martes, 21 de julio de 2020

"MAGDALENA, APÓSTOLA DE APÓSTOLES. Santa María Magdalena representada en el arte". Por Zoraida Álvarez


María de Magdala, la Magdalenense, la Magdalena. Tomás de Aquino le otorgó el título de “apostolorum apostola”, es decir, "apóstola de los apóstoles" (lectura super Ioannem).

ANGELICA KAUFFMANN. Magdalena
Cuando estamos ante una obra que representa a María Magdalena o en la que ella aparece, pensamos automáticamente en la imagen que hemos creado de ella que, normalmente, es la de una prostituta arrepentida a la que Jesús ayudó y perdonó y ella siguió hasta la crucifixión. El problema es que en el Nuevo Testamento aparecen varias mujeres, algunas, anónimas, que no siempre coinciden en los diferentes evangelios y que crean confusión a la hora de identificarla. ¿Quién es María Magdalena? Veamos qué nos dicen tanto las fuentes como la Iglesia católica y cómo ha sido representada en el arte.

El problema de las tres Marías y los errores sobre su identidad.
Santa María Magdalena es una fusión de tres mujeres distintas que seguían a Jesús en los Evangelios. Éstas son:
María de Magdala, la Magdalena. Esta mujer de Magdala, un pueblo de pescadores situado en la orilla occidental del lago Tiberiades, había sido curada por Jesús.
«Le acompañaban los doce y algunas mujeres que habían sido curadas de enfermedades y espíritus malignos: María, llamada Magdalena, de la cual habían salido siete demonios" (Lucas, 8:1-2).
PAOLO VERONESE. Conversión de María Magdalena (Santificación de Magdalena) (1548). National Gallery, Londres
Magdalena alojó a Jesús y sus discípulos mientras predicaba en Galilea y le acompañó antes, durante y después de la crucifixión. En los Evangelios aparece en el Calvario (Marcos 15:40) y junto a la cruz (Juan 19:25).
PLAUTILLA NELLI. Lamentación con santos (1569). Museo Nazionale di San Marco, Florencia
También estuvo presente cuando José de Arimatea depositó el cuerpo de Jesús en el sepulcro y lo cerró (Marcos 15:47).
JUAN DE JUNI. Santo Entierro (ca. 1565-1571). Museo Nacional de Escultura, Valladolid
Fue al sepulcro a acompañar el cuerpo y a ungirle con especias aromáticas (Marcos 16:1).
Como vemos, Magdalena está presente en los momentos más importantes de la Pasión de Cristo, siendo incluso la primera persona a la que se le apareció resucitado. Después del sábado, siendo aún muy temprano, Magdalena regresó al sepulcro y descubrió que el cuerpo no estaba, por lo que corrió a avisar a los discípulos. Cuando éstos se volvieron a casa, Magdalena se quedó sola llorando junto al sepulcro.
11 Pero María estaba fuera llorando junto al sepulcro; y mientras lloraba, se inclinó para mirar dentro del sepulcro;
12 y vio a dos ángeles con vestiduras blancas, que estaban sentados el uno a la cabecera, y el otro a los pies, donde el cuerpo de Jesús había sido puesto.
13 Y le dijeron: Mujer, ¿por qué lloras? Les dijo: Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han puesto.
14 Cuando había dicho esto, se volvió, y vio a Jesús que estaba allí; mas no sabía que era Jesús.
15 Jesús le dijo: Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, pensando que era el hortelano, le dijo: Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo lo llevaré.
16 Jesús le dijo: ¡María! Volviéndose ella, le dijo: ¡Raboni! (que quiere decir, Maestro).
17 Jesús le dijo: No me toques, porque aún no he subido a mi Padre; mas ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios.
18 Fue entonces María Magdalena para dar a los discípulos las nuevas de que había visto al Señor, y que él le había dicho estas cosas.
(Marcos 16:11-18)
LAVINIA FONTANA. Noli me tangere (1581). Galleria degli Uffizi, Florencia
FEDE GALIZIA. Noli me tangere (1616). Chiesa di Santo Stefano, Milán
Según el Evangelio de María Magdalena, tres apóstoles discutieron acerca de su testimonio sobre Jesús: Andrés y Pedro desconfiaban de su testimonio mientras Leví (el apóstol Mateo) la defendía.

