Hoy
una nueva entrada después de haber pasado unos días en la ciudad más bonita del mundo: Roma. El post de hoy va a tratar sobre una de las grandes obras (que son bastantes) que posee
el bellísimo pueblo de Alaejos, una de mis localidades preferidas y a la que guardo especial cariño,
sobre todo por su amabilidad.
El
retablo mayor de la parroquia de Santa María de Alaejos, una de las obras
maestras del romanismo vallisoletano, fue contratado en el año 1589 por el
escultor ¿francés?, aunque afincado en Valladolid, Esteban Jordán. No lo
llegaría a finalizar debido a su fallecimiento, por lo que los encargados de
acabarlo fueron el ensamblador Cristóbal Velázquez y el escultor Francisco del
Rincón. Todavía en 1600 se traslada parte de él desde Valladolid, y por las
mismas fechas se acababa de pagar a los herederos de Jordán lo que se debía al
difunto. La policromía y dorado corrieron a cargo del pintor vallisoletano
Francisco Martínez quien firmó el contrato en febrero de 1604 con el compromiso
finalizarlo en tres años. Se trata de una de las últimas obras de Esteban Jordán
y se la considera una réplica del monumental retablo de la iglesia de Santa
María de Mediavilla de Medina de Rioseco. A juicio del profesor Martín González
esta obra de madurez de Jordán es “sin
duda la obra más fina (y) más
sazonada” del escultor.
Su
arquitectura es muy clásica, derivada de la que ideó Gaspar Becerra para el
retablo mayor de la catedral de Astorga. El retablo, de perfil facetado, se
adapta perfectamente a la forma del ábside de la capilla. Se articula a través
de un poderoso banco, dos cuerpos, tres calles, de las cuales la central es de
doble anchura que las demás, y ático rematando la máquina lígnea. Todo se
concibe como una fachada en la que se superponen soportes, entablamentos,
frontones y remates. En el primer cuerpo los apoyos son columnas corintias, en
el segundo estípites y columnas entorchadas. Los frontones son triangulares o
curvos, a veces alternando.
Las
esculturas, tanto de bulto redondo como de relieve, se compartimentan de forma
rigurosa en sus portadas y recuadros de tal manera que la sensación es de
perfecto orden geométrico y simetría. Los temas responden a lo impuesto por el
Concilio de Trento para regular la iconografía de retablos e imágenes en las
iglesias. Aunque en gran medida obra de taller, muestran los rasgos del
manierismo romanista seguido por Jordán. Las figuras son monumentales y
calmadas, sin ningún tipo de expresión. Los paños muy amplios y con escasos y
muy ampulosos pliegues. Las escenas se componen por acumulación de figuras que
llenan todo el espacio del que disponen sin atreverse a salir de él, como lo
hacían las de Juan de Juni.
El
banco está presidido por los altorrelieves de la Anunciación en el lado del Evangelio y la Visitación en el de la Epístola. En los plintos de las predelas,
que están labrados tanto en la cara visible como en los enveses, se representan
a diferentes santos. Aunque la mayoría ha perdido su atributo identificativo,
reconocemos a San Andrés con la cruz aspada, San Judas Tadeo, con la alabarda
con la que le decapitaron en la ciudad persa de Suanis, Santo Tomás, Santiago
Alfeo o el Menor con la maza con la que fue rematado a golpes tras ser lapidado
y, finalmente, a los Santos Juanes que cierran el banco por ambos extremos. Los
relieves de San Pedro y San Pablo flanquean la custodia, que ocupa el centro
del banco. En el relieve de la Anunciación,
la Virgen aparece de hinojos apoyada en un atril. Es curiosa la postura en
cuclillas del arcángel, quien se sitúa a la misma altura que Aquélla, lo que no
es nada habitual, de modo que hay una cierta simetría entre ambas imágenes, de
delicadas facciones. No falta el búcaro de azucenas que pregona la castidad
mariana.
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La Anunciación |
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La Visitación |
La
Custodia es de grandes dimensiones, en forma de templete, con dos cuerpos. El
inferior luce en la portezuela la Última
Cena, en la que distinguimos a Jesús, a San Juan (que dormita sobre el
Señor), y a Judas con su típica bolsa de monedas. Las hornacinas, hoy vacías,
están separadas por columnillas dóricas en tanto que las del cuerpo superior
por jónicas. Un friso de triglifos y metopas recorre el borde superior del piso
bajo. Hay que lamentar la desaparición de todas las estatuas que habitaban en
los huecos, entre las que descollaban un Cristo
a la columna y unos Evangelistas
que el profesor Martín González califica de “primor escultórico”.
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San Pedro |
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San Pablo |
En
el primer cuerpo se sitúa el Nacimiento
de Jesús (lado del Evangelio) en donde la Virgen sujeta al Niño mirando de
frente a los espectadores. El buey y la mula se asoman a una ventana junto a
otros pastores, uno de los cuales lleva un cordero a hombros, un detalle muy
característico de los retablos de Esteban Jordán. En el lado de la Epístola
acontece la Dormición de la Virgen,
en la que los apóstoles muestran rostros estereotipados muy propios también en
este escultor. Ambas cajas están enmarcadas por columnas cortinitas de fuste
entorchado y tercio bajo ornado y rematadas por arriba con frontones curvos en
cuyo tímpano se alojan dos ángeles rodeados de abundantes frutos que sostienen
una tarjeta debajo de la cual hay una cabeza de fauno.
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La Adoración de los Pastores |
La
calle central de esta altura exhibe dos casilleros en forma de arco de medio
punto en cuyo interior descansan San Juan
Bautista con el cordero en su brazo izquierdo y un santo anónimo. Unas
bandas de triglifos y metopas dan paso a unos frontones semicirculares sobre
los que se recuestan unas parejas de angelitos a la manera miguelangelesca. La
caja rectangular medial es para la Asunción
y Coronación de María, que aquí se presentan unidas en una sola narración.
