, que bendice la unión, presidida por el Sumo Sacerdote. En el fondo se ve el Arca de la Alianza. Está inspirado en el de Rafael.

El sexto lienzo es La Cena en Casa del Fariseo. Representa el momento en el que entró la Magdalena en casa de Simón el fariseo, donde estaba Jesús comiendo; le ungió los pies con ricos perfumes y se los enjugó con sus cabellos. Un doctor de la ley señala con el dedo a la Magdalena diciendo: “si supiese quién es esa mujer…”.  El grupo central está directamente tomado de una composición de Ludovico Cardi “Cigoli”, que fue sin duda grabada y muy conocida en España. El original, firmado en 1596, se conserva en la galería Doria Pamphilj de Roma, otros ejemplares se señalan en Italia y en España y una copia firmada por Luciano Salvador Gómez hay en el Colegio del Patriarca de Valencia.
La casa del Fariseo está decorada con profusión de cuadros y en los aparadores están colocadas las copas, las ánforas y bandejas de oro y plata. Y aquí también, como en el palacio en que se celebraba el juicio de Salomón, pasa rozando los muros de la casa uno de los canales de Venecia, donde se van a cruzar dos góndolas de elevada y artística proa. Al pie de la escena está grabada en latín la inscripción con las palabras del evangelio de San Lucas: “Et ecce mulier, ut cognovit quod Iesus accubuisset in domo pharisei…”.

La cena en casa del fariseo, original de Cigoli (Galería Doria-Pamphilj. Roma. 1596)
El padre Pérez Picón piensa que la elección de los temas no fue casual: “Esta serie de cuadros parecen estar encargados expresamente para Villagarcía en memoria de sus fundadores don Luis Quijada y doña Magdalena de Ulloa. Evidentemente la escena de la Magdalena es una alusión a doña Magdalena de Ulloa, a la que se recuerda además en muchos cuadros y bustos que hay en la Colegiata. Los desposorios de la Virgen y San José son una evocación del matrimonio de doña Magdalena y don Luis Quijada, quien repite varias veces que “querían tener después de la muerte la buena compañía que tuvieron en vida”. Y los otros cuadros de José, David y Salomón se refieren a Luis Quijada que fue mayordomo y hombre de confianza del Emperador Carlos V, como José lo fue del Faraón de Egipto. Luis Quijada aportó su hacienda para construir un templo en Villagarcía como David reunió todos los materiales para construir el de Jerusalén. Se distinguió como Salomón por su prudencia y consejo, como lo prueban los cargos que le confiaron de la crianza y educación de don Juan de Austria y de la Presidencia del Consejo de Indias”.
 
BIBLIOGRAFÍA
  • ANGULO ÍÑIGUEZ, Diego: Historia de la pintura española. Escuela madrileña del segundo tercio del siglo XVII, Instituto Diego Velázquez, Madrid, 1983.
  • GUTIÉRREZ PASTOR, Ismael: “Francisco Gutiérrez: una Inmaculada fechada en 1654”, B.S.A.A., Tomo LIII, 1987, pp. 408-411.
  • PÉREZ PICÓN, Conrado (S. J.): Villagarcía de Campos: estudio histórico-artístico, Institución Cultural Simancas, Valladolid, 1982.
  • PÉREZ SÁNCHEZ, Alfonso Emilio: Pintura barroca en España (1600-1750), Cátedra, Madrid, 2010.
  • VALDIVIESO GONZÁLEZ, Enrique: “Dos nuevas pinturas de Francisco Gutiérrez”, Revista de Arte Sevillano, nº 2, 1982, pp. 71-73.
  • VALDIVIESO GONZÁLEZ, Enrique: “Francisco Gutiérrez, pintor de perspectivas”, Boletín del Museo del Prado, Vol. 3, Nº 9, 1982, pp. 175-180.
  • VALDIVIESO GONZÁLEZ, Enrique: “Nuevos datos y obras de Francisco Gutiérrez”, Boletín del Museo del Prado, Vol. 13, Nº 31, 1992, pp. 7-10.
  • VALDIVIESO GONZÁLEZ, Enrique: "Francisco Gutiérrez, un soñador de arquitectura fantásticas", ARS Magazine, Nº 11, 2011, pp. 104-118.

1 comentario:

  1. Grabado por Cornelis Galle según Cigoli: https://lh6.ggpht.com/9XJUSm0ZBJaOW3dm6Tf7tmEWqHiqy5XN6xeHe0NzVm0Yrn-62U6uTacvpP1eb4c4Fr3bNqVt6bj7uhjoFMekdb6ibLI=s1920

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