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viernes, 27 de abril de 2012

COFRADÍA DE LA PIEDAD. El Santo Cristo de la Humildad o "del Gallo" (José de Rozas, 1691)


El Santísimo Cristo de la Humildad o "del Gallo" de la Cofradía de Nuestra Señora de la Piedad es uno de los pasos históricos tanto de la Cofradía, en particular, como de la Semana Santa de Valladolid, en general. Este Cristo fue procesionado por su cofradía hasta comienzos del siglo XX, pasando posteriormente a escoltarle efímeramente la Hermandad del Santo Cristo de los Artilleros, tras lo cual la pieza cayó en el olvido y estuvo casi abandonada en una de las capillas del Santuario Nacional de la Gran Promesa. Por fortuna todo cambió a partir del año 2015, como explicaremos a su debido tiempo.
Me satisface enormemente su recuperación por parte de su cofradía y para el fin para el que fue realizado (el procesional) ya que una de las primeras entradas de este blog se la dediqué a este Cristo, titulándola "Pasos que se debían recuperar I: El Santo Cristo de la Humildad". Por suerte las gestiones de la cofradía para recuperarlo dieron sus frutos y he tenido que modificar esta entrada, en la que ya no figura aquella lamentación: "es sin ninguna duda una pieza de primera categoría que incomprensiblemente se encuentra fuera de nuestra Semana Santa. No conozco los motivos por los que no ha vuelto a salir a la calle, pero una talla de sus características, su historia procesional y su calidad merecen, al menos, que se piense en una próxima incorporación". Enhorabuena y gracias a todos los que habéis conseguido que esta magnífica imagen esté de vuelta. Ojalá que poco a poco la cofradía pueda ir recuperando sus pasos y, por qué no, volviéndolos a poner en la calle. Me refiero, por supuesto, al paso de Longinos y al del Traslado al Sepulcro, el cual en la actualidad procesiona incompleto.

Ya desde el siglo XVI la Cofradía de la Piedad contaba con una imagen del Ecce Homo que sacaban en procesión bajo la advocación del “Santo Cristo de la Humildad”. Así consta en el libro de cuentas del año 1595-1596 una partida de doce reales por “haçer un andamio para poner la Ynsinia del hece omo”. Contaba con sus propios mayordomos y hay constancia de que en 1655 lo era el escultor Francisco Díaz de Tudanca. Los materiales con los que estaba hecha esta imagen debían ser débiles, puesto que en 1636 se encomienda al pintor Diego Díaz su reparación “para que la adereçe lo que viere menester, por estar algo deslucida”. Este “Santo Cristo de la Humildad” salió en procesión hasta 1639-1640, no figurando ya en la planta procesional de la cofradía de 1642. Nuevamente en 1677 se hablaba de la “indecencia” en la que se encontraba esta imagen. Finalmente la cofradía decidió sustituir la imagen, para ello encargó en 1691 al escultor José de Rozas la realización de una nueva talla del Ecce Homo. Rozas se comprometió a que “haría perfecta y acavada una hechura de el Santo Cristo de la Humildad de cuerpo entero, sentado y en blanco, regulando su valor en 100 ducados”. La imagen debía estar acabada para primero de octubre de ese mismo año.


Posiblemente José de Rozas tuvo en cuenta la anterior imagen del Ecce Homo, aunque este nuevo Cristo parece copiado del que Gregorio Fernández realizó para la Cofradía de la Vera Cruz, excepto en la posición de las manos y en su tamaño, algo más pequeño que aquél.

Cristo, coronado de espinas, aparece sentado sobre un cajón, con la cabeza ligeramente inclinada al lado derecho. El rostro viene a coincidir con el Nazareno de Palencia. Ojos abiertos y boca entreabierta. Sus manos están cruzadas y atadas con una cuerda, en una de ellas sostiene una caña. Tiene el cuerpo tremendamente llagado, y le cubre una túnica de tela encolada de color rojo, con la cual se lograba un mayor grado de verosimilitud en la talla. Su puesta en escena en la calle iba acompañada por la cruz y los atributos de la Pasión, según lo describió: “Cristo con la túnica encarnada sentado y detrás de la cruz y los atributos de su pasión, repartidos en ella de talla”.


