El
escultor Alejo de Vahía es una de las figuras más importantes e interesantes de
cuantas laboraron en la Castilla de finales del siglo XV y comienzos del XVI.
Aunque su taller se encontraba enclavado en Tierra de Campos, su obra se
expandió a casi todas las provincias castellano-leonesas. Es más, en la
actualidad hay muchas obras que se le atribuyen que se encuentran fuera de este
ámbito. Por citar algunas: el Museo del Louvre de París, el Museu Marès de
Barcelona, la catedral de Valencia, o el Museo de Bellas Artes de Bilbao. Como no podía ser de otra manera, dedico este post a mis dos amigos Alberto y Sergio, que son tan frikis de "Alexo" como yo.
Esculturas del Alejo de Vahía en el Museu Marès. Barcelona |
A
pesar de este protagonismo e importancia, estos hechos no se plasman en
documentos ya que apenas tenemos datos sobre él; además, las obras seguras son
tan solo un par. Desconocemos
el lugar y la fecha de nacimiento del escultor. Es probable su origen nórdico
ya que su formación artística parece proceder de la zona del Bajo Rin.
Posteriormente se estableció en España, donde desarrolló su actividad
escultórica en un periodo comprendido entre 1475 y 1515, aproximadamente,
siendo esta última fecha la de su fallecimiento, deducción que hace Oliva
Herrera a partir del censo de Becerril de Campos, en que aparece su mujer como
viuda.
El conocimiento de la figura
de Alejo de Vahía es relativamente nueva, aunque previamente ya se conocía la
existencia de una serie de esculturas en la zona de Tierra de Campos que
indicaban un estilo personal y que presentaban las características propias del
último periodo gótico. El primero en percatarse de ello fue Georg Weise en
1925, llegando a destacar la semejanza de un limitado número de obras dentro
del círculo hispano-flamenco palentino.
Posteriormente sería Federico
Wattenberg en 1964 quien amplió el supuesto catálogo del escultor, viendo,
además, los mismos rasgos en una serie de esculturas del Colegio de Santa Cruz
de Valladolid. De este modo, e intuyendo la existencia de una clara
personalidad de estilo, denominó al autor con el nombre de Maestro de Santa
Cruz, al que identificó con Rodrigo de León, siguiendo la atribución que
Esteban García Chico había hecho a este artista de una de ellas, la Piedad
de la iglesia de Santa Cruz de Medina de Rioseco, dato corregido por Martín
González en 1969 tras un análisis del dato documental.
Anónimo. Piedad que anteriormente se atribuía a Rodrigo de León. Iglesia de Santa Cruz. Medina de Rioseco |
Fue una escultura de la Magdalena, que tenía como destino el
retablo mayor de la catedral palentina, la que ayudó a conocer su figura.
A través de esta escultura se
ha estudiado todo el estilo de Alejo de Vahía. Junto con esta pieza había
realizado un San Juan Bautista, cuya
pista se perdió; sin embargo, Yarza Luaces cree que este puede ser el San Juan Bautista conservado en el Museo
Marès de Barcelona.
