Hubo
un tiempo en el que la Virgen de la Alegría que desfilaba el Domingo de
Resurrección en la procesión del Encuentro con Cristo Resucitado y el Santo
Sepulcro vacío no era la que actualmente podemos ver, imagen esculpida Miguel
Ángel Tapia. Esta última vino a sustituir en 1997 a la “Virgen de la Alegría”
que había desfilado desde la creación de la Procesión en el año 1960. Efectivamente,
la procesión del Encuentro de Jesús Resucitado con la Virgen de la Alegría tuvo
lugar por vez primera en 1960, cuando se funda la cofradía del mismo nombre,
pero el encuentro tiene lugar en la Plaza Mayor. Aquel mismo año la Virgen de
la Alegría fue portada por los Luises, congregación mariana con su cofradía de
Cristo atado a la columna, aunque ya desde el año siguiente, y hasta el día de
hoy, la encargada de sacarla ha sido la Cofradía del Santo Sepulcro.
Esta
antigua Virgen de la Alegría no es tal sino una Virgen de las Candelas, lo que iconográficamente
no se corresponde con este momento, por ello cuando se la sacaba en procesión
el Domingo de Resurrección se la retiraba la vela que soporta en la mano
derecha y el Niño Jesús de la izquierda. Tras la restauración a la que se
sometió a la Virgen en 1996 la parroquia de San Lorenzo se mostró reticente a
cederla, lo que llevó a la cofradía a encargar una imagen que representara a la
Virgen de la Alegría. El encargado de llevarla a cabo fue el escultor
vallisoletano Miguel Ángel Tapia, con el que se firmó el contrato el 10 de
abril de 1996. En marzo del año siguiente, tras ser aprobada en el pleno de
Cofradías, fue presentada en la sacristía de San Benito a las autoridades y
medios de comunicación. Tres días más tarde fue solemnemente bendecida por el
Arzobispo, don José Delicado Baeza, y el domingo de resurrección de aquel 1997
desfiló por vez primera.
Diferentes imágenes de la Procesión del Encuentro con la antigua "Virgen de la Alegría". Las fotografías están cogidas de Internet y Flickr, créditos a quien corresponda |
Pues
bien, la imagen que nos concierne, es decir, la Virgen de las Candelas, es obra
de Gregorio Fernández, si bien durante una época estuvo atribuida a Luis
Fernández de la Vega, un destacado aprendiz asturiano del genial artífice. Referencias
indirectas nos dan una idea de la popularidad de la que gozó esta imagen en su
época, ya que en 1641 la cofradía de Nuestra Señora de la Consolación que había
en el Convento de San Agustín de Bilbao encargó a Pedro de Gárate una imagen “al modo de otra que
hizo Gregorio Fernández en la ciudad de Valladolid para los oficiales de la
Casa de la Moneda y su cofradía que está en la iglesia de Nuestra Señora de San
Llorente”.
La
Virgen (146 cm) de las Candelas presenta una imagen muy juvenil de María. Para
Martín González el tipo deriva del que usó para la Virgen del Carmen, no sólo
por llevar al Niño, sino también por la toca que le cubre la cabeza, que las
hacen muy similares, tanto que la que según Bosarte había en la Penitencial de
la Vera Cruz se transformaría posteriormente en Virgen del Carmen. La Virgen
realiza un ligero contrapposto que le da cierto movimiento. Gira su rostro para
mirar amorosamente a su pequeño Hijo, que le sostiene en una de sus manos, si
bien como de costumbre no llega a tocarle directamente, sino que entre ambos
circula un paño. Con la otra mano sujeta la candela que la da nombre. Por la dureza de los pliegues se podría datar
en la última etapa de Gregorio Fernández, aunque pienso que hay bastante labor
de taller, especialmente en la efigie del Niño Jesús.
La
Virgen viste túnica roja, adornada con flores y sujeta con ceñidor; un gran
manto en forma de capa, rígido y abierto por delante. Es de color azul con un
fondo de estrellas y una. magnífica cenefa, con adornos de piedras preciosas
fingidas. Ojos de cristal y encarnación a pulimento. Por su parte, el Niño, que
se encuentra dispuesto en una curiosa posición, realiza un gesto de bendición
con su mano derecha. Tiene un cuerpo rollizo y muy gracioso. Su rubia cabellera
está formada por pelos lacios y pegados a la cabeza.
Destaca
el trabajo complementario de policromía donde el pintor se recreó en una
decoración a punta de pincel a base de motivos florales, estrellas y piedras
preciosas. Quizás el policromador de esta obra fuera su buen amigo y
colaborador Diego Valentín Díaz, el pintor barroco vallisoletano más destacado
del siglo XVII y quien por cierto llegó a cartearse con el mismísimo Diego
Velázquez.
En
la antigua iglesia de San Lorenzo la veneración hacia la Virgen de las Candelas
era tan importante que la nave en la que se encontraba dispuesto su retablo, la
de la epístola, se llamaba popularmente como “nave de las Candelas”. En cuanto
al retablo que presidía: tuvo primeramente uno barroco aunque a comienzos del
XIX y con el deseo de uniformar gran parte de los que había en la iglesia se le
fabricó uno neoclásico.
Finalizo
señalándoos que aunque durante todo el año la Virgen se puede contemplar en la
iglesia de San Lorenzo, a lo largo de la Semana Santa la tenéis en la
exposición “Stabat Mater” en la iglesia de las Francesas en donde la podréis
contemplar más de cerca e incluso transitar a su alrededor para que contempléis
el perfecto acabado de la pieza.
La Virgen de las Candelas en su retablo en la primitivo iglesia de San Lorenzo ¿A dónde habrán ido todos estos retablos del antiguo templo? |
Si
os gusta esta sección de “Pasos que ya no procesionan”, podéis ver los
siguientes:
BIBLIOGRAFÍA
- EGIDO LÓPEZ, Teófanes: Cofradía del Santo Sepulcro y del Santísimo Cristo del Consuelo, Valladolid, 2000.
- SAN JOSÉ C. CARREÑO, José Luis y MUÑOZ ROJO, Pedro J.: Semana Santa en Valladolid, El día de Valladolid, Valladolid, 2004.
- VV.AA.: Gregorio Fernández y la Semana Santa, Ministerio de Cultura, Madrid, 1986.
- VV.AA.: Gregorio Fernández: La gubia del barroco, Ayuntamiento, Valladolid, 2008.
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