El
desaparecido retablo mayor del convento vallisoletano de San Felipe de la
Penitencia de monjas dominicas, que estuvo situado en el llamado "campillo
de San Andrés", es obra del escultor vallisoletano Pedro de la Cuadra,
el cual por cierto no vivía demasiado lejos del referido cenobio.
El retablo
le fue encargado el 10 de diciembre de 1623 por D. Juan Gallego de Valencia y
su cuñada Dª Mariana Salgado, viuda de D. Juan de Sabauza. Tenía una altura de
48 pies (13,74 m.) y 30 pies de ancho (8,40 m.), siendo su traza, cuya
arquitectura ensambló Francisco Ruiz, conforme a Vignola. En el pedestal se
disponían, en relieve, los cuatro doctores de la iglesia, el Nacimiento de la
Virgen y la Visitación; en las hornacinas de las calles laterales, figuras de
bulto redondo de Santo Domingo, Santo Tomás, Santo Catalina de Siena y
Santa Inés de Montepulciano; en la calle principal la figura del apóstol San
Felipe "de siete pies y medio de alto, porque sea superior a las cuatro
figuras de los lados que estas han de ser de seis pies y medio de alto".
En el ático, junto al Calvario, se disponían dos relieves de la Predicación de
San Juan y su Degollación, rematados por dos Virtudes y flanqueados por los
escudos de los patronos y en la puerta de la custodia, que ya no existía en
1960, se talló un relieve de S. Juan Bautista con el cordero, colocándose en
las dos hornacinas laterales figuras de San Pedro y San Pablo. Su precio se
estipuló en 800 ducados, y se dieron tres años al escultor para su realización.
Según se
cuenta, el retablo y las esculturas del mismo se vendieron a diversos
anticuarios cuando se desmantelo el convento en la década de los 60 del pasado
siglo.
El retablo, se encuentra en la Iglesia Parroquial San Pedro de Torredonjimeno (Jaén)
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