Tenemos dos malas costumbres en
Valladolid: no conocer a muchos de nuestros artistas, y a otros ni siquiera
valorarlos. La figura sobre la que hablaremos hoy es uno de esos casos, aunque
también es cierto que poco tiempo pasó en su ciudad natal. Hoy quiero dar a
“conocer” a un gran pintor, totalmente desconocido en Valladolid, a pesar de
que nació en ella. Se trata del bodegonista Antonio Ponce. Para tratar su
figura he decidido hacerlo en tres apartados diferentes: primero una breve
introducción al mundo de los bodegones del siglo XVII, seguidamente una pequeña
biografía y para terminar se tratará acerca de las características de su obra.
Espero que os guste, porque al menos para mí ha sido una grata alegría
descubrirle.
Durante la segunda década del siglo
XVII, la escena artística de los bodegones en Madrid estaba dominada por Van
der Hamen. Hasta el momento, no se ha encontrado ningún cuadro firmado y
fechado por ninguno de sus contemporáneos de los años 20. Sin embargo, el vacío
dejado a su muerte en 1631 fue ocupado con rapidez. La “explosión” de la moda
de los bodegones fue impulsada por la afición del coleccionismo de cuadros, una
actividad cada vez más de moda, y a mediados de siglo los bodegones eran un
producto básico para la subsistencia de la mayoría de los pintores comunes en
Madrid. Entre los artistas aparecidos en este periodo que se dedicaron al
género destacan Francisco Barrera, Antonio Ponce y Juan de Espinosa. En
comparación con la versatilidad de Van der Hamen, el talento de estos artistas
era relativamente modesto. Ninguno de ellos fue lo suficientemente importante
para ser merecedor de una biografía en ninguna de las antiguas fuentes
documentales, aunque el hecho de que se identificasen y reconociesen bodegones
de Ponce y Espinosa en inventarios de colecciones pictóricas de la época
demuestra que disfrutaron de reconocimiento dentro del semi-anónimo género de
los bodegones.
JUAN VAN DER HAMEN Y LEÓN: Bodegón con alcachofas, flores y recipientes de vidrio |
JUAN DE ESPINOSA: Bodegón con uvas |
FRANCISCO BARRERA: Bodegón de flores y frutas |
Antonio Ponce ha sido
un artista semi-desconocido hasta hace unas pocas décadas. Su personalidad se
ha ido perfilando en los últimos años gracias a la publicación de bastantes
obras suyas, firmadas y a veces fechadas, que han permitido conocerle bien.
Quizás uno de los motivos del desconocimiento de su obra sea el que la mayor
parte de su producción artística se encuentra en colecciones privadas. La
prueba de que tampoco fue muy conocido en los siglos anteriores es que su
nombre no aparece en ninguno de los repertorios biográficos clásicos (Palomino,
Ponz, Ceán Bermúdez).
La primera obra firmada
que conservamos es un Florero,
fechado en 1630, propiedad del Museo de Estrasburgo. Es una obra seca y de
carácter arcaico. La carencia de obras fechadas con regularidad hace difícil
cualquier intento de reconstruir la evolución de su estilo a lo largo de su
prolongada carrera artística.
Bodegón de con Frutas y Cardo sobre mesa de Piedra con Mascarón |
BIOGRAFÍA
Antonio Ponce nace en Valladolid en
1608. Con un mes de edad, sus padres, Francisco Ponce y Antonia de Villalobos
se trasladan a Madrid, ciudad en la que residirá durante el resto de su vida.
El 15 de agosto de 1609 recibe las aguas bautismales en la madrileña iglesia de
San Juan.
El 26 de octubre de 1624 ingresa
como aprendiz en el taller del prestigioso pintor Van der Hamen, de quien fue
el único discípulo conocido y hábil imitador, sobre todo por la meticulosidad y
los excelentes acabados de sus creaciones distintivas. En el
contrato por tres años que firmó la madre de Ponce con Van der Hamen se declara
que el joven Antonio era hijo del entonces fallecido Francisco Ponce, un criado
de la casa del Duque de Peñaranda, camarero mayor del cardenal-infante don
Fernando.
El comienzo del aprendizaje de Ponce en
el taller de Van der Hamen coincidió probablemente con el auge de la demanda de
sus bodegones. Sin duda, el joven habría sido un valor muy importante para el
taller de Van der Hamen, ya que era un pintor de talento que era capaz de
reprimir su propia personalidad como artista e imitar el estilo de su maestro,
y hasta es posible que llegara a terminar algunas obras que Van der Hamen había
dejado sin finalizar en el momento de su muerte. Es significativo que no se
conoce ninguna obra firmada y fechada por Ponce que correspondiese a su periodo
inicial en el taller de Van der Hamen; parece haber surgido como pintor
independiente sólo después de la muerte de su maestro.