A la misma conclusión llegó
un poco más tarde el belga Ignace Vandevivere tras estudiar el retablo mayor de
la Catedral de Palencia. Sus estudios le llevaron a identificar con un tal
Alexo de Vahía una de las esculturas atribuidas por Wattenberg al Maestro de
Santa Cruz. Se trata de la referida Magdalena,
actualmente conservada en el nicho más alto de la calle exterior derecha del
retablo mayor de la seo palentina. Según consta en la copia del contrato que se
conserva registrado en el Libro de las obras de la Catedral de Palencia se sabe
que el 4 de junio de 1505 se encargó a Alexo de Vahía “ymaginario” vecino de
Becerril una Magdalena junto con un San Juan Bautista para el retablo mayor de
la mencionada Catedral. Los razonamientos que Vandevivere aducía para
establecer dicha identidad se fundamentaban en un análisis minucioso del
proceso de realización del retablo. En primer lugar, el obispo Don Diego de
Deza había donado el 19 de marzo de 1504, 300.000 maravedís a la Catedral de
Palencia para la ejecución del retablo mayor que estaría situado en la capilla
actual del Sacramento. El 22 de enero del mismo año había hecho ya un contrato
con Pedro de Guadalupe, autor del ensamblaje del retablo del Colegio de Santa
Cruz de Valladolid, para que, siguiendo el modelo de éste, hiciese el del
retablo de la Catedral de Palencia. Entre tanto Diego de Deza, nombrado
arzobispo de Sevilla, se trasladó a dicha ciudad. El 4 de junio de 1505 la
comisión encargada del retablo contrató con Alejo de Vahía la ejecución de dos
esculturas. En el contrato se lee que “una de señor Sant Juan Batista y otra
de la Madalena, de bulto y madera de nogal bueno sano y limpio, acabadas en
perfeçión y puestas en Palencia, todo a su costa solo lo que toca a su ofiçio
de ymaginario. Conviene a saber: con sus insynias, e la de Sant Juan en que aya
çinco palmos y medio de vara para la parte de la mano yzquierda de la Asunçión
en el medio, y la de la Madalena en que aya çinco palmos de vara para la mano
derecha de la Asunción en lo alto”.
Pedro de Guadalupe. Retablo mayor. Catedral. Palencia |
Santa María Magdalena. Catedral. Palencia |
San Juan Bautista. Museu Marès. Barcelona. Yarza piensa que pudiera ser el primitivo de la catedral de Palencia |
Pero antes de que se le
hubiese librado a Alejo de Vahía el importe total de las esculturas, éstas
fueron excluidas del plan del retablo, ya que Fray Diego de Deza, conocedor ya
del nuevo estilo renacentista, contrató la totalidad de la obra escultórica del
retablo con Felipe Bigarny, el 1 de agosto de 1505. El cabildo vendió entonces
el San Juan Bautista al convento de Santa Clara de Palencia, mientras que la “Madalena de nogal que fizo Alexo”
permaneció en el taller de Pedro de Guadalupe, entre los objetos sobrantes de
la obra del retablo.
En 1509, el nuevo obispo
Juan Rodríguez de Fonseca, decidió trasladar el conjunto del retablo a la
capilla mayor actual, pero al disponerlo en dicho lugar quedaba pequeño y fue
necesario pensar en ampliarlo, tanto en anchura como en altura. Fue entonces
cuando se le añadieron las pinturas de Juan de Flandes, introduciendo modificaciones
en el ensamblaje, y cuando se remató con el Calvario de Juan de Valmaseda. Aun así,
quedaban por completar cuatro nichos en las calles laterales, para los que se
necesitaban esculturas. Parece muy posible pensar que una de ellas fuese la
referida Magdalena contratada por Alejo, ya que la que actualmente se conserva
en uno de los nichos laterales del retablo, además de ser en cuanto a estilo
cronológicamente anterior a las restantes, coincide en términos generales con
las medidas que se especifican en el contrato de Alejo de Vahía de 1505.
Además, la atribución de esta imagen de la Magdalena a Alejo de Vahía, vecino
de Becerril, hecha por Vandevivere, parece confirmarse ante el hecho de que sea
precisamente en esta localidad donde se conserve el mayor número de esculturas
con las características de la referida Magdalena, y de que el resto de las
obras se reparta en un área muy localizada en torno a ella.
Por lo tanto, el estudio de
Vandevivere hizo que el llamado hasta entonces Maestro de Santa Cruz pasara a
tener nombre: Alejo de Vahía. Su personalidad fue definida en 1974 por la
profesora Ara Gil en la obra En torno al
escultor Alejo de Vahía (1490-1510), en la que ya se muestran los rasgos
propios de este maestro y un amplio catálogo de sus obras.
Virgen de la Leche. Museo del Louvre. París |
Finalmente ha sido también
objeto de estudio de Yarza Luaces, publicando varios artículos y profundizando
aún más en su obra y posible origen. En el Museo Marès de Barcelona hay nueve
esculturas suyas, entre ellas un San Juan
Bautista, que, como ya hemos dicho, Yarza identifica con el realizado para
el retablo mayor de la Catedral de Palencia; y en Francia existen también
algunas, como la Virgen de la Leche
del Museo del Louvre, una Santa en el
Museo Goya de Sainte Castres o un busto
relicario en Avignon.
