Por estos años decide
trasladar su residencia a Valladolid. A partir de 1930 monta su taller en su
casa de la calle de Acibelas y asiste con frecuencia a las tertulias del Café
Ideal Bouquet, en donde mantiene charlas sobre pintura con sus buenos amigos el
pintor Sinforiano del Toro y el escultor José Luis Medina de Castro. Su ciudad
natal lo recibe con afecto y admiración, disponiéndose a rendirle un merecido
homenaje. García Lesmes necesitaba volver a su tierra porque se había convencido
de que su pintura sólo podía desarrollarse en contacto permanente con los
paisajes tan queridos para él de los alrededores de Valladolid: Mucientes,
Zaratán, Fuensaldaña… Durante los veranos trabajaba en una pequeña casa de
campo que poseía en la cañada de Zaratán, de donde todas las mañanas salía a
pintar.
En noviembre de 1930 se
celebra en homenaje al pintor una importante exposición antológica de su obra
en el Salón de Fiestas del Ayuntamiento, organizada por la Real Academia de
Bellas Artes, el Ateneo y la Asociación de las Prensa, en la que figuraron
cuarenta paisajes, siendo la más completa del pintor celebrada en vida. A ésta
le sucedería otra magna exposición, esta vez en Madrid, que vino a significar
la consagración y reconocimiento más palpable de su obra. En octubre de 1931 y
en el Salón del Museo de Arte Moderno de Madrid, sito en la Biblioteca
Nacional, se celebró esta nueva exposición antológica en la que figuraban
treinta y un lienzos, todos ellos paisajes a excepción de dos retablos, una
figura de campesina (Espigadora) y
dos bodegones. A la inauguración asistió el presidente del gobierno, don Manuel
Azaña, quien elogió ampliamente la obra del vallisoletano.
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García Lesmes mostrando sus obras a don Manuel Azaña, con motivo de su Exposición antológica en 1931 en el Museo de Arte Moderno de Madrid. ABC, 27-X-1931 |
El reconocimiento a su
labor le sería ratificado en su ciudad natal al ser elegido miembro de la Real
Academia de Bellas Artes de la Purísima Concepción. Ingresó como académico el
12 de mayo de 1934, cubriendo la vacante de José Martí y Monsó. En el solemne
acto de recepción entregó en agradecimiento uno de sus más interesantes
retratos, el del entonces presidente de la Academia, don Narciso Alonso Cortés.
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Retrato de Narciso Alonso Cortés |
Ese mismo año obtuvo
por oposición en Madrid una plaza de profesor de dibujo de Instituto. En
septiembre de 1935 tomó posesión de la misma en el Instituto Núñez de Arce de
Valladolid, cargo que desempeñó hasta el comienzo de la Guerra Civil. El inicio
de la contienda sorprendió a García Lesmes en Madrid, a donde había acudido
nuevamente a opositar, esta vez a cátedra de dibujo. En la zona republicana, el
pintor seguiría ejerciendo su labor docente, dedicándose en Madrid a pintar,
junto con un grupo de jóvenes y entusiastas artistas, murales y carteles
propagandísticos, en la línea de los creados por Josep Renau y otros pintores
republicanos. A fines de marzo de 1937 tomó posesión de la cátedra de dibujo
del Instituto de Segunda Enseñanza “Gabriel Miró”, en Orihuela (Alicante).
Afiliado al partido socialista y plenamente identificado con la causa del
gobierno republicano, colaboró con el mismo, participando en el
acondicionamiento de los cuadros del Museo del Prado que fueron evacuados a
Valencia para protegerlos de los bombardeos del bando nacional. A fines de ese
mismo año, solicitó su traslado a Barcelona, pasando a desempeñar desde finales
de 1937 la cátedra de dibujo del Instituto obrero de Barcelona.
En el verano de 1939,
el desenlace de la Guerra Civil le obliga a abandonar precipitadamente el país,
partiendo para el doloroso exilio a la ciudad de México y sin haber logrado
reunirse con su familia. En su calidad de refugiado político, vive en México
las tristes y azarosas vicisitudes del destierro. Allí, para subsistir consigue
una plaza de profesor de dibujo en el Instituto Luis Vives de la capital
azteca. Reside en un pequeño apartamento del Paseo de la Reforma, en donde
improvisa de nuevo su estudio y pinta algunos hermosos paisajes mexicanos, de
sugestivo colorido e intensa luminosidad.
