Uno
de los primeros retablos en los que colaboró Gregorio Fernández fue el mayor de
Villaverde de Medina, que es al que vamos a dedicar hoy el post. Esta iglesia
posee numerosas joyas, entre las que podemos citar una Inmaculada de escuela granadina,
las magníficas yeserías que cubren las paredes de la capilla mayor e, incluso,
algunas esculturas dieciochescas que bien pudieron ser talladas por Luis
Salvador Carmona. Pero, sin ningún género de dudas sobresale por encima de todo
el maravilloso retablo mayor, obra de colaboración entre diferentes artistas,
por encima de todos los cuales se encuentra el genio de Sarria.
El
retablo mayor, que se adapta perfectamente a las formas del testero de la
capilla mayor, fue construido por el célebre ensamblador vallisoletano Juan de
Muniategui entre los años 1608-1612. Su traza es la que corresponde a esas
fechas: clasicista derivada del retablo mayor del Monasterio de San Lorenzo de
El Escorial (Madrid), como así lo indican la estricta división de los cuerpos,
la utilización de los órdenes clásicos, la falta de ornamentación, la aparición
de esferas y puntas de diamante, etc… De la parte escultórica se ocupó en gran
parte Gregorio Fernández, aunque también se intuye la participación de otros
maestros como Pedro de la Cuadra y Juan Imberto. Por su parte, fue Diego Valentín
Díez el que llevó a cabo el dorado del retablo y el policromado de las imágenes
entre 1613-1619. El pintor debería policromar el retablo con oro de 24
quilates, "de suerte que las piezas que de oro limpio quedaren,
parezcan ser oro macizo". Los relieves y las historias se habrían de
pintar con los colores más convenientes, "enriqueciéndolos con
brocados, grutescos, telas y damascos... de suerte que se conozca haber
diferencia en el vestido de un pastor al de un rey". Por lo que
respecta a las orillas de los mantos, se efectuarían labores a punta de pincel,
decorándolas con pájaros o con imitación de perlas y piedras preciosas. Quedaba
encargado el policromador de pintar con elementos figurativos los fondos de las
historias, con cielos, ruinas, etc. Se usaría encarnación a pulimento, excepto
en el Crucifijo, "que parece en parte mejor a carne muerte, poniendo
llagas a la sangre, de suerte que cause devoción". Como vemos los
comitentes del retablo contaron con los maestros vallisoletanos más destacados
en cada uno de sus campos. Al parecer, este retablo sustituyó a otro más
antiguo “dorado
con ocho tableros grandes y ocho pequeños de diversas historia de santos de
pincel” con “custodia
dorada y un Ecce Homo pintando en su puerta”.
El
retablo, que es de enormes proporciones, consta de banco, dos cuerpos con dos
entrecalles en los extremos y tres calles centrales separadas por columnas
estriadas de orden corintio y ático rematado en frontón triangular y flanqueado
por dos puntas de diamante. En el banco se encuentran cuatro relieves que
representan a los cuatro Doctores de la Iglesia (San Jerónimo, San Agustín, San Gregorio y San Ambrosio) que
aparecen recostados adaptándose al espacio rectangular del marco. Cada uno
porta sus atributos más conocidos: San Jerónimo viste de cardenal y le acompaña
un manso león a sus pies, San Agustín se encuentra escribiendo su regla y a su
lado se encuentra la maqueta de una iglesia, San Gregorio tiene a su lado una
tiara papal, y San Ambrosio que viste según su alta dignidad. Todos ellos
tienen en común, además de la postura recostada, la presencia de un libro entre
sus manos. Estos relieves se disponen en repartimientos excesivamente apaisados,
forzándose la ocupación del espacio con actitudes cómodas. Para guardar la
simetría, las figuras tienen alternativamente la cabeza situada a la derecha y
a la izquierda.
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San Jerónimo |
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San Agustín |
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San Gregorio |
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San Ambrosio |
En
el primer cuerpo, en las entrecalles laterales, se hayan San Pedro y San Pablo dentro de sendas hornacinas de remate
circular, mientras que en las calles figuran los relieves de la Circuncisión y el
Nacimiento. El relieve de la
Circuncisión presenta cuatro grandes figuras distribuidas simétricamente dos a
dos, sirviendo de punto medio el Niño Jesús. Martín González atribuye esta
escena a Pedro de la Cuadra y la califica de relieve rígidamente manierista del
tipo del siglo XVI. Por su parte, el relieve del Nacimiento se considera la
mejor obra de todo el conjunto. Los dos esposos adoran al Niño tumbado en su
cuna, vigilado de cerca por las cabezas del buey y la mula. Los rostros y las
manos poseen gran perfección técnica. El fondo arquitectónico que sugiere el
Portal de Belén es de pilastras, capiteles, un arco de medio punto y un
rudimentario sotechado. Dos ángeles que levitan en el cielo portan una
enrollada filacteria con el consabido "Gloria in Excelsis Deo".