Granadas |
El 10 de diciembre de 1628, cuando hubo terminado
su aprendizaje, Ponce contrajo matrimonio con la sobrina de su maestro,
Francisca de Alfaro, hija de Juana de Herrera y su difunto esposo Diego de
Alfaro, en la parroquia de San Ginés. Los contrayentes son
citados como “mis parrochianos en la
calle de las fuentes cassas de Juan(a) de Herrera”.
Ponce, como hemos visto, comienza su
vida profesional a la sombra de maestro y quizá, siendo aprendiz, intervenga en
sus obras hasta convertirse en un buen imitador de su manera de hacer. Su
estilo prieto y rutinario evolucionará poco técnicamente pero sus
composiciones, que concibe con monumentalidad, si bien parten de las de Van der
Hamen, con disposición simétrica y más tarde escalonada, se desarrollan hacia
una acumulación de elementos en diferentes planos que anuncian el posterior
bodegón español.
Bodegón con cesta, fuente y plato de fruta |
Entre los días 1 y 3 de octubre de 1633,
Ponce, fue uno de los pintores con tienda abierta al público a los que se les
confiscaron retratos del rey y de la familia real para que Vicente
Carducho y Velázquez juzgasen su calidad y propiedad, por cuanto los
alcaldes de la Casa y Corte de Su Majestad habían observado que en muchas casas
de pintores había de estos retratos reales, no parecidos los más de ellos, y
otros con hábitos indecentes.
El 30 de abril de 1634 firma como uno de
los miembros del gremio de pintores madrileños y hermano de la Cofradía Real de
Nuestra Señora de los Siete Dolores que se comprometen a llevar el paso con la
imagen de la Virgen de los Siete Dolores en las procesiones de Semana Santa.
Bodegón con cajas y tarros de dulces y plato de peras y cerezas |
El 18 de marzo de 1637, Ponce, Francisco
Barrera, Lorenzo Sánchez y Domingo de Yanguas (todos pintores), reciben dinero
por haber pintado y dorado la balconada desde la cual la Reina vería las festividades
en la Plaza Nueva en el Prado Alto de San Jerónimo, en el Buen Retiro.
El 7 de septiembre de 1638. Ponce,
Lorenzo Sánchez y Domingo de Yanguas, declaran haber cobrado de Francisco
Barrera, 1.750 reales con que se les
acabó de pagar “la partida que nos toca
del tiempo que emos trabaxado en la obra del Real Retiro”
El 3 de agosto de 1639 trabajará,
tasando las pinturas de la dote de María Van der Hamen, junto a otro pintor
natural de Valladolid.
En 1642 se fecha el cuadro Granadas y Cesta de frutas, firmado.
(Madrid, Colección privada).
Granadas y cesto de frutas (1642) |
El 10 de septiembre de 1642, debido
seguramente a la escasez de medios que le reportaba su actividad como pintor,
realiza la pertinente información para solicitar el cargo municipal de
Inspector de Pesos y Medidas.
El 14 de julio de 1647 se fecha el
cuadro Guirnalda de flores con la Virgen y el Niño.
En ese mismo día se produce el certificado de defunción de la madre de Ponce,
Antonia de Villalobos, que vivía en la calle de los Majadericos, en casas de
María de Ávila. Fue enterrada en la iglesia de San Felipe. Ponce ejerció de
testamentario.
Guirnalda de flores con la Virgen y el Niño (1647) |
El 12 de agosto de 1649, Ponce,
Francisco de Aguirre y Julián González (pintores), Manuel Correa (escultor),
Andrés Muñoz y Martín de Velasco (doradores), contratan la ejecución y
decoración de una estructura conmemorativa en la plaza de la iglesia de San
Felipe, diseñada por Lorenzo Ramírez de Prado, para la entrada real de Mariana
de Austria. Incluiría diez figuras doradas de reyes y emperadores, con las de
los monarcas entonces reinantes (Felipe IV y Margarita de Austria) pintadas
(“revestidas”) y ocho pinturas con inscripciones. Se acordó el precio de 46.500
reales y los artistas se podían quedar con la obra después de las
celebraciones. El 18 de noviembre, de ese mismo año, los pintores firmaron un
recibo por el pago de las decoraciones de San Felipe.
En 1650 se fecha el cuadro Vaso de flores (Estrasburgo, Museé des
Beaux-Arts).
En 1651 se fecha el Bodegón de uvas y granadas (Barcelona, colección privada).