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Paisaje mexicano |
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Aurelio García Lesmes fotografiado en México |
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Aurelio García Lesmes fotografiado en México en 1940 |
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Paisaje mexicano |
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Autorretrato en México evocando a su esposa |
Por una serie de
dificultades, entre otras la conservación de su puesto de trabajo, a comienzos
de 1941 el pintor se nacionaliza mexicano, y al año siguiente tiene lugar su
trágico fallecimiento, víctima de un accidente de tráfico, al ser atropellado
por un camión. El 26 de marzo de 1942, la B.B.C. de Londres daba la noticia de
su muerte. El día anterior fue sepultado en el panteón español del cementerio
de la capital mexicana. El acto constituyó una verdadera manifestación de
duelo, asistiendo al mismo numerosos compatriotas y amigos del malogrado pintor,
entre ellos la mayoría de los ex-ministros y otros importantes políticos
españoles exiliados.
Posteriormente, se han
celebrado algunas exposiciones en homenaje a su memoria y que han contribuido a
recordarnos su obra. Los más importantes de las cuales tuvieron lugar en
octubre de 1955 en la Sala Toisón de Madrid, en donde figuraron veinticinco
paisajes castellanos, y sobre todo, la organizada por el Banco de Bilbao de
Valladolid, celebrada en febrero-marzo de 1981, con el mayor número de obras
hasta entonces expuestas del pintor: cincuenta y tres.
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Paisaje de la sierra |
A diferencia de los
otros dos grandes pintores vallisoletanos de la primera mitad del siglo XX:
Eduardo García Benito, viajero y cosmopolita, conocedor y partícipe de las
corrientes de vanguardia, y Anselmo Miguel Nieto, elegante y cotizado
retratista, afincado en Madrid, Aurelio García Lesmes se presenta como el más
inspirado intérprete del paisaje castellano. Su pintura está más arraigada en
nuestras tradiciones artísticas, a pesar de ser menos “universal” que la de
aquéllos. Su obra se nos muestra separada del limitado ambiente pictórico local
para ofrecernos una de las obras más avanzadas del arte español de su tiempo,
en la que se evidencia un profundo conocimiento del post-impresionismo europeo
y de las corrientes de la Vanguardia histórica. Su obra también tiene ciertos
puntos de contacto con el impresionismo: la vibración de la luz, la
descomposición de las formas, la adopción del “plein-air” o “airelibrismo”, el
uso de los tonos claros y luminosos, la carencia del negro como color, la
manera de tratar las sombras, y el empleo en éstas del violeta como
complementario del naranja, que para Lesmes equivale a una cegadora y cálida
luz. Puede afirmarse que es uno de los más modernos paisajistas españoles de la
primera mitad del siglo XX.
El mayor mérito del
vallisoletano García Lesmes reside en haber sabido dar una concepción
totalmente nueva del paisaje de su tierra, destruyendo la falsa leyenda de la
parda y austera Castilla. El rompe con el tópico del paisaje castellano
presidido por la monotonía y la aridez de sus llanuras. García Lesmes rescata
un paisaje de colorido delicado y apacible, de matizada y alegre luminosidad.
Frente a la supuesta monotonía cromática, frente a los consabidos amarillos y
los tópicos pardos de las tierras de Castilla, Lesmes nos muestra una sorprendente
riqueza de matices y una variedad colorista que nada tiene que envidiar a la de
otras regiones. Lesmes despliega en sus obras los más bellos tapices de
elegantes y refinados colores, los más vivos y luminosos tonos, y ello porque
no cree en ese concepto del paisaje triste y sombrío que la literatura ha
exagerado a veces con obstinación. Afirmaba el crítico Gutiérrez Navas que
García Lesmes “no es el pintor de esa
Castilla escueta, tosca y áspera, de la que se ha hecho un lugar común
literario, es el descubridor de una Castilla moderna. Lesmes la ha sentido
fina, casi femenina, lo mismo en sus matices que en sus líneas”.
