Claudio
Cortijo fue el artífice que puso punto y final a la legendaria escuela
vallisoletana de escultura. Con él se extingue un modo de ser, de vivir, y de
pensar, dando paso al Neoclasicismo y lo que ello conllevaba: la Academia. Aunque
vivió y trabajó en una época en la que ésta ya existía, y cada vez fue gozando
de mayor importancia y prestigio, jamás se dejó seducir por ella, siendo por lo
tanto el último escultor vallisoletano que trabajó de forma “artesana”.
Claudio
Cortijo nació en el popular barrio de San Andrés el 27 de mayo de 1748. Sus padres, José Cortijo y Bernarda Hernández, lo
llevaron a bautizar a la iglesia de San Andrés el 2 de junio de ese mismo año.
Por parte paterna, el escultor tendría ascendencia zaratanera. Desconocemos en
qué taller pudo formarse, quizás lo hiciera en alguno de los maestros más
renombrados (aunque en la actualidad son personalidades muy oscuras) de este momento
(década de 1760): Andrés Carballo, José Fernández, Juan López o Juan Macías.
El
7 de enero de 1770 contrae matrimonio con Francisca Fontaura en la iglesia de
San Esteban el Real de Valladolid. La pareja tuvo una numerosa descendencia:
Ángel (1771), Fernando (1774), Juan Mata (1777), Sebastián (1780),
Marcelina Elena (1784), Victoriana (1784) y Manuela. Su mujer moriría a
comienzos del año 1797, siendo enterrada el 10 de enero en la referida iglesia
de San Esteban el Real. Ese mismo año sería nombrado alcalde del barrio de San
Antón para la legislatura que comprendía el año 1798. Hacia 1800 vuelve a
contraer matrimonio, en este caso sería con Manuela López Callejas, con la cual
tendría una hija llamada María. Claudio Cortijo fallece el 10 de abril de 1813
a causa de "haberle
sobrevenido un accidente repentino". Su cuerpo fue sepultado en la
nombrada iglesia de San Esteban el Real, antiguo templo jesuítico del
Colegio de San Ambrosio. Previamente había dictado testamento ante el escribano
Gaspar Rodríguez Abel, en el cual instituía por herederos a sus hijos Ángel,
Fernando, Manuel y María, el resto ya habían fallecido.
En
lo que respecta a su faceta artística hay que destacar que no fue un escultor
muy ducho ni especialmente dotado, un “piernas” que diría un admirado profesor.
Sus obras no poseen demasiada calidad (si exceptuamos su Cristo del Despojo, su obra maestra), si bien su interés se encuentra
en que son las últimas labradas en estilo barroco en Valladolid. Todas sus
esculturas conocidas están labradas en madera, por lo que no sabemos si llegó a
trabajar otros materiales, extremo bastante improbable dada la posible
clientela y la competencia de los “escultores académicos”. Sus imágenes acusan
cierta rigidez a la hora de componer los paños y un profundo envaramiento en lo
que a composiciones se refiere. Los rostros de sus imágenes no transmiten nada,
parecen anodinos. En el escaso catálogo que le tenemos documentado observamos
obras ciertamente dignas como el referido Cristo
Despojado de la Cofradía Penitencial de Nuestro Padre Jesús Nazareno o la Magdalena de Castrillo-Tejeriego, en
contraposición hay otras bastante vulgares como el San Andrés conservado en la Ermita de Capilludos de Castrillo-Tejeriego
(Valladolid).
MEDALLONES
DE LA VIDA DE SAN JUAN BAUTISTA (h. 1782. Iglesia de San
Juan de Letrán. Valladolid)
Hacia
el año 1782 realiza una serie de ocho relieves de grandes dimensiones que
ilustran la vida de San Juan Bautista, santo patrón de la portentosa iglesia de
San Juan de Letrán. Estos relieves, más bien medallones, se disponen colgados
en las paredes de la nave del templo. Todos ellos tienen forma ovalada y poseen
marcos dorados decorados con hoja de laurel y rocalla. Las escenas se resuelven
mediante altorrelieves pintados con colores planos (característica que preludia
la llegada del Neoclasicismo), en los cuales la perspectiva no está lograda.
Las escenas representadas son las siguientes: Nacimiento de San Juan Bautista, Zacarías ante el altar, San
Juan Bautista niño, Predicación de
San Juan en el desierto, Bautismo de
Cristo, San Juan en la cárcel, La degollación del Bautista, La entrega de la cabeza a Herodías. Se
trata de un ciclo completísimo de la vida del Bautista, tan solo comparable con
el que el Maestro de Palanquinos pintó en el retablo mayor de la iglesia de San
Juan de Villalón de Campos (Valladolid). A pesar de la modestia de los relieves
se trata de un interesante conjunto.
