Hoy
vamos a tratar sobre el interesante retablo mayor de la iglesia de Santiago el
Real de Medina del Campo. Lo primero que cabe apuntar es que este templo fue en
origen, y hasta la expulsión de los jesuitas en 1767, propiedad de la citada
orden. Este asunto no es baladí puesto que, entre otros aspectos artísticos y
arquitectónicos, hay dos elementos comunes entre al menos tres templos que
fueron jesuitas en su momento. A saber, tanto esta iglesia medinense, como la
Colegiata de Villagarcía de Campos y la actual iglesia de San Miguel de
Valladolid (antigua iglesia de San Ignacio) poseen un retablo mayor y unos colaterales
prácticamente idénticos. No se deben a los mismos artistas, pero obedecen a una
misma idea y traza. El origen del modelo de retablo que preside los tres
templos procede del realizado por Juan de Herrera para la iglesia del
Monasterio de San Lorenzo de El Escorial (Madrid), siendo el de la Colegiata de
Villagarcía la primera repercusión en tierras vallisoletanas.
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Retablo mayor. Iglesia de Santiago el Real. Medina del Campo |
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Retablo mayor. Iglesia de San Miguel. Valladolid |
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Retablo mayor. Colegiata de San Luis. Villagarcía de Campos |
Aunque
ya comentamos los aspectos que definían el modelo escurialense o herreriano al
hablar del retablo mayor de la Colegiata de San Luis de Villagarcía de Campos,
la característica principal es su austeridad decorativa, así como el empleo de
los órdenes clásicos, generalmente superpuestos. En 1594 Cristóbal de
Palenzuela “el viejo” y su hijo firman un contrato por el cual se obligaban a
realizar el retablo mayor del colegio de la Compañía de Jesús; sin embargo, y
aunque desconocemos el motivo, el compromiso no se llevó a efecto. Fue un año
después, en 1595, cuando el ensamblador medinense Sebastián López contrata la
ejecución del retablo, saliendo por sus fiadores el pintor Antón Pérez y el
relojero Juan de Frías. En un principio se impuso en el contrato que en el
primer cuerpo se colocarían dos grupos de seis relicarios, a ambos lados de la
custodia que ocupaba la calle central; pero posteriormente se decidió colocar
en estos espacios sendos relieves que mantenían, al igual que en el modelo
citado, el equilibrio en la composición que caracteriza a estos conjuntos.
En
cuanto a la parte escultórica, ésta se atribuye con bastante fundamento al
importante escultor romanista del foco vallisoletano Adrián Álvarez, si bien
hay una amplia intervención de su taller. También se piensa que trabajaron,
fundamentalmente en los relieves del banco, Pedro de la Cuadra y Juan de
Montejo. La policromía quizás pueda atribuirse a Antón Pérez, al cual vimos que
salió por fiador del autor del retablo, el ensamblador medinense Sebastián
López.
El
retablo está compuesto por un pedestal, dos cuerpos, cada uno con su respectivo
banco, tres calles, dos entrecalles en los extremos y un ático que también
posee un pequeño banco. Como decíamos, hay una superposición de órdenes. El
primer cuerpo se sustentan a partir de columnas de orden jónico, con el tercio
inferior entorchado y el resto estriado. El segundo cuerpo lo conforman
columnas de orden corintio con el fuste entorchado. Finalmente, la estructura
del ático posee columnas estriadas de orden compuesto. Los frisos se adornan
con grutescos pintados. En el friso de separación de los dos primeros cuerpos
volvemos a leer el “JHS”, marca de los jesuitas. Dinteles acasetonados con
florones se disponen en las dos alturas y en la hornacina del Calvario, que se
culmina con un frontón curvo con bolas. En los aleros de las cornisas se labran
dentellones. El entablamento del segundo cuerpo, que abre paso al coronamiento,
está salteado de ménsulas de gotas.