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La siega |
La producción pictórica
de García Lesmes no fue demasiado extensa, por lo que su estudio aún sigue planteando
grandes dificultades pues se halla muy dispersa por distintas colecciones
particulares, preferentemente vallisoletanas, madrileñas y bilbaínas. Dentro de
su producción predominan los paisajes castellanos, aunque también son muy
representativos los que pintó durante su estancia en Aragón, concretamente en
el pueblecito de Bardallur, en la provincia de Zaragoza. De esta época datan
asimismo algunos de sus más interesantes retratos como el de cuerpo entero y
con vestido amarillo de su cuñada Juliana Ángeles Santos. De su estancia
aragonesa se conservan entre otros: varios paisajes de Bardallur, El Jalón, El Barranco del Conejero, Las Cuevas del Cabezo y El camino de la Mejana.
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Camino de Bardallur |
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Bardallur |
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El Jalón |
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Cuevas del Cabezo |
La fama de García
Lesmes se debe a sus magníficos paisajes castellanos, así entre ellos se pueden
destacar los campos cercanos a Valladolid (Zaratán, Fuensaldaña, Mucientes,
Villanubla), los tesos de Cabezón, el Castillo de Montealegre, Tordesillas con
su plaza, Peñafiel…
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Alrededores de Valladolid |
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Tesos de Cabezón |
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Campos de Fuensaldaña |
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Castillo de Montealegre |
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Paisaje de Mucientes |
De su ciudad natal
escoge los viejos rincones, las rúas más emotivas y los arrabales más pintorescos:
la Plaza del Corrillo, la Calle de la Caridad, la Calle de Espantá del gato… Además de
Valladolid, también le atrajo la inigualable belleza del paisaje segoviano, la
impresionante visión de su catedral (El
barranco de las Brujas), el tipismo de sus pueblos: Pedraza de la Sierra,
Sepúlveda, Zamarramala…
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Vista de la iglesia de la Antigua |
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Plaza del Corrillo |
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Calle de la Caridad |
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Carretera de Zamarramala |
En otras ocasiones
abordó también con singular fortuna los paisajes de jardines, puestos de moda
desde el triunfo del Modernismo. En Madrid cultivó con especial acierto esta
temática dejándonos bellísimos ejemplos de los de la Moncloa y del Retiro. En
su ciudad natal pintó asimismo algunos paisajes del estanque del Campo Grande.
Todos ellos, aunque muy coloristas, no dejan de evocar en ocasiones a los
exquisitos y poéticos jardines de Rusiñol.
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Jardín de la Moncloa |
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Jardín de Moncloa |
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Estanque del Campo Grande |
Dentro de su obra posee
menos interés el retrato, género en el que precisamente no destacó; no obstante
merecen destacarse por su modernidad algunos retratos de sus familiares más
inmediatos, como los de su esposa y su cuñada. Más escasos son aún los cuadros
de tipos castellanos y los de naturaleza muerta, estos últimos con cacharros y
productos de la tierra, de mediana calidad aunque de grato colorido.
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La Dama |
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Retrato de Doña Juliana Ángeles Santos Chamorro, cuñado del pintor |
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Retrato de Doña Luisa Santos Chamorro, esposa del pintor |
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Retrato de Doña Ángeles Santo |
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Retrato de Don Manuel Solares B |
Finalmente señalar, que
aunque García Lesmes no tuvo discípulos, no obstante, habría que destacar la gran
influencia que tuvo sobre algunos notables paisajistas, paisanos suyos, como
Raimundo Castro-Cires y Manuel Mucientes.
BIBLIOGRAFÍA
- BRASAS EGIDO, José
Carlos y ORTEGA COCA, María Teresa: “Aurelio García Lesmes”, Vallisoletanos: Colección de semblanzas
biográficas, Obra Cultural de la Caja de Ahorros Popular de Valladolid,
Valladolid, 1983, pp. 115-142.
- BRASAS EGIDO, José
Carlos y ORTEGA COCA, María Teresa: García
Lesmes (exposición), Banco de Bilbao, Valladolid, 1981.
Soy antiguo vecino de Bardallur, y la verdad que ha sido una muy grata noticia el ver cuadros de mi pueblo de los años 30 me gustaria que a través de este blog me indicase quien supiera, donde están los originales
ResponderEliminarMagnífico trabajo de investigación. Muchas gracias
ResponderEliminar¡Qué paisajista más maravilloso, qué maestría manejando el color! ¿Donde podría ver con sus colores originales el cuadro CARRETERA DE ZAMARRAMALA?
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