VIRGEN
DEL CARMEN (1797. Monasterio de San Benito el Real. Valladolid)
Esta
Virgen del Carmen que desde hace un siglo preside el retablo mayor del
Monasterio de San Benito el Real procede de la capilla de la Venerable Orden
Tercera del Carmen del desaparecido Convento del Carmen Calzado. La imagen fue
realizada en 1797 por Cortijo y policromada por el pintor, dorador y charolista
Martín Mayo. La escultura toma como modelo la Virgen del Carmen que Gregorio Fernández había realizado un siglo y
medio antes. La Virgen de Cortijo peca de rigidez y su rostro es muy duro, nada
tiene que ver con la dulzura y viveza de los rostros de Gregorio Fernández. El
Niño Jesús no parece el original.
MARÍA
LA MAGDALENA (1797. Iglesia parroquial de la
Magdalena. Castrillo-Tejeriego)
La
imagen preside la hornacina principal del retablo mayor de la iglesia de su
advocación. En esta ocasión Cortijo sigue puntualmente el modelo utilizado por
el escultor andaluz Pedro de Mena; y decimos utilizado porque no fue su
creador, este honor parece pertenecer a Gregorio Fernández, quien en el primer
tercio del siglo XVII tallaría una Magdalena para el Monasterio de las
Descalzas Reales de Madrid. A diferencia de la escultura de Mena, el vestido de
la imagen de Cortijo no está hecha en aspillera sino que se trata de madera
policromada.
SAN
ANDRÉS (1797. Ermita de Capilludos. Castrillo-Tejeriego)
Preside
un retablo neoclásico. Es con diferencia la peor obra realizada por Cortijo,
aunque a ello seguramente ayuda el horrendo repolicromado de la imagen, el cual
deja casi sin expresión al santo. Aparece de pie, con una pierna adelantada. En
una mano porta un libro y con la otra sujeta la cruz aspada, símbolo de su
martirio.
CRISTO
DEL DESPOJO (1801. Iglesia Penitencial de N. P. Jesús
Nazareno. Valladolid)
Representa
los momentos previos a la Crucifixión, concretamente el del Expolio. Este
Cristo le fue encargado a Cortijo debido a que el primitivo, que era el titular
del paso del Despojo tallado en 1678 por Juan de Ávila, había perecido en 1799
víctima de un pavoroso incendio que provocó grandes estragos en la iglesia penitencial.
Este incendio arrasó toda la decoración barroca de la iglesia, entre los que
destacaban el retablo mayor y los colaterales, en uno de los cuales se ubicaba
el Cristo del Despojo realizado por
Juan de Ávila. A raíz de la desaparición de este Cristo se decidió realizar uno
nuevo, para ello se acudió al escultor vallisoletano Pedro de León Sedano para
que realizara un boceto, y sobre éste se le encargaría a Cortijo la realización
de la escultura definitiva. En la actualidad preside el retablo neoclásico del
lado del evangelio de la referida iglesia, el retablo fue realizado en 1811 por
el ensamblador José Bahamonde. El policromado de la imagen se ajustó con
Anastasio Chicote, y la realización de las potencias con el platero Manuel
Torices.
Cristo
aparece desnudo, de pie y en actitud inclinada. Tiende los brazos al frente,
con los codos y rodillas ensangrentados. En esta imagen, Cortijo, se tuvo que
enfrente a un desnudo, lo que conllevaba la realización de un buen estudio
anatómico, labor en la que fracasó, pues la representa de una forma excesivamente
rígida. La cabeza es lo mejor del conjunto, destaca por el minucioso
tratamiento del cabello y la barba. El tratamiento del paño nos introduce ya de
pleno en el mundo neoclásico. Es sin ninguna duda su obra maestra.
CRISTO
DE LA "ORACIÓN DEL HUERTO" (h. 1800. Iglesia de San
Pedro. Tordesillas)
Esta
escultura fue atribuida a Cortijo por el profesor Parrado del Olmo, el cual la
fecha hacia el año 1800. Para fundamentar su atribución relaciona su cabeza con
la del Cristo del Despojo que acabamos de ver. Este Cristo forma junto a un Ángel del siglo XVII, en ocasiones
atribuido a Juan de Ávila, un paso de la Oración
del Huerto que copia puntualmente, si bien tan solo la escena principal, el
realizado en 1629 por el escultor Andrés Solanes para la Cofradía Penitencial
de la Santa Vera Cruz de Valladolid.
BIBLIOGRAFÍA
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de Valladolid, Valladolid, 2009.
ARRIBAS
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URREA
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Valladolid, 2004.
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