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San Pedro |
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San Pablo |
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La Circuncisión |
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El Nacimiento |
La
calle central del primer cuerpo se encuentra presidida por un monumental
tabernáculo de tres cuerpos que simula ser una custodia procesional. Al igual
que el retablo, fue llevado a cabo por Juan de Muniategui, que empezó su
elaboración en 1609 y al morir en 1612 todavía estaba sin acabar. En su
terminación actuaron varios maestros, entre los que destaca Gregorio Fernández.
Responde a la tipología de los sagrarios que invaden el encasamiento principal
del primer cuerpo, como ocurrirá también con el de Tudela de Duero, obra
igualmente del artista gallego. Consta de tres alturas de menor tamaño a medida
que avanzamos hacia arriba. El piso inferior acoge la puerta del sagrado
espacio, ornada con un relieve del Salvador
bendiciendo con una mano, mientras que con la otra sujeta el orbe terráqueo; y
a los lados los profetas Aarón y Moisés. Encima
del dintel de la portezuela, dos angelitos volanderos despliegan una sábana en
la que campea un cáliz alegórico de la Eucaristía. El segundo piso lo ocupan la
Caridad, otra Virtud sin
identificar y un Apóstol sin
identificar; mientras que ya en el tercer cuerpo corona el conjunto una
hermosa efigie de Cristo
Resucitado, cuyas piernas se disponen con contraposto clásico y formas
hinchadas, peculiares del primer estilo del maestro gallego. Levanta el brazo
derecho para exhibir la banderola que indica su vuelta de entre los muertos.
Volviendo
al retablo en sí, el segundo cuerpo posee una estructura similar, ya que las
hornacinas de los extremos presentan sendas imágenes de santos, en este caso
los Santos Juanes, San
Juan Bautista y San
Juan Evangelista. Martín González alaba la elegante y rítmica actitud de
este último, como atestigua su pie sobre un escabel contraponiendo a este
movimiento el brazo en bella curva y girando el semblante. Por su parte, los
relieves de este piso efigian la Epifanía y la Visitación,
mientras que en la calle central se encuentra la Asunción de la Virgen.
La Epifanía se resuelve en dos ambientes bien diferenciados, con una parte
superior poblada por San José, Gaspar y Baltasar alineados detrás de la
narración principal, en que son protagonistas la Virgen sedente con el Niño y
el rey Melchor que le venera arrodillado. Martín González atribuye este relieve
a Pedro de la Cuadra y observa plagios del retablo mayor de la iglesia de
Santiago de Medina del Campo, obra de Adrián Álvarez. Por su parte, el relieve
de la Visitación presenta en el centro el abrazo de la Virgen y su prima Santa
Isabel, acompañadas a cada lado de otras dos figuras de menor resalte. Esta
historia quizás pudo ser obra de Juan Imberto. En el encasamento central de
este piso se encuentra la Asunción de la Virgen. Los rasgos faciales de María
denotan gran dulzura. Martín González piensa que es obra personal de Fernández,
y para ello se basa en la comparación de los pliegues de su vestido con los de
la Asunción del Monasterio de las Huelgas de Valladolid.
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San Juan Bautista |
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San Juan Evangelista |
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Adoración de los Magos |
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La Visitación |
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Asunción |
Arriba
del todo tenemos el ático, que se encuentra presidido por un Calvario, mientras que en los extremos
encuentran asiento las figuras del Arcángel San Gabriel y la Virgen, Cada una
de estas dos imágenes va flanqueada por sendas bolas herrerianas, mientras que
al Calvario lo rodean dos puntas triédricas. Esta curiosa Anunciación, según
Martín González, copia puntualmente la conservada en la fachada de la iglesia
penitencial de Nuestra Señora de las Angustias de Valladolid. Por su parte, el
Calvario no deja de ser uno más de cuantos realizó durante su primera etapa.
