Estamos
de enhorabuena. En la Sala Municipal de Exposiciones de "Las
Francesas" se desarrolla actualmente una exposición homenaje a uno de los humoristas
gráficos españoles más importantes, inteligentes y mordaces de la actualidad y
de buena parte de las décadas finales del pasado siglo. Se trata de "El
Roto" u "OPS", pseudónimos bajo los que se "cobija" el
madrileño Andrés Rábago".
De
formación autodidacta, Rábago empezó a partir de 1968 a publicar viñetas e
ilustraciones en revistas como Hermano Lobo.
Siguió colaborando luego en numerosos medios impresos, como La Estafeta Literaria,
La Codorniz, Triunfo, Cuadernos para el
Diálogo, El
Independiente o Ajoblanco.
A pesar de realizarse recopilaciones de su obra en álbum ya en 1971, esta no
obtuvo la misma repercusión que la de otros humoristas gráficos de su época.
Realizó también el cortometraje de dibujos animados titulado La edad del silencio.
En 1978 inició su colaboración con las revistas del incipiente boom de cómic
adulto, en concreto con Totem a partir
del número 6, seguidas por El Jueves, El Cuervo y Madriz. Además,
siguió publicando en prensa: Diario 16, Cambio 16, Tiempo, El Periódico de
Catalunya, Informaciones,
Pueblo, Hoja del Lunes,
etc., contando con un extenso currículo creativo. En la actualidad y desde hace
años publica en El
País, pinchando aquí podréis ver las últimas viñetas que va dibujando.
Fotografía tomada de http://www.huffingtonpost.es/ |
Su
estilo es definido por el periodista y escritor Juan Pedro Quiñonero, el
ascetismo de su estilo gráfico sólo cobra sentido en el marco de las
indagaciones plásticas posteriores al surrealismo: Topor, Charlie Hebdo, en la
estética del mal gusto de algunas escuelas americanas…
La
exposición muestra una buena cantidad de las viñetas que ha ido publicando a lo
largo de décadas tanto en periódicos como en revistas, así como seis grandes
lienzos que ha pintado en los últimos años. Yo desconocía por completo su
faceta de pintor y me ha agradado muchísimo saber de ella. Su estilo es
peculiar, atrayente; pero sobre todo, muy personal. En cierta manera me
recuerda al gran Edward Hopper, si bien estos cuadros se tiñen de una atmósfera
aún más lúgubre, solitaria y misteriosa, lo que parece entroncarla con el belga
René Magritte, uno de los genios del Surrealismo. La utilización de colores
planos y semiplanos, con los cuales compone magistralmente, da gran empaque y
consistencia a las escenas.
A
través de los dibujos y viñetas podemos ver el pensamiento de El Roto: crítico
con la sociedad moderna, destapando las vergüenzas de los poderosos (políticos,
empresarios, banqueros, etc…) y de los métodos que estos tienen para esclavizar,
engañar o zoombificar a la clase obrera. Un buen ejemplo de esto es un dibujo
titulado El discurso, en el que un
personaje, seguramente un político, vierte una vomitona sobre la gente,
vomitona que mucha de esas personas se tragaran sin ni siquiera analizar lo que
ese personaje les está lanzando.
No
faltan tampoco los dibujos alusivos a la crisis, poniendo el foco en cómo esta
crisis, que en realidad es una estafa, solo ha servido a los empresarios y
maltratadores de la clase obrera para enriquecerse más a costa de la explotación
laboral, recorte de salarios, derechos y plantillas, etc… Creo que una de las
moralejas que se pueden sacar al visionar esta exposición es “Pensar os hará
libres”.
Si
os interesa la exposición, os recomiendo que leáis el magnífico artículo que le
dedicó esa gran página web llamada Último cero, web que, por cierto, necesita la ayuda de todos los que nos gusta para poder seguir informando.
Con
motivo de la exposición en la Sala de las Francesas, antigua iglesia del
Convento de las Comendadoras de Santiago, Rábago ha escrito las siguientes
palabras:
“Exponer en una antigua iglesia es sin lugar
a dudas una experiencia altamente singular.
Los templos, por su naturaleza y
funcionalidad son recintos diseñados para inducir tanto estados meditativos de
introspección personal como posibles aperturas a lo luminoso y atemporal.
En ese recinto mágico, toda imagen
que se enriquece de elementos suplementarios que invocan una dimensión
acrecentada que en otros ámbitos resultarían menos evidentes.
Las obras quedan a merced de las
fuerzas allí presenten y pueden beneficiarse del aura residual que aún se
conserva en aquel lugar o resultar perjudicadas por la carga trascendente que
han de soportar.
OPS, El Roto y Rábago (tres
formulaciones plásticas de una cierta visión de lo real) se prestan en la
hermosa iglesia del convento de Las Francesas de Valladolid a esa interesante
experiencia, los visitantes decidirán el resultado.
El autor acepta de antemano el
veredicto”.
Por
su parte, el comisario de la exposición explica brevemente la
trayectoria artística de “Andrés Rábago, “OPS” u “El Roto”:
“A mediados de los años sesenta del pasado
siglo, cuando más arreciaba lo masivo como sinónimo de individual, aunque
obviamente sin la intensidad actual, Andrés Rábago emprendió un viaje personal,
alejado de las futilidades de su tiempo, para dejar de ser un hombre sin
atributos.
