Además
de los tres retablos que ya hemos comentado, el mayor y los laterales, la
capilla del relicario se compone de otros elementos interesantes, como son un
retablillo con bustos de santas, estatuas a tamaño real de otros santos bajo de
las cuales se encuentran arquetas con sus reliquias, etc… analicémoslas una a
una.
RETABLILLO
DE MUJERES SANTAS
El
retablillo de mujeres santas es obra, en su parte arquitectónica del
ensamblador riosecano Juan Fernández, cuya obra maestra es posiblemente el retablo mayor de la Clerecía de
Salamanca, casualmente también un establecimiento jesuítico. El retablo es muy
sencillo, pues es una simple cuadrícula en la cual se contienen doce medios
cuerpos de santas, realizadas en 1695 por Tomás de Sierra, por cada uno de los
cuales cobró 200 reales. Todas estas esculturas fueron finamente policromadas
por Jerónimo de Cobos, “a quien se
pagaron por el dorado, estofado y encarnado de los doce medios cuerpos mil
veintiocho reales”.
El
retablo anteriormente ocupaba el hueco de la ventana que estaba sobre la puerta
que salía al claustro. Las santas, que aparecen efigiadas con sus atributos,
son las siguientes: Santa Ana, Santa
Anastasia, Santa Apolonia, Santa Bárbara, Santa Catalina de Siena, Santa
Catalina de Alejandría, Santa Cecilia, Santa Clara, Santa Elena, Santa
Margarita de Antioquía, Santa Mónica y Santa Teresa de Jesús. Todas figuran
actualmente en el tablero, menos Santa Anastasia, sustituida por Santa Lucía.
ESTATUAS
DE SAN MARCOS SAN VICENTE, SAN EUTIMIO
En
la capilla hay otras tres estatuas grandes realizadas por Tomás de Sierra: las
de San Marcos, San Vicente y San Eutimio.
Se las encargaron el año 1692, y por estas tres esculturas de Santos mártires
con corona, palma, ojos de cristal y dos ángeles cada uno, le pagaron 1.250
reales.
El
mismo día que se depositaron los restos mortales de Doña Inés de Salazar en el
Relicario –3 de noviembre de 1668– se colocó también la urna del cuerpo de San
Marcos, dorada por Felipe Gutiérrez, a quien se pagaron 621 reales; y además “se dieron al oficial del dorador y al
muchacho 32 reales para zapatos por lo bien que trabajaron”. Al año
siguiente, 1669, encargaron a Alonso de Rozas una estatua de este mártir para
ponerla sobre la urna que le sirve de peana; pero no se sabe por qué, Alonso de
Rozas no la pudo llevar a cabo; y fue Tomás de Sierra quien se encargó
de hacerla en 1692, junto con las de los otros dos mártires, San Vicente y San
Eutimio.
Enfrente
de San Marcos, y haciendo juego con él, está San Vicente, mártir; también
soldado y vestido de militar de un modo parecido a San Marcos. Lleva una espada
ceñida al cinto. Murió alanceado; la herida de la lanza entrando por el pecho
le atraviesa el cuerpo de parte a parte. Está reproducida con todo realismo la
escena del martirio. San Eutimio aparece arrodillado presentando su cuello al
verdugo, quien descarga un golpe de espada, abriéndole una herida profunda de
la que salta sangre, que corre por sus vestiduras y por las manos que tiene
juntas en actitud orante.
Al
mismo tiempo hacía el ensamblador Juan Fernández las urnas en que están
colocados los cuerpos de estos tres Santos mártires con sus cornucopias,
tablejas, marcos y herrajes. El coste fue de 1.500 reales. Sobre estas peanas
están colocadas las respectivas estatuas de los mártires: la de San Marcos al
lado del evangelio; la de San Vicente al lado de la epístola y la de San
Eutimio junto a la reja. Alonso Gutiérrez, vallisoletano, se encargó de la
pintura y estofado de las esculturas.
BUSTO
DE SAN IGNACIO DE LOYOLA
No
se sabe si formaba parte de la disposición original de la capilla. Posiblemente
sea el realizado en 1671 por el escultor vallisoletano José Mayo. En el museo
existe otro busto de San Basilio, que hace juego con él. En las fotografías
antiguas se ven estos dos bustos colocados en la cornisa frontal de la
sacristía principal. De la misma factura es el busto de Santa Clara, con la
custodia del Santísimo Sacramento en las manos.