Bodegón de uvas y granadas (1651) |
El 19 de septiembre de 1652, Ponce, “que vivía en la calle de ortaleza Junto a
las recogidas”, tasa las pinturas de Juan Gutiérrez de Rivadeneira,
fallecido Sumiller de Panadería de Su Majestad Declara tener 41 años.
El 7 de agosto de 1657, Antonio Ponce y
su mujer, Francisca Alfaro, dictan testamento, a pesar de que ambos se
encontraban bien de salud. El matrimonio, que no tenía hijos, residía en la
calle de Hortaleza.
En 1664 tasa las pinturas de Francisco
Rojas, Médico de Su Majestad. Durante toda su vida le veremos realizando
numerosas tasaciones de pinturas, tanto para las testamentarias como para las
cartas de dote.
El 13 de diciembre de 1677 se expide el
certificado de defunción de Antonio Ponce en la iglesia parroquial de San
Ginés. El testamento lo había otorgado ante el escribano real Diego Alonso de
Villar, dejando como testamentaria a su esposa Francisca de Alfaro “que vive en el Portal de los Pellejeros en
las casas de franco Martín”.
CARACTERÍSTICAS
GENERALES
En su juventud, sus composiciones están
estrechamente relacionadas con las de Van der Hamen, principalmente por su
claridad, con un modo de ejecución seco pero de resultado airoso. Hacia la
década de 1640 sus obras evolucionan hacia cierto informalismo compositivo,
situando las figuras contra un fondo luminoso con una presencia vívida que
recuerda a Caravaggio, pero con una iluminación suave. Consigue en su
producción grandes sensaciones táctiles y un nítido aspecto naturalista.
Su gusto por los fondos claros y la
acumulación de objetos en algunas de sus composiciones, le acercan a la obra de
los artistas de la generación siguientes, aunque siempre con una precisión de
dibujo que a veces peca de dureza y rígida, y una técnica minuciosa, bien
distantes de lo que en fechas centrales de su actividad (años 1650-1660) hacían
ya otros artistas, como Antonio de Pereda o Mateo Cerezo.
Ponce empleaba habitualmente un tono de
luz neutral en los fondos de sus bodegones y una luz difusa, rasgos que
distinguían sus cuadros de los bodegones más tenebrista de Labrador y de
algunos de sus contemporáneos, que empleaban fondos oscuros y una intensa luz
lateral controlada. A pesar de sus dificultades para capturar la translucidez
de las uvas, el manejo de la pintura que muestra Ponce en estos cuadros es más
relajado y sensual.
Aunque se destacó principalmente por la
pintura de bodegones (especialmente de frutas), también realizó algunas series
dedicadas a los meses del año y a las estaciones. Estos temas se representan
por medio de exuberantes bodegones en los que se incluían los ingredientes
naturales y los platos cocinados apropiados para la estación, a veces
acompañados de un paisaje, figuras alegóricas y de actividades y personajes
vinculados a esa estación.
Abril |
Mayo |
Septiembre |
Agosto |
Noviembre |
Diciembre |
Al igual que otros pintores del momento,
y en razón de la demanda existente, cultivó los asuntos que, a su vez, poseían
el carácter de subgéneros dentro del amplio mundo del bodegón, como fueron los
floreros en sentido estricto o las guirnaldas de flores, que enmarcan anécdotas
de la más variada especie figurativa, predominando los asuntos religiosos. Como
es natural, también se interesó por la representación de comestibles diversos,
particularmente los productos de huerta, alcanzando éxitos especiales en la
captación de las realidades determinantes de frutas y vegetales, que a su vez
son protagonistas, por lo general, de bodegones de rica variedad de motivos y
enrevesada, aunque sumamente atractiva, composición.
Es probable que Ponce pintase alguna de
las copias de taller y variantes producidas por la tienda de Van de Hamen,
quizá incluso aquellas que llevaban la firma del maestro. Era un hábil imitador
de Van der Hamen y gracias al aprendizaje a sus órdenes habría adquirido una
gran facilidad para combinar motivos copiados o incluso imaginados en el estilo
de su maestro. En alguna de sus obras, Ponce copió motivos de los bodegones de
Van der Hamen.
BODEGONES
Sus bodegones tienen una clara
dependencia de Van der Hamen, tanto en la disposición escalonada de los objetos
como en la pincelada prieta, aunque irá evolucionando hacia composiciones más
barrocas en las que los objetos se acumulan en diferentes planos, y desde 1640
sustituirá los fondos oscuros por otros claros y luminosos. Su obra maestra es Bodegón de Alcachofas y Jarrón de Talavera
con Flores.
