Si la
montaña no va a Mahoma, Mahoma va a la montaña. Debido a los sucesos del
maldito coronavirus que nos tiene confinados (término que los medios de
comunicación han puesto de moda y que detesto) en casa desde hace ya demasiados
días, creo que puede ser interesante acercaros a una interesantísima exposición
que se estaba desarrollando en el Museo Patio Herreriano y que lleva por nombre
"2120. La Colección después del Acontecimiento". Tiene gracia porque
el término "Acontecimiento" viene de perlas a la anormal situación
que estamos viviendo, no solo en España sino en la mayor parte del planeta
Tierra. Por todo ello, en los próximos párrafos, extraídos íntegramente del folleto de la
exposición, se explicarán las líneas maestras de la exposición para que así
cuando podamos volver a salir a las calles y a llenar los museos podáis ir a
verla en directo con una idea clara de lo que os encontraréis. Os confesaré que al visitarla la gocé como un enano y nada tiene que ver en ello el hecho de que
últimamente esté más “últimas tendencias” que nunca. Allá vamos:
Después de
varias ocasiones en las que la Colección se ha presentado siguiendo criterios
ortodoxos, ya fueran cronológicos o estilísticos, proponemos esta nueva
lectura, hipotética y en clave futurista. Un ejercicio de imaginación que
pretende extraer de las obras nuevos significados, los que aparecen si las
miramos desde una cierta distancia cultural. O temporal.
La crisis
climática, cuyas primeras manifestaciones ya percibimos, tendrá graves
consecuencias tanto en el medio natural como en la especie humana. Científicos
y dirigentes políticos han fijado el horizonte de sus previsiones en el año
2100. Para esa fecha y con el objetivo de evitar una previsible catástrofe
civilizatoria, el Acuerdo de París de 2015 estableció un plan de acción mundial
para limitar el calentamiento global por debajo de 2º C. Conseguirlo implicará
una profunda transformación de nuestro modo de vida. A día de hoy no tenemos
certeza alguna de conseguirlo. Al conjunto de importantes fenómenos
socioeconómicos, culturales y naturales que van a tener lugar, resultado tanto
del Cambio Climático como de su contención, podamos llamarlo, con un eufemismo
genérico, El Acontecimiento.
2.120. La
Colección después del Acontecimiento es una selección de obras de la Colección
Arte Contemporáneo con sede en el Museo Patio Herreriano, realizada por el
historiador José María Parreño, quien ha buceado en los fondos de la que es
considerada una de las colecciones más relevantes de España. La exposición nos
sitúa casi exactamente en el escenario de todas esas proyecciones. Con un
optimismo al que no podemos renunciar, pensamos que en esa fecha será posible y
tendrá sentido mostrar, como un evento del mayor interés, esta extraordinaria
colección de arte español.
Así pues,
invitamos a los espectadores a trasladarse al año 2120 y mira desde allí,
retrospectivamente, las manifestaciones artísticas del siglo XX y los albores
del XXI. Las encontrará ordenadas y presentadas con criterios que pertenecen a
una cultura futura, distinta de la nuestra, con otros valores y otras
preocupaciones. Así solemos ver nosotros las obras de arte de épocas
anteriores, a través de nuestra concepción del mundo, que muchas veces les
asigna un significado diferente a aquél con que fueron creadas.
SALA 3. La
era del carbono
Máquinas veloces – El Arte del Antropoceno
El
formidable desarrollo de la sociedad industrial arrancó con mano de obra
esclava y luego con un proletariado explotado sin distinción de sexo ni edad.
Pero despegó finalmente gracias a los combustibles fósiles, cuyas prestaciones
energéticas multiplicaban la capacidad humana para transformar el mundo. Por
tanto, no es de extrañar que ya los primeros movimientos artísticos del siglo
XX, como el futurismo italiano o el constructivismo soviético elogiarán la
máquina y se deleitarán con la velocidad, sintetizando el imaginario social
característico del periodo. Lo paradójico fue que la utilización masiva y
continuada de dichos combustibles terminó por crear las condiciones del colapso
de la civilización que habían ayudado a crear. La industria, el transporte, la
agricultura y la ganadería industriales, incrementaron sin descanso el consumo
energético. Si desde 1750 hasta comienzos del siglo XXI se habían emitido 1.578
gigatoneladas de CO2, desde 1946 se emitieron 1.376, el 87% del total. Sin
embargo, no todos los países contaminaron por igual: a finales del siglo XX, un
20% de la población consumía el 80% de los recursos y era responsable del 75%
de las emisiones.
