lunes, 11 de septiembre de 2017

EXPOSICIÓN: ALONSO BERRUGUETE EN PAREDES DE NAVA. A propósito de una exposición


En la localidad palentina de Paredes de Nava, villa natal de los Berruguete, y más concretamente en la iglesia parroquial de Santa Eulalia, en cuya pila bautismal recibieron las aguas sacramentales Pedro y Alonso Berruguete, se está realizando una pequeña exposición acerca de la figura de los tres miembros de esta excelente saga: el fundador, el pintor Pedro González Berruguete (c.1445-1503); su hijo, el pintor y escultor Alonso Berruguete (c.1489-1561); y el sobrino de éste, el escultor Inocencio Berruguete (h.1520-1575).

Paredes de Nava. Iglesia de Santa Eulalia
La exposición, que viene a ser un complemento ideal de la celebrada en el Museo Nacional de Escultura: “Hijo del Laocoonte. Alonso Berruguete y la antigüedad pagana”, reúne unas pocas obras a través de las cuales se repasa de manera global la carrera de estos tres artistas. En ella se concitan, además, piezas de otros artistas contemporáneos o que trabajaron con ellos, caso de Alejo de Vahía, excelente artífice con el que laboró Pedro Berruguete en, al menos que sepamos, los retablos de Santa Eulalia de Paredes de Nava y Santa María de Becerril de Campos. Sin duda la pieza estrella de la muestra es el retablo mayor de la iglesia, el cual no tiene ya nada que ver con el original creado por Pedro Berruguete y Alejo de Vahía puesto que fue modificado unas décadas después por Esteban Jordán, quien es el autor del grupo que preside actualmente el conjunto: el martirio de Santa Eulalia, con esas potentes figuras romanistas clásicas, rotundas y poderosas derivadas del clasicismo, de Juni y de Miguel Ángel.

INOCENCIO BERRUGUETE Y ESTEBAN JORDÁN. Retablo mayor (1561). Iglesia de Santa Eulalia. Paredes de Nava (Palencia). Se le añadieron las pinturas sobre tabla del retablo precedente, realizadas por Pedro Berruguete
ESTEBAN JORDÁN. La Degollación de Santa Eulalia
PEDRO BERRUGUETE. Tres profetas
Aunque se supuso que los Berruguete llegaron a Paredes de Nava de mano de los Manrique, señores de la villa, consta sin embargo el apellido Berruguete en Paredes de Nava mucho antes de la llegada de los Manrique, formando parte del pequeño patriarcado urbano de la villa, y ya en 1403 un García González Berruguete ocupó cargos en el concejo de Paredes. Se ha querido vincular a un “Alfonso, pintor”, activo a mediados del siglo XV en Paredes, con la familia, haciéndole incluso padre de Pedro Berruguete.
El hecho es que Pedro González Berruguete. Conocido como Pedro Berruguete (+ 1503), su hijo Alonso (+ 1561) y el sobrino de éste y nieto de Pedro, Inocencio Berruguete (+ h. 1575), sobresalieron en el panorama artístico de la Corona de Castilla. La familia siempre estuvo vinculada con Paredes de Nava, donde Pedro y seguramente Inocencio tuvieron taller abierto y para cuyas iglesias, especialmente Santa Eulalia, realizaron algunas de sus principales obras.

ALEJO DE VAHÍA. Abrazo ante la Puerta Dorada. Iglesia de Santa Eulalia. Paredes de Nava (Palencia)
A continuación se insertan las breves biografías de Pedro y Alonso Berruguete que figuran en la exposición, así como una cita muy sumaria de los discípulos más aventajados del “Hijo del Laocoonte”: Francisco Giralte, Manuel Álvarez e Inocencio Berruguete.

Pedro Berruguete
Pedro Berruguete nació hacia 1445 en la villa de Paredes de Nava, señorío de la importante familia Manrique en la Tierra de Campos palentina. Es un artista del que se conocen pocos datos biográficos, lo que contrasta con la importancia y calidad de su obra conservada, y del lugar que ocupa en la historia del arte español.
Se había supuesto que, tras una formación en algún taller castellano, trabajó con un pintor de Gante, Joos van Wassenhove, a quien llamamos en España Justo de Gante. Ambos artistas intervinieron en la decoración del “studiolo” de Federico de Montefeltro en su palacio ducal de Urbino. Lo aceptado por la crítica es que Berruguete viajó a Italia, probablemente antes de 1473, y ello le llevó a trabajar a Urbino. Parece que tras la muerte de Federico de Montefeltro, regresó a Castilla, donde ya se encontraba en 1483.

