Esta
última semana me acerqué a visitar la exposición que sobre la escultora Susana Solano
(Barcelona, 1946) se viene celebrando desde hace un par de meses en el Museo Patio
Herreriano. Tuve la suerte de contemplarla mediante el formato de visita guiada
que se celebra por las tardes a las 19:00 h. La guía fue excepcional y gracias
a ella enseguida te metes de lleno en el universo de Solano y llegas a
comprender perfectamente las preocupaciones escultóricas de la artista (como
puede ser la creación de espacios), así como sus influencias y lo que intenta
plasmar en su obra. Se trata de una artista muy interesante en la que a través
del tiempo se observa como sus esculturas evolucionan desde los formatos prismáticos,
compactos y contundentes a otros más ligeros. Cabe subrayar que esta escultora
abstracta, calificada como la heredera de la tradición escultórica a la que pertenecieron
Julio González, Jorge Oteiza o Eduardo Chillada, no posee un estilo concreto que
se puede percibir en todas sus obras. También hay en su obra una preocupación
por los oficios artesanales, como puede observarse en las esculturas de la
capilla, y por la industria del telar, como también puede comprobarse en la
Sala 4, en la que, por cierto, se puede contemplar su destreza para trabajar el
plomo. Finalmente, me sorprendió gratamente su sensibilidad como fotógrafa.
Por
todo ello, y antes de que acabe la exposición quiero dedicar a la exposición
esta breve reseña, y para ello utilizaré el texto que figura en la misma. Solamente
me queda animaros a acudir a verla puesto que tan solo le resta una semana. La
exposición, que por si no queda claro os recomiendo que la veáis mediante la
visita guiada (dura entre unos 45-50 minutos), se compone de las esculturas gigantescas
de mimbre que hay en la Capilla y los proyectos de monumentos públicos de la Sala
9 por un lado, y por otro de las Salas 3-4-5, así como dos esculturas que se
hayan en el claustro, tanto en el piso bajo como en el primero.
“Si
algo esperamos de toda obra escultórica, sobre todo desde que desaparecieran el
pedestal y las soflamas a la que éste daba sustento, es que ocupe un espacio.
Desde finales de los años setenta, a la idea de ocupar, de llenar un lugar, Susana
Solano ha sumado la voluntad de producirlo, de crearlo, desde el incesante
ejercicio de ampliación de horizontes físicos y conceptuales a los que ha
emplazado el descomunal cuerpo de obra que ha realizado en las últimas cinco
décadas y en el que continúa inmersa todavía hoy.
acta
(dos) es una exposición producida por el Institut Valencíá
d´Art Moderno (IVAM), que tras su paso este verano por Valencia recala ahora en
Valladolid adaptándose a los espacios del Museo Patio Herreriano y a las piezas
de Susana Solano pertenecientes a la Colección Arte Contemporáneo. Son varias
las razones por las que la exposición organizada por el IVAM, que llevaba por
título acta, despertaba poderosamente el interés del Patio Herreriano.
Susana Solano es una de las artistas mejor representadas en la Colección, con
obra muy relevante de los años ochenta. La muestra valenciana se ocupó fundamentalmente
de la obra realizada en las últimas dos décadas lo que no impidió la inclusión
de obras emblemáticas realizadas con anterioridad, y en ella jugaron también un
papel importante los proyectos de escultura pública que durante años ha realizado
la artista.
acta
(dos) está comisariada por Ramón Escrivá, Conservador del
IVAM y responsable de la muestra en Valencia, y Javier Hontoria, Director del
Museo Patio Herreriano. A la obra que formó parte de la exposición valenciana
se incorpora aquí una mirada complementaria que satisface nuestra voluntad de
revisar y reverdecer las obras de la Colección Arte Contemporáneo. Si en la
exposición que pudo verse en estas mismas salas hasta no hace mucho, Una dimensión
ulterior, situábamos Entre Cuatro, una pieza temprana de Susana Solano,
junto a otra reciente de June Crespo, uno de los jóvenes valores de la
escultura en nuestro país, en esta exposición Susana Solano se enfrenta a sí
misma, pues Entre Cuatro entra en contacto con otras obras suyas
realizadas en aquellos productivos y bulliciosos años.
La
muestra está dividida en diferentes climas que se desprenden de la gran
variedad de materiales que ha utilizado Susana Solano en este casi medio siglo
de trabajo. El hierro, el mimbre, el aluminio, el yeso, el plomo… La suya ha
sido una investigación de una profundidad y una magnitud descomunal. Al tiempo
que acotaba y producía espacio, la artista examinaba la materia y sus
diferentes estados forjando una metáfora de lo sólido y lo líquido, de lo que
fluye y se desplaza, deslizándose, derramándose, desbordando un espacio o
apenas esbozándolo. Asimismo, la exposición revela el interés que por otras
culturas ha mostrado Solano, infatigable viajera, y el modo en que los gestos,
formas o verbos de tradiciones lejanas en el espacio y en el tiempo se han ido
sumando a su trabajo.
La
exposición puede verse en las salas 3, 4 y 5 de la segunda planta del Museo y
también en la Capilla y en la Sala 9. En la capilla se exhibirán las célebres piezas
de mimbre que la artista realizó en Madeira en torno al cambio de siglo, un
conjunto de obras que fueron expuestas en el Monasterio de Silos en una
exposición organizada por el Museo Reina Sofia. A las piezas en mimbre que se
presentaron en el IVAM se unen algunas otras, procedentes del estudio de la
artista, que contribuyen a reforzar la lectura de tan singulares trabajos.
Junto a ellas, en la Sala 9, un nutrido conjunto de maquetas para proyectos de
escultura pública puede verse en una gran plataforma. Más allá de si fueron o
no realizados, estos proyectos tienen un aura incuestionable, y arrojan luz
sobre la relevancia del trabajo de la artista en todos los momentos de su
carrera y en todos sus campos de acción”.