Los
amantes de la historia de Valladolid, y más concretamente de su patrimonio
histórico, artístico y arquitectónico, estamos de enhorabuena. En el Museo de
Valladolid se lleva celebrando desde hace unas semanas una interesantísima
exposición titulada “1738. LA ZIUDAD DE BENTURA SECO” que reúne los dos
testimonios gráficos más importantes con los que cuenta la ciudad de Valladolid
para conocer su pasado antes de que existieran las cámaras fotográficas. Se trata
de los dibujos realizados por el polifacético ensamblador Ventura Pérez (un
total de 82 si no me falla la memoria) hacia 1759 y del mapa de Valladolid
confeccionado por el escribano Bentura Seco en 1738. Como vemos ambos hombres
no solamente comparten el nombre sino también el protagonismo gráfico de
nuestro pasado.
Si
bien se trata de una exposición muy pequeña, su visita es obligada. Nunca en
tan poco espacio se pudo sacar más jugo a la historia de esta ciudad. La
muestra comprende los citados dibujos de Ventura Pérez y una maqueta elaborada
siguiendo puntualmente el mapa de Bentura Seco. Pero a ellos se unen dos audiovisuales
fantásticos: una narración con juegos de luces que va explicando la maqueta y
un video que narra la historia de Valladolid desde sus orígenes hasta el
momento en que Bentura Seco dibuja su archiconocido mapa de la ciudad.
La
exposición permanecerá abierta hasta el día 11 de diciembre de 2016. Horario:
- Invierno (octubre a junio). Martes a sábado: 10 a 14 y 16 a 19 horas. Domingo: 10 a 14 horas.
- Verano (julio a septiembre). Martes a sábado: 10 a 14 y 17 a 20 horas. Domingo: 10 a 14 horas.
A
continuación, vamos a analizar brevemente las obras de los Benturas: tanto los
dibujos de Pérez como el mapa de Seco. Me gustaría señalar que parte de la
información está tomada literalmente del folleto de la exposición.
EL
MAPA DE BENTURA SECO Y LA MAQUETA DE JUAN JOSÉ FERNÁNDEZ
En
1728 el escribano vallisoletano Bentura Seco Calvo dibujó un plano de la ciudad
de Valladolid como nunca antes se había hecho. Lo hizo en alzado, una forma
singular de representación que mostraba monumentos y construcciones dando
sensación de relieve o de vista aérea. El mapa se conservó en el Ayuntamiento,
donde permaneció ignorado hasta que en 1901 el arquitecto Juan Agapito y
Revilla lo copió y lo dio a conocer. Desde entonces el Plano de Bentura Seco
ha dado en ser documento principal y fuente constante de información para el
estudio del urbanismo y la arquitectura del Valladolid desaparecido. Ahora el
plano ha tomado cuerpo en una maqueta que pone en pie la imagen de la antigua
ciudad para curiosidad y deleite de los vallisoletanos. Al presentar la maqueta
en esta exposición se requiere dar vida a aquél importante documento de nuestro
patrimonio y rendir homenaje a su autor, rememorando la vida de la ciudad que
él dibujó, sus monumentos y sus calles.
Basándose
en este mapa trazado por Bentura Seco, Juan José Fernández Fernández ha
realizado una espléndida maqueta y la ha prestado al Museo para esta muestra.
Partiendo del plano original de Bentura Seco y el redibujado por Juan Agapito y
Revilla en 1901, Fernández ha utilizado como base cartográfica el plano
Valladolid Planta
de la ciudad 1606-1738, de 1990, de Daniel Villalobos Alonso.
Como
fuentes de información para el tratamiento de los diversos elementos integrados
en la maqueta, se han consultado, principalmente, los estudios de Juan José
Martín González, José Luis Sainz Guerra, Jesús Urrea y María Antonia Fernández
del Hoyo, clásicos todos ellos en la investigación del Valladolid desaparecido,
así como los trabajos de José María Balsa Carrera y de Juan Carlos Urueña,
siendo de constante apoyo los grabados y litografías de monumentos y vistas de
la ciudad publicados en distintas obras impresas y en internet.
