miércoles, 13 de agosto de 2014

LOS CUATRO BULTOS FUNERARIOS DE LA IGLESIA PARROQUIAL DE TRIGUEROS DEL VALLE


En la bella iglesia parroquial románica de Trigueros del Valle se conservan cuatro importantes bultos funerarios, ya no por su calidad, que también posee, sino por la escasez de este tipo de escultura en la actual provincia de Valladolid, cosa que no quiere decir que antiguamente no hubiera, sino que en la actualidad conservamos pocos ejemplares. Los bultos no llevan escudos ni inscripciones que nos pueda ayudar a identificar a quienes representan, pero que con toda probabilidad, según la idea de Ara Gil, pueden corresponder a miembros de la familia Robres.

Vista parcial de Trigueros del Valle
Diferentes aspectos del exterior de la iglesia
Los dos situados en el lado del evangelio del crucero son de piedra de mala calidad y están tan deterioradas que apenas son reconocibles. Están situados en el interior de dos arcosolios lisos que se abren en arco rebajado, y corresponden a una dama, de la que sólo se distingue parte de la cabeza, y a un caballero, aún en mayor estado de deterioro.

También en el crucero, pero en el costado de la epístola, hay otras dos estatuas yacentes esculpidas en alabastro y relativamente bien conservadas, dentro de arcosolios lisos. Una de ellas corresponde a un caballero (1,54 m.), al que le faltan parte de las piernas, parece como si primitivamente hubiese estado colocada en otro lugar y más tarde le hubieran acomodado en este nicho. Tiene la cabeza apoyada sobre dos almohadas; el peinado corresponde a la moda de fines del siglo XV y principios del XVI, consistente en una melena un poco vuelta hacia dentro y más corta por la parte de delante que por la de atrás va cubierto con una gorra de pieles como la que lleva el príncipe don Alfonso en su sepulcro de la cartuja de Miraflores, colgado a la espalda; viste ropa con mangas acuchilladas sobre una camisa fruncida que se ve por el escote. Debía de llevar ropa talar. Con ambas manos sostiene una espada extendida sobre su cuerpo. Tiene los ojos abiertos y el rostro surcado por dos profundos pliegues debajo de las mejillas.

La escultura femenina (1,75 m.) tiene, como en la anterior, la cabeza apoyada en dos almohadas. Su indumentaria está formada por una saya de escote cuadrado debajo de la cual puede verse la camisa, que sobresale también por las aberturas de las mangas. Lleva la cabeza cubierta por un velo y se envuelve en un manto con maneras. Sobre el regazo lleva un libro abierto, y un par de guantes colgados de la mano izquierda.
 
No es posible precisar quiénes son los personajes a quienes representan estas esculturas. En tiempos de Juan II, Fernando de Robres, contador mayor de Juan II, había fundado mayorazgo en Trigueros del Valle y en este pueblo estableció la familia su mansión señorial, que aún se conserva y que se terminó en vida de su hijo don Gutiérrez de Robres, señor de Valdetrigueros, en 1453, fecha que aparece sobre la puerta de entrada al segundo recinto del palacio, sobre los escudos de los Robres y de los Guevara. Pedro Gutierre de Robres estaba casado con doña María de Guevara, prima de doña María Velasco según consta en el testamento de esta última y murió en 1479. A estos señores o a su hijo Fernán Alfón que murió en 1490 pueden corresponder las figuras yacentes.
Desde el punto de vista del estilo, estas esculturas parecen haber sido ejecutadas por un escultor que conocía el estilo burgalés de fines del siglo XV y lo interpreta de una forma ruda.

BIBLIOGRAFÍA
  • ARA GIL, Clementina Julia: Escultura gótica en Valladolid y su provincia, Institución Cultural Simancas, Valladolid, 1977.

4 comentarios:

  1. Interesante,y yo que no lo sabía...uffff

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  2. Me parecen muy interesantes estas esculturas funerarias, especialmente las de alabastro, que son de una gran calidad técnica.
    Este tipo de hallazgos poco conocidos permiten hacer un inventario imaginario de este tipo de obras de arte, que (opino como tú) debieron estar más extendidas de lo que ahora podemos ver.

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  3. Interesante esculturas funerarias. Sin duda nuestros pueblos están repletos de arte de gran calidad que muchas veces se dejan abandonados.

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