Solitario,
Neptuno, acecha en el Campo Grande…
La
escultura de Neptuno, ubicada desde 1932 en la isleta formada por el riachuelo
que corre por los jardines del Campo Grande es cronológicamente la primera
muestra de estatuaria urbana de Valladolid. Posiblemente pertenezca al foco
cortesano y sea fechable en la segunda mitad del siglo XVIII.
Esta
escultura del dios marino, de innegable factura clásica en su resuelta desnudez
y ligero contraposto, formaba parte desde 1835, junto con la figura de una diosa
desnuda, Venus o La Abundancia, y la de Mercurio, de la decoración de tres
fuentes dispuestas en el salón central existente entonces en el Paseo de
Recoletos.
Dicho
Paseo, creado entre 1828 y 1834, se extendía paralelo a la Acera de Recoletos,
desde el Hospital de la Resurrección hasta los Capuchinos. Constaba de tres
calles, siendo la central más ancha y adornada de fuentes, árboles y asientos,
mientras que las laterales eran más estrechas y desiguales. El director de las
obras fue el arquitecto Pedro García González, Académico de mérito en las
Reales de San Fernando, de Madrid, y la Concepción, de Valladolid, de la que
llegó a ser el Director General de Estudios.
El
diseño ornamental de la calle o salón central contemplaba la existencia de tres
fuentes, la primera de las cuales, situada junto a los Capuchinos, comenzó a
funcionar en julio de 1829, emplazándose las otras dos una en el centro del
Paseo, otra en los comienzos del mismo próxima a la calle de Santiago. Hilarión
Sancho en su Diario, proporciona algunos detalles de lo que fue la construcción
del paseo: "En 1830 se llevaron los
asientos de piedra labrada que están en el paseo de Recoletos a Capuchinos, y
también se comenzó en dicho paseo a labrar la piedra para hacer un Espolón".
Este mismo año la obra del trazado debía estar concluida y se atendía al
adorno.
Para
dicho adorno se solicitaron de la Casa Real algunas de las estatuas que,
destinadas a la balaustrada superior del Nuevo Palacio Real de Madrid, fueron
retiradas de allí y repartidas por muchas ciudades españolas. En la Biblioteca
del Palacio Real se guarda un diseño firmado por Pedro García González en 1831,
que reproduce la planta y el alzado del nuevo paseo. En la planta se señala una
fuente y cuatro puntos alrededor que corresponden a "Pedestales para colocar las cuatro estatuas de los Reyes antiguos de
España que S.M. se ha servido conceder a esta ciudad para adorno de este
paseo". En el alzado, además de la línea de árboles y los bancos que se
dibujan sobre un fondo de edificios religiosos, que se cree, no respondan a la
realidad, se reproduce una fuente rodeada de balaustrada y adornada por una
estatua central, de iconografía dudosa, posiblemente Neptuno, y otras dos de
Reyes siguiendo modelos cercanos a las mencionadas procedentes del Palacio
Real. De acuerdo con el citado documento, también se pensaron colocar doce
bustos de mármol adosados a los muros de los conventos de Jesús y María y
Corpus Christi. Ni de unos ni de otros hay rastro en la ciudad. Es posible que
la supuesta donación real no llegara a efectuarse. El paseo, sin embargo, tuvo
estatuas, y, según Hilarión Sancho, de procedencia real: "En 1835 en el paseo nuevo de Recoletos se
pusieron tres estatuas que el rey regaló a Valladolid; la del medio significaba
la Abundancia u otoño y estaba casi desnuda y con el pecho descubierto, pero
ésta sólo estuvo tres días, porque algunos se quejaron de que era escandalosa y
se mandó quitar; pero en el día de hoy, 23 de julio, a instancia del Ayuntamiento
se volvió a poner". El día 27 de junio de 1914, Ortega y Rubio, que en
su sección "Cosas de Valladolid", en el periódico El Norte de
Castilla, trataba los asuntos relativos a la historia de Valladolid mediante
preguntas y respuestas de los lectores, se preguntaba: "¿Se puede saber
dónde ha ido a parar aquella estatua que fue perseguida por sicalíptica sin
respeto a su regia procedencia?". No hubo respuesta. Las otras dos
estatuas, que representaban a Neptuno y Mercurio, se situaron al comienzo del
paseo, por Santiago, la primera, y al final, cerca de Capuchinos, al segunda;
la de La Abundancia, que otros llamaban Venus, estuvo en el centro; las tres
adornaban sendas fuentes.