La pecadora. Una mujer conocida por todos como pecadora o mujer pública, oyó hablar de Jesús y sabiendo que se encontraba en en Galilea, predicando y comiendo en la casa de un fariseo, se presentó allí ante él.
37 Entonces una mujer de la ciudad, que era pecadora, al saber que Jesús estaba a la mesa en casa del fariseo, trajo un frasco de alabastro con perfume;
38 y estando detrás de él a sus pies, llorando, comenzó a regar con lágrimas sus pies, y los enjugaba con sus cabellos; y besaba sus pies, y los ungía con el perfume.
39 Cuando vio esto el fariseo que le había convidado, dijo para sí: Este, si fuera profeta, conocería quién y qué clase de mujer es la que le toca, que es pecadora.
44 Y vuelto a la mujer, dijo a Simón: ¿Ves esta mujer? Entré en tu casa, y no me diste agua para mis pies; mas ésta ha regado mis pies con lágrimas, y los ha enjugado con sus cabellos.
45 No me diste beso; mas ésta, desde que entré, no ha cesado de besar mis pies.
46 No ungiste mi cabeza con aceite; mas ésta ha ungido con perfume mis pies.
47 Por lo cual te digo que sus muchos pecados le son perdonados, porque amó mucho; mas aquel a quien se le perdona poco, poco ama.
48 Y a ella le dijo: Tus pecados te son perdonados.
49 Y los que estaban juntamente sentados a la mesa, comenzaron a decir entre sí: ¿Quién es éste, que también perdona pecados?
50 Pero él dijo a la mujer: Tu fe te ha salvado, ve en paz.
(Lucas 7:37-50)
PETER PAUL RUBENS. Fiesta de Simón el Fariseo (1618). Museo del Hermitage, San Petersburgo

María de Betania. María de Betania, Marta y Lázaro eran tres hermanos, amigos de Jesús. María aparece en tres episodios de la Biblia:
      Jesús en casa de Marta y María.
"Cuando Jesús y sus discípulos iban de camino, llegaron a un pueblo donde una mujer llamada Marta le abrió su casa. Sus hermanos son Lázaro y María; ésta se sentó a los pies de Jesús para escucharle." (Lucas 10:38-42)

TINTORETTO. Jesús en casa de Marta y María (ca. 1580). Alte Pinakothek, Múnich
      La resurrección de Lázaro. Al morir Lázaro, su hermana María se tiró a los pies de Jesús diciéndole:
"Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto" (Juan 11:32).
      La cena de Betania. Tras haber resucitado a Lázaro, Jesús fue invitado a una cena donde:
"María, pues, tomó una libra de perfume muy caro, hecho de nardo puro, le ungió los pies y se los secó con sus cabellos, mientras la casa se llenaba del olor del perfume." (Juan 12:3).
Este episodio es semejante al de la pecadora anónima que lava los pies a Jesús, por lo que muchos identificaron a aquella pecadora con María de Betania.

Marta y María de Betania vivían en Galilea, posiblemente en la aldea de Magdala, por lo que María de Betania y María Magdalena podrían tratarse del mismo personaje. No se sabe si la pecadora anónima del Evangelio de san Lucas es Magdalena o María de Betania, o ninguna de ellas. Tras numerosas disertaciones acerca de este tema, los teólogos no conseguían ponerse de acuerdo. Hasta que en el año 591, en la homilía 33, el Papa Gregorio I -el Magno- identificó a María de Betania, María Magdalena y la pecadora como una sola persona:
«Ella, la cual Lucas llama la mujer pecadora, la cual Juan llama María [de Betania], nosotros creemos que es María, de quien siete demonios fueron expulsados, según Marcos».
Esta fue la teoría difundida por los teólogos, cuya popularidad hizo que pasase a la iconografía cristiana occidental. Por esta razón, en el arte se ha representado a María Magdalena con ricas vestiduras, largos cabellos rubios y el vaso de perfume de la unción a Cristo, como atributos principales.
ARTEMISIA GENTILESCHI. Magdalena como la Melancolía (ca. 1622). Catedral, Sevilla
MARY BEALE. Magdalena penitente (1672)
La adúltera. Para añadir más complejidad al asunto, tradicionalmente también se ha identificado a Magdalena con aquella mujer acusada de adulterio a la que Jesús salvó de la lapidación.
8:2 Y por la mañana volvió al templo, y todo el pueblo vino a él; y sentado él, les enseñaba.
8:3 Entonces los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio; y poniéndola en medio,
8:4 le dijeron: maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio.
8:5 Y en la ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres. Tú, pues, ¿qué dices?
8:6 Mas esto decían tentándole, para poder acusarle. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo.
8:7 Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo: el que de ustedes esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella.
8:8 E inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra.
8:9 Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno, comenzando por ancianos; y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio.
8:10 Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó?
8:11 Ella dijo: ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: ni yo te condeno; vete, y no peques más.
(Juan 8:2-11)
PIETER BRUEGHEL "EL VIEJO". Cristo y la adúltera (1565). Courtauld Institute of Art, Londres