En
el banco, en los tramos largos, se disponen cuatro Virtudes recostadas:
Prudencia, Justicia, Templanza y Fortaleza, mientras que en los cortos a Santa Catalina de
Siena, Santa Águeda, La Anunciación, Santa Catalina de Alejandría, Santa Inés,
Santa Lucia y Santa Clara. Cada una de las Virtudes y de las santas porta su
atributo respectivo, el que las identifica. La Prudencia agarra un espejo en el
que se mira y una serpiente enrollada en su brazo derecho; la Justicia sostiene
una balanza, la Templanza porta una vasija en la que derrama agua, y la Fortaleza agarra una
columna mientras tiene a sus pies un fiero león. La única decoración “extra”
que llevan tanto estos relieves como los de las santas es un pequeño arbolito.
Por su parte, los atributos que portan las santas, son los más usuales de sus
iconografías, por lo que no entraremos en ello. Especial interés reviste la
Anunciación puesto que la escena se halla dividida en dos relieves situados en
los plintos más cercanos al sagrario, en el de la izquierda figura la Virgen
María de rodillas frente a un atril y en el de la derecha el arcángel San
Gabriel dispuesto a dar la Buena Nueva.
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Templanza |
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Fortaleza |
A
continuación figuran los dos cuerpos, cuyas entrecalles extremas exhiben a los
cuatro Padres de la Iglesia. Los del primer cuerpo son San Agustín y San
Ambrosio, los cuales portan sendos báculos, el primero de ellos además en su
mano izquierda porta una maqueta de iglesia, mientras que el segundo hace lo
propio con un libro. Por su parte, los del segundo cuerpo son San Gregorio
Magno y San Jerónimo, el primero aparece efigiado como papa y el segundo como
cardenal. Las cuatro imágenes están subidas sobre penas que realzan su
monumentalidad. Se trata de cuatro esculturas estereotipadas que pierden su
carácter individual para ser reproducidas en serie. Asimismo sobre las
esculturas de San Agustín y San Ambrosio figuran sendos pequeños lienzos que
parecen representar dos retratos.
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Añadir leyenda |
Regresando
al primer cuerpo, éste se completa con dos grandes relieves y en la calle del
medio el sagrario. Los dos relieves, que son bastante similares a los del
citado retablo mayor de la iglesia de San Miguel de Valladolid, figuran la Adoración de los
Pastores y la Circuncisión.
En la Adoración de los Pastores se retrata a la Virgen en pie, con las manos
adorantes. El Niño reposa en la cuna situada sobre el suelo. Uno de los
pastores transporta un cordero a hombros. Hay un rompimiento de gloria con
ángeles entre nubes y una filacteria donde se lee el consabido "Gloria in
Excelsis Deo". El portal de Belén se configura con dos columnas jónicas.
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Adoración de los Pastores |
Por
su parte, la Circuncisión
muestra el instante en que el oficiante va a intervenirle con un instrumento
punzante. El Niño ocupa el centro del pasaje y el resto de personajes lo miran
atentamente. En el cielo dos ángeles sostienen una cartela con las iniciales
"JHS", alusivas al carácter jesuítico del templo, razón por la que
esta inscripción salpicará hasta en tres ocasiones el conjunto que analizamos.
El fondo arquitectónico lo constituyen dos arcos de medio punto.
El
centro del cuerpo está reservado al sagrario, el cual ostenta en la portezuela
un cordero místico pintado apoyado sobre un libro. Debajo, un ángel volandero
muestra un cáliz y en el suelo encontramos esparcidos atributos de la Pasión
-tenazas, clavos, corona de espinas-, todo ello dentro de una tarjeta de cuero
recortado. Lo remata un frontón curvo sobre el que se apostan dos ángeles
reclinados y cubiertos con túnicas. En sendas hornacinas a ambos lados de la
puerta se hallan las esculturas en bulto redondo del rey David y San Juan
Bautista. Este tabernáculo fue reducido de altura al trasladar a este templo la
parroquia de Santiago para colocar la escultura de su santo titular. Ésta fue
hasta hace poco tiempo una preciosa imagen dieciochesca de Santiago Matamoros,
en la actualidad ésta ha sido cambiada por una anodina escultura contemporánea
de Santiago peregrino.
