El
Cenotafio de los santos Vicente, Sabina y Cristeta, esculpido a finales del
siglo XII, es una de las joyas escultóricas del románico español, y quizás
europeo. Este magno conjunto, que en los últimos años ha sufrido una
restauración que le ha devuelto su colorido original, pues se hallaba
completamente, se conserva en la Basílica de San Vicente de Ávila, justamente
bajo el cimborrio, cubriéndole, asimismo, un hermosísimo baldaquino gótico del
siglo XV –en el cual parece que trabajó Sansón Florentino– y de gusto
orientalizante que se relacionado con San Dionisio de París y con el arca de
los Reyes Magos de la catedral de Colonia, así como con otros del valle del
Mosa.
El
cenotafio, realizado en piedra policromada, monta simula ser un edificio de
planta rectangular y tres naves, la central más elevada. Todo el conjunto es
soportado por una serie de cuatro arquerías –cuatro arcos pentalobulados en los
lados largos, y dos lobulados en los cortos– que montan sobre columnas de
fustes lisos, estriados, sogueados y perlados. Sobre los capiteles, y entre los
arcos, se disponen una serie de relieves con monjes en actitud de “Ora el
labora” –podemos ver a monjes copistas, músicos, rezando y encuadernado–,
mientras que encima de las columnas de los ángulos, dos a dos, se disponen
apóstoles en relieves de mayor tamaño.
Sobre
estos capiteles, que sostendrían las hipotéticas naves laterales, monta un
tejado decorado con escamillas circulares que sostiene un cuerpo central con
otro tejado de escamillas, estas romboidales. Tiene este cuerpo torres
cilíndricas rematando los ángulos y separando los relieves con la historia de
los titulares del templo. En el lado norte, entre columnillas y bajo arcos
trebolados se desarrollan las seis escenas –la última ocupa dos hornacinas–
previas al martirio: 1º San Vicente es delatado ante el pretor Daciano; 2º San
Vicente llevado a prisión, donde deja la huella de su pie que simboliza la
firmeza de su fe cristiana; 3º San Vicente es visitado por sus hermanas Sabina
y Cristeta, que le piden que huya; 4º Denuncia de las santas ante el pretor,
que ordena su persecución; 5º Dos soldados a caballo persiguen a los fugados;
6º San Vicente, Santa Sabina y Santa Cristeta se dirigen hacia Ávila.
En
el lado sur los arcos que cobijan los relieves son escarzanos y las torres
están más simplificadas. Las escenas narran el martirio de los tres santos: 1º Los
verdugos desnudan a los tres hermanos arrastrándoles por los cabellos; 2º Martirio
en el potro aspado; 3º Martirio aplastando sus cabezas entre maderos, sobre
ellos dos ángeles conducen sus almas en un lienzo hacia la mando de Dios que
las bendice; 4º Una gran serpiente sale entre los cuerpos de los santos y se
enrosca en el cuello de su delator, que suplica el perdón divino; 5º Milagro
del judío: convertido el judío delator, entierra los cadáveres de los mártires
en el lugar donde según la tradición se construyó el martyrium previo a la
edificación de la basílica actual.
En
el testero occidental se representa un Pantocrátor, o Cristo en Majestad, dentro
de una mandorla mística. Con la mano derecha bendice, mientras que en la
izquierda sostiene un libro. Le rodean el león y el toro del Tetramorfos. Puede
que durante las reparaciones del siglo XV en que se instaló el baldaquino se
perdieran los otros dos seres vivientes: el águila y el ángel. Bajo el
Tetramorfos, entre dos atlantes, hay una abertura circular orlada en la que es
tradición se ponía la mano en los juicios de Dios.
Finalmente,
en el testero orienta se dispone una bellísima Epifanía distribuida en tres escenas:
los reyes siguiendo la Estrella de Oriente, la Adoración propiamente dicha, y
el episodio en el que se les recomienda, en sueños, no visitar a Herodes en su
regreso. Sin duda, la Adoración es la composición más delicada del cenotafio,
en el que destacan la serenidad de la expresión de la Virgen y la actitud
elegante de los Reyes Magos.
La
escultura contenida en el cenotafio, especialmente los relieves que cuentan el
ciclo martirial de los tres santos destacan por su gran poder narrativo y por
su minuciosidad descriptiva. Es un estilo vibrante, y que conceptualmente está
más cerca del naturalismo gótico–como los detalles anatómicos tanto en desnudos
como en personajes vestidos, los movimientos del cuerpo humano, las
composiciones en perspectiva, etc.– que de la abstracción románica.
BIBLIOGRAFÍA
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