Se valió, en primera instancia, de
un pseudónimo, OPS, que empezó a hacerse hueco en las publicaciones más
críticas con una dictadura que, como tal, era poco amiga del pensamiento libre.
Aquel pseudónimo le sirvió de amparo, que no de escondite, para afrontar una introspección
en su inconsciente en una suerte de autoanálisis con el que no era difícil
identificarse, habida cuenta de que la mugre de la que se iba desprendiendo en
cada viñeta era la misma que embotaba la sensibilidad de todos nosotros. Los
monstruos que OPS descubría al mirar en su interior eran los mismos que habían
esclavizado nuestra razón hasta volverla demasiado perezosa para acometer el
nuevo tiempo que intuíamos que habría de llegar más bien pronto que tarde.
De vez en cuando, sin embargo, lo
social y lo político hacían acto de presencia en aquellos dibujos satíricos y
crueles, consciente su creador de que los vínculos comunitarios habrían sufrido
un serio quebranto durante el largo franquismo. Sin sobresalto alguno, en el
arranque de la siguiente década, los setenta, fue dejándose ver entonces un
heterónimo: El Roto. Un heterónimo, sí, porque la personalidad del mismo estaba
claramente diferencia de la del autor, que instaló a su criatura certeramente
en el plano de una conciencia civil, entendiendo desde el principio que su
finalidad era la de cumplir un servicio público y social: quebrar la condición
del individuo-masa para arrancarle de su postura de mero espectador de una
realidad disgregadora y anestesiante.
OPS y El Roto llegaron a transitar
juntos una parte del camino (hay dibujos, por ejemplo, en 1976, firmados por
ambos), pero, mientras el primero, limpio ya de excrecencias, deambulaba, en el
dibujo y enseguida también en la pintura, por ámbitos más estéticos,
colindantes con la poesía visual, el segundo se iría afianzando, hasta el día
de hoy, como una de las firmas españolas más implicadas en reconstruir una
cohesión comunitaria y con la reivindicación del concepto de persona,
acorralado por el de individuo que había parido y consolidado la modernidad.
OPS, sin embargo, se iría
silenciando como dibujante hasta la llegada del nuevo siglo, haciendo alarde en
esos postreros instantes de una intensidad y una excelencia gráfica sin
parangón alguno, en tanto el OPS pintor iniciaba una deriva, desde finales de
los ochenta, hacía lo que se podría considerar, con denominación propia de los
lingüistas, un ortónimo: Andrés Rábago, artífice de una obra propia cuya voz es
la que más se asemeja a los intereses más profundos de su creador, de igual
nombre y apellido que él, algo así como lo fue el Bernardo Sores para Fernando
Pessoa.
El territorio del pintor Rábago,
ciertamente, se desenvuelve en un plano más elevado de conciencia, un plano que
podemos tildar de metafísico, en el que “lo que se dice” no puede ser
fácilmente transmitido al tratarse de asuntos más espirituales que terrenales,
y en el que él, a manera de los artistas prerrenacentistas, libres aún de la
excesiva impronta del ego, actúa como modesto guía de un viaje, a través del
umbral que constituyen sus obras, por un cosmos del que no existe más
cartografía que la que el propio hacedor va definiendo a base de un mayor
conocimiento de los infinitos misterios de la verdadera e ignota realidad”.
PREMIOS
- XXXV Premio Diario de Avisos 2011 al mejor guion de historieta de humor.
- Premio Nacional de Ilustración 2012.
- Premio Cálamo “Extraordinario” 2013 por Oh, la l´art, publicado por Libros del Zorro Rojo.
- Premio Leyenda del Gremio de Libreros de Madrid (2015).
LIBROS
PUBLICADOS
- Los hombres y las moscas (Ed. Fundamentos, Madrid, 1971).
- Mitos, ritos y delitos (Ed. Fundamentos, Madrid, 1973).
- Ovillos de baba (Ed. Castellote, Madrid, 1973).
- La cebada al rabo (Ed. Cuadernos para el diálogo, 1975).
- Bestiario (Alfaguara, 1989).
- De un tiempo a esta parte (Ediciones de la Torre, 1991).
- Habas contadas (Promoción Popular Cristiana, 1994).
- La memoria del constructor (Diputación de Sevilla, 1998).
- La visita inesperada (Centro Cultural Conde Duque, 1998).
- El fogonero del Titanic (Temas de Hoy, 1999).
- El pabellón del azogue (Círculo de Lectores i S.A. / Mondadori, 2001).
- Bestiario (Medusa Ediciones, edición aumentada, 2002).
- El guardagujas (Cat. Exposición Universal de Alcalá, 2003).
- El libro de los desórdenes (Círculo de Lectores i S.A. / Mondadori, 2003).
- El libro de los abrazos (Círculo de Lectores, 2004).
- Vocabulario Figurado (Círculo de Lectores i S.A. / Mondadori, 2005).
- El libro de los desórdenes (Reservoir Books, 2006).
- Vocabulario Figurado 2 (Reservoir Books, 2007).
- Viñetas para una crisis (Reservoir Books, 2011).
- Camarón que se duerme (se lo lleva la corriente de opinión) (Reservoir Books, 2011).
- A cada uno lo suyo (Reservoir Books, 2013).
- Oh la l´art (Libros del Zorro Rojo, 2013).
- El libro verde (Reservoir Books, 2014)
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