Pues
bien, la decoración de estas fuentes, de las que se desconoce su aspecto, se
completó en 1835 con la dicha donación por parte del Rey de las tres esculturas
para su ornato. Eran estas la figura de una diosa, quizá Venus o la alegoría de
La Abundancia que fue destinada, no sin polémica por su desnudez, a la fuente
central; la figura de Mercurio para la fuente más cercana a la calle de
Santiago, y la de Neptuno para la próxima a Capuchinos.
La
remodelación del Paseo de Recoletos iniciada en 1845 supuso a la larga la
desaparición de fuentes y estatuas. En principio se determinó la supresión de
la fuente central, que se vería sustituida por otra dotada de estanque y
emplazada en un punto cercano de donde estuvo la anterior, pero en el exterior
del Paseo.
La
escasez de fondos obligó para la construcción de su estanque al desmantelamiento
del pilón y otros elementos ornamentales de la de Neptuno. Por otra parte,
puesto que su finalidad era la de facilitar el riego del Paseo de Recoletos, se
propuso la desaparición de las otras dos fuentes al objeto de concentrar el
agua en la primera para la que finalmente, en 1849, se decidió colocar en su
remate la estatua de la Abundancia.
Respecto
a las figuras de Mercurio y Neptuno, se colocaron sobre dos pedestales de
piedra situados a la entrada del Paseo, mientras que el extremo opuesto del mismo,
próximo a Capuchinos, finalizaba con una glorieta y una fila de asientos. En el
grabado inferior, que representa un incidente entre estudiantes y cadetes en el
Campo Grande podemos ver en el círculo rojo como estarían dispuestas las dos
esculturas de los dioses.
Reformas posteriores acometidas en el Campo Grande a
partir de 1863 según proyecto de Martín Saracíbar aconsejaron el traslado o la
desaparición de la única fuente del Paseo la cual, debido a estas
remodelaciones, había quedado en el centro de una de las calles.
Con la llegada del Carnaval de 1878, festejo
tradicional desarrollado en el Campo Grande, tuvieron lugar diversas obras de
reforma y sustitución del arbolado de los antiguos salones. Se quitaron
entonces las estatuas de Mercurio y de Neptuno de la entrada del Salón
principal, pensando reponerlas una vez finalizadas dichas obras. Sin embargo,
la reposición no se llevó a efecto, Mercurio desapareció, mientras que la pista
de Neptuno se pierde hasta los años treinta de nuestro siglo, cuando el alcalde
D. Federico Santander solicitó autorización para disponer en una pradera
cercana al lago del Campo Grande "una
estatua hallada en el parque de obras". Señala Fernández del Hoyo que
esta estatua, de procedencia italiana, "no es otra a nuestro entender que el Neptuno instalado en 1835 en una de
las fuentes del Paseo de Recoletos". Finalmente, la figura del dios
sería emplazada dos años más tarde en la zona de los jardines del Campo Grande
denominada de "los países bajos",
lugar donde se conserva en la actualidad.
BIBLIOGRAFÍA
- CANO DE GARDOQUI GARCÍA, José Luis: La escultura pública en la ciudad de Valladolid, Universidad de Valladolid, Valladolid, 2000
- FERNÁNDEZ DEL HOYO, Mª Antonia: Desarrollo urbano y proceso histórico del Campo Grande de Valladolid, Ayuntamiento de Valladolid, Valladolid, 1981