El retablo de la capilla del Doctor Corral en la iglesia de la
Magdalena de Valladolid es uno de los mejores ejemplos de retablo renacentista
del periodo plateresco. Aunque se desconoce la fecha exacta, sus límites
cronológicos serían el 17 de junio de 1538, en que el Dr. Corral pidió un solar
a la iglesia de la Magdalena para construir su capilla, y el 4 de junio de
1547, en que él mismo afirma que “ubo e tubo fundada constituida y edificada
una capilla con sus rexas y retablo en la yglesia parrochial de la magdalena”.
Se piensa que la fecha de su realización estaría más próxima al año 1547 que a
1538. El Doctor Don Luis del Corral era catedrático de Sexto de Cánones, Oidor
de la Chancillería y del Consejo Real y de la Cámara del Emperador. Vivía en la
calle de Francisco, frente a las casas del Conde de Osorno, que es la actual nº
32 de la calle de Juan Mambrilla.
CAPILLA
La capilla del Doctor Corral es el resto arquitectónico más antiguo de
la iglesia parroquial de Santa María
Magdalena. Se sitúa en el lado de la epístola de la iglesia. El 13 de noviembre
de 1538 el Doctor Corral adquirió solar para hacer su capilla, por lo que su construcción
se haría inmediatamente. El espacio está configurado por el ámbito propio de la
capilla, separado por una reja, y otro previo. Comunica con la iglesia por
medio de dos arcos con rejas hoy cerrados. Por la parte de los pies, comunica
con la capilla del Marqués de Revilla, edificada en el siglo XVII.
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Planta de la iglesia de Santa María Magdalena |
La capilla se cubre con bóveda de crucería, con hermosas claves. Alrededor
corre una inscripción en caracteres góticos, hoy incompleta, en la que se lee: “Esta
capilla mandaron edificar y labrar Luis Sanz de Corral, confesor que fue del
Emperador y augusta Emperatris reina nuestra…”.
Bosarte, que publicó la escritura de concierto para edificar la
capilla mayor y sacristía, da la fecha de 14 de junio de 1576, pero Martí y
Monsó la rectifica por la de 1566, atribuyéndolo a que fue un error de
transcripción. El autor de la capilla fue el arquitecto Rodrigo Gil de Hontañón,
el cual debía de realizarla en el plazo de tres años, dándole la parroquia el
despojo de la iglesia vieja, de la que sólo habría de perdurar la capilla del
doctor Corral, mencionada en la escritura. El estilo sería “al romano”, pero el
maestro dispondría de crucería para las bóvedas, hecha con piedra de Aldea del
Val, mientras que los cascos serían de ladrillo. El exterior tendría ladrillo y
“tapias de tierra”. Se proyectaba la sacristía. Sobre ella vendrían “unos
aposentos” con ventana a la capilla mayor. Debajo del presbiterio se dispondría
la cripta (“bóveda”), para enterramiento familiar. Alrededor iría un gran letrero,
que acreditase la fundación. Se autorizaba a que se hiciesen ocho escudos de
piedra de Navares, con las arma del fundador, para colocarlos en el templo. En
1569 se traba activamente, como acreditan varias cuentas de ese año. Se abonan
926.471 maravedíes a Gil de Hontañón y Francisco del Río. Antonio de Molina
realizaba la “reja que sale encima del altar mayor”. Juan Tomás Celma doraba
los escudos y el letrero. Gaspar de
Palencia pintaba las claves de la bóveda. La alta calidad de estos artistas indica
el grado de suntuosidad que se pretendió dar a este patronato.
RETABLO
El autor del retablo fue uno de los escultores castellanos más
brillantes de mediados del siglo XVI: Francisco Giralte (Palencia, 1510 –
Madrid, 1576). Giralte fue un escultor plenamente berruguetesco. Su formación y
colaboración con obras de Alonso Berruguete, así como su múltiple actividad
como entallador, escultor y autor de trazas para otros artistas (tal y como nos
lo demuestra el pleito de la Antigua) lo convierten en la figura clave para
entender la penetración del estilo de Berruguete en Palencia.
El retablo es una obra muy original, cerrada en sí misma, con cierto
olvido de las trazas tradicionales de retablos: carece de banco, alzándose
libremente sobre el basamento, siendo rodeada por una orla, rematada en arco carpanel,
que es un recuerdo evolucionado del antiguo guardapolvo de los retablos góticos
y de transición al Renacimiento. Presenta dos cuerpos y tres calles, elevándose
un tanto el segundo cuerpo de la calle central, por la inclusión de un medallón
con la efigie del titular de la capilla, San Juan Evangelista, entre
ambos cuerpos. El rostro del santo es el repetido frecuentemente por Giralte,
pero el cuerpo adopta una disposición muy forzada para adaptarse al marco oval.
