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lunes, 20 de febrero de 2017

EXPOSICIÓN: OBIECTUM. Berta Santos Solé


Berta Santos Solé (Valladolid, 1994) con su exposición “Obiectum” conforma la primera muestra de la Convocatoria de Artistas Locales que acoge el Museo Patio Herreriano de Valladolid. En la Sala 0 se puede admirar una exposición de arte comprometido, porque eso es lo que nos propone la artista, una artista comprometida con los más necesitados, especialmente los sintecho y los marginados por el sistema capitalista.
 
Fotografía tomada de http://www.diariodevalladolid.es/noticias/cultura/santos-sole-abstraccion-visibiliza-ignorado_79865.html
En una época en la que el arte está tan desprestigiado por culpa de una gran cantidad de “artistas” que es capaz de venderte una caca de perro como una obra de arte, es de agradecer que haya exposiciones con calado, con un fondo social tan importante como esta. Una de las funciones del arte, desarrollada sobre todo a partir del siglo XIX, fue la de la denuncia social. Berta, a la que creo que tuve la oportunidad de ver fugazmente el sábado por la mañana mientras hacía las fotografías para ilustrar este post, demuestra ser una digna heredera de míticos artistas comprometidos como Goya, Delacroix, Picasso, Diego Rivera, u otros más cercanos como el Equipo Crónica, Alberto Sánchez o Francisco Pérez Mateo, este último una debilidad mía.
Sin título 1
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La exposición consta de un buen puñado de pinturas abstractas, o casi, realizadas sobre lienzo y también sobre cartón, elemento para nada casual y que es un tributo a las cientos de miles de personas que viven en la calle y utilizan ese material para resguardarse de las inclemencias meteorológicas día tras día en nuestras calles. Hay también otras pinturas en las que combina ambos elementos, creando collages muy sugestivos. Desde el punto de vista visual, las pinturas son muy agradables a la vista tanto por los trazos, en los cuales combina a la perfección las líneas rectas con las curvas, como por las manchas de color perfectamente maridados. Especialmente atractivos resultan Sin título 7 y Sin título 8.
Quizás la pieza más llamativa es un mosaico gigante formado por cientos de cartones en cada uno de los cuales van escritos deseos de quienes se encuentran instalados dentro del sistema. El riesgo de pobreza en nuestro país no es para nada baladí, es más, cada día aumenta. Según los últimos informes, ésta alcanza ya casi al 29% de los españoles. Las mismas políticas sólo harán que agravar esta cifra. ¿Cuándo nos daremos cuenta de este fracaso?.
Sin título 9
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Para finalizar, a continuación, además de animaros a ir a ver la exposición, y ya de paso todo el Museo Patio Herreriano (para los más reticentes os recordaré que es gratuito) se inserta el texto que preside la exposición, y que yo mismo firmo palabra por palabra. No se puede decir más en menos metros cuadrados de pared. Habla muy claro y encima tiene toda la razón. Desde ahora tengo una nueva artista a la que seguir, recuerden su nombre: Berta Santos Solé.
Supongamos que los cuadros son espejos nítidos en los que quien observa pudiera ver a alguien a quien nunca se recuerda. Tras el redescubrimiento de ese alguien, el observador comienza, necesariamente, a hacerse preguntas; ahí se inicia la reflexión ante la revelación de lo que las obras de esta exposición muestran. Y ese mismo es el propósito de OBIECTUM: generar reflexión ante una clara pero difusa realidad.
De esa realidad mostrada se descubre algo que también pudiera ser evidente pero que una gran parte de la población parece no entrever: el capitalismo necesita a la crisis para sobrevivir; y más aún, necesita de la ceguera ante los desasistidos.
De este modo, el número de gente que está sufriendo las consecuencias de la desigualdad ha aumentado considerablemente. Las fuerzas capitalistas -entendidas como la agresividad de la mano invisible del libre mercado y, a pie de calle, las actitudes egoístas y materialistas que provocan- han agradado profundamente la grieta que separa a ricos y pobres. El mercado capitalista produce una inevitable polarización entre quienes están convencidos y dentro del sistema y los que no; así, estamos ante una desigualdad tan grotesca que sólo a través de un cambio drástico al modelo del sistema la desigualdad podrá ser superada o al menos, afrontada.