Los
analistas se vieron en la necesidad de manejar un término para señalar el
impacto trastornador de la Humanidad sobre la totalidad el planeta. A esto
alude el llamado Antropoceno, cuyo inicio suele fijarse en 1945, cuando se
detonó la primera bomba atómica y sus isótopos radioactivos se extendieron
indeleblemente por la atmósfera. Las obras que se presentan atrevidamente como
propias de esta nueva era son precisamente ejercicios de un virtuosismo técnico
que hace gala de un uso sin restricciones de la electricidad y los materiales
propios de la industria pesada.
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VICTORIA CIVERA. Colorpánica (2008) |
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AMADEO GABINO. Construcción XIII (1961) |
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MARTÍN CHIRINO. El carro (1957) |
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CARLOS SCHWARTZ. Dencenso 2 (2009) |
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ÁNGELA DE LA CRUZ. Superclutter (red / purple) (2004) |
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NURIA FUSTER. Sin título (2009) |
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ÁNGEL FERRANT. Serie Venencia nº 10 (1958) |
SALA 4.
Antes del Acontecimiento
Fenómenos extremos – Masas y bajas – Metrópolis
A comienzos
del siglo XX vivía en ciudades el 13% de la población mundial, mientras que en
el año 2000 esa cifra alcanzaba el 49%. Con 29,4 millones de habitantes, Tokio
era entonces la ciudad más poblada. El desplazamiento desde las áreas rurales
fue consecuencia de la industrialización, pero durante la mayor parte del siglo
el imaginario social las identificaba con el progreso y la libertad personales.
Sin embargo, el hacinamiento, el tráfico y la contaminación, añadidos a la
pobre planificación urbanística dieron lugar a una crisis del modelo de ciudad.
Al margen de las guerras, dirigidas por profesionales, fue en las ciudades
donde se desarrollaron las insurrecciones, la violencia política y los ataques
terroristas. La desigualdad, la glorificación de la violencia como
entretenimiento, el descrédito de los valores comunitarios, la ilegalidad del
tráfico de drogas o la creciente presión migratoria agravaron la situación.
La
naturaleza, que parecía estar definitivamente dominada, empezó a manifestarse a
finales del siglo con una virulencia que obligó a recordar que dependemos
absolutamente de ella. Su causa última, el calentamiento global producido por
la actividad humana, había sido dada a conocer al público en 1988. El primer
acuerdo internacional para su control, la Cumbre de la Tierra, tuvo lugar en
1992 y es el remoto antecedente de la gran transformación en todos los órdenes
que separa nuestro siglo de todos los anteriores.
A comienzos
del siglo XXI, la consolidada creencia en el progreso indefinido de la
civilización empieza a ponerse en cuestión como no había sucedido en toda la
Edad Moderna.
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ÓSCAR DOMÍNGUEZ. Sin título (1938) |
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JOAN MASSANET. Paisatge (1929-1930) |
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NICOLÁS DE LEKUONA. Cantero, trabajadores y pájaros (1934) |
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RAFAEL CANOGAR. El yacente (1973) |
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JUAN GENOVÉS. El brazo (1969) |
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JORDI COLOMER. El orden nuevo (2000) |
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SIMEÓN SÁIZ RUIZ. Matanza de civiles en Sarajevo por proyectiles caídos junto al mercado principal, el lunes 28 de agosto de 1995 (1998) |
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LUIS GORDILLO. Suicida tríplex (1974) |
SALA 5.
Vieja cultura moderna
Dispositivos predigitales – Ventanas – Voyeurismo – Madera, materia madre
El libro y
la escritura se consideran los vehículos proverbiales de creación y transmisión
de la cultura moderna. La letra impresa ostentaba una autoridad indiscutible.
Los sucesivos movimientos disidentes (dadá, revolución cultural china,
contraculturas del 68, punk) fueron con el tiempo absorbidos por el mercado
como marcas.
En la
pintura, el cobijo y el confort en un nivel que nunca antes había gozado la
especie humana, se plasmó en habitaciones marcadamente separadas del exterior.
La ventana, el marco y en ocasiones la cuadrícula, acotan y racionalizan la
mirada hacia el entorno, emblematizando un entendimiento no complejo de la
realidad, deficiente en comparación con las estructuras disipativas hoy en uso.
La visualidad
ha sido el medio de conocimiento del mundo por excelencia. También de su
dominio desde una perspectiva colonizadora y patriarcal. No puede por menos que
resultar llamativo el hecho de que la totalidad de los desnudos de la colección
sean femeninos y que todos hayan sido realizados por varones.
Merece una
mención especial la presencia de varias obras realizadas en madera. Hay que
tener en cuenta que antes de la Prohibición y durante cientos de siglos, la
madera fue sobreabundante y su uso indiscriminado. Su mismo etimología la
remite al término latino materia, pues en efecto, lo fue por excelencia desde
el principio mismo de la civilización.
