Hoy
os quiero recomendar otro plan para estos días de fiesta. Si en la entrada
anterior vimos que puede ser un buen momento para ir a visitar el Museo
Diocesano y Catedralicio, también podemos aprovechar para ir a ver una
interesantísima exposición en la Real Academia de Bellas Artes de la Purísima
Concepción de Valladolid, la cual comparte edificio con la Casa de Cervantes en
la calle Miguel Íscar.
La
muestra, que lleva por título “Adolfo Sarabia (1928-2015). Más allá del
realismo”, reúne la obra de este interesantísimo pintor vallisoletano, y
académico de la Purísima Concepción que ingresó en la misma el 21 de noviembre
de 1986, recibiendo la medalla número XVI, aquella que décadas antes había
llevado pintores vallisoletanos tan ilustres como el paisajista Aurelio García
Lesmes o Sinforiano de Toro. La exposición estará abierta en horario de 12 a 14 hasta el 30 de diciembre.
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Inauguración de la exposición |
Su
faceta artística no solamente comprende la pintura puesto que fue un hombre
multidisciplinar. La pintura fue solo una de sus vocaciones, señala Brasas
Egido que era quizá “la que sentía más hondamente, pero no la única, ni la
entendía tampoco como una dedicación exclusiva ni mucho menos como una mera
profesión. Y es que, considerada en un conjunto, la obra del artista se nos
muestra como la expresión de un humanista culto, inquieto y polifacético.
Imposible explicarla y entenderla sin su labor como profesor universitario,
como traductor, o sin su apasionada dedicación a la poesía. La obra creadora de
Adolfo Sarabia, no habría podido manifestarse de un solo modo, en él todas esas
facetas se complementan y enriquecían entre sí”. Al igual que al pintor que
más llegó a admirar, el prerrafaelita Dante Gabriel Rossetti, “a lo largo de su trayectoria y experiencia
estética, Sarabia puso también en práctica el célebre pensamiento de Horacio:
“La pintura es como la poesía”. En ese sentido, al evocar la polifacética
personalidad de Adolfo Sarabia, tan interesante como versátil, no es posible
desligar esas distintas orientaciones; imposible desvincular su dedicación
profesional a la docencia de su pasión por la creación artística y literaria”.
Además, según el profesor Brasas “si nos
aproximamos a su obra artística y en concreto a su dedicación a la pintura,
enseguida advertimos que Sarabia la entendió siempre como emanación que se
desprende espontáneamente de la poesía. La poesía le llevó a Sarabia hacia la
pintura, dotándola siempre de un aura de pureza y refinado eclecticismo”. Aunque
podríamos llegar a calificar su pintura como realista, sería inexacto, al igual
que lo sería el definirla como hiperrealista, puesto que Sarabia siempre fue
más allá del realismo.
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Berenice |
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Before the dawning of the death day |
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Cebolla en la ventana |
El
realismo, que vino a imponerse como reacción frente a la pesadez y
repetitividad de las tendencias informalistas y abstractas, surgió en Madrid en
la década de 1950. Fue sobre todo un fenómeno surgido en el ámbito de los
jóvenes pintores madrileños, el grupo de los Realistas de Madrid (Antonio
López, Julio López Hernández, Francisco López Hernández, Isabel Quintanilla,
Amalia Avia y María Moreno), que propugnaba una figuración radical que
conectaba y se nutría tanto de ciertas corrientes figurativas del siglo XX
(como la pintura metafísica, la nueva objetividad o el surrealismo), como de la
gran tradición de la pintura española del Siglo de Oro. Aunque el realismo
llevaba consigo una reproducción fidedigna de la realidad, y por lo tanto una
vuelta a la primacía del dibujo y del “disegno”, “en modo alguno se trataba de un arte cuyo propósito fuera la mera
reproducción de la realidad física” sino que iba “más allá del mundo real, era una pintura que aspiraba a estar por
encima de lo físico, un arte para ampliar la conciencia que intentaba entrar y
entender otro tipo de realidad, no precisamente la realidad física sino
espiritual”. En definitiva, y según palabras de Brasas Egido, el realismo “apostaba ante todo por una poética en la
visión de la figura, de los espacios y los objetos, marcada por el paso del
tiempo que impregnaba de misterio, melancolía e intimidad de las cosas”.