Bodegón de alcachofas y jarrón de Talavera con flores |
En sus bodegones, la minuciosidad de
graduación de la modulación tonal y luz difusa le dan a sus motivos una
apariencia algo dura. Su evidente incomodidad a la hora de dejar que la pintura
asuma un papel expresivo en el acabado de sus obras lleva a una cierta
uniformidad de textura en algunos de sus bodegones, en contradicción con el
desafío de diferenciar las calidades materiales de motivos diferentes aparecidos
en la pintura de bodegones. Su vocación por fijar en los lienzos el apasionante
mundo de los motivos que la naturaleza le ofrecía le lleva a concentrar el
interés en el espacio de un lienzo de reducidas dimensiones, en el que merced a
un punto de vista alto, aplicado a una superficie, destaca los frutos con
impresionante fuerza expresiva y hábil manera de asumir y plasmar sus
características distintivas y sus calidades táctiles. Así consigue describir
las granadas, reuniéndolas en un grupo compacto, perfectamente ajustado a la
producción del efecto de volumen, merced al empleo de la luz, que arranca
brillos a las superficies, no sólo para dar idea al espectador de las texturas
que tiene ante la vista, sino también para poder transmitir la idea de
corporeidad de las frutas, e incluso de su peso, como si se tratase de hacer un
artículo de las mismas, a efectos de ser adquiridas para su consumo en un
mercado popular cualquiera de la Corte madrileña.
Bodegón de cocina |
Bodegón de flores y frutas |
PINTURA DE FLORES
Sus piezas florales fueron concebidas
como respuesta a la largamente admirada tradición flamenca de piezas de flores
de excelente factura y acabado meticuloso y exquisito, admiradas por los
coleccionistas españoles de pinturas importadas.
Las pinturas de flores de Antonio Ponce
se caracterizan por la precisión del dibujo, su meticulosa factura y su
excepcional acabado. Todo ello hace que su estilo recuerde al de Van der Hamen,
aunque con una apariencia más artificial y formalizada que la obra de su
maestro. Este exquisito estilo para la pintura de flores, aprendido en el
taller de Van der Hamen, no pareció cambiar radicalmente a lo largo de su
prolongada carrera, aunque con el tiempo fue adquiriendo una mayor sutileza,
delicadeza y perfección. Una de sus piezas de flores firmada y fechada en 1650
(Estrasburgo, Museo de Bellas Artes), fue pintada según la normas simétricas de
los primeros grabados y pinturas de flores.
GUIRNALDAS
Otro modelo de pintura que Ponce y Van
der Hamen antes que él tomaron prestado de la pintura flamenca fueron los
cuadros de coronas de tema figurativo. Este había sido desde hacía tiempo un
popular subgénero practicado por los especialistas en flores flamencos, como
Jan Brueghel y el jesuita Daniel Seghers (1590-1661), cuyas obras adornaron la
colección real española y eran muy admiradas por los coleccionistas españoles
aristócratas.
Ponce pintó una serie de cuadros de
guirnaldas de tema figurativo respondiendo a la popularidad de que gozaban los
prototipos flamencos entre los coleccionistas de la corte y quizás también a
los ejemplos anteriores realizados por el joven artista Juan de Arellano. En
estas obras el tema figurativo aparece dentro de una cartela arquitectónica
ficticia, a la manera de Seghers. Como en los ejemplos flamencos, Ponce incluyó
mariposas que parecen haberse posado sobre la cartela incrementando así el
efecto ilusionista de la obra. La única firma que aparece en el cuadro de la Asunción de la Virgen sugiere que Ponce
pintó en estos cuadros tanto las flores como los elementos figurativos, aunque
la ausencia de obras figurativas de este artista que estén firmemente
documentadas no nos permite asegurar esto con rotundidad. La obra Triunfo del Amor Sacro sobre el Amor Profano
muestra el gran refinamiento y serenidad de temperamento de Ponce a la hora de
realizar pinturas de flores. Las guirnaldas están unidas ficticiamente a la
cartela, y la densidad de las flores es incluso mayor que en sus obras
independientes de guirnaldas. Sin embargo, la rica variedad de las flores de
Ponce, coronadas por una fritilaria y sujetas en su base por un enorme girasol,
han sido dispuestas de acuerdo con los principios de la simetría. Mientras que
la variedad y copiosidad de flores era una característica buscada en todas las
pinturas de flores de la época, el orden arquitectónico con el que Ponce
dispuso sus elementos es una cualidad completamente propia.
Asunción de la VIrgen |
Triunfo del Amor Sacro sobre el Amor Profano |
Guirnalda de flores y lazos |
Guirnalda de flores y lazos |
BIBLIOGRAFÍA
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