En el año 1987 se vendía por
Edward R. Lubin un grupo del Llanto sobre
Cristo muerto que anteriormente había pertenecido a la colección Bresset de
París. Esta obra se encuentra en la actualidad en el Meadows Museum de Dallas.
Santa. Museo Goya. Castres |
Llanto sobre Cristo Muerto. Museo Meadows. Dallas |
Los
datos con los que se cuentan, tanto de tipo documental como estilístico, vienen
a suministrar un esquema biográfico incompleto, que sitúa el periodo de
actividad de este artista o de su taller, aproximadamente entre 1475-1515,
apuntando una ligerísima evolución en el desarrollo de sus formas, aun dentro
de la inmutabilidad de sus características, desde unos esquemas plásticos
planos, lineales y cortantes a otros un poco más redondeados y naturales.
No se sabe nada acerca de su
origen, aunque la repetición en sus esculturas de ciertos convencionalismos
usados en los talleres del gótico tardío de Limburgo, Bajo Rin y Westfalia,
obliga a no descartar una procedencia germana u holandesa.
Su rastro se percibe por vez
primera en Valencia, donde realizó hacia el año 1475 la magnífica Dormición de la Virgen de su catedral,
pero debió de emigrar enseguida hacia Castilla, instalándose en Becerril de
Campos (Palencia).
Dormición de la Virgen. Catedral. Valencia |
Entre 1487-1491 se puede
encontrar su estilo, ya hecho, en el Colegio de Santa Cruz de Valladolid. A él
pertenecen un grupo de ángeles portadores
de los escudos del Cardenal Mendoza en las ménsulas de los nervios de las
bóvedas del zaguán, del salón principal, de la sacristía de la capilla y del
patio. Son también obra suya las puertas
de madera de la Biblioteca del Colegio. A partir de 1498 volvió a trabajar en Valladolid. Su
estilo se reconoce en los sepulcros delos Núñez de la Serna en la iglesia de Santiago de Valladolid.
Ángel portador de Escudo. Colegio de Santa Cruz. Valladolid |
Puertas de la Biblioteca. Colegio de Santa Cruz. Valladolid |
Bultos yacentes de la familia De la Serna. Iglesia de Santiago. Valladolid |
La lista de obras existentes
en la provincia de Palencia es muy extensa, lo que pone de manifiesto la
popularidad que alcanzó entre la alta clerecía palentina. También en los medios
rurales debía de gozar de gran prestigio, a la vista de la dispersión de su
obra, quizá porque no cobraba caras sus esculturas, ya que los 1.500 maravedís
que le fueron pagados por una pieza como la Magdalena, es un precio muy bajo en
comparación con los casi 4.000 que corresponderían por cada una de las
esculturas del retablo mayor de la Catedral de Palencia a Felipe Bigarny, no
estando obligado, además, a una intervención personal sino en cara y manos.
Sin embargo, su fracaso es
patente en el momento en que se enfrenta con personalidades que, por cualquier
tipo de razón, conocían el espíritu del Renacimiento. Por ejemplo, el obispo
Diego de Deza ignoró sus esculturas, prefiriendo el estilo más vigoroso y
entroncado con la realidad de Felipe Bigarny.
ESTILO DE ALEJO
DE VAHÍA
El origen nórdico de su
estilo es evidente, pues muchos de los convencionalismos empleados por el
artista los vemos repetirse en las zonas de Limburgo, Bajo Rin y Westfalia.
Para definir con plena seguridad su estilo tan solo tenemos las características
de la Magdalena de Palencia y aquellas figuras pertenecientes a un grupo en el
que una de las esculturas las repita claramente.
Parece como si se hubiesen
utilizado unos esquemas geométricos básicos, de ahí el gran parecido entre sus
esculturas. Las actitudes suelen mostrar un envaramiento característico, a lo
que contribuyen la delimitación de los volúmenes mediante agudos bordes
lineales que dan una dureza especial al conjunto. Sin embargo, esta dureza
queda contrarrestada en una buena parte por los vuelos curvos de los bordes de
los mantos, por la misma afectación delicada de las posturas y sobre todo por
el convencionalismo de las expresiones, que, a fuerza de estereotipadas,
presentan una mueca graciosa.