Las
texturas de las tierras de labor se han realizado con arenas de diferentes
tipos y los ríos Pisuerga y las Esguevas con metacrilato policromado y barniz
final. Para las edificaciones se ha empleado principalmente poliuretano de alta
densidad y, secundariamente, poliestirenos, plásticos, cobre, etc… Las fachadas
más emblemáticas y edificios principales están dibujados previamente en Autocad
y fabricados en chapa de madera mediante fresadora de control numérico. Así se
han realizado aproximadamente 237 manzanas y 2.500 casas. La policromía está
ejecutada en su mayor parte con pintura acrílica, utilizando aerógrafo y
pincel. Dependiendo de zonas o en casos singulares, se ha aplicado algún tipo
de esmalte. Las zonas arbóreas, foresta y demás están hechas a base de alambre,
colas, espumas coloreadas y maderas. En total unos 700 árboles de 4 tipos
diferentes. Sobre la maqueta, la voz de José Delfín Val explica la ciudad,
resumiendo la descripción que de ella hizo, al pie de su plano, el propio
Bentura Seco.
LOS DIBUJOS DE VENTURA PÉREZ
Un
contemporáneo de Bentura Seco, y homónimo, no menos famoso en los anales de la
Ciudad, Ventura Pérez, fue autor del manuscrito que tituló Diario de Valladolid y esta coincidencia hace inevitable asociar
sus nombres y sus respectivas obras en la contemplación del Valladolid
dieciochesco que la exposición, en conjunto, quiere evocar.
Si
Bentura Seco (1697-1770) dejó plasmada la imagen de la ciudad de la primera
mitad del siglo XVIII, Ventura Pérez (1704-1784) describió al detalle en su Diario la vida
que transcurría en aquél escenario que amaba. Pero interesado también en su
pasado, hizo de su mano una copia de la Historia de la muy
noble y muy Leal Ciudad de Valladolid (1759) que en la primera mitad del
siglo XVII había escrito Juan Antonio de Burgos, copia a la que el propio
Ventura Pérez incorporó algunos apuntes entreverados en el texto y un
repertorio de dibujos y de fachadas de edificios principales, casi todos ellos
religiosos. Aquél manuscrito ilustrado que Ventura Pérez encuadernó en dos
volúmenes, se conserva en la Biblioteca Nacional de España y ha sido restaurado,
a petición del Museo, con ocasión de esta exposición. Es así como pueden
exponerse ahora todos sus dibujos reunidos en el marco del que fue su entorno
urbano y que había reflejado Bentura Seco en su plano pocos años antes.
Los dibujos
que contiene este manuscrito, que están realizados a pluma, con rasgos claros y
precisos, y en muchas ocasiones con cierto ingenuismo representan
fundamentalmente los edificios que por entonces poseía la ciudad, muchos de los
cuales aún se conservan. Este impagable testimonio de nuestro pasado recoge,
asimismo, episodios de la historia y de la tradición de la ciudad, así como personajes
populares de la misma.
Si queréis
profundizar en estos dibujos de Ventura Pérez, que en ocasiones han sido
atribuidos a su hijo, el pintor académico Diego Pérez Martínez, podéis visitar
las tres entradas (Dibujos 1, Dibujos 2, Dibujos 3) que les hemos dedicado con
anterioridad, si bien no se han llegado a colgar todos los dibujos. Dado que
las “viñetas” dedicadas a edificios, ya sean religiosos o civiles, son las más
conocidas, ahora tan solo colgaremos las más desconocidas, las que nos
presentan personajes, o acontecimientos de la historia de la ciudad.
El
moro Ulit
“Capitán de las huestes conquistadoras que se
quedó en el lugar y dio nombre a Valledeolid hasta que fue muerto por Ordoño II
de León”.
El
león de piedra de la Catedral
En
conmemoración de la victoria de Ordoño II se puso una figura de león, de
piedra, sobre el pilar de la puerta principal de la iglesia mayor “que tiene a sus pies un rey moro con una
tarjeta que dice Ulit fundador de este lugar. Solía servir en los antiguos
tiempos para poner encima a mujeres castigadas por mal entretenidas a las que
el pueblo daba muy mal trato tirándolas cuanto hallaban, hasta que se dio fin a
esta costumbre”.