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Calvario |
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San Gabriel |
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Virgen |
Y
hasta aquí la historia del retablo, pero, no nos podemos ir sin tratar
brevemente sobre las magníficas yeserías que exornan la capilla mayor, y las
cuales dan mayor relumbrón al citado retablo. Explican Miguel Ángel Marcos
Villán y Ana María Fraile Gómez que “La
bóveda estrellada que cubre la capilla mayor aparece decorada con motivos de
yesería que se extienden por las claves de las bóvedas, los nervios y los
plementos, destacando por su riqueza decorativa la clave central con un
pinjante dorado rodeado de cabezas barbadas y figuritas infantiles. En su
decoración predominan los bustos de personajes masculinos y femeninos tomados
del Antiguo Testamento y de la mitología clásica, inscritos en un tondo
circular con el nombre de cada uno de ellos; en el arranque de los nervios
FAIACIS, LUCRECIA, PIRA, DEVALIO, DALILA, NOELA, ADONI, TROCO, (VEN)VS, ANTEO,
y en la plementería TISBE, OLOFERNES, IUDIT, TOBIAS, RACHE, IACOBI, otro
personaje con cartela ilegible y (…)MOS. Repartidos por la bóveda hay ocho
tondos ovalados con figuras pintadas que corresponden a profetas y personajes
del Antiguo Testamento que sujetan filacterias con su nombre: ZACARIAS, DANIEL,
DAVID, ISAIAS, IHEREMIAS, MOISEN, OSSIAS, MOSSES; en las paredes de la capilla,
sobre el arco triunfal, están JONAS y ELISEO, y en la pared del lado del
Evangelio, sobre la ventana ELIAS, y en la de la Epístola ENOC.
El conjunto se completa
con las figuras de los cuatro Evangelistas en relieve dentro de tondos formados
por guirnaldas de frutas en los muros laterales o lunetos: San Mateo y San Juan
en el lado del Evangelio, y San Marcos y San Lucas en el de la Epístola
rodeando la pintura mural de la Coronación de la Virgen.
En el tramo de bóveda que
cubre el testero, se reparten en medallones circulares los siguientes
personajes: R-BIN?, IBURTI, PROCRIS, CEFALO, CAVNO, BIBLIS, ANDROMACA, IVLIO y
IVLIA. En las paredes del testero, al interior del arco apuntado que forman las
nervaduras de la bóveda, se representan diversas escenas de la Pasión pintadas
al fresco: Oración en el huerto, Prendimiento, Adán y Eva (ocultos por el ático
del retablo y flanqueando una ventana cegada con su intradós decorada con
grutescos pintados), Azotamiento y Camino del Calvario; en la del Azotamiento,
sobre el friso arquitectónico que encuadra la escena, está inscrita la fecha de
1558.
El intradós de los arcos
fajones se decora con motivos circulares de yeso con pinjantes; en los frisos
del arco triunfal figura la inscripción “ANNO/ D / 1561 / N” que debe aludir a
la fecha en que se acaba de decorar el presbiterio. Partiendo del arco triunfal
recorre todo el circuito de la capilla mayor un friso con la inscripción “MAGNA
EST GLORIA DOMVS ISTIVS NOVISSIMAE PL[US QUAM PRIMAE ET IN LOCO ISTO] DABO
PACEM DICIT DOMINVS EXERCITVVM & AGGAE I * CAPIT * Z”, parte de ella
oculta por el retablo.
Según las fechas en ella
inscritas la decoración de la bóveda debió realizarse entre 1558 y 1561.
Atribuida por García Chico a los Corral de Villalpando, a pesar de la falta de
confirmación documental las estrechas relaciones existentes entre esta obra y
las realizadas por estos maestros yeseros en la tribuna del convento de San
Francisco y en la Capilla de los Benavente en Medina de Rioseco, el patio de la
Casa Blanca en Medina del Campo y en la bóveda de Rodilana confirman tal
atribución”.
BIBLIOGRAFÍA
- GARCÍA
CHICO, Esteban: Catálogo
Monumental de la provincia de Valladolid. Tomo IV. Partido judicial de Medina
del Campo, Diputación de Valladolid, Valladolid, 1964.
- MARCOS
VILLÁN. Miguel Ángel y FRAILE GÓMEZ, Ana María: Catálogo Monumental
de la provincia de Valladolid. Tomo XVIII. Antiguo partido judicial de Medina
del Campo, Diputación de Valladolid, Valladolid, 2003.
- MARTÍN
GONZÁLEZ, Juan José: El escultor Gregorio
Fernández, Ministerio de Cultura, Madrid, 1980.
- MARTÍN
GONZÁLEZ, Juan José: Escultura barroca
castellana, Fundación Lázaro Galdiano, Madrid, 1959.
- MARTÍN
JIMENEZ, Carlos Manuel y MARTÍN RUIZ, Abelardo: Retablos Escultóricos:
renacentistas y clasicistas, Diputación de Valladolid, Valladolid, 2010.
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