Antes de su conversión.
Sobre la vida de María Magdalena antes de su conversión no aparece nada en los evangelios. En este caso, la fuente es El Misterio de la Pasión, de Jean Miguel, que narra algunos momentos de la vida de la santa antes de conocer a Jesús, donde se entregaba a los placeres mundanos, salía de cacería con un halcón sobre el puño y bailaba.
MAESTRO DE LA LEYENDA DE MARÍA MAGDALENA. Magdalena antes de su conversión (ca. 1500-1524). Bode Museum, Berlín

Y, ¿después de la Ascensión de Jesucristo?
Según Los hechos de los Apóstoles, tras la Ascención de Jesucristo, todos ellos se reunieron para evangelizar por el mundo.
JUAN BAUTISTA MAÍNO. Pentecostés (ca. 1615-1620). Museo del Prado, Madrid
Después de los evangelios, la historia de María Magdalena cuenta con varias versiones, según el interés de justificar la presencia de sus reliquias en uno u otro lugar. Las fuentes principales en las que ha quedado recogida su hagiografía son el Manuscrito escurialense h-I-13 y La leyenda dorada de Santiago de la Vorágine.

Versión greco-oriental: Según esta versión, Magdalena se retiró a Éfeso con la Virgen María y el Apóstol Juan, donde murió.

Versión borgoñona: Esta es la versión que cuenta con más detalles y la más representada en el arte. La Leyenda Dorada:
Al producirse la dispersión con vistas a la evangelización del mundo pagano, San Maximino, acompañado de otros muchos creyentes, abandonó la tierra de Judea y se dirigió a otra región, de donde a poco de llegar fueron expulsados por los infieles que allí vivían. Estos obligaron a subir a una barca a San Maximino, a María Magdalena, a Lázaro, a Marta, a su criada Martila, a san Cedonio el ciego de nacimiento curado de su ceguera por Cristo y a otros muchos cristianos, […] la maltrecha embarcación arribara a las costas de Marsella, en cuyo puerto desembarcaron sus pasajeros.
JEAN BÉGUIN. La Magdalena y sus hermanos son obligados a subir a la barca (1536). Retablo del Rosario de la Basílica de San Maximino en Var, Francia
[…] Viendo santa María Madalena que los marselleses acudían continuamente a dicho templo a ofrecer sacrificios a los ídolos, comenzó a predicar a aquellas gentes la doctrina de Cristo con amabilidad, con sencillez, con palabras dulces y adecuadas, con la idea de apartarlas de la idolatría y de conducirlas a la fe en el Señor.
RONZEN. La Magdalena predicando en Marsella (Principios del siglo XVI). Museo de Historia, Marsella
El gobernador de Marsella lugar fue a entregar una ofrenda a la deidad pagana del templo donde estaban instalados los cristianos y Magdalena le habló de la doctrina que predicaba, haciendo que el gobernador no realizase la ofrenda. Durante varias noches, aquel gobernador y su esposa soñaban con Magdalena, quien en sueños les pedía ayuda, ropa y cobijo a los cristianos, que morían de frío. Tras cumplir con las peticiones de Magdalena, el gobernador le dijo que si su Dios concedía un hijo a él y a su esposa, sucumbirían a los preceptos de su fe. 
La mujer quedó embarazada y, estando encinta, la pareja viajó a Roma para constatar las maravillas que les había contado la santa, conocer a san Pedro y convertirse al cristianismo. Durante el viaje sobrevino una tormenta en el mar, el parto se adelantó y la mujer murió, siendo su cuerpo y el de la criatura abandonados en una isla. Cuando el marido llegó a Roma, conoció a san Pedro y emprendió su peregrinaje. Dos años después, de regreso a Marsella para predicar allí el Evangelio, se detuvo en la isla donde había tenido que dejar el cuerpo de su mujer con su hijo recién nacido. Milagrosamente, el niño seguía vivo y Magdalena consiguió resucitar a la esposa.
GIOTTO. El milagro del gobernador de Marsella (1304-1306). Capilla de los Scrovegni, Padua
[…] Por este mismo tiempo santa María Magdalena, deseosa de entregarse plenamente a la contemplación de las cosas divinas, se retiró a un desierto austerísimo, se alojó en una celda previamente preparada para ella por los ángeles y en dicha celda vivió durante treinta años totalmente apartada del mundo y aislada del resto de la gente.
ELISABETTA SIRANI. Magdalena penitente (1660). Pinacoteca Nazionale, Bolonia
Durante su penitencia en la Sainte Baume (la santa gruta), los ángeles la arrebataban de la tierra siete veces al día al Paraíso donde oía los coros celestiales y después la traían de vuelta. No necesitaba comer ni beber, puesto que se alimentaba espiritualmente.
JOSEFA DE ÓBIDOS. María Magdalena consolado por ángeles (1679). Museo del Louvre, París
Siendo Domingo de Resurrección, los ángeles transportaron a Magdalena ante san Maximino en su oratorio privado, en Aix-en-Provence. La santa, arrodillada ante el obispo, cuyo cuerpo sujetaban los ángeles, recibió la última comunión, su cuerpo se derrumbó ante el altar y su alma ascendió a los cielos, dejando la habitación impregnada de un delicioso perfume. San Maximino sepultó su cuerpo en un oratorio que construyó para ella, llamado Saint Maximin.
LUCAS MOSER. Retablo de la Magdalena (1432). Iglesia de Santa María Magdalena, Tiefenbronn
JOSÉ DE RIBERA. Asunción de la Magdalena (1636). Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Madrid
Esta leyenda de Sainte Baume, al estar copiada de la leyenda de santa María Egipcíaca, hizo que se fusionasen, representándose ambos personajes en el arte como una mujer desnuda de largos cabellos dorados. A veces aparecen formando pareja.
QUENTIN MASSYS. Santa María Magdalena (ca. 1520-1530). Philadelphia Museum of Art
QUENTIN MASSYS. Santa María Egipciaca (ca. 1520-1530). Philadelphia Museum of Art