El
Conde Pedro Ansúrez
“Fue el Conde Don Pedro Ansúrez gran valido
del rey Don Alonso (Alfonso VI) que le hizo merced de la villa de Valladolid”.
Sepulcro
del Conde Pedro Ansúrez
“El Conde fundó la Iglesia de Santa María de
la Antigua y la Iglesia colegial de Santa María (actual Catedral). En esta, el
Conde eligió para su entierro el sitio que estaba debajo del coro. En el año
1552 el cabildo lo mudó a la nave del Evangelio, en la forma que hoy se ve…
Cuando se abrió el sepulcro… se halló el cuerpo armado de hierro con su espada
y espuela…”.
Escudo
“Es una torre que estaba en medio del Puente
Mayor, derribada en el siglo XVIII, se veía grabado un escudo: una torre morada
en campo de oro que por la puerta de la torre salía una vaca con un cencerro de
plata y por las ventanas de la torre muchas llamas. En un pilar de la Iglesia Mayor
vieja sobre el que estaba el Conde había un escudo de esta manera”.
Escudo
de la ciudad
Las
armas del escudo de Valladolid son farpas, esto es: arañazos o desgarros hechos
en na bandera. Son de oro sobre campo de gules (fondo de color rojo). Su origen
se remonta al reinado de Juan II, quizá cuando otorgó a Valladolid la merced de
titularse “Muy Noble” en 1422.
Auto
de fe del Doctor Cazalla
“Que no se vio jamás cosa semejante… Se hizo
un tablado en triángulo. En dos púlpitos cuadrados se ve a los relatores que
declararon las culpas de los acusados. En el medio, en lo más alto, un púlpito
redondo donde los penitentes, en pie, oían sus culpas y penitencias. A los
lados se ven dos zonas de gradas, anchas de abajo y angostas de arriba, y en
las últimas, dos sillas donde se sentaron el Dr. Agustín de Cazalla y un
religioso, su hermano, que según decían era cura de Pedrosa y llevaba una
mordaza en la boca”. Aconteció en 21 de mayo de 1559.
Rótulo
de Cazalla
Las
casas donde habitó el Dr. Cazalla se mandaron derrocar, asolar y sembrarlas de
sal y poner en ellas un padrón de piedra con su delito y que nadie las
reedificara.
Estatua
de Pedro Miago
En
el siglo XVIII aún se encontraba en la iglesia parroquial de San Esteban. Decía
la tradición que un entierro que había a la entrada era de Pedro Miago “fundador de un hospitalillo que estaba junto
a la misma iglesia”. Su figura estaba en el portal, dentro de un arco, con
unos versos escritos en el pecho.
Personajes
de festejos
En
1747 se celebró en Valladolid la canonización de San Pedro Regalado. Fue el
acontecimiento más sonado del siglo. Ventura Pérez describió las fiestas que
invadieron la ciudad e hizo estos apuntes de algunos de los participantes en
las máscaras que inventaron los gremios para la ocasión.
La
exposición guarda una última sorpresa que nos habla de ese Valladolid desaparecido.
Se trata de una Sierpe, realizada en yeso pintado, que se encontraba en la
fachada de una casa de la calle de la Sierpe, y cuyos restos fueron entregados
al museo en 1882 por don José Pintó momentos antes de que la casa fuera derribada.
Juan Agapito y Revilla en su libro Las calles de Valladolid la describe de la siguiente manera: “en una casa que había en la calle de la
Sierpe, en el rincón que enfrentaba su entrada por la calle Regalado, se veía
sobre el balcón de su piso principal una gruesa serpiente o, mejor dicho, un monstruo
alado…”.
BIBLIOGRAFÍA
- AGAPITO Y REVILLA, Juan: Las calles de Valladolid: Nomenclátor histórico, Tipografías Casa Martín, Valladolid, 1937.
No estaría de más, y sería muy oportuno, citar la guía de la exposición publicada por el Museo: "Valladolid 1738", de la que proceden gran parte de los textos de este artículo.
ResponderEliminarMuseo de Valladolid