El Santo Cristo del
Perdón fue encargado por la Cofradía de la Pasión al escultor Bernardo del
Rincón el 15 de octubre de 1656. El artista se comprometió a tenerlo finalizado
en el plazo de tres meses y medio, con el fin de que desfilara en la Semana
Santa de 1657. Rincón cobró por su realización la nada desdeñable cantidad de 100
ducados. La escultura, de tamaño natural, había de realizarse conforme a un
modelo hecho por el artista, aunque algunos detalles y las medidas definitivas
se debían someter al criterio del pintor Diego Valentín Díaz, el cual ejerció en
otras ocasiones una especial tutela artística sobre el escultor.
Hasta que la profesora,
y gran investigadora, María Antonia Fernández del Hoyo encontrara entre los
protocolos notariales el contrato para la ejecución de la escultura, muchos han
sido los nombres que se han barajado para su autoría. Agapito y Revilla la
adscribió a la escuela de Gregorio Fernández. Martín González, que la estimó como
obra de un seguidor de Fernández, creyó ver cierta proximidad estilística con
la obra de Juan Antonio de la Peña, aunque finalmente se inclinó por Francisco
Díez de Tudanca como su posible autor. Fue una atribución lógica, puesto que se
tenía constancia documental que en 1664 había contratado para Pamplona un
Cristo de rodillas, semejante al que había en el Convento de los Trinitarios
Descalzos de Valladolid. Con posterioridad, el hallazgo de esta última
escultura (hoy conservada en el Museo Diocesano y Catedralicio de Valladolid),
cuya calidad es notablemente inferior al Cristo del Perdón de la Cofradía de la
Pasión, le inclinó a desechar la anterior atribución apuntando como posible
autor a Francisco Alonso de los Ríos, uno de los mejores seguidores de Gregorio
Fernández. Finalmente la aparición del contrato desveló la autoría en favor de
Bernardo del Rincón, escultor con un catálogo muy reducido, siendo este Cristo
su obra maestra.
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Cristo del Perdón de Francisco Díez de Tudanca procedente de los Trinitarios Descalzos de Valladolid. Abajo detalle |
La imagen fue venerada
en la iglesia penitencial de la Pasión hasta el año 1926, año en que, ante la
inminente ruina del templo, fue trasladada, la tarde del viernes santo, a la
iglesia de San Felipe Neri, donde estuvo durante bastante tiempo. Con
posterioridad, el Cristo fue llevado a una capilla del Santuario Nacional, para
posteriormente ser trasladado a la iglesia parroquial de Santa María Magdalena
(ocupó la hornacina central del retablo el Santo Sepulcro, proveniente del
Hospital de la Resurrección, en la actualidad esa hornacina contiene una imagen
de la Magdalena), antigua sede de la cofradía, y finalmente a la iglesia del
Convento de San Quirce y San Julita, actual sede de la Cofradía de la Pasión.
Mientras estuvo en aquella iglesia de la Pasión recibió también el nombre de “Cristo del Humilladero”.
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El Santo Cristo del Perdón cuando estaba en la iglesia de Santa María Magdalena |
El Santo Cristo del
Perdón aparece en los escritos de 1661 con el título de “Paso de la Humildad de Cristo Nuestro Señor”. El historiador Manuel
Canesi, al referir, a mediados del siglo XVIII, el recorrido que la Cofradía
efectuaba por las calles vallisoletanas, reseña entre otros pasos el de “Cristo orante a su eterno Padre”,
precisando que “a este señor llaman el
del Perdón y le ponen en el Campo Grande, quando ay quemados”. Este Cristo
del Perdón asistió también a algunos Autos de Fe de la Inquisición.
El tema iconográfico
del Cristo del Perdón, una de las creaciones más originales del arte barroco
español, deriva probablemente del Cristo Varón de Dolores con los brazos
extendidos grabado por Durero, aunque es en España donde se configura con
rasgos particulares. El tema fue tratado por los pintores, pero dentro de la
escultura es donde se encuentran los ejemplos más señeros, propiciados, sin
duda, por el mayor patetismo que da la imagen de bulto, más cercana al sentir
popular. El distintivo común era su posición de rodillas. El Varón de Dolores
reunía todos los símbolos del martirio y en su cuerpo aparecían las llagas de
los clavos y de la lanza, como si su cuerpo hubiese trascendido la crucifixión.
Una escena cargada más de teología que de narración evangélica.
