La
nueva exposición que acaba de inaugurar el Museo Nacional de Escultura, “El diablo,
tal vez. El mundo de los Brueghel”, es un buen ejemplo de que menos es más. Y
es que a pesar de ser una muestra no muy extensa es altamente intensa pues en
poco espacio se puede disfrutar de excelentes pinturas y grabados de los Brueghel,
así como de una sorpresa fabulosa como son una serie de audiovisuales basados
en los referidos grabados y a los que no me referiré puesto que es mejor la sorpresa
que provocan al verlos en directo. Por último quiero señalar dos de las
pinturas de la exposición sobre las cuales ya hemos hablado hace tiempo en el
blog, por lo que os dejo los links de enlace a ellos, tan solo tenéis que
pinchar encima de las obras. Se trata de “La bajada de Cristo a los infiernos”
(Copia de El Bosco, ca. 1520-1575) y “Las tentaciones de San Antonio Abad” (Jan
Brueghel de Velours, ca. 1601-1625). Deseo dedicar esta entrada a Sara, una brillante estudiante de Historia del Arte -sin duda una de las mejores que he visto- así como mi gran descubrimiento en este año 2018.
A
continuación, daremos unas pequeñas pinceladas acerca de la exposición y que
como de costumbre están tomados de los paneles de la exposición, que la
explican a la perfección.
La
tentación, el pecado y el diablo. Entre los tres forman el “hilo rojo” del
universo artístico que los pintores flamencos y, especialmente, maestros como
los Brueghel, pusieron en pie con energía expresiva, virulencia y una
imaginación sin límites. Y que, en un juego de espejos entre el siglo XVI y el
XXI, hoy se ve reanimado por el artista belga Antoine Roegiers. Esos escenarios
perversos y enloquecidos nos inquietan porque parecen esconder un enigma
indescifrable, aunque, a la vez, despiertan nuestra simpatía porque intuimos en
sus imágenes narrativas una libertad deliciosamente moderna.
El
auge que alcanzó la temática de la tentación y la culpa era indisociable del
ascendiente que alcanzó el diablo, una poderosa figura del imaginario de la
época. Sin embargo, Satán no solo actúa como el “jefe de orquesta” de la
transgresión moral. En estos siglos trágicos, cuando la Cristiandad se
desangraba partida en dos facciones, el Demonio era un enemigo útil que
reforzaba la identidad colectiva, servía para favorecer el control de los
comportamientos y explicaba por qué el mundo se despeñaba sin remedio. Y
encarnaba, además, el lado oscuro del individuo moderno: los fantasmas, sueños,
amenazas, angustias, del mundo interior de cada uno de nosotros.
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TALLER DE EL BOSCO. Visión de Tondal (ca. 1478-1485). Museo Lázaro Galdiano |
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ANÓNIMO MADRILEÑO. Escritorio con escenas de ermitas (segunda mitad del siglo XVII). Museo Nacional de Escultura |
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Escena de las Tentaciones de San Antonio Abad |
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SEGUIDOR DE EL BOSCO. Bajada de Cristo a los infiernos (ca. 1520-1575). Museo Nacional de Escultura |
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DIEGO RODRÍGUEZ Y LEONARDO CARRIÓN. San Antonio Abad apelado por los demonios (1553-1559). Museo Nacional de Escultura |
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DIEGO RODRÍGUEZ Y LEONARDO CARRIÓN. San Antonio tentado por una mujer (1553-1559). Museo Nacional de Escultura |
Una
temporada en el infierno
Entre
1460 y 1610 la tentación de San Antonio conquista las artes plásticas. La
representación de las privaciones del santo y sus alucinaciones llegó a ser un
artículo muy solicitado en la sociedad flamenca, ansiosa por preservarse de la
condena al infierno, un temor colectivo e individual que había cobrado un nuevo
auge.
Las
dos grandes invenciones nórdicos fueron, en primer lugar, el paisaje: la
ubicación de este tormento diabólico, al aire libro, en medio de grutas,
bosques, ciudades y cielos en el horizonte. No es el paisaje “heroico” de los
italianos. Es una naturaleza incendiada, tenebrosa, llena de energía errática y
salvaje, infectada por las fuerzas metafísicas del mal.
La
segunda gran invención fue el carácter fantasmal y quimérico de la tentación,
que se encarna en mutantes demoniacos vagamente antropomorfos, enloquecidos o
seductores, en homúnculos repulsivos con signos de brutalidad, de estupidez, de
malicia, que embarullan los reinos de la naturaleza: la roca de rostro humano,
el pájaro-soldado, el reptil volante y, en fin, toda suerte de “disparates”. No
hay jerarquías y no sabemos a dónde dirigir la mirada. Pronto comprendemos que
la necesidad occidental de “interpretar” ha de ser sustituida por el placer de
“ver”.
