El
Santísimo Cristo de la Humildad o "del Gallo" de la Cofradía de
Nuestra Señora de la Piedad es uno de los pasos históricos tanto de la
Cofradía, en particular, como de la Semana Santa de Valladolid, en general.
Este Cristo fue procesionado por su cofradía hasta comienzos del siglo XX, pasando
posteriormente a escoltarle efímeramente la Hermandad del Santo Cristo de los
Artilleros, tras lo cual la pieza cayó en el olvido y estuvo casi abandonada en
una de las capillas del Santuario Nacional de la Gran Promesa. Por fortuna todo
cambió a partir del año 2015, como explicaremos a su debido tiempo.
Me
satisface enormemente su recuperación por parte de su cofradía y para el fin
para el que fue realizado (el procesional) ya que una de las primeras entradas
de este blog se la dediqué a este Cristo, titulándola "Pasos que se debían
recuperar I: El Santo Cristo de la Humildad". Por suerte las gestiones de
la cofradía para recuperarlo dieron sus frutos y he tenido que modificar esta
entrada, en la que ya no figura aquella lamentación: "es sin ninguna
duda una pieza de primera categoría que incomprensiblemente se encuentra fuera
de nuestra Semana Santa. No conozco los motivos por los que no ha vuelto a
salir a la calle, pero una talla de sus características, su historia
procesional y su calidad merecen, al menos, que se piense en una próxima incorporación".
Enhorabuena y gracias a todos los que habéis conseguido que esta magnífica
imagen esté de vuelta. Ojalá que poco a poco la cofradía pueda ir recuperando
sus pasos y, por qué no, volviéndolos a poner en la calle. Me refiero, por
supuesto, al paso de Longinos y al del Traslado al Sepulcro, el cual en la actualidad
procesiona incompleto.
Ya
desde el siglo XVI la Cofradía de la Piedad contaba con una imagen del Ecce
Homo que sacaban en procesión bajo la advocación del “Santo Cristo de la
Humildad”. Así consta en el libro de cuentas del año 1595-1596 una partida de
doce reales por “haçer
un andamio para poner la Ynsinia del hece omo”. Contaba
con sus propios mayordomos y hay constancia de que en 1655 lo era el escultor
Francisco Díaz de Tudanca. Los materiales con los que estaba hecha esta imagen
debían ser débiles, puesto que en 1636 se encomienda al pintor Diego Díaz su
reparación “para
que la adereçe lo que viere menester, por estar algo deslucida”. Este
“Santo Cristo de la Humildad” salió en procesión hasta 1639-1640, no figurando
ya en la planta procesional de la cofradía de 1642. Nuevamente en 1677 se
hablaba de la “indecencia”
en la que se encontraba esta imagen. Finalmente la cofradía decidió sustituir
la imagen, para ello encargó en 1691 al escultor José de Rozas la realización
de una nueva talla del Ecce Homo. Rozas se comprometió a que “haría perfecta y
acavada una hechura de el Santo Cristo de la Humildad de cuerpo entero, sentado
y en blanco, regulando su valor en 100 ducados”. La imagen debía estar
acabada para primero de octubre de ese mismo año.
Posiblemente José de Rozas tuvo en cuenta la anterior imagen del Ecce Homo, aunque este nuevo Cristo parece copiado del que Gregorio Fernández realizó para la Cofradía de la Vera Cruz, excepto en la posición de las manos y en su tamaño, algo más pequeño que aquél.
Cristo, coronado de espinas, aparece sentado
sobre un cajón, con la cabeza ligeramente inclinada al lado derecho. El rostro
viene a coincidir con el Nazareno de Palencia. Ojos abiertos y boca
entreabierta. Sus manos están cruzadas y atadas con una cuerda, en una de ellas
sostiene una caña. Tiene el cuerpo tremendamente llagado, y le cubre una túnica
de tela encolada de color rojo, con la cual se lograba un mayor grado de
verosimilitud en la talla. Su puesta en escena en la calle iba acompañada por
la cruz y los atributos de la Pasión, según lo describió: “Cristo con la túnica
encarnada sentado y detrás de la cruz y los atributos de su pasión, repartidos
en ella de talla”.
Las advocaciones que fue adquiriendo fueron varios: “Cristo de la Humildad”, “Cristo de la Caña” o “Cristo del Gallo”. Esta última advocación procede de la escenografía con que iba acompañado, puesto que a los citados atributos se añadía un gallo que anunciaba las traiciones de San Pedro. El apodo más reciente fue el de “Cristo de los Artilleros”, porque una sección del cuerpo de Artillería, establecido en el antiguo colegio de San Ambrosio, le acompañaba con velas encendidas en la procesión del Viernes Santo.
