La
Virgen de los Dolores de la Cofradía de la Exaltación de la Santa Cruz y
Nuestra Señora de los Dolores es una de las imágenes más enigmáticas de cuántas
desfilan en las procesiones de Semana Santa de Valladolid. Dejando de lado su
procedencia, pues no es el objetivo del presente estudio aunque en otra ocasión
se pueda hablar más a fondo de la pieza –si estáis interesados en el asunto
recomiendo fervientemente visitar la entrada correspondiente dedicada por el
blog Cofradías
Sacramentales, de Gloria y Devocionales de Valladolid–, de lo que ahora
queremos tratar es acerca de su autoría.
Desde
hace décadas esta bellísima y devotísima efigie mariana viene siendo continuamente adscrita a una época y autor que para
nada concuerdan cuando se estudia mínimamente la escultura, a pesar de ser una
imagen de bastidor. Como decía, no se puede seguir manteniendo que es una
escultura tallada hacia el año 1600 pues no vemos en sus facciones ni uno solo
de los rasgos distintivos que se dieron en estos momentos: ni manieristas, ni
romanistas ni siquiera de un primer naturalismo barroco. En alguna ocasión,
además, esta Virgen ha querido ser vista como la Virgen de los Dolores que poseyó la Cofradía Penitencial de Nuestra
Señora de la Piedad, escultura que parece que realizó a finales del siglo XVI
un escultor llamado Pedro Gómez de Osorio, del que, por cierto, ninguna noticia
más poseemos.
Descartando
esta idea, y sugiriendo tan solo que la imagen pudiera proceder de la iglesia
de San Esteban el Real (primitivo Colegio de San Ambrosio de jesuitas, y
actualmente Santuario Nacional de la Gran Promesa), templo de complicada
historia debido a diferentes incidentes que acaecieron en ella como
radicaciones temporales de cofradías, traslado de bienes artísticos desde otros
templos cercanos, incendios, etc..., queremos plantear con firmeza la
atribución de la Virgen de los Dolores
a Pedro de Ávila (1678-1755), el escultor más importante del foco vallisoletano
durante el primer tercio del siglo XVIII, al cual tan solo una ceguera acaecida
en el año 1740 le retiró del oficio, viéndose sustituido en esa posición de
privilegio dentro de la escuela vallisoletana por el genial Pedro de Sierra
(1702-1760/1761), quien a su primera formación en el taller familiar de
riosecano en el obrador de su padre, Tomás de Sierra, sumó un aprendizaje en el
Palacio Real de la Granja de San Ildefonso al lado de los escultores franceses
René Frémin y Jean Thierry, y posteriormente en el Transparente de la catedral
de Toledo sirviendo de oficial a Narciso Tomé.
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Fotografía tomada de https://valladolidsanta.blogspot.com/2019/04/cuaresma-2019-quinario-en-honor-de-la.html |
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Fotografía tomada de https://valladolidsanta.blogspot.com/2019/04/cuaresma-2019-quinario-en-honor-de-la.html |
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Fotografía tomada de https://valladolidsanta.blogspot.com/2019/04/cuaresma-2019-quinario-en-honor-de-la.html |
La
atribución a Pedro de Ávila se basa no solamente en un estudio formal sino
también en el parecido que muestra su rostro con otras imágenes de Dolorosas de
vestir que también se le atribuyen. Así, para empezar, la imagen muestra los
clásicos rasgos estilísticos que Ávila mantuvo durante su segunda etapa
productiva. Así, el rostro adopta la forma de un óvalo casi perfecto, tiene ojos
almendrados y los párpados inferiores abultados; nariz recta, potente,
geometrizada, y con un tabique nasal ancho y aplastado; aletas nasales
levemente pronunciadas, y fosas perforadas para aportar mayor verismo. Boca
entreabierta, insinuándose los dientes e incluso es visible la punta de la
lengua. Labios muy finos, con las comisuras pronunciadas, y el surco nasolabial
remarcado. Cejas enarcadas para dar mayor sensación de tristeza, etc... Como
vemos, todos y cada uno de los estilemas se encuentra presenta en la bella
imagen titular de la citada cofradía y que todas las noches del Viernes de
Dolores, siempre que el tiempo permite, desfila por las calles de su barrio de
las Delicias. Además de todo ello, el rostro se ve surcado por una serie de
lágrimas postizas, elemento que aunque no muy frecuente en la escultura
vallisoletana sí que podemos apreciar en numerosas imágenes de Pedro de Ávila,
caso de la Santa María Magdalena
conservada en el vestuario de canónigos de la catedral, la Virgen de la Soledad de la iglesia del Salvador o alguno de los
diversos bustos de Dolorosa que se le
atribuyen. Tampoco habría que descartar que las lágrimas fueran colocadas en
una intervención posterior a la ejecución de la imagen.
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PEDRO DE ÁVILA. Virgen de la Soledad. Iglesia del Santísimo Salvador, Valladolid |
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PEDRO DE ÁVILA. Virgen de la Soledad. Iglesia de Santiago, Valladolid |
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PEDRO DE ÁVILA. Virgen de bastidor. |
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PEDRO DE ÁVILA. Inmaculada Concepción. Monasterio de Santa Brígida, Valladolid |
Tal
y como se puede observar en las diferentes imágenes que traemos a colocación
para comparar con la Virgen de los Dolores de la Cofradía de la Exaltación el
parecido es más que razonable. Por todo ello a día de hoy lo más plausible es
señalar que es obra de Pedro de Ávila y fechable hacia los años 1715-1740.