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COPIA DE EL BOSCO. Las tentaciones de San Antonio (siglo XVI). Mueo Nacional del Prado. Copian los paneles del famoso tríptico de El Bosco conservados en el Museu Nacional de Arte Antiga de Lisboa |
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JAN BRUEGHEL DE VELOURS. Tentaciones de San Antonio (ca. 1601-1626). Museo Nacional de Escultura |
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AA (Monograma) a partir de MARTIN SCHONGAUER. Las tribulaciones de San Antonio (siglo XVIII). Biblioteca Nacional de España |
Brueghel
el Viejo: una diversión sobre los pecados
El
enigmático Brueghel vivió en una Flandes convulsa, en medio de guerra, miserias
e intolerancia. Atormentadas y pesimistas, las gentes vivían obsesionadas por
el pecado y la condena eterna en virtud de la creciente autoridad de la Iglesia
y los procesos de culpabilización individual.
Esta
serie fue la que dio al joven Brueghel su celebridad de gran dibujante. Nos
presenta un mundo embaucador y laberíntico en el que siempre ronda el Maligno.
En numerosas microescenas, hombres, animales, demonios y criaturas de pesadilla
son mostrados panorámicamente en un enredo corpóreo desde arriba, en cuclillas,
enmarañados, en posturas acrobáticas reptantes, rodeados de centenares de cosas
y detalles. No podemos despegar la vista.
Pero
Brueghel no juzga, es un notario que levanta acta del desenfreno humano:
estupidez, avaricia, crimen, glotonería, procacidad, envidias y muy poca
bondad. Es un mundo doloroso, pero visto con ligereza, donde asoma el
transgresor aliento de la cultura popular, fundada sobre la “carnavalización”
del mundo y la risa, como compensación a la obediencia del orden establecido.
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PIETER BRUEGHEL EL VIEJO (Grabador Pieter van der Heyden). La gula (1558). Biblioteca Nacional de España |
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PIETER BRUEGHEL EL VIEJO (Grabador Pieter van der Heyden). La soberbia (1558). Biblioteca Nacional de España |
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PIETER BRUEGHEL EL VIEJO (Grabador Pieter van der Heyden). La envidia (1558). Biblioteca Nacional de España |
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PIETER BRUEGHEL EL VIEJO (Grabador Pieter van der Heyden). La desidia (1558). Biblioteca Nacional de España |
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PIETER BRUEGHEL EL VIEJO (Grabador Pieter van der Heyden). La avaricia (1558). Biblioteca Nacional de España |
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PIETER BRUEGHEL EL VIEJO (Grabador Pieter van der Heyden). La ira (1558). Biblioteca Nacional de España |
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PIETER BRUEGHEL EL VIEJO (Grabador Pieter van der Heyden). La lujuria (1558). Biblioteca Nacional de España |
El
rompecabezas de Brueghel
El
magnetismo visual de la tradición flamenca conserva todo su brío nutriendo la
imaginación de hoy. La experimentación que combina el lenguaje digital junto
con herramientas de los viejos maestros como el dibujo dan en la obra de un
joven artista del siglo XXI como es Antoine Roegiers frutos artísticos de una
fertilidad poética tan sutilmente subversiva como lo fue en su tiempo la obra
de los Brueghel. Seducido por la libertad y la modernidad del maestro, Roegiers
se desliza en la piel de su ilustre predecesor, con el que comparte la finura
en el detalle, cierta inclinación a la perversidad, el gusto por la extrañeza y
una visión maliciosa del comportamiento humano.
Su
método creativo tiene mucho de artesanal. Con impecable maestría técnica
redibuja por separado arquitecturas, personajes y geografías, como en un
rompecabezas, despiezando los miembros del cuerpo, variando el punto de vista y
aislando los elementos del paisaje que le permitirán luego describir los destinos
de esa mirada de seres híbridos, solitarios y perdidos.
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ANÓNIMO. Demonio (siglo XVIII). Museo Nacional de Escultura |
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Dibujos de Antoine Roegiers para los audiovisuales de los grabados de Brueghel |
Horario:
- Del 1 de diciembre al 3 de marzo. De
martes a sábado: 11 a 14 h y 16:30 a 19:30 h. Domingos y festivos: 11 a 14 h.
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ResponderEliminarJavi me encanta eso de que " sabed que hay una sorpresa, pero no os la voy a revelar". Un puntazo, artista!
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