lunes, 8 de agosto de 2016

EXPOSICIÓN: 1738. LA ZIUDAD DE BENTURA SECO


Los amantes de la historia de Valladolid, y más concretamente de su patrimonio histórico, artístico y arquitectónico, estamos de enhorabuena. En el Museo de Valladolid se lleva celebrando desde hace unas semanas una interesantísima exposición titulada “1738. LA ZIUDAD DE BENTURA SECO” que reúne los dos testimonios gráficos más importantes con los que cuenta la ciudad de Valladolid para conocer su pasado antes de que existieran las cámaras fotográficas. Se trata de los dibujos realizados por el polifacético ensamblador Ventura Pérez (un total de 82 si no me falla la memoria) hacia 1759 y del mapa de Valladolid confeccionado por el escribano Bentura Seco en 1738. Como vemos ambos hombres no solamente comparten el nombre sino también el protagonismo gráfico de nuestro pasado.
Si bien se trata de una exposición muy pequeña, su visita es obligada. Nunca en tan poco espacio se pudo sacar más jugo a la historia de esta ciudad. La muestra comprende los citados dibujos de Ventura Pérez y una maqueta elaborada siguiendo puntualmente el mapa de Bentura Seco. Pero a ellos se unen dos audiovisuales fantásticos: una narración con juegos de luces que va explicando la maqueta y un video que narra la historia de Valladolid desde sus orígenes hasta el momento en que Bentura Seco dibuja su archiconocido mapa de la ciudad.
La exposición permanecerá abierta hasta el día 11 de diciembre de 2016. Horario:
  • Invierno (octubre a junio). Martes a sábado: 10 a 14 y 16 a 19 horas. Domingo: 10 a 14 horas.
  • Verano (julio a septiembre). Martes a sábado: 10 a 14 y 17 a 20 horas. Domingo: 10 a 14 horas.
A continuación, vamos a analizar brevemente las obras de los Benturas: tanto los dibujos de Pérez como el mapa de Seco. Me gustaría señalar que parte de la información está tomada literalmente del folleto de la exposición.

EL MAPA DE BENTURA SECO Y LA MAQUETA DE JUAN JOSÉ FERNÁNDEZ
En 1728 el escribano vallisoletano Bentura Seco Calvo dibujó un plano de la ciudad de Valladolid como nunca antes se había hecho. Lo hizo en alzado, una forma singular de representación que mostraba monumentos y construcciones dando sensación de relieve o de vista aérea. El mapa se conservó en el Ayuntamiento, donde permaneció ignorado hasta que en 1901 el arquitecto Juan Agapito y Revilla lo copió y lo dio a conocer. Desde entonces el Plano de Bentura Seco ha dado en ser documento principal y fuente constante de información para el estudio del urbanismo y la arquitectura del Valladolid desaparecido. Ahora el plano ha tomado cuerpo en una maqueta que pone en pie la imagen de la antigua ciudad para curiosidad y deleite de los vallisoletanos. Al presentar la maqueta en esta exposición se requiere dar vida a aquél importante documento de nuestro patrimonio y rendir homenaje a su autor, rememorando la vida de la ciudad que él dibujó, sus monumentos y sus calles.

Basándose en este mapa trazado por Bentura Seco, Juan José Fernández Fernández ha realizado una espléndida maqueta y la ha prestado al Museo para esta muestra. Partiendo del plano original de Bentura Seco y el redibujado por Juan Agapito y Revilla en 1901, Fernández ha utilizado como base cartográfica el plano Valladolid Planta de la ciudad 1606-1738, de 1990, de Daniel Villalobos Alonso.
Como fuentes de información para el tratamiento de los diversos elementos integrados en la maqueta, se han consultado, principalmente, los estudios de Juan José Martín González, José Luis Sainz Guerra, Jesús Urrea y María Antonia Fernández del Hoyo, clásicos todos ellos en la investigación del Valladolid desaparecido, así como los trabajos de José María Balsa Carrera y de Juan Carlos Urueña, siendo de constante apoyo los grabados y litografías de monumentos y vistas de la ciudad publicados en distintas obras impresas y en internet.