Alejo de Vahía usa dos
esquemas válidos ambos tanto para figuras femeninas como masculinas: el oval,
alargado y fino, y el circular, achatado y más fuertemente expresivo, en cuyos
trazados se advierte la superposición de los esquemas curvos citados y otros
poligonales que sirven para crear puntos de referencia.
En el tratamiento de las
cejas también se nota esta dualidad. En unos casos forman un arco de
circunferencia continuo, desde las sienes hasta la nariz, y en otros la parte
superior permanece recta, marcándose unos pliegues verticales en el entrecejo.
Los ojos suelen ser abultados y un poco caídos hacia los lados, la nariz
afilada y un poco redondeada en la punta, y las bocas se estiran adaptándose a
una línea recta que queda interrumpida por dos pequeños pliegues verticales en
las comisuras.
Esquema de los rasgos de los rostors de Alejo de Vahía tomado de https://es.wikipedia.org/wiki/Alejo_de_Vah%C3%ADa |
La forma más frecuente de
disponerlo es partido al centro con dos grandes ondas salientes a la altura de
las orejas y, a partir de ellas, dividido en mechones que se entrelazan
formando curvas. Además, en las cabelleras masculinas, es normal ver en el
centro de la frente dos pequeños rizos simétricos. También es muy característico
el tratamiento que hace de las barbas. Partiendo de las comisuras de la boca,
dibuja unas ondas simétricas que dejan un vacío debajo del labio inferior en
forma de copa. Además, cuando el cabello es ensortijado, la barba lleva también
rizos circulares.
Cuando se hace
imprescindible el tratamiento del cuerpo humano, por el tema mismo, la anatomía
está esquematizada. En general, las figuras tienen las caderas altas, el muslo
corto en relación con la pierna, al menos en apariencia, y la tibia muy
proyectada hacia delante en un agudo vértice. Se emplean dos tipos de
perizonium. En el primer tipo, uno de los extremos del lienzo, que pasa entre
las piernas, se remete por delante formando un borde inferior horizontal,
mientras que en el segundo tipo el paño se anuda a la cadera en posición
horizontal.
También vemos repetirse una
serie de detalles como el pliegue vertical del centro del pecho o el llamativo
sistema de pliegues trapezoidales terminados en un gran vértice que se remete
bajo el pie. Sin embargo, son especialmente notables los plegados que adoptan
los mantos sobre las tocas, siempre con tres dobleces en la parte superior de
la cabeza y dos ondas sobre los hombros, a diferencia de los velos que adoptan
un sistema de pliegues lineales.
También uno de los rasgos
más característicos en Alejo de Vahía es la disposición de la mano derecha en
un buen número de esculturas, levantada, con la palma vuelta hacia el
espectador y los dedos pulgar e índice juntos.
En cualquier caso, se señala
una cierta hispanización de su estilo -de ahí que Vandevivere se refiera con
toda propiedad a Alejo de Vahía como un escultor hispano-renano-, así como una
cierta evolución hacia un tratamiento más suave de las formas.
Esquema de los rasgos del estilo de Alejo de Vahía tomado de https://es.wikipedia.org/wiki/Alejo_de_Vah%C3%ADa |
BIBLIOGRAFÍA
- ARA GIL, Clementina Julia: En torno al escultor Alejo de Vahía (1490-1510), Universidad de Valladolid, Valladolid, 1974.
- WATTENBERG, Federico, Exposición de la obra del Maestro de Santa Cruz de Valladolid, Diputación Provincial de Valladolid, Valladolid, 1964-1965.
- YARZA LUACES, Joaquín: “Alejo de Vahía y su escuela. Nuevas obras”, Miscelánea de Arte, 1982, pp. 47-49.
- YARZA LUACES, Joaquín: Quaderns del Museu Frederic Marès 6. Alejo de Vahía, mestre d´imatges, Institut de Cultura de Barcelona, Barcelona, 2001.
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