viernes, 26 de marzo de 2021

SEMANA SANTA EN VALLADOLID: VI Exposición "Semana Santa: Expresión del Pueblo"

 

Viernes de Dolores. Llega una nueva Semana Santa y de nuevo un tanto extraña, aunque no tanto como la pasada en la que tuvimos que estar recluidos en casa por culpa del Coronavirus. Aunque este año tampoco podremos disfrutar de las procesiones semanasanteras vallisoletanas, con sus devociones, colores, olores, sonidos y, por supuesto, con sus fantásticos “pasos”, orgullo eterno de Pucela, hay una serie de iniciativas que ayudan a paliar esa pérdida. Sin duda la propuesta realizada por la Real Cofradía Penitencial del Santísimo Cristo Despojado, Cristo Camino del Calvario y Nuestra Señora de la Amargura, y por la iglesia de San Andrés es una de las más interesantes.

Se trata de una exposición que, bajo el título "VI Exposición "Semana Santa: Expresión del Pueblo", muestra a lo largo del ámbito de todo el templo una amplísima muestra de arte sacro compuesta por piezas tanto de la parroquia como de la cofradía. A todo ello hay que sumar el hecho de que se pueda visitar con tranquilidad la Capilla de las Maldonado, pieza realizada en el barroco temprano y que ha llegado hasta nuestros días casi intacta y sin cambios. La exposición la podemos dividir en tres partes: en las capillas del lado de la epístola, lugar por el que se comienza a visitar la muestra, encontraremos obras de arte pictóricas; en las capillas del lado del evangelio las escultóricas y textiles; y, finalmente, en la cabecera del templo encuentran acomodo la platería y las imágenes procesionales de la Cofradía. De todas las obras que se pueden admirar vamos a destacar cuatro: los paños de la Verónica, las imágenes de los Sagrados Titulares, las maquetas de los pasos procesionales de la Cofradía, y el montaje final con el Cristo Yacente y la Soledad.

Los paños de la Verónica es una interesante iniciativa por la cual la cofradía elige anualmente a un pintor para que pinte el rostro de Cristo en un lienzo que después será colocado en las manos de la Verónica del paso procesional de Cristo camino del Calvario (Gregorio Fernández, 1614) que la cofradía procesiona cada Lunes y el Viernes Santo. Encontraremos 11 paños de la Verónica: dos son anteriores al "concurso" que acabamos de citar, como son uno anónimo realizado a comienzos del siglo XX y otro pintado en 1993 por Leopoldo Adiego, y el resto son los ejemplares de los años 2012-2020. El del año 2020 no pudo ser utilizado ni el año pasado ni este, por lo cual se dispondrá en las manos de la mujer santa en 2022.

Espectacular es la palabra que encontramos para definir los montajes que la cofradía ha dispuesto a la altura de los retablos colaterales de la capilla mayor del templo. En el colateral del Evangelio encontramos un altar dedicado al Santísimo Cristo Despojado (1993), obra del brillante escultor murciano José Antonio Hernández Navarro, que se ve acompañado por los faroles (Orfebrería Angulo, 1969) del paso en que se suele portar a los titulares de la cofradía, la Cruz de Guía de la Cofradía y los faroles de escolta (Orfebrería Orovio de la Torre, 2017), y los Guiones de Tramo (bordadora María Teresa Pamies, 2018). Por su parte, en el colateral de la epístola la cofradía ha logrado disponer un montaje muy sugestivo y que hará las delicias de los semanasateros pues utilizando las imágenes de Cristo Camino del Calvario (Miguel Ángel González Jurado, 2009) y Nuestra Señora de la Amargura (José Antonio Hernández Navarro, 2000) ha conseguido representar la IV Estación del Vía Crucis, en el cual Cristo camino del Calvario se encuentra con su Madre.

Otro punto de interés son las tres maquetas de los pasos que alumbra la cofradía y que forman parte de un grupo más amplio que realizó el notable escultor vallisoletano Pedro Verdugo a mediados del siglo XX y que representaba todos los pasos que por entonces constituían la Procesión General de la Sagrada Pasión del Redentor que en la tarde del Viernes Santo recorre las calles de la ciudad. Estas tres maquetas efigian los pasos del Camino del Calvario (1951), Preparativos para la Crucifixión (1958) y al Santo Cristo del Despojo (1953). Hemos de recordar que los pasos originales fueron realizados por Gregorio Fernández, Juan de Ávila y Claudio Cortijo, respectivamente. Al ver las tres maquetas y en un aparente buen estado de conservación me gustaría abogar por la recuperación de todas las maquetas que formaban parte del cortejo que, como ya hemos dicho, labró el escultor Pedro Verdugo, y que durante la Semana Santa pudieran volver a ser expuestas todas juntas para volver a revivir lo que pudieron ver nuestros antepasados. Además de su interés intrínseco se encuentra también el escultórico puesto que poseen gran calidad. Desconozco si actualmente se conservan todas, sé que algunas cofradías poseen algunas (recuerdo la Cruz Desnuda, el Cristo del Perdón, Jesús Nazareno, el Azotamiento, y no recuerdo si alguna más) y que en la sede de la Junta de Cofradías existen algunas esculturas sueltas. Repito, ojalá surja una iniciativa que abogue por la recuperación de todas estas interesantes maquetas de forma que puedan volver a exponerse todas juntas y recuperemos así un trocito de la historia semanasantera de nuestra ciudad. Si conocéis alguna maqueta más os pediría que me lo dijerais o mostrarais mandándomelo a mí mail o a mis redes sociales. Aparte de estas tres interesantísimas maquetas también se expone el boceto del Cristo camino del Calvario, obra del citado escultor cordobés Miguel Ángel González Jurado.


El último punto que concita nuestro interés y que viene a ser el triunfal colofón a la exposición se ubica en la capilla de San Antonio de Padua, en la cual se ha dispuesto un montaje con la Soledad y el Cristo Yacente que durante todo el año se conservan en el retablo de la capilla de la Soledad y que, por desgracia, apenas son visibles en sus hornacinas. La idea de sacarlos de ahí y disponerlos juntos y al lado del espectador es brillante y hace plantear la idea de un posible montaje para un nuevo paso de la cofradía, quizás sea una propuesta disparatada pero ahí queda pues se trata de un conjunto que mezcla muy bien, que posee una notable calidad y al que además le sobra unción. El pequeño Cristo Yacente (ca.1771-1774) se debe a la gubia del escultor vallisoletano, aunque nacido en Tordesillas, Felipe Espinabete (1719-1799) y a la munificencia de Fray Manuel de la Vega y Calvo, religioso franciscano que donó mucho dinero a su querida parroquia para su ampliación y decoración. Por su parte, la Virgen de la Soledad es una imagen de vestir y de bastidor con un rostro que nos indica que sería tallada hacia 1700 por algún taller vallisoletano, quizás el de José de Rozas (1662-1725). El único pero que cabe señalar, aunque está relacionado intrínsecamente con el tamaño de la hornacina de su retablo, es que el bastidor de la Virgen no es el adecuado puesto que es pequeño y ocasiona que la Virgen parezca una enana con las extremidades muy cortas. Por lo demás, toca dar la enhorabuena tanto a la cofradía como a la iglesia por tan interesante iniciativa y por todos los esfuerzos que le ha ocasionado su preparación.


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