Las texturas de las tierras de labor se han realizado con arenas de diferentes tipos y los ríos Pisuerga y las Esguevas con metacrilato policromado y barniz final. Para las edificaciones se ha empleado principalmente poliuretano de alta densidad y, secundariamente, poliestirenos, plásticos, cobre, etc… Las fachadas más emblemáticas y edificios principales están dibujados previamente en Autocad y fabricados en chapa de madera mediante fresadora de control numérico. Así se han realizado aproximadamente 237 manzanas y 2.500 casas. La policromía está ejecutada en su mayor parte con pintura acrílica, utilizando aerógrafo y pincel. Dependiendo de zonas o en casos singulares, se ha aplicado algún tipo de esmalte. Las zonas arbóreas, foresta y demás están hechas a base de alambre, colas, espumas coloreadas y maderas. En total unos 700 árboles de 4 tipos diferentes. Sobre la maqueta, la voz de José Delfín Val explica la ciudad, resumiendo la descripción que de ella hizo, al pie de su plano, el propio Bentura Seco.


LOS DIBUJOS DE VENTURA PÉREZ
Un contemporáneo de Bentura Seco, y homónimo, no menos famoso en los anales de la Ciudad, Ventura Pérez, fue autor del manuscrito que tituló Diario de Valladolid y esta coincidencia hace inevitable asociar sus nombres y sus respectivas obras en la contemplación del Valladolid dieciochesco que la exposición, en conjunto, quiere evocar.
Si Bentura Seco (1697-1770) dejó plasmada la imagen de la ciudad de la primera mitad del siglo XVIII, Ventura Pérez (1704-1784) describió al detalle en su Diario la vida que transcurría en aquél escenario que amaba. Pero interesado también en su pasado, hizo de su mano una copia de la Historia de la muy noble y muy Leal Ciudad de Valladolid (1759) que en la primera mitad del siglo XVII había escrito Juan Antonio de Burgos, copia a la que el propio Ventura Pérez incorporó algunos apuntes entreverados en el texto y un repertorio de dibujos y de fachadas de edificios principales, casi todos ellos religiosos. Aquél manuscrito ilustrado que Ventura Pérez encuadernó en dos volúmenes, se conserva en la Biblioteca Nacional de España y ha sido restaurado, a petición del Museo, con ocasión de esta exposición. Es así como pueden exponerse ahora todos sus dibujos reunidos en el marco del que fue su entorno urbano y que había reflejado Bentura Seco en su plano pocos años antes.

Los dibujos que contiene este manuscrito, que están realizados a pluma, con rasgos claros y precisos, y en muchas ocasiones con cierto ingenuismo representan fundamentalmente los edificios que por entonces poseía la ciudad, muchos de los cuales aún se conservan. Este impagable testimonio de nuestro pasado recoge, asimismo, episodios de la historia y de la tradición de la ciudad, así como personajes populares de la misma.
Si queréis profundizar en estos dibujos de Ventura Pérez, que en ocasiones han sido atribuidos a su hijo, el pintor académico Diego Pérez Martínez, podéis visitar las tres entradas (Dibujos 1, Dibujos 2, Dibujos 3) que les hemos dedicado con anterioridad, si bien no se han llegado a colgar todos los dibujos. Dado que las “viñetas” dedicadas a edificios, ya sean religiosos o civiles, son las más conocidas, ahora tan solo colgaremos las más desconocidas, las que nos presentan personajes, o acontecimientos de la historia de la ciudad.

El moro Ulit
Capitán de las huestes conquistadoras que se quedó en el lugar y dio nombre a Valledeolid hasta que fue muerto por Ordoño II de León”.


El león de piedra de la Catedral
En conmemoración de la victoria de Ordoño II se puso una figura de león, de piedra, sobre el pilar de la puerta principal de la iglesia mayor “que tiene a sus pies un rey moro con una tarjeta que dice Ulit fundador de este lugar. Solía servir en los antiguos tiempos para poner encima a mujeres castigadas por mal entretenidas a las que el pueblo daba muy mal trato tirándolas cuanto hallaban, hasta que se dio fin a esta costumbre”.


