El Monumento al IV Centenario de la ciudad de
Valladolid, también llamado Inversión VIII, es una escultura gigante realizada
por el escultor salmantino Ángel Mateos Bernal en 1999
A finales de 1997, la Corporación Municipal
vallisoletana promovió, con motivo de las obras de urbanización del
aparcamiento de la Feria de Muestras situado junto a la Avenida de Salamanca,
la instalación de una escultura conmemorativa del IV Centenario de la ciudad de
Valladolid, homenaje también a la autonomía castellano-leonesa.
La autoría del monumento, como ya se ha dicho, corresponde a uno de los
escultores más coherentes y personales del panorama artístico español de la
actualidad, el salmantino Ángel Mateo (1931, Villavieja de Yeltes). A lo largo
de una brillante trayectoria, plena de trabajos, exposiciones y galardones
(Premio en el Concurso Internacional de Autopistas del Mediterráneo en 19743
por su dolmen La Edad del Hormigón),
Mateos ha sabido imprimir en su obra rigurosa criterios estéticos a los que
siempre se ha mantenido fiel.
Tales criterios se patentizan en esta obra, quizá
de las pocas que en el maremágnum escultórico del Valladolid reciente presente
una estrecha relación con un concepto de monumento modernamente entendido.
Huye Mateos en todo momento de la escultura
tradicional concebida como elemento ornamental o aditivo de la arquitectura. La
búsqueda de la belleza queda materializada en volúmenes espaciales, en puras
formas constructivas de normativa geométrica acordes con la línea neoplástica y
constructivista, cuya abstracción, como señala el propio artista: “no lo es tal en su esencia intrínseca”,
sino “que es tan natural como toda forma
creada por la naturaleza”.
En este sentido, estas formas esenciales
elaboradas por Mateos como serie o variante de una misma idea (prismas,
menhires, dólmenes, pórticos, etc.) adquieren el mismo orden rítmico y
constructivo propio de la naturaleza.
El artista supedita su creación, por tanto, a la
armonía y proporción naturales de las partes con el “todo” en el que la
escultura se concibe. Bagaje clásico pero actual al tiempo, por la utilización
asidua del hormigón, material bien conocido por Mateos desde su infancia, que
le permite obtener con facilidad entidades y proporciones monumentales,
gigantes en este caso, para un monumento que, no obstante, llega a mantener un
fructífero diálogo con el paisaje urbano que lo rodea en una visión
arquitectónica del espacio.
El Monumento
al IV Centenario de la Ciudad de Valladolid corresponde a una pequeña pieza
realizada por Mateos en 1976-1977, última de una serie de ocho denominada Inversiones, cuyas proporciones
originales son de 60 por 60 por 30 centímetro. Dicha serie supone en la
producción de Mateos una vuelta a la verticalidad y a la simplificación formal
y conceptual respecto a trabajos anteriores, con volúmenes entre el menhir y el
volumen donde resalta la textura del encofrado, resuelto éste mediante un nuevo
procedimiento de aireación.
BIBLIOGRAFÍA
- CANO DE GARDOQUI, José Luis; La escultura pública en la ciudad de Valladolid, Universidad de Valladolid, 2000
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