A ambos lados de la calle central, unas figuraciones en forma de barcos
relacionan este segundo cuerpo de la calle central con las laterales. La
originalidad de la traza, una de las más elegantes y delicadas del Renacimiento
vuelve a hacernos ver cómo las obras para personas importantes y ambientes
distinguidos proporcionan un campo abonado para experiencias más depuradas que
los ambientes rurales. Los apoyos son finas columnas que rematan en cabezas de
canéforas en el segundo cuerpo de la calle central. El conjunto es de un
refinado manierismo.
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San Juan Evangelista |
Los temas no siguen un orden expositivo: en el primer cuerpo, de
izquierda a derecha, van la Oración del Huerto, el Santo Entierro
y el Descendimiento. En el segundo cuerpo, el Noli me Tangere, Resurrección
y Natividad.
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La Oración del Huerto |
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El Santo Entierro |
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El Descendimiento |
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Noli me tangere |
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La Resurrección |
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La Natividad |
La parte superior del retablo está cuajada de relieves con “putti” y
colgaduras, encuadrándolo todo un arco carpanel con tres tarjetas de cueros
recortados con las efigies de los evangelistas Mateo, Marcos y Lucas, que
completan el ciclo con la de San Juan antes mencionada. Es la primera vez que
aparece el tema de la tarjeta de cueros recortados en la arquitectura de un
retablo palentino. En el remate aparece el Calvario, que presenta la
particularidad de ir situado fuera del retablo, sobre la cornisa de la pared de
la capilla.
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San Lucas |
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San Mateo |
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San Marcos |
En las composiciones, junto a descoyuntamientos y adaptaciones de las
figuras a espacios reducidos, como en el Descendimiento, o en el Santo
Entierro, predomina en otros paneles una actitud más calmada y
estabilizada, como en la simétrica escena de la Natividad. El Noli me
Tangere es muy elegante y sereno, y presenta un paisaje esquemático, tal y
como es usual en Giralte en sus obras de madera: unos troncos retorcidos,
usados por primera vez por Siloé, pero también empleado por Berruguete y por
Miguel de Espinosa en Palencia. Se advierte ya la influencia de Juan de Juni.
Dicha escena parece estar inspirada en un grabado del mismo tema realizado por
Martin Schongauer a finales del siglo XV y al que se aproxima incluso en el
modo de hacer la empalizada del fondo. Las figuras de Cristo y la Magdalena
tienen ese escaso canon de proporciones tan repetido en Giralte.
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MARTIN SCHONGAUER. Noli me tangere |
El relieve más interesante del retablo es el de la Natividad,
en el cual se mezclan los ecos del estilo de Siloé con los de Juni, ambos
evidentes en esta escena por cuanto la iconografía repite la tan usual en la
escuela burgalesa –y por su influjo, en la palentina–, en tanto que los
pastores que surgen al fondo son de ascendencia juniana.
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Detalle de los pastores de la escena de la Natividad |
El estilo de la escultura es espléndido, cuajando definitivamente las
ideas del escultor sobre la masa y el espacio, a lo que contribuye el que sea
el propio artista el ejecutor de la obra, sin mucha colaboración del taller. El
relieve es un bajorrelieve, trabajado en un doble plano, el principal de la
figura, y el del fondo de la composición. Es una muestra de la búsqueda del
valor de las superficies, en las que parece haberse repujado como una obra de
orfebrería.
Los frisos, pilastras y demás espacios decorativos llevan grutescos
planos, a veces no tallados sino pintados, en los que predominan figuras
fantásticas, frutas colgantes, “putti”, así como angelotes y telas colgantes.
La policromía se realiza predominantemente en azul y oro. El efecto de la luz
sobre los dorados, que resbala sin estancarse, da al conjunto una expresión muy
plástica, lo que no ocurriría si la luz se estancase formando claroscuros. Esto
es un efecto usado antes por Berruguete. Los estofados se realizan con la
técnica del esgrafiado.
BIBLIOGRAFÍA
- PARRADO DEL OLMO, Jesús María: Los escultores seguidores de Berruguete
en Palencia, Universidad de Valladolid, Valladolid 1981.
- PORTELA
SANDOVAL, Francisco: La escultura del renacimiento en Palencia, Diputación
Provincial de Palencia, Palencia 1977.
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