PEDRO BERRUGUETE. Santa Elena encuentra la Santa Cruz (h. 1490). Iglesia de Santa Eulalia. Paredes de Nava (Palencia)
Debió de tener taller abierto en su villa natal, a juzgar por los numerosos encargos que realizó para algunas iglesias del obispado de Palencia: además de las tablas del retablo de Santa Eulalia de Paredes de Nava que se reputan como su obra maestra, y las del retablo de Santa María de Becerril en el que también colaboró con el escultor Alejo de Vahía, realizó obras para Frechilla, Guaza de Campos y otras de la zona, especialmente en la Tierra de Campos. Es de resaltar que buena parte de su producción se hiciera para lugares más vinculados al patrocinio real o del entorno de los Reyes Católicos (Santo Tomás de Ávila, Cartuja de Miraflores, Capilla Real de Granada, díptico de la catedral de Palencia, San Ildefonso de Toro y Santa Cruz de Segovia).
Sus encargos y obras en la Corte de los Reyes Católicos demuestran la alta estima que tuvo su arte entre sus contemporáneos. Sus trabajos, encargados por personajes altos dignatarios de la Iglesia o de la Corte, culminarán con los tres retablos para la iglesia dominica de Santo Tomás de Ávila, panteón del primogénito de los Reyes Católicos, el infante don Juan, obra financiada por el Inquisidor General, cardenal Torquemada. Las pinturas de dos de estos retablos pueden admirarse en el Museo del Prado de Madrid, permaneciendo en el monasterio el mayor.
Todo parece indicar que Pedro Berruguete gozó de una posición desahogada, y de gran reputación en su tiempo, eclipsada después durante siglos por la fama de su hijo, el escultor Alonso Berruguete. Desconocemos la fecha de su muerte, aunque es probable que falleciera, quizás en Madrid, en los últimos años de 1503.

En la Provincia de Palencia se conservan algunas de sus principales obras: en la catedral, en el Museo Diocesano, en la Diputación Provincial, además de las señaladas en Becerril de Campos y en Paredes de Nava. Muchas obras suyas se conservan en museos y colecciones privadas, así en París (Louvre), Londres (National Gallery), Cleveland, Cincinatti (Ohio, USA), Madrid (Museo Municipal), Barcelona (Fundación Godia), entre otros.
En su estilo, Berruguete, une a las habituales influencias de las corrientes hispanoflamenca dominadora del panorama pictórico castellano en el último cuarto del siglo XV, algunas novedades extraídas del Quattrocento italiano, junto a un excelente dibujo, un color muy limpio, con unos verdes muy característicos y una gran capacidad de realismo, especialmente en sus personajes, lo que ha hecho que sea tenido como el precursor del gran retrato español y el primer pintor renacentista de Castilla.


Alonso Berruguete
Alonso González Berruguete (c.1489-1561) fue el hijo mayor del famoso pintor Pedro Berruguete (+ 1503). Sin embargo, por encima del hecho gremial de llevar a la continuidad el oficio paterno, Alonso alcanzó al entrar en contacto con la realidad italiana, proporcionó una dimensión genial.
Cuando en la década de 1920 el pintor José Moreno Villa decía que Alonso Berruguete no era hijo de Pedro, sino del Laocoonte, estaba poniendo de manifiesto la influencia que la escultura clásica y el aprendizaje de todas las novedades que acontecían en Italia, habían terminado por modelar al artista y a su obra.
El fallecimiento temprano de su padre, provocó que el primogénito emprendiera su carrera formativa con aspiraciones de un aprendizaje de mayor trascendencia, para abordar incluso su patria. En las declaraciones del expediente para ingresar en la orden de Santiago de uno de sus descendientes, el cura de Paredes don Jerónimo Aguilar, de 84 años, decía en 1603, que Alonso Berruguete “se fue mozo de aquí a Roma y a otras partes”, señalando un acontecimiento crucial, que tuvo una decisiva influencia en su trabajo como en su fama posterior.

