Cuando
me enteré de la existencia de la presente exposición me llevé una grata alegría
puesto que Ángel Membiela es uno de mis escultores favoritos. Sin lugar a dudas
eso se deberá a mi coincidencia diaria con su escultura Arlequín durante
la hora del recreo que pasé todos los días durante los 12 años que estudié en
el Colegio de San Juan Bautista de la Salle. Todos los días al salir al
referido recreo la gente solía juntarse allí, y solían hacerle perrerías como
pegarle chicles o meterle cigarrillos ya apurados en la boca. No fueron pocos
los días que se lo retiré, nunca he entendido el vandalismo con las obras de
arte, es de gente poco civilizada. Sería pues, entonces, que el nombre del
escultor se me quedó grabado. Años después cuando me dio por ir fotografiando y
catalogando todas las esculturas urbanas que poseía Valladolid, que no son
pocas, comprobé que ese escultor, ese tal Membiela que me sonaba del Arlequín,
poseía unas cuántas obras, algunas de las cuales me asombraron y gustaron a
partes iguales; estoy hablando, por ejemplo, del Arlequín iluminado que
se conserva en la Plaza de San Francisco, o del Levantador de pesas, que
también veo casi diariamente pues se "interpone en mi paso" cuando
voy a mi facultad, la de Filosofía y Letras. Pareciera como si la casualidad
hubiera puesto al escultor en mi camino.
Otro
día nos ocuparemos de sus esculturas públicas, que no son pocas: en Valladolid
cuenta con unas cuántas, a las que hemos de sumar otras en La Cistérniga,
Olmedo o Serrada. Hoy tan solo reseñaremos la exposición que se celebra durante
todo este mes en la Sala de Exposiciones de la Diputación Provincial de
Valladolid (Palacio de Pimentel).
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Arlequín, en la calle Fray Luis de León |
La exposición muestra las dos facetas del artista: la
de pintor y la de escultor. En él podemos ver que utiliza materiales pocos
comunes si tenemos en cuenta la tradición castellana; sin embargo, da igual el
material usado puesto que lo modela a placer hasta conseguir lo que quiere.
Tres obras dan una clara muestra de la categoría del artista, según mi parecer:
su Autorretrato, en el cual en una obra de formato abstracto logra gran
perfección y realismo en la captación de su rostro, en el cual vemos que ha
obtenido un maravilloso juego de calidades: la piel parece que se puede sentir
y tocar. La combinación de esa "máscara" realista emergiendo de un
tronco “fantasioso” es ciertamente espectacular; Eclipse, en el que logra una perfecta combinación de juegos de
luces y sombras, así como de unas formas caprichosas logradas a placer a pesar
de la dureza del material utilizado, tampoco faltan los toques de color de lo
que pienso que serán planetas o cráteres; y, finalmente, la obra más
impresionante de la exposición: El Saltador, imagen de tamaño natural
realizada en hierro cortado con láser. ¡Qué explicar de esta obra! Lo mejor que
os puedo decir es que os acerquéis a contemplarla de cerca, es pura “virguería”.
El trabajo ha debido de ser minucioso para lograr una escultura tan bien
ensamblada y modelada: primero ha concebido la escultura, posteriormente la ha
fragmentado en diferentes planos mediante el láser, para finalmente volver a
reelaborarla mediante el ensamblaje. La escultura no puede por menos que
recordar, por cuanto se trata de la misma técnica, a las imágenes realizadas
por Ángel Ferrant (1891-1961) en su serie titulada "Estáticos y
cambiantes".
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Autorretrato |
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Eclipse |
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El Saltador |
Para finalizar inserto un interesante texto –realizado
por Vicente Cuéllar– que figura en el Catálogo de la Exposición, que os podéis
descargar clicando aquí, en el cual el autor explica de manera abreviada lo que
os encontrareis en la muestra:
“Nos
muestra en esta exposición Ángel Membiela, una serie de esculturas y pinturas
en el panorama de la escultura y pintura español contemporánea. Este artista
autodidacta e intuitivo nos viene a significar diversas posibilidades, empleando
para sus esculturas, casi siempre metálicas, diversos materiales: acero corten,
bronce, latón, cobre, madera de boj, etc…, y que empleando formas vanguardistas
consigue a veces cierto desconcierto del espectador con las formas, como ocurre
con la obra “Doble espiral”, siendo algunas de sus esculturas tan coherentes,
que pareciera que su trabajo hubiera sido programado tiempo atrás, pero siempre
innovando.
En
este breve estudio de la obra de Ángel, será necesario ese cauteloso a la hora
de enjuiciar su obra, ya que muchos artistas no son proclives a que se les
clasifique y sus valoraciones del arte, no se deben presentar de forma
competitiva.
Aunque
es posible que no haya tenido un maestro que le enseñara a circular por las
veredas del arte, ha recorrido un largo camino hasta encontrarse a sí mismo,
por su creatividad, creador de sugerencias, inquietudes siempre interesantes y
por su imaginación sorprendente.
En
cuanto a sus obras pictóricas, parece gozar al jugar con los colores, creando
abismos que sólo él sabe lo que nos quiere comunicar; sin embargo, al
observador realmente parece un puro sueño, cuando se contemplar por ejemplo El
Tiempo XXV, El Tiempo III o Tiempo de Guerra.
Es
Membiela muy riguroso al valorar la crítica de sus obras y él sigue trabajando
sin tener en cuenta ni las modas ni ningún grupo”.
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El Tiempo IV |
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El Tiempo XX |
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Espirales |
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El Tiempo XII y El Tiempo XIV |
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Crisol |
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Flamenco |
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Volcán |
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Maternidad |
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Toros de Guisando |
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El Arlequín |
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El Tiempo VII |
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Triángulo/s |
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Trastornado Miguel |
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El Tiempo I |
Información de utilidad:
Sala de Exposiciones Palacio
de Pimentel
Del 6 de octubre al 1 de
noviembre de 2015
Calle Angustias, 44.
Valladolid
Laborables de 12 a 14 h. y de
19 a 21 h. Lunes cerrado
Domingos y festivos de 12 a 14
h y de 19 a 21 h.
Visitas guiadas: Jueves,
Viernes y Sábado a las 19:30 h.
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