En
la calle Juan Mambrilla, nº 14, antigua calle de Francos, se encuentra una de
las edificaciones civiles más vetustas que aún conserva Valladolid, si bien ha
sido muy modificada. Se trata de la Casa de los Zúñiga o de los Condes de
Buendía, actual sede del Centro Buendía y del Servicio de Publicaciones de la
Universidad de Valladolid. Para su estudio arquitectónico es fundamental el libro de Juan Carlos Arnuncio, mientras que para el histórico es indispensable el de Jesús Urrea; ambos los encontrareis en el apartado de bibliografía.
La
presente casa es uno de los primeros ejemplos de arquitectura doméstica del
renacimiento vallisoletano. Tradicionalmente esta casa de los condes de Buendía
venía siendo identificada con la vivienda en que pasó su última noche, antes de
ser ajusticiado, el condestable don Álvaro de Luna. Sin embargo, como ya
demostró Urrea, su última morada fue la casa que perteneció más tarde al conde
de Osorno y que se hallaba situad en la misma calle, casi enfrente de esta del
conde de Buendía.
Ubicación de la casa de los Condes de Buendía en el mapa de Ventura Seco (1738) |
Se
trata de una casa del último tercio del siglo XV. Se encuentra remetida en la calle,
formando plazoleta, lo que ayuda a valorizar el edificio, asimismo este
retranqueamiento le da un carácter áulico. El exterior no ha perdido el
aislamiento de la vivienda medieval; por eso los vanos son escasos. En el
centro de la fachada está la portada con su arco de medio punto, que se perfila
al modo gótico, con borde de baquetones, y encajándose dentro de un alfiz, que
mantiene escudos picados en las albanegas. La decoración geométrica de la
fachada parece ser de principios del siglo XX.
La
casa utiliza un mecanismo repetido en este tipo de edificios consistente en
dotar de tres plantas a la calle y únicamente dos al patio interior en ese
intento de cualificar su imagen al exterior. El patio tiene dos corredores,
faltando el del lado Sur, que es muro corrido, y el del lado Este, que es
tapia. Es uno de los pocos ejemplares de patio abierto. Los pilares son
octogonales, de capitel poliédrico liso, del tipo de Santa Cruz, pero sin
bolas, recibiendo zapatas mudéjares, cuyos perfiles se presentan con hojas
punteadas. Las galerías van un poco voladas sobre viguería, que se ornamenta en
sus extremos mediante canes de corte gótico mudéjar. La escalera es de ángulo,
y aunque ha sido modernizada, conserva un tipo claustral. En el centro del
patio hay un pozo con su brocal de piedra.
Los
Reyes Católicos en 1474 concedieron el título de conde de Buendía a don Pedro
de Acuña, cuya familia procedía de Portugal y se estableció en Castilla en
tiempos de Enrique III. Los condes de Buendía poseyeron en Valladolid varias
casas (unas se encontraban situadas en la plaza de Santa María -hoy Plaza de la
Universidad- y las otras en la calle de Francos -hoy calle Juan Mambrilla-),
las cuales se hallaban comunicadas entre sí por un amplísimo jardín interior,
tal y como se observa en el mapa de Ventura Seco.
Las
casas más modernas eran las situadas en la plaza de Santa María, según se
expresa en 1587 cuando, al vender los herederos de Bernaldino de Santodomingo
sus casas en la plaza de la Iglesia mayor, se afirma “que lindan con las casas que al presente edifica el conde de Buendía”,
refiriéndose a don Juan de Acuña Padilla, VI conde, comendador de Yeste y
Taivilla en la orden de Santiago, gentilhombre de cámara y sumiller de Felipe
II.
Las
primitivas casas de la familia, que ya existían en 1482, se hallaban en la
entonces denominada calle de Francos, pues al morir el VI conde en 1592, su
hijo y heredero don Juan de Acuña, del Consejo supremo de S.M., tomó posesión “de las casas y lo a ellas pertenecientes que
dicho don Juan de Acuña dejó en la villa de Valladolid, en la calle de Francos,
las que hubo y heredó del conde don Fadrique, su padre”; este último había
fallecido en 1558 después de haber estado casado con doña María de Acuña y
Padilla.
En
1601 se dice que el VI conde “hizo y fabricó
un cuarto a las espaldas de sus casas que son del señor don Juan de Acuña, del
Consejo Supremo y de la Cámara de S.M., su hijo, con su jardín y casa de
jardinero y el dicho cuarto y jardín y casa del jardinero corresponde y mira a
la plaza de Santa María de esta ciudad y está en la calle de la Parra de ella y
revuelve a la calle que llaman de Ruiz Hernández”. Don Juan tuvo que
compartir esta última propiedad con su tío materno don Álvaro de Córdoba
satisfaciendo ambos el censo que el Cabildo poseía sobre el dominio de la
misma. En 1612, don Juan Acuña, notario mayor de León, fue creado marqués de
Vallecerrato.