Y, frente a este panorama, ¿qué papel cumple la cultura?. En la modernidad la cultura se concebía como un fenómeno secundario respecto a la lucha de clases y relaciones de producción. En la actualidad, la función cultural ha dado un giro, ya que la cultura es parte de una industria que da rentabilidad al estado; esta función más mercantil o productiva ha roto las dicotomías existentes: cultura y comercio ahora son una, se ha producido una asimilación de contenidos heterogéneos. Cada vez aumentan más los intereses, se crean más necesidades cada vez más especializadas, a lo que hay que añadir el valor absoluto que supone actualmente la inmediatez, lo que provoca más presión a las personas implicadas en el sistema capitalista.
Así pues, a raíz de todo ello y de la generación de más contenido, hay un aumento de necesidades y de objetos que las cubren, pero la felicidad de los individuos no aumenta con ello, ya que se produce una constante sensación de inestabilidad.
Sin título 22 y 17
Dicha desestabilización que acarrea la sociedad de hiperconsumo no se detiene aquí. Afecta incluso a la identidad de las personas excluidas del paraíso comercial. En un mundo invadido por el mercado, la pobreza adquiere un nuevo rostro, más aún en la actualidad, en la que ha desaparecido la antigua cultura o visión de la pobreza. La inmensa mayoría de ella está ya integrada en el universo del bienestar y todo el mundo aspira a gozar del consumo, el ocio y las marcas. Todos -al menos en espíritu- somos hiperconsumidores. Esto genera que los individuos educados en un cosmos consumista y que no pueden beneficiarse de él viven en un estado de frustración, de descalificación de sí mismos, de fracaso. Solicitar ayudas sociales, economizar en lo básico, calcular el precio de todo, privarse de todo, no llegar a fin de mes: en una época de consumo hipertrofiado, el subconsumo conduce a la exclusión, a la vergüenza, a la autocondena. Aunque el capitalismo de hiperconsumo ha acabado con la pobreza absoluta en nuestros lares, se agudizan la pobreza interior y la sensación de llevar una subsistencia entre quienes no pueden acceder a la felicidad consumista que se nos promete a todos.
A raíz de esto, hay un trabajo crítico con la inminencia: el melancólico desencanto sobre el sistema en el que la interpretación se torna como propio sistema. Queremos un cambio, se nos está presionando para ser parte de una comunidad cada vez más destruida, no somos capaces de ver a nuestro alrededor y para reconciliarnos no solo hace falta ver sino actuar, y este proyecto ofrece una visión y enmarca un problema que el sistema trata de olvidar.
Por suerte, la indignación moral no ha desaparecido: ha aumentado el sentido de responsabilidad y espíritu solidario, las sociedades descoyuntadas tienden a la fuerza moral. Intentamos acabar con las discriminaciones sociales, en teoría la democracia supone la igualdad pero podemos ver, día a día, que esto no es así. Según Bourdieu, la democratización de la sociedad y la cultura solo afecta a las minorías, creando un sentimiento de exclusión, un nefasto sentido comunitario. La buena integración pasa por una política que contaba las desigualdades socioeconómicas y la construcción de beneficencia pura.
En este marco social, los proyectos acaban de realizarse en el reconocimiento de quienes lo ven, por eso espero que este proyecto artístico active nuestra sensibilidad. “La pregunta no es qué es el arte, sino qué puede hacer” (Poperlard, 2002).
Los visitantes modifican el rumbo de los artistas. Las obras presentadas centran el foco de atención en dudas que sólo en la mirada de quien trata de ver pueden encontrar respuesta. Todo ello para tratar que el diálogo se expanda desde los propios protagonistas, la obra generando interrogantes, hasta el espectador -que habría de seguir preguntándose a sí mismo-. Dice el poeta Francisco José Sevilla que “la indiferencia será la asesina en serie más peligrosa de la Humidad”, así que esperamos que este proyecto contribuya a que la indiferencia se disipe todo lo posible”.

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