ALONSO BERRUGUETE. San Jorge (1526-1532). Museo Naciona de Escultura. Valladolid
El viaje, el contacto con los grandes genios que renovaban la creación artística europea, el estudio de las antigüedades y la particular manera de entender las formas, dio como resultado un regreso fructífero en 1518. Alonso Berruguete, primero vinculado a la corte de Carlos I, que había llegado a España el año anterior y después como artista con taller independiente, se asentaba en Valladolid, donde construía su casa palaciega desde la que atendería a una selecta clientela, gravitando entre aquella ciudad y Toledo.
El uso del dibujo, como base de toda la creación, le permitió disponer de un importante grupo de oficiales que le ayudaron a plasmar su obra y a realizar conjuntos de tan extraordinarias dimensiones como el retablo de San Benito el Real de Valladolid o la sillería coral de la catedral de Toledo. Un lenguaje nuevo, un código diferente en las proporciones y en el vocabulario ornamental hizo de su producción una referencia obligada en la creación plástica del siglo XVI.
Berruguete además, cumplió un importante papel en la consideración del artista en la sociedad moderna. Su afán por dignificar la profesión le llevó a disponer de una considerable fortuna y a incorporarse al status de la pequeña nobleza española, adquiriendo la villa de Ventosa de la Cuesta, de la que serían señores sus sucesores, después del infructuoso intento de ser señor de Villatoquite. Una figura singular en fin, que tuvo en Paredes su patria y que es obligado recordar por tratarse de una de las personalidades más insignes del panorama artístico español de todos los tiempos.

ALONSO BERRUGUETE. Virgen con el Niño. Iglesia de Santa Eulalia. Paredes de Nava (Palencia)
FRANCISCO GIRALTE. Virgen con el Niño
INOCENCIO BERRUGUETE (atr.). Santa Eulalia. Iglesia de Santa Eulalia. Paredes de Nava (Palencia)

Discípulos de Alonso Berruguete
Alonso Berruguete, a pesar de figurar en mucha documentación como “pintor de su majestad”, fue mucho más alabado por su obra escultórica, sin embargo tuvo seguidores en las dos artes. En el campo de la pintura, Juan de Villoldo (c.1516-1562) es el principal seguidor de Berruguete, hasta el punto que durante años muchas de sus obras han sido atribuidas al propio maestro.
Los escultores Francisco Giralte (h.1510-1576) y Manuel Álvarez (¿1517?-1587) colaboraron con él en la sillería de Toledo y después Álvarez se quedó en la diócesis de Palencia controlando la producción escultórica en la segunda mitad del siglo XVI, mientras que Giralte, tras perder el pleito de la Antigua con Juan de Juni en Valladolid, alcanzó fama en la corte de Madrid. Sus obras más destacadas son el retablo de San Eutropio del Espinar y la capilla del Obispo en Madrid. Estos dos escultores, además del vínculo común con el maestro Berruguete, estaban emparentados, ya que Isabel Giralte fue esposa de Manuel Álvarez.
Inocencio Berruguete (h.1520-1575) se inició con su tío, colaborando con él en las obras toledanas, y posteriormente desarrolló lo fundamental de su trabajo en tierras palentinas y vallisoletanas. Por su parte Esteban Jordán (c.1530-1598), que acabó la reforma del retablo de Santa Eulalia de Paredes de Nava iniciada por su cuñado Inocencio Berruguete, muestra ya el influjo del clasicismo y de Juni en su obra.

MANUEL ÁLVAREZ. Llanto sobre Cristo muerto. Museo Diocesano. Palencia
JUAN DE VILLOLDO. Resurrección de Cristo. Iglesia parroquial. Alba de Cerrato (Palencia)
JUAN DE VILLOLDO. Martirio de Santa Lucía. Iglesia de Santa Eulalia. Paredes de Nava (Palencia)
ESTEBAN JORDÁN (atr.). Santo Tomás. Iglesia de Santa Eulalia. Paredes de Nava (Palencia)

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