Sin
embargo, aquel templo no fue su ubicación inicial. La primera sede
independiente de la Cofradía de la Piedad fue su iglesia penitencial, la cual
estuvo entre las actuales calles de Fray Luis de León y López Gómez. Allí el
Cristo se encontraba colocado en un gran retablo de columnas salomónicas en un
lado lateral del templo. Tras su derribo pasó, provisionalmente y en 1791, a la
iglesia parroquial de El Salvador, siendo colocada esta imagen en el altar de
la Virgen del Buen Suceso. De allí llegaron hasta la iglesia de los frailes
hospitalarios de San Antón, en el cual permanecieron hasta que se cerró al
culto esta iglesia en el siglo XX. Finalmente la imagen fue trasladada al
Santuario Nacional de la Gran Promesa, adonde fueron a parar algunas de las
obras de la iglesia de San Antón al desaparecer ésta.
No fue la única imagen que de esta advocación del Ecce
Homo poseía la antigua Cofradía de la Piedad. Según indica Roberto Alonso la
cofradía debió de tener hasta cuatro imágenes. Incluso en momentos de crisis (y
fueron muy continuados desde el siglo XIX) era la única talla a la que
recurrían los cofrades en las procesiones de la Pasión, cuando ya no se armaban
los grandes conjuntos. El “Cristo de la Humildad” solía aparecer en el primer
claro de la procesión, como indicaba Canesi. Se pudo apreciar en la famosa
procesión del Viernes Santo de 21 de abril de 1810, la solicitada por el
general Kellerman: “a las cuatro de la tarde llegó… y enseguida la de La
Piedad con el Santísimo Cristo de la Humildad”. Y a pesar de que no se
contaba con personas suficientes para portar los pasos a finales del siglo XIX,
la cofradía de la Piedad continuó asistiendo a la procesión del Viernes Santo
con esta imagen entre 1864 y 1908. Agapito y Revilla seguía confirmando su
presencia en 1910 y 1911, aunque no se conoce el momento en que dejó de
hacerlo. Incluso el citado Agapito y Revilla afirmaba en su libro de la Semana
Santa (publicado en 1925) que un señor decía ser propietario de esta imagen,
queriéndola vender, aunque los libros de Cabildos parecían demostrar lo
contrario. Con la recuperación de la frecuencia procesional, liderada por el
arzobispo Gandásegui, el “Cristo de la Humildad” fue alumbrado por los
Artilleros (recibiendo también esta denominación). La talla posteriormente fue
sustituida por la imagen del Ecce Homo de la Cofradía de la Vera Cruz,
realizada por Gregorio Fernández como figura central del antiguo paso de La
Coronación de Espinas.
El
día 18 de diciembre de 2014 el Arzobispado de Valladolid confirmó que la
preciosa imagen del Cristo de la Humildad volvería a las calles en el año 2015
de la mano de su cofradía titular, aquella que 324 años antes pidió al escultor
José de Rozas su fabricación. Esta fecha es importante ya que el Arzobispado
autorizó asimismo la salida del Cristo
Yacente renacentista conservado en la Capilla de San Francisco del Convento
de Santa Isabel y el San Juan Evangelista
de Pedro de Ávila custodiado en la Catedral. El primero lo acompañará la
Cofradía de la Orden Franciscana Seglar (V.O.T.), mientras que la segunda lo
hará la Cofradía del Discípulo Amado.
Efectivamente,
durante la Semana Santa de 2015 el Cristo de la Humildad volvió a procesionar,
previa restauración que le ha devuelto todo su esplendor: el Lunes Santo
protagonizó un encuentro con el Cristodel Olvido frente al Santuario Nacional de la Gran Promesa, y el Miércoles Santo
formó parte de la Procesión de Regla de la Cofradía de la Piedad. En 2016 se
marcó un nuevo hito en la historia del Cristo de la Humildad ya que en el mes
de marzo se dio a conocer su traslado desde Santuario Nacional de la Gran
Promesa a la iglesia de San Martín, sede de la Cofradía de la Piedad y donde
sus cofrades le tendrán a su lado, lugar del que nunca debió apartarse.
Lunes Santo. Encuentro con el Santo Cristo del Olvido |
Miércoles Santo. Procesión de Regla de la Cofradía de la Piedad |
BIBLIOGRAFÍA
- AGAPITO Y REVILLA, Juan: Las cofradías, las procesiones y los pasos de Semana Santa en Valladolid. Editorial Maxtor, Valladolid, 2007.
- BURRIEZA SÁNCHEZ, Javier: Cinco siglos de cofradías y procesiones: Historia de la Semana Santa en Valladolid, Ayuntamiento de Valladolid, Valladolid, 2004.