Las advocaciones que fue adquiriendo fueron varios: “Cristo de la Humildad”, “Cristo de la Caña” o “Cristo del Gallo”. Esta última advocación procede de la escenografía con que iba acompañado, puesto que a los citados atributos se añadía un gallo que anunciaba las traiciones de San Pedro. El apodo más reciente fue el de “Cristo de los Artilleros”, porque una sección del cuerpo de Artillería, establecido en el antiguo colegio de San Ambrosio, le acompañaba con velas encendidas en la procesión del Viernes Santo.
Sin embargo, aquel templo no fue su ubicación inicial. La primera sede independiente de la Cofradía de la Piedad fue su iglesia penitencial, la cual estuvo entre las actuales calles de Fray Luis de León y López Gómez. Allí el Cristo se encontraba colocado en un gran retablo de columnas salomónicas en un lado lateral del templo. Tras su derribo pasó, provisionalmente y en 1791, a la iglesia parroquial de El Salvador, siendo colocada esta imagen en el altar de la Virgen del Buen Suceso. De allí llegaron hasta la iglesia de los frailes hospitalarios de San Antón, en el cual permanecieron hasta que se cerró al culto esta iglesia en el siglo XX. Finalmente la imagen fue trasladada al Santuario Nacional de la Gran Promesa, adonde fueron a parar algunas de las obras de la iglesia de San Antón al desaparecer ésta.
No fue la única imagen que de esta advocación del Ecce Homo poseía la antigua Cofradía de la Piedad. Según indica Roberto Alonso la cofradía debió de tener hasta cuatro imágenes. Incluso en momentos de crisis (y fueron muy continuados desde el siglo XIX) era la única talla a la que recurrían los cofrades en las procesiones de la Pasión, cuando ya no se armaban los grandes conjuntos. El “Cristo de la Humildad” solía aparecer en el primer claro de la procesión, como indicaba Canesi. Se pudo apreciar en la famosa procesión del Viernes Santo de 21 de abril de 1810, la solicitada por el general Kellerman: “a las cuatro de la tarde llegó… y enseguida la de La Piedad con el Santísimo Cristo de la Humildad”. Y a pesar de que no se contaba con personas suficientes para portar los pasos a finales del siglo XIX, la cofradía de la Piedad continuó asistiendo a la procesión del Viernes Santo con esta imagen entre 1864 y 1908. Agapito y Revilla seguía confirmando su presencia en 1910 y 1911, aunque no se conoce el momento en que dejó de hacerlo. Incluso el citado Agapito y Revilla afirmaba en su libro de la Semana Santa (publicado en 1925) que un señor decía ser propietario de esta imagen, queriéndola vender, aunque los libros de Cabildos parecían demostrar lo contrario. Con la recuperación de la frecuencia procesional, liderada por el arzobispo Gandásegui, el “Cristo de la Humildad” fue alumbrado por los Artilleros (recibiendo también esta denominación). La talla posteriormente fue sustituida por la imagen del Ecce Homo de la Cofradía de la Vera Cruz, realizada por Gregorio Fernández como figura central del antiguo paso de La Coronación de Espinas.

El día 18 de diciembre de 2014 el Arzobispado de Valladolid confirmó que la preciosa imagen del Cristo de la Humildad volvería a las calles en el año 2015 de la mano de su cofradía titular, aquella que 324 años antes pidió al escultor José de Rozas su fabricación. Esta fecha es importante ya que el Arzobispado autorizó asimismo la salida del Cristo Yacente renacentista conservado en la Capilla de San Francisco del Convento de Santa Isabel y el San Juan Evangelista de Pedro de Ávila custodiado en la Catedral. El primero lo acompañará la Cofradía de la Orden Franciscana Seglar (V.O.T.), mientras que la segunda lo hará la Cofradía del Discípulo Amado.
Efectivamente, durante la Semana Santa de 2015 el Cristo de la Humildad volvió a procesionar, previa restauración que le ha devuelto todo su esplendor: el Lunes Santo protagonizó un encuentro con el Cristodel Olvido frente al Santuario Nacional de la Gran Promesa, y el Miércoles Santo formó parte de la Procesión de Regla de la Cofradía de la Piedad. En 2016 se marcó un nuevo hito en la historia del Cristo de la Humildad ya que en el mes de marzo se dio a conocer su traslado desde Santuario Nacional de la Gran Promesa a la iglesia de San Martín, sede de la Cofradía de la Piedad y donde sus cofrades le tendrán a su lado, lugar del que nunca debió apartarse.
Lunes Santo. Encuentro con el Santo Cristo del Olvido
Miércoles Santo. Procesión de Regla de la Cofradía de la Piedad

BIBLIOGRAFÍA
  • AGAPITO Y REVILLA, Juan: Las cofradías, las procesiones y los pasos de Semana Santa en Valladolid. Editorial Maxtor, Valladolid, 2007.
  • BURRIEZA SÁNCHEZ, Javier: Cinco siglos de cofradías y procesiones: Historia de la Semana Santa en Valladolid, Ayuntamiento de Valladolid, Valladolid, 2004.