El Conde Pedro Ansúrez
Fue el Conde Don Pedro Ansúrez gran valido del rey Don Alonso (Alfonso VI) que le hizo merced de la villa de Valladolid”.


Sepulcro del Conde Pedro Ansúrez
El Conde fundó la Iglesia de Santa María de la Antigua y la Iglesia colegial de Santa María (actual Catedral). En esta, el Conde eligió para su entierro el sitio que estaba debajo del coro. En el año 1552 el cabildo lo mudó a la nave del Evangelio, en la forma que hoy se ve… Cuando se abrió el sepulcro… se halló el cuerpo armado de hierro con su espada y espuela…”.


Escudo
Es una torre que estaba en medio del Puente Mayor, derribada en el siglo XVIII, se veía grabado un escudo: una torre morada en campo de oro que por la puerta de la torre salía una vaca con un cencerro de plata y por las ventanas de la torre muchas llamas. En un pilar de la Iglesia Mayor vieja sobre el que estaba el Conde había un escudo de esta manera”.


Escudo de la ciudad
Las armas del escudo de Valladolid son farpas, esto es: arañazos o desgarros hechos en na bandera. Son de oro sobre campo de gules (fondo de color rojo). Su origen se remonta al reinado de Juan II, quizá cuando otorgó a Valladolid la merced de titularse “Muy Noble” en 1422.


Auto de fe del Doctor Cazalla
Que no se vio jamás cosa semejante… Se hizo un tablado en triángulo. En dos púlpitos cuadrados se ve a los relatores que declararon las culpas de los acusados. En el medio, en lo más alto, un púlpito redondo donde los penitentes, en pie, oían sus culpas y penitencias. A los lados se ven dos zonas de gradas, anchas de abajo y angostas de arriba, y en las últimas, dos sillas donde se sentaron el Dr. Agustín de Cazalla y un religioso, su hermano, que según decían era cura de Pedrosa y llevaba una mordaza en la boca”. Aconteció en 21 de mayo de 1559.


Rótulo de Cazalla
Las casas donde habitó el Dr. Cazalla se mandaron derrocar, asolar y sembrarlas de sal y poner en ellas un padrón de piedra con su delito y que nadie las reedificara.


Estatua de Pedro Miago
En el siglo XVIII aún se encontraba en la iglesia parroquial de San Esteban. Decía la tradición que un entierro que había a la entrada era de Pedro Miago “fundador de un hospitalillo que estaba junto a la misma iglesia”. Su figura estaba en el portal, dentro de un arco, con unos versos escritos en el pecho.


Personajes de festejos
En 1747 se celebró en Valladolid la canonización de San Pedro Regalado. Fue el acontecimiento más sonado del siglo. Ventura Pérez describió las fiestas que invadieron la ciudad e hizo estos apuntes de algunos de los participantes en las máscaras que inventaron los gremios para la ocasión.

La exposición guarda una última sorpresa que nos habla de ese Valladolid desaparecido. Se trata de una Sierpe, realizada en yeso pintado, que se encontraba en la fachada de una casa de la calle de la Sierpe, y cuyos restos fueron entregados al museo en 1882 por don José Pintó momentos antes de que la casa fuera derribada. Juan Agapito y Revilla en su libro Las calles de Valladolid la describe de la siguiente manera:en una casa que había en la calle de la Sierpe, en el rincón que enfrentaba su entrada por la calle Regalado, se veía sobre el balcón de su piso principal una gruesa serpiente o, mejor dicho, un monstruo alado…”.

BIBLIOGRAFÍA
  • AGAPITO Y REVILLA, Juan: Las calles de Valladolid: Nomenclátor histórico, Tipografías Casa Martín, Valladolid, 1937.

1 comentario:

  1. No estaría de más, y sería muy oportuno, citar la guía de la exposición publicada por el Museo: "Valladolid 1738", de la que proceden gran parte de los textos de este artículo.
    Museo de Valladolid

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