viernes, 8 de marzo de 2019

EXPOSICIÓN: "Los Antimodernos. De Renoir a Torres García"


“Los Antimodernos. De Renoir a Torres García” es la actual y atractiva propuesta expositiva que se exhibe entre el 18 de enero y hasta el 31 de marzo en la Sala Municipal del Museo de la Pasión. La exposición plantea un discurso que recorre las consecuencias estéticas de la crisis de 1900. La crisis de la Modernidad es el resultado del agotamiento de los valores y las esperanzas tradicionales, unido a la desorientación y la angustia de este periodo histórico. El nuevo arte, como defendió Ortega y Gasset, no es producto de una evolución sino de la ruptura.
 
PIERRE-AUGUSTE RENOIR. Femme et jeune fille dans un paysage (h. 1916)
RAMÓN CASAS. Invierno (1914)
RAMÓN CASAS. Descanso de los ciclistas (1896)
SANTIAGO RUSIÑOL. Caragolada de Rusinyol, Casas y Clarasó (1893)
JOAQUÍN SOROLLA. Desnudo en el diván amarillo (1912)
De esta manera, el espíritu de sus protagonistas es contrarrevolucionario. Como defiende Nietzsche, los auténticos fundadores de la Modernidad, sus representantes más eminentes son precisamente antimodernos. Tal y como postula Antoine Compagnon en su ensayo con el mismo título, los antimodernos son los modernos en libertad. Como el mismo autor recuerda, no es de extrañar que muchos de ellos se manifiesten en contra del progreso tecnológico o social, criticando, por ejemplo el sufragio universal o la emancipación de la mujer.
 
FRANCESC MIRALLES. Passeig vora el Bois de Boulogne, París (h. 1891)
JOAQUIM MIR. Las comparsas. Plaça de les Cols, Vilanova (h. 1926)
ALEJANDRO DE CABANYES. Barcas al viento (1922)
HERMEN ANGLADA CAMARASA. Flores, dalias y peonía blanca (1940-1947)
ARCADI MAS i FONTDEVILA. Vendimia (1920)
JOAQUIM SUNYER. Rouen (1905)
Las obras de Mariano Fortuny ofrecen el germen decimonónico del incipiente cambio, presente ya en su pincelada, aportación técnica al estudio de la luz, sobre la que investigan también los macchiaioli (manchistas o manchadores, fue un movimiento que se oponía al Romanticismo y al Academicismo, y afirmaban que la imagen de la realidad es un contraste de manchas de colores y de claroscuro) con su renovación antiacadémica de la pintura italiana, así como los primeros impresionistas franceses. Pierre August Renoir, el gran maestro del Impresionismo, deja atrás para siempre los modelos propuestos por la razón. El arte español sigue estos caminos, como se observa en la composición del desnudo de Sorolla presente en esta exposición, o en la pareja de amigas de Antonio Utrillo, nacido en Barcelona pero de formación estética parisina, amigo de Ramón Casas y Santiago Rusiñol, grandes nombres del Modernismo en España. En el nuevo siglo, el espíritu de ruptura de los ismos del XIX eclosionará en las Vanguardias, epílogos de la Modernidad. La obra de Torres García de 1912 que aquí se muestra es un claro ejemplo de transición hacia ellas. Cinco años después, este artista expone en la galería barcelonesa Dalmau, mientras en la misma ciudad se estrena la ya centenaria Parade creada por Serguéi Diághilev, Erik Satie, Jean Cocteau y Pablo Picasso y, a la vez, Francis Picabia comienza a editar, también en Barcelona, la Revista 391. [Información tomada de los paneles de la exposición]
 
ISIDRE NONELL. Mujer leyendo un periódico en un parque (1897)
ANTONIO UTRILLO. Dos amigas (1900)
FRANCISCO MASRIERA i MANOVENS. Figura femenina (1891)
LLUÍS MASRIERA i ROSÉS. Clase de canto (h. 1900)
LLUÍS MASRIERA i ROSÉS. En la playa (1928)
MODEST TEIXIDOR. La lectura (h. 1910)

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