RETRATO DE DOÑA INÉS DE SALAZAR
Retrato
sobre lienzo, realizado en 1737 por el pintor vallisoletano Ignacio de Prado, de Doña Inés de Salazar. La fundadora aparece en actitud orante. Lleva la inscripción: “La Yllma Sra Dª Ygnes
de Salazar y Mendoza, muger de Dn Juan Qvixada Docampo Sres que fueron de esta
Villa y otras Fundadora desta Capilla, Murió a 24 de noviembre de 1636”. 164 X
124 cm.
1737. “210 reales de un retrato que se hizo en Valladolid por Ignacio de Prado, pintor, de la señora doña Inés, fundadora del Sagrario, que se puso en él”…
1737. “210 reales de un retrato que se hizo en Valladolid por Ignacio de Prado, pintor, de la señora doña Inés, fundadora del Sagrario, que se puso en él”…
LOS DEPOSORIOS MÍSTICOS DE SANTA CATALINA
Pintura
que copia los Desposorios de Corregio, de principios del siglo XVII (129 x 198
cm.).
Anteriormente
hubo en la capilla otros dos altares en la antecapilla, detrás de la reja,
además de cinco bustos de santos mártires. En la actualidad todo ello se
encuentra en el museo.
BUSTOS
DE SAN MAURICIO Y LA LEGIÓN TEBANA
Aunque
ahora ya no se encuentran en la capilla, sobre la reja central de la Capilla
del Relicario se situaban cinco bustos de soldados que representaban a San
Mauricio, Capitán de la legión tebana, y a cuatro soldados de la misma. Aparecen
ataviados con su armadura guerrera. En 1706 Tomás de Sierra las arregló, y
compuso los desperfectos que tenían; pues estaban ya de antiguo en esta
Capilla. Recibió por este arreglo 120 reales. Y Manuel Martínez de Estrada,
maestro dorador vallisoletano, por estofarlos y encarnarlos cobró 150 reales. En
la actualidad se hallan en las vitrinas del museo de la Colegiata.
ALTAR
DE LOS SANTOS DE LA COMPAÑÍA
Se
trata de un retablo barroco muy esbelto, que anteriormente se encontraba
situado en la dicha capilla, a mano izquierda. Tiene dos pares de columnas
piramidales, que son pirámides invertidas, de base cuadrangular, que sirve a
veces de repisa. El autor de la obra fue el arquitecto y ensamblador Carlos
Carnicero, el cual realizó el retablo “según
el dibujo y condiciones que están en poder de Tomás de Sierra”. Lo entregó
en 1698 y recibió a cambio 1.100 reales por su trabajo.
El
encargado de la parte escultórica fue el omnipresente Tomás de Sierra. Ejecutó
las imágenes de los cinco primeros santos canonizados de la Compañía de Jesús. Por
dicha obra, realizada en 1699, se le pagaron 16.000 reales. Las imágenes debía
de darlas puestas en blanco y con ojos de cristal. Al año siguiente, 1700, se
pagaron a Jerónimo de Cobos 1.451 reales por dorar y estofar el retablo y las
estatuas.
Se
llama altar de los Santos de la Compañía, porque en él figuran exclusivamente
los cinco primeros Santos jesuitas, elevados al honor de los altares en el
primer siglo de existencia de la Compañía de Jesús. Preside San Ignacio de
Loyola, el Fundador, representado en una estatua mayor que las demás; a sus
lados están San Francisco Javier y San Francisco de Borja; y en la parte
superior los dos jóvenes, San Luis Gonzaga y San Estanislao de Kostka.
ALTAR
DE LA VIRGEN DE GUADALUPE
SI INTERESÓ PUEDES VER:
LA CAPILLA DEL RELICARIO DE LA COLEGIATA DE VILLAGARCÍA DE CAMPOS I: El retablo mayor
LA CAPILLA DEL RELICARIO DE LA COLEGIATA DE VILLAGARCÍA DE CAMPOS II: Los retablos colaterales
BIBLIOGRAFÍA
- PÉREZ PICÓN, Conrado: Villagarcía de Campos: estudio histórico-artístico, Institución Cultural Simancas, Valladolid, 1982.
- MARTÍN GONZÁLEZ, Juan José: Escultura barroca castellana, Fundación Lázaro Galdiano, Madrid, 1959.
- PARRADO DEL OLMO, Jesús María: Catálogo Monumental de la provincia de Valladolid. Tomo XVI. Antiguo partido judicial de Medina de Rioseco, Diputación de Valladolid, Valladolid, 2002.