Pasando
ya al segundo piso, lo primero que vemos es que posee en sus tres entrecalles
un pequeño banco con otras tantas pinturas apaisadas, este espacio en las
calles laterales se ve completado con una especie de penas. Estos óleos
representan las escenas de la Adoración de los
Magos, los Martirios
de San Pedro y San Pablo y el Descanso en la huida
a Egipto. Esta última composición está inspirada en un grabado de Aegidius Sadeler a partir de una pintura de Maerten de Vos. En cuanto a los
episodios que copan las tres calles son los relieves de la Epifanía, San Pedro y San Pablo
adorando el nombre de Jesús, y Jesús entre los
doctores. El episodio de la Epifanía aparece
estructurado en dos grupos: a la izquierda la Sagrada Familia y a la derecha
los Reyes Magos con su séquito y al fondo dos cabezas de un caballo y un
camello. Tras al Sagrada Familia se abre un arco de medio punto en cuya clave
puede verse la estrella de Belén. Las
figuras de San José y los Magos postrados de hinojos presentan rostros barbados
muy análogos.
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Adoración de los Reyes Magos / Epifanía |
La
escena de San Pedro y San Pablo adorando
el nombre de Jesús es la más floja y, quizás, la de peor calidad. Se trata
de dos figuras toscas con unos pliegues muy duros. Ambos santos aparecen semiarrodillados,
cada uno con su elemento iconográfico característico (las llaves de San Pedro y
la espada de San Pablo). Encima figuran dos ángeles con cálices sosteniendo una
medalla en la que está pintada la leyenda "JHS". Finalmente, el panel
de la derecha es el de Jesús entre los
Doctores, donde un infantil Jesús se coloca en un plano elevado sobre el
resto de los concurrentes. Los sabios, ataviados de forma similar y con gorro
frigio, escuchan, consultan libros y departen entre sí. Los rostros, como en el
resto de relieves, aunque en este se note de una forma más acusada, son los
típicos estereotipados del romanismo vallisoletano.
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San Pedro y San Pablo adorando el nombre de Jesús |
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Jesús entre los Doctores |
También
el ático se levanta sobre un banco en cuyo frente se encuentran pinturas sobre
tabla que representan El arrepentimiento de San Pedro, San Juan bautizando a
los fieles, El entierro de Cristo y la Magdalena. En este cuerpo se destaca
solamente la estructura central, flanqueada por columnas estriadas de orden
compuesto y rematada con frontón curvo, para contener el Calvario, completado
con dos ángeles que portan los Arma Christi pintados sobre los aletones. En los
netos laterales se disponen monumentales esculturas de Moisés, Ezequiel, Isaías
y Elías, que resaltan sobre la pintura mural con angelitos descorriendo grandes
cortinajes. El Crucificado exhibe un cuerpo proporcionado, piernas giradas a la
izquierda, lazada del perizonium también en esa dirección y parece apoyarse
horizontalmente sobre los brazos, que no cuelgan, como tampoco lo hace la
cabeza, que se mantiene erguida, aunque ladeada.
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Moisés y Ezequiel |
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Isaías y Elías |
BIBLIOGRAFÍA
- ARIAS
MARTÍNEZ, Manuel, HERNÁNDEZ REDONDO, José Ignacio y SÁNCHEZ DEL BARRIO,
Antonio: Catálogo Monumental de la
provincia de Valladolid. Tomo XIX. Medina del Campo, Diputación de
Valladolid, Valladolid, 2004.
-
MARTÍN JIMENEZ, Carlos
Manuel y MARTÍN RUIZ Abelardo: Retablos Escultóricos: renacentistas y
clasicistas, Diputación de Valladolid, Valladolid, 2010.
Muy buenos los estudios de Javier Baladrón. TODOS.
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