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Cerrojo |
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El escultor Bonifacio Pedraz |
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Frutero |
Aún
dicho todo esto, Sarabia renunció a utilizar la palabra realismo para su
pintura, de hecho, creó para ella el término "metarrealismo", un
concepto que quería reflejar la profunda interrelación que debía existir entre
sujeto y objeto a lo largo del proceso creativo. No creía en una pintura que
reflejase fielmente lo que veía con sus ojos, sino como un “proceso integrador de la mano, el espíritu y
el más allá”.
Sarabia
definió “metarrealismo” de la siguiente manera: “El Metarrealismo más que
una corriente pictórica es una meditación intensa, profunda, lenta, muchas
veces dolorosa, sobre el objeto que tienes delante. Toda creación es poesía.
Poesía es buscar recóndito espejo de tu alma, una imagen que devuelves al aire
hecha música, o palabras o pigmento extendido sobre un lienzo, pero siempre con
ritmo, con un golpeteo evidente y oculto que se acompasa con el tic tac del
corazón, con la Tau horizontal y vertical, masculina y femenina, principio de
todo". "Ritmo, entrar y salir: deseo platónico de engendrar en
lo bello. Ir y volver al objeto y traerlo lentamente a la superficie tersa de
la tabla, capa tras capa, desde la grisalla que quedará oculta bajo las
sucesivas manos de color en una función imprescindible, aunque nadie la vea, la
función que Milton definía como "they also serve who only stand and
wait", también son importantes los servidores quietos en la sombra".
"Y luego las capas de color que se van acumulando una tras otra como
los versos de un poema, rimeros de color, rimas, sensación final de una obra
redonda, acabada hasta donde pueda, esmeralda pulida que acaricias entre los
dedos, luz que palpitará para siempre en el recuerdo. Amor por el detalle, por
toda cosa mínima en la que está implícito el universo. Veneración por la
técnica, léxico sin el cual no existe posibilidad de hablar en el cuadro: pulir
la técnica es pulir el lenguaje pictórico que quiere fundir el ser y el tiempo.
Ir más allá: ser uno mismo y algo más".
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Herradura |
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Huevera |
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La sibila de Tricio |
Anteriormente
referimos que Sarabia sintió profunda devoción por Rossetti, pero también por
el resto de prerrafaelitas ingleses. Asimismo, le interesaron los pintores
simbolistas y los del Siglo de Oro español, especialmente los que se dedicaron
a la pintura de bodegón, casos de Zurbarán y Fray Juan Sánchez Cotán. Señala Brasas
que también estuvo “atento en su pintura
a recuperar la técnica minuciosa de los primitivos del Renacimiento, también
estudió con profundidad a pintores como Fra Angélico o Alberto Durero”.
Su
pintura, que la componen exclusivamente naturalezas muertas y dibujos, se basa
en un excepcional dominio del dibujo. “A
la hora de valorar su pintura con acierto se ha escrito que sus temas
alcanzaban dimensión simbólica. Su actitud era la trascendencia de lo
cotidiano, siempre con una fuerte carga de simbología, que rozaba incluso el
ámbito de lo místico. El ser, los objetos, la figura humana, el retrato o el
desnudo alcanzan en sus lienzos o tablas profundidad poética y simbólica,
destacando del espacio vacío, aislado. A
través de sus figuras y retratos, o bien a través de sus bodegones, Sarabia
confiaba en que más allá de su apariencia simple de lienzo, su pintura pudiera
llegar a lo más hondo del espíritu del que miraba su obra, y de ese modo
contemplar también los ecos pagados del alma del modelo”.
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Pera y planchas |
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Santa Lucía |
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Ser en sí |
Por
último, quiero dar las gracias a la Academia por las exposiciones que van
celebrando anualmente, pues dan a conocer a aquellas grandes figuras ignoradas
que ha poseído el panorama artístico vallisoletano. También hay que agradecer
los magníficos catálogos a todo color que editan con motivo de las
exposiciones.
BIBLIOGRAFÍA
- BRASAS EGIDO, José Carlos: "Adolfo Sarabia en el recuerdo", Boletín de la Real Academia de Bellas Artes de la Purísima Concepción, Nº 49, 2014, pp. 113-118.
- BRASAS EGIDO, José Carlos: “El
metarrealismo de Adolfo Sarabia”, Revista Atticus, abril 2017, Nº 35.
- BRASAS EGIDO, José Carlos: Adolfo
Sarabia (1928 -2015). Más allá del realismo, Real Academia de Bellas Artes
de la Purísima Concepción, Valladolid, 2016.
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