En el Museo de San Joaquín y Santa Ana, que desde aquí
os animo muy efusivamente a visitar, encontramos una pequeña pieza de marfil
que puede pasar desapercibida pero que esconde tras de sí una curiosa
iconografía. Se trata del Buen Pastor luso-indio, que en ocasiones ha sido
identificado como el Sueño de Jacob, San Juanito o incluso Buda. Como refiere
Margarita Estella, este tema iconográfico ha sido el que mayor interés ha
despertado de todos los tallados en marfil en los talleres coloniales.
El marfil representa al Buen Pastor en edad infantil
sentado con las piernas cruzadas. Viste zamarra de vellón, trabajado como el de
las ovejas, en piquillos característicos de la talla de los marfiles
indo-portugueses. Tiene el brazo derecho acodado en una cantimplora en forma de
calabaza doble y la mano de ese lado en la mejilla como si estuviera meditando;
con la izquierda sujeta una oveja contra el regazo y hay otra sobre el hombro.
Le sirve de asiento una montaña de más o menos escalones en las que se
representa la Fuente de la Vida a la que van a beber animales de carácter
simbólico como ovejas, aves, ranas, serpientes etc. En ocasiones, aunque este
no es el caso, bajo la montaña puede encontrarse María Magdalena penitente en
su faceta de ermitaña, durmiendo desnuda en una cueva.
En ocasiones esta escena se puede simplificar o
complicar, de tal manera que aumentan los aditamentos o incluso añaden
figurillas formando escenas en los distintos pisos de la montaña, pero no varía
el efecto del conjunto en construcción apiramidada que recuerda algunas tallas
de marfil chinas. Se ha dicho que se aprovecha para su talla la punta de los
colmillos y que esto es la causa de su forma. Hay infinidad de ejemplares. Su
tamaño en general no es grande lo que junto a la escasa calidad de la mayoría
de los ejemplares hace que su importancia resida en los aspectos iconográficos.
Estas tallas de marfil tenían una doble función: en
primer lugar eran objetos preciosos y decorativos tanto en Portugal como en
España dada la escasez y exotismo del marfil; por otra parte, tuvieron un fin
didáctico y evangelizador al realizarse con temática e iconografía cristiana
aunque utilizando motivos decorativos y técnicas orientales.
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Buen Pastor de la Colección González-Sada |
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Buen Pastor de la Colección Kitty Combermale |
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Buen Pastor del castillo de Javier (Navarra) |
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Buen Pastor de la igreja dos Terceiros del Salvador de Elvás (Portual) |
Así, aparece Cristo como Buen pastor que en casi todos sus detalles deriva de
una iconografía búdica y que se ha llegado a relacionar con la imagen de Buda
al pie del árbol Bodhi o de la sabiduría. Su representación tiene relación con
San Francisco Javier, y de hecho se achacó a los jesuitas el intentar, como
sistema de acercamiento evangelizador, la adaptación de la iconografía oriental
a los temas cristianos. Esta fue posiblemente una de las causas que dio lugar a
la enrevesada “Disputa o controversia de los ritos” que fue zanjada
tajantemente por el Papa Clemente XI. Los misioneros acataron la bula papal “Ex
illa die”, lo que no fue tolerado por las autoridades chinas, que les
expulsaron. En definitiva, la imagen luso-india del Buen Pastor es un ejemplo
más de hibridación cultural entre Occidente y Oriente, manifiesta en el arte.
Dalton (1909) asegura que es un tema indio adaptado
por los portugueses y los fecha en el siglo XVII; los historiadores portugueses
piensan que representa el Sueño de Jacob, interpretación cristiana del Suelo de
Krishna, y Keil hace referencia, según dos Santos, a los documentos que
encontró el P. Chilling relativos a la fabricación y exportación de estos
marfiles en el siglo XVII pero los primeros que dieron una interpretación
profunda del tema, más o menos discutible, fueron los historiadores del Arte de
Centro Europa. Strzygowski relaciona la iconografía de estas figurillas con
textos del Avesa. Egbert y Morey que estudiaron los ejemplares de los Museos
Vaticanos recortaron esta teoría, algo excesiva en sus conclusiones, y piensan
que hay precedentes europeos muy claros como el de la Fuente de la Vida aunque
la talla formal esté indudablemente influida en lo secundario por las obras de
arte indio y que precisamente este carácter hibrido que denuncian las
figurillas sirve de criterio para su clasificación como obras de las colonias
portuguesas. También Coomaraswamy demostró que el paisaje en que se representa
a Krisnha en el arte indio no aparece la fuente y que la Magdalena tiene un
claro origen español.
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Buen Pastor del Museo Sorolla (Madrid). Foto tomada de http://ceres.mcu.es/pages/Main?idt=7481&inventary=20033&table=FMUS&museum=MSM |
Scherer aceptó estas teorías europeístas de la
iconografía y determinó que no sólo representa al Buen Pastor sino que es una
composición simbólica referente a la Salvación y que la figurilla no se asienta
sobre un corazón sino sobre un fruto o flor quizás de origen oriental. Los
ejemplares españoles en su mayoría presentan la forma de corazón, que por otra
parte es un elemento que se utiliza en la simbología cristiana. Margarita
Estella considera que aunque este tipo iconográfico pertenece a lo
indo-portugués, su difusión y probable copia en Filipinas aconsejan
considerarlo genéricamente portugués, antes que concretamente de Goa, por lo
que prefiere darle la denominación más amplia de luso-indio.
El ejemplar del Museo de San Joaquín y Santa Ana es
ciertamente diferente a lo que hemos hablado puesto que tras del Buen Pastor
surge una especie de cascarón sobre el que asienta una columna coronada por una
Virgen con el Niño. Se trata de la Virgen del Pilar. Sin duda se tratará de un
añadido posterior, y posiblemente fabricado en España.
BIBLIOGRAFÍA
- ESTELLA MARCOS, Margarita Mercedes: La escultura
barroca de marfil en España (2 tomos), Instituto Diego Velázquez, Madrid,
1984.
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Interesantísimo. Yo vivo a dos pasos del Museo que voy a visitar YA
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