Cristo suele estar de
rodillas sobre una peña, a pesar de que en la escritura de concierto se
detallaba la presencia de la bola del mundo, el imaginero arrodilló a Cristo
sobre el peñasco del calvario. Desnudo, solo con un paño de pureza blanco con
franjas doradas. Mira al cielo, implorando el perdón para sus verdugos, con los
brazos abiertos y extendidos. No tiene corona de espinas. Espalda terriblemente
flagelada y ensangrentada, como consecuencia de la exaltación del dolor, al ser
“paso” y destinarse a procesiones debía de tener visible el dorso. Representa
un pasaje que habría que colocar después de llegar al Calvario, justo antes de
la crucifixión, vendría a ser un momento análogo al de la Oración del Huerto.
Se considera a Manuel
Pereira como creador de esta iconografía por la escultura que hizo para el
convento dominico del Rosario, de Madrid, calurosamente elogiada por Palomino.
Desaparecido el original en 1936, su tipo iconográfico se conoce gracias a la
escultura conservada hasta hace poco en el oratorio del palacio de Comillas
(Cantabria), considerada por María Elena Gómez Moreno como réplica del propio
Pereira, y a las que Luis Salvador Carmona realizó en el siglo XVIII para La
Granja, Atienza y Nava del Rey, al parecer siguiendo muy de cerca el modelo del
escultor portugués. Presumiblemente el Cristo, de Pereira sería
cronológicamente anterior a la escultura vallisoletana, pero ésta presenta unas
características que la diferencian de aquél y de las creadas por Carmona.
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LUIS SALVADOR CARMONA. Santo Cristo del Perdón de Nava del Rey |
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LUIS SALVADOR CARMONA. Santo Cristo del Perdón de Atienza. Foto tomada de http://dondepiedad.blogspot.com.es |
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LUIS SALVADOR CARMONA. Santo Cristo del Perdón del Real Sitio de San Ildefonso |
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JUAN ANTONIO SALVADOR CARMONA. Grabado del Cristo del Perdón del Real Sitio de San Ildefonso |
Los Cristos realizados
por éstos últimos ofrecen en común un carácter marcadamente simbólico que hace
de ellos una representación casi abstracta de la Redención. Cristo, que aparece
semiarrodillado en el caso de la réplica de Comillas y completamente en las
obras de Carmona sobre un globo terráqueo en el que están pintadas las figuras
de Adán y Eva, símbolo del pecado original, presenta las señales de la pasión
ya comentada: llagas de las manos y el costado, lo que le convierte en un
Cristo que ha superado, ha trascendido la muerte, cerrándose así el ciclo de la
Redención. Por su parte, el Cristo vallisoletano, con la espalda profundamente
lacerada por las señales de la flagelación, arrodillado sobre un peñasco del
Calvario, implorando al cielo con la mirada y los brazos abiertos el perdón de
sus verdugos. Este mayor realismo concuerda perfectamente con el hecho de que
la escultura fuera concebida como paso procesional.
El Santo Cristo del
Perdón es una de las pocas imágenes que ha tenido una continuidad en la Semana
Santa vallisoletana. Así, mientras que en el siglo XIX muchos “pasos” dejaron
de desfilar debido a la decadencia de las procesiones vallisoletanas, el Cristo
siguió desfilando con su cofradía. En la actualidad forma parte de dos
procesiones: la de Oración y Sacrificio, en la tarde-noche del Jueves Santo y
en la General de la Sagrada Pasión del Salvador, en el anochecer del Viernes
Santo. Se procesiona sobre una carroza-anda (el Jueves Santo andas a hombros de
los cofrades y el Viernes Santo sobre ruedas), estrenada en el año 2001. Fue
realizada en madera de caoba por el ebanista sevillano Manuel Caballero Farfán
y cartelas y apliques de plata de ley de D. Juan Borrero de Orfebrería Triana
de Sevilla.
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El Santo Cristo del Perdón cuando estaba todavia en su penitencial |
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El Santo Cristo del Perdón cuando aún participaba en la Procesión de Penitencia y Caridad |
Finalmente señalar que el Santo Cristo del Perdón tuvo un éxito, al igual que muchos otros pasos vallisoletanos, que llevó a otras poblaciones a encargar una copia del mismo, sirva de ejemplo el atribuido a Felipe Espinabete en Tordesillas. Asimismo en diversas iglesias y conventos vallisoletanos se conservan cuadros con este mismo tema, pongamos por ejemplo este conservado en la iglesia conventual de San Pablo, aunque procedente del Convento de Santa Catalina.
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FELIPE ESPINABETE (atrib.). Santo Cristo del Perdón |
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Santo Cristo del Perdón conservado en la iglesia conventual de San Pablo |
BIBLIOGRAFÍA
- FERNÁNDEZ DEL HOYO, María Antonia: "El Cristo del Perdón, obra de
Bernardo del Rincón", B.S.A.A., tomo IL, 1983, pp. 476-480.
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