Magdalena en el arte español tras el Concilio de Trento.
A finales de la Edad Media y durante el Renacimiento, las representaciones artísticas de Magdalena como pecadora arrepentida y como mirrófora (la que lleva el vaso) ricamente vestida y enjoyada.
Tras el Concilio de Trento, se publicó en 1570 el Tratado de santas imágenes, en el que se establecieron consignas para la representación correcta de los santos. Sobre Magdalena, la principal preocupación fue su aspecto:
«Yo obtuve sin esfuerzo la realeza de este mundo y todo el adorno del siglo a causa de mi Señor el Cristo Jesús [octavo responsorio]». «Tampoco tiene que ser representada indecentemente como una pecadora, sino guardando la decencia. Esta condición fue repetida varias veces en contra de los excesos de los pintores [...]». «No se le escapará a nadie que un cuadro que nos enseña a María-Magdalena derramando sus lágrimas a los pies del Señor Jesús será más útil que un cuadro exhibiéndola cuando era esclava entregada de los siete demonios»
Siete episodios de la vida de Magdalena, procedentes de fuentes literarias poco fiables, no se representarían más. Mientras que veintisiete escenas se mantuvieron y aparecieron veintidós nuevas.
La primera enseñanza sacada de la vida de Magdalena fue el ejemplo de penitencia, Speculim poenitentiae. Cuando se retira al desierto de la Sainte Baume, Magdalena ejemplifica el modelo de penitencia y arrepentimiento, así como de amor y devoción hacia Jesucristo.
Uno de los mejores ejemplos en el arte de la expresión de esa pasión, es la Magdalena de Pedro de Mena, con su delgadez, su mirada triste y concentrada en la cruz, con los cabellos sueltos y ondulados, caminando descalza y vestida con un hábito de palma, rígido y áspero. No hay nada más a su alrededor, como no hubo nada que la distrajese de su contemplación. Una única pieza, tan potente, que no necesita de más atrezzo para reflejar, simplemente a través de su anatomía, sus gestos y su vestimenta, la tristeza, la contemplación, la devoción y la rigidez de su penitencia.
PEDRO DE MENA. La Magdalana Penitente (1664). Museo Nacional de Escultura, Valladolid
La Iglesia católica ya reconoció oficialmente los errores sobre su identidad, por lo tanto ya no se admite la interpretación de Magdalena como la prostituta arrepentida.
En su carta apostólica Mulieris Dignitatem ("Sobre la dignidad y la vocación de las mujeres") el Papa Juan Pablo II recordó que Magdalena fue el primer testigo de la resurrección de Cristo y la primera en ser llamada a anunciar esta verdad.
Para subrayar la relevancia de la santa, el Papa Francisco elevó su memoria litúrgica del 22 de julio al grado de fiesta.



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