La Virgen, que recuerda a la realizada por Gaspar Becerra para de la Catedral
de Astorga, está flanqueada por seis ángeles que la ayudan a subir. A la altura
de su cabeza están Jesús y Dios Padre en actitud de coronarla. El friso de
separación de ambos cuerpos enseña decoración de frutos y trapos colgantes.
Cuatro grandes columnas corintias y estriadas compartimentan este primer piso.
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Santo sin identificar |
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San Juan Bautista |
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Asunción y Coronación de la Virgen |
Encima
se sitúa una especie de segundo banco ornamentado con figuras de las Virtudes; así, de izquierda a derecha
contemplamos la Fe portadora del cáliz, la caridad en el medio y la Esperanza
con el ancla. Flanquean a la Caridad dos entablamentos adornados con niños
desnudos que parecen empujar a unos carneros.
Ya
en el segundo cuerpo, en el lado del Evangelio se encuentra la Epifanía, donde se contraponen los tres
Magos a la izquierda y la Sagrada Familia a la derecha, ambos grupos en sentido
descendente. Las figuras del primer plano –Melchor, María y el Hijo– exceden
tanto el tablero que da la sensación de que fueran a despeñarse. El relieve
opuesto es el del Abrazo ante la Puerta
Dorada, donde los esposos ocupan todo el centro. Detrás, un pastor con una
oveja a hombros, el ángel anunciador del embarazo de Santa Ana y una mujer a la
derecha que mira.
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La Adoración de los Reyes Magos |
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El Abrazo ante la Puerta Dorada |
En
la calle central de este piso se abren tres calles. Las laterales acogen a San Francisco y Santa Catalina encerrados bajo arcos de medio punto. Aquí, en
cambio, no hay frontones, como sucedía en el primer cuerpo, y sí unos motivos
decorativos consistentes en dos ángeles que sostienen un pequeño medallón con
un jarrón dentro, muy similares a los que están tallados en el friso de unión
de la predela con el primer cuerpo.
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San Francisco |
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Santa Catalina |
El
tabernáculo central está dedicado a Jesús
entre los Doctores, con personajes labrados de una manera análoga colocados
simétricamente al bies y de cuatro en cuatro para dar el protagonismo a Cristo
niño. Los relieves de este cuerpo, como apunta Martín González, tienen mayor
resalte que los del cuerpo inferior, estando las estatuas del primer plano
completamente al exterior de la portada.
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Jesús entre los Doctores |
El
ático, con presencia de muchas imágenes, presenta un carácter triunfal muy propio
del Renacimiento. Sobre los estípites centrales el Rey David con el arpa y el
profeta Elías y, encima de las esquinas, Adán y Eva. Los cuatro Doctores
de la Iglesia (San Agustín, San Jerónimo, San Gregorio Magno y San
Ambrosio) se sientan por parejas sobre el remate de las calles laterales. Unos óvalos
nos muestran al Ecce Homo y a Cristo con la cruz a cuestas, ambos son
obra de Francisco del Rincón. El Calvario se compone, como es normal, del
Crucificado, la Virgen y San Juan. Detrás hay cuatro recuadros con ángeles portando los Arma Christi (también
obras de Rincón) y, en el tímpano del frontón recto, Dios Padre en su clásica postura de bendecir con la diestra y coger
la bola del orbe con la izquierda.
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Padre Eterno |
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Adán |
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Eva |
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Ecce Homo y Padres de la Iglesia |
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Jesús camino del Calvrio y Padres de la Iglesia |
El
retablo enlaza visual y materialmente por su parte con la armadura de madera
dorada y policromada que cubre el presbiterio y con las pinturas murales de los
lados. La armadura tiene planta octogonal apoyada sobre trompas en el lado de
la nave central. A partir de su núcleo central de mocárabes se suceden
radialmente celdas poligonales que contienen bustos, frisos con cabezas de
ángeles y paños de ornamentación mudéjar. El arrocabe está concebido como un
juego de arquerías de medio punto en el que se disponen figuras de Santos y la
Virgen con el Niño. La labra es un poco tosca, pero el efecto deslumbrante
procede de la visión de conjunto y de la calidad del dorado y policromía
contratados como los del retablo mayor por Francisco Martínez en 1604.
BIBLIOGRAFÍA
- CASTÁN
LANASPA, Javier: Catálogo Monumental de
la provincia de Valladolid. Tomo XXI. Antiguo partido judicial de Nava del Rey,
Diputación de Valladolid, Valladolid, 2006.
- MARTÍN
JIMENEZ, Carlos Manuel y MARTÍN RUIZ Abelardo: Retablos Escultóricos:
renacentistas y clasicistas, Diputación de Valladolid, Valladolid, 2010.
El retablo es todo un espectáculo pero la armadura es ya de quitar el hipo. Muchas gracias por mostrarlo con tantísimo detalle. Una gozada auténtica.
ResponderEliminarImpresionante y singular cúpula. Aparece fantástica, pero restaurada y limpia tiene que tirar de espaldas
ResponderEliminarFantastico retablo,el cual no tuve ocasion de visitar durante mi visita a Alaejos,tierra natal de mi padre,qpd,pero que Dios mediante pienso admirar este año en Mayo durante las fiestas de la Casita
ResponderEliminarSantiago Mangas
Sinceramente, me ha quedado asombrado de tanta belleza y este gran autor como fue Gaspar Becerra.
ResponderEliminarUn lugar, como tantos pueblos de Castilla y León, donde el arte es el denominador comun