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CARLOS ALCOLEA. Woman in pool (1971) |
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JOSEP DE TOGORES. Deux nus (1921) |
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HONORIO GARCÍA CONDOY. Mujer tumbada (c. 1945) |
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ALBERTO SÁNCHEZ. Monumento a la paz (1960-1962) |
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CHEMA COBO. Demoiselle meteorita (1975) |
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ROBERTO FERNÁNDEZ BALBUENA. Desnudo (c. 1925) |
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JOAN BROSSA. Barret-A (1988) |
SALA 6.
Souvenirs de la Tierra
Aguas – Horizontes – Animales con vida – Lo orgánico es sexy
La
destrucción del medio natural debida a la actividad humana sufrió una brutal
aceleración desde 1950. En lo que quedaba de siglo, por ejemplo, en América del
Norte desaparecieron 2.900 millones de pájaros. En España, entre los años 2000
y 2019, 95 millones, 15 de ellos golondrinas. Una muestra de lo que podría ser
en pocos años más la Sexta Extinción, que rompería la malla de relaciones que
sostiene la vida. El proceso universal de desplazamiento del campo a la ciudad
y la proliferación de la tecnología, fueron lenta pero inexorablemente
extrañando al ser humano de su condición natural. Sin embargo, la naturaleza
siguió idealizada como depositaria de valores como la salud y la belleza y,
ciertamente, sus fenómenos y elementos estaban profundamente entrelazados en el
lenguaje y la simbología. La naturaleza quedaría pues arrinconada en zoológicos
y parques naturales y celebrada en las artes. A finales del siglo se empezaron
a reconocer ciertos derechos animales, iniciando el proceso que llevaría a la
legislación actual. En 2015, el peso de los seres humanos y sus animales
domésticos representaba el 96% del peso total de la vida animal y solo el 4%
restante era salvaje.
Un elemento
como el agua, recurso básico para la vida y símbolo de vigencia universal, se
repite una y otra vez en las representaciones, o bien como homenaje o bien como
estrategia compensadora ante su progresiva escasez. Otro tanto sucede con el
horizonte, que aparece en una proporción que sugiere una importancia de la que
carece para nosotros.
La
fascinación por las formas orgánicas y por la pervivencia de patrones idénticos
en los diferentes órdenes naturales, muestra afinidad y acaso una veneración
inconsciente por los rasgos de lo vivo.
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BALTASAR LOBO. Centauro y mujer (1970) |
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MANOLO HUGUË. Dans l´étable (1923) |
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EVA LOOTZ. Danaides (1991) |
SALA 7. La
llamaron Humanidad
La dignidad de un rostro – El cuerpo presente – Usos y vínculos sociales
De 1900 a
2000, la población mundial pasó de 1.300 a 6.100 millones. Considerado el
centro del universo, su duelo y señor, el ser humano ocupa el papel principal
en la cultura, el arte y las representaciones. El rostro, emblema del cuerpo y
sinónimo de identidad, fue un tema frecuente en pintura y escultura hasta
mediados del siglo XX y luego empezaría a escasear. Cuerpo y rostro, antes de
la expansión de la genética estética y de los correctores automáticos de
rasgos, eran ingenuos y tradicionalmente se les consideraban expresión de la
personalidad.
Como
podremos ver, la socialización se realizaba personalmente (y mediante
correspondencia y telefonía analógicas). Los lugares de interacción eran la
familia clásica cisheteropatriarcal, los centros educativos y de trabajo, los
desplazamientos.
Se mantenían
valores humanistas de apoyo y solidaridad, vehiculados también por el arte. Se
produjo un desarrollo sin precedentes en el reconocimiento y defensa de los
derechos humanos, destacando el final del dominio sobre colonizados,
racializados y mujeres. Sin embargo, en el siglo XX acaecieron más de un
centenar de guerras convencionales que provocaron alrededor de 110 millones de
víctimas. 65 millones sólo en la denominada Segunda Guerra Mundial. En España,
entre 1900 y 2000, la población aumentó de 18 a 41 millones de habitantes. La
llamada guerra civil causó 700.000 muertes (2,8% de la población). Pero la paz
podía ser igualmente destructiva. Entre 2003 y 2018, periodo en que la recogida
de datos es fiable, en nuestro país se produjeron 1.000 muertes por violencia
de género, 42.200 por accidentes de tráfico y 800.000 por enfermedades
asociadas al consumo de un producto cuya venta era monopolio del estado.
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MARUJA MALLO. Oro (retrato bidimensional) y Retrato de mujer negra (1951) |
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NACHO CRIADO. En tiempo furtivo (1997) |
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ÁNGEL FERRANT. Cabeza de mujer (1940) |
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JAUME PLENSA. Tête brune (1984) |
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PATRICIA GADEA. The Spanish Family (1986) |
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EDUARDO ARROYO. El arresto (1967) |
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