En
1634 su descendiente don Martín Vázquez de Acuña y Guzmán, marqués de
Vallecerrato y Palacios, vizconde de Santarén, tenía alquiladas, desde 1629, “las casas principales de los dichos señores
marqueses que son en la calle de Francos”, a don Diego Rodríguez Valtodano,
del Consejo de S.M. y oidor presidente de la Chancillería de Valladolid,
invirtiéndose diversas cantidades en su reparación y mantenimiento del jardín y
su noria y aún continuaba alquilada en 1642, en este momento, a don Diego de
Loaísa del Consejo de S.M. y oidor de la Chancillería.
Cuando
en este último año la comunidad de frailes trinitarios descalzos pretendió instalar
su convento en la calle de Ruiz Hernández, en la información que se hizo para
apoyar su pretensión se subraya que las únicas casas importantes que había
entonces en la parroquia de la catedral eran las del Conde de Buendía “y aún las del conde de Buendía la puerta
principal no la tienen a la dicha parroquia sino a la de la Antigua”, es
decir en la calle de Francos.
En
1728 al hablarse de las casas del mayorazgo de Villamayor, por entonces pertenecientes
al conde de Campo Rey, situadas junto
las del conde de Osorno, que en ese momento poseían ya lo duques de
Alba, se dice que estaban “en la calle de
Francos frente de otra que fue del conde de Buendía”. Efectivamente, a fines del siglo XVIII, al no satisfacer los
réditos censuales los condes de Buendía, el Cabildo de la catedral se hizo con
la posesión de la casa, alquilándola a partir de entonces a diversos
particulares.
Canesi,
hacia 1740, al hablar de los condes de Buendía sitúa sus casas en la Plazuela
de Santa María y afirma que en ese momento “son
hoy del Cabildo Mayor”. Floranes escribía en torno a 1790 que la casa del
conde de Buendía situada “en la calle de
Francos (es) la mayor casa palacio que hay en ella, con salida a la plazuela de
Santa María; la cual es hoy del Cabildo de la Santa Iglesia, y la quiso comprar
el señor Obispo Cosío para palacio episcopal, y no se compuso porque querían
por ella más de lo en que se tasase por dos maestros que era lo que el Ilmº les
ofrecía dar (…) con que se quedó sin
palacio la dignidad”.
Don
Laureano Rojo de Norzagaray, magistrado de la Audiencia, compró en 1846 al
Cabildo catedralicio, por 109.100 reales, una casa en la calle de Francos nº 19
moderno, 10 antiguo, que se identifica con la que “linda por la derecha con otra que habita el Ilmº Sr. D. Joaquín
Tarancón, por la izquierda con otra que habita don Leopoldo Galán, cuyas casas
pertenecen al citado Cabildo; por lo accesorio con casas de la calle de Ruiz
Hernández y corral y patio de las casas del doctor D. Pelayo Cabeza de Vaca,
por la cual casa tiene la servidumbre de entrada y salida por la plazuela de
Santa María”. Constaba de habitaciones altas y bajas, patio, corrales y
noria, constando su superficie de 24.254 pies cuadrados.
La
casa de la calle de Francos, señalada en 1863 con el nº 24, pasó a ser
propiedad de don Sabino Herrero Olea, casado con doña Candelaria Ruiz del
Árbol, y se describe con “planta baja,
entresuelo y principal y una superficie de 1.803 m2”. Limitaba
por su derecha con la casa nº 22, que pertenecía a don José Antonio Pintó; por
su izquierda, nº 26, con casa de don Gregorio Llano; y por su fondo con casas
de la plaza de Santa María y calle de Ruiz Hernández, propias de los herederos
de don Pelayo Cabeza de Vaca.
El
edificio en la Plaza de Santa María perteneció a don Pelayo Cabeza de Vaca,
alcalde de Valladolid en 1842, ocupó el mismo solar en donde los padres
jesuitas instalaron en 1928 su residencia de estudiantes “Menéndez y Pelayo” la
cual, modificada en la década de los cincuenta, subsistió en este mismo lugar
hasta los años 80.
En
la década de 1970 la adquiere el Ayuntamiento y durante unos años se establece
un estado de abandono, sufriendo un progresivo deterioro hasta arruinarse casi
su totalidad, desapareciendo el cuerpo posterior. Fue adquirida por la
Universidad de Valladolid en 1988 y recuperada para dependencias de dicha
institución. Cuatro años después, en 1992, fue restaurada por Juan Carlos
Arnuncio y Valeriano Sierra. Su actuación fue tan positiva que les llevó a
obtener en 1995 el Premio de Opinión del Colegio de Arquitectos de Valladolid y
el Primer Premio de Rehabilitación de Castilla y León 1996.
BIBLIOGRAFÍA
- ARNUNCIO PASTOR, Juan Carlos (dir.): Guía de arquitectura de Valladolid, IV Centenario Ciudad de Valladolid, Valladolid, 1996.
- MARTÍN GONZALEZ, Juan José: La arquitectura doméstica del renacimiento en Valladolid, Imprenta Castellana, Valladolid, 1948.
- URREA, Jesús: Arquitectura y nobleza: casas y palacios de Valladolid, IV Centenario Ciudad de Valladolid, Valladolid, 1996.
En estas casas residía en sus estancias vallisoletanas el obispo de Zamora, Antonio de Acuña, el "capitán" comunero, aunque su solar natal estaba junto a la Puerta del Campo.
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