Tras
viajar a Sevilla, y haber quedado totalmente prendado de la ciudad y sus gentes,
no puedo por menos de dedicar este post a una maravillosa exposición que aún se
está desarrollando en el Museo de Bellas Artes, que en origen fue el Convento
de la Merced, y es precisamente en la que fuera iglesia conventual donde se
desarrolla la exposición, concretamente en la capilla mayor y crucero, debajo
de la magnífica bóveda completamente policromada. La exposición en cuestión es “Murillo
y los Capuchinos de Sevilla”, y es uno más de las actividades que se están
desarrollando en Hispalis con motivo del IV Centenario del nacimiento de
Bartolomé Esteban Murillo (1618-1682), el gran genio de la pintura barroca
sevillana, si consideramos que Velázquez pertenecía al foco cortesano. Como en
otras ocasiones he seleccionado los textos más interesantes de las cartelas.
Solo queda que si podéis vayáis a verla, descubres que Murillo es uno de los
pintores más grandes del Barroco europeo, y no ese pintor dulzón que durante
varios siglos nos han hecho creer.
Murillo
y los Capuchinos de Sevilla
Cuando
se cumplen cuatrocientos años del nacimiento del pintor Bartolomé Esteban
Murillo que tuvo lugar en los últimos días del año 1617, este museo rinde
homenaje a uno de los grandes artistas del arte barroco español y el más
significativo dentro de la dilatada historia de la escuela pictórica sevillana.
Lo hace con la exposición del conjunto de pinturas que realizó para el convento
de los Capuchinos de Sevilla, uno de los mejores ciclos pictóricos del siglo
XVII español y una de las empresas más ambiciosas de las realizadas por el
artista.
Esta
muestra hace posible la reconstrucción de la totalidad de la serie, por primera
vez, desde que la invasión napoleónica provocara su dispersión en el siglo XIX.
A la mayoría de las obras, pertenecientes a la colección del Museo de Bellas
Artes de Sevilla, desde la desamortización de los bienes eclesiásticos llevada
a cabo en 1835, se unen los préstamos de diversas instituciones españolas y
extranjeras, entre ellas la pintura más significativa del conjunto, El jubileo
de la Porciúncula, lienzo principal del retablo del altar mayor. Su
restauración se ha confiad a este museo y permanecerá en Sevilla durante diez
años, gracias al préstamo realizado por el Wallraf-Richartz Museum de Colonia,
actual propietario de la obra.
Murillo
y los Capuchinos
El
convento de Capuchinos de Sevilla, que aún se conserva, fue fundado en 1627 en
una capilla extramuros dedicada a las santas Justa y Rufina donde, según la
tradición, habían sufrido martirio. En 1665 los franciscanos contratan con
Murillo la ejecución de las pinturas de la iglesia, y el pintor se aloja
entonces con sus oficiales en el convento. En los últimos años de aquel año y
gran parte de 1666, pinta y coloca el retablo mayor. Éste estaba presidido por
El jubileo de la Porciúncula, rodeado
por seis obras de asuntos devocionales, además de un San Miguel y un Ángel de la
Guarda, también en la capilla mayor. La Virgen de Belén, llamada
popularmente La Virgen de la Servilleta,
realizada para el refectorio, y una Santa
Faz, se incorporarán al retablo en el siglo XVIII. En los altares laterales
del presbiterio se ubicaban La
Anunciación y La Piedad.
Las
obras se paralizan hasta 1668, año en el que Murillo comienza las pinturas de
los retablos laterales de la nave de la iglesia, finalizadas en 1669, tres en
el lado de la epístola y tres en el del evangelio, consagrados en su mayor
parte a santos franciscanos, dispuestos en altares presididos por un solo
cuadro. La serie se completó con la Inmaculada,
llamada la Niña, que se encontraba en
el coro bajo.
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Reconstrucción del antiguo retablo mayor de los Capuchinos de Sevilla |
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SAN ANTONIO DE PADUA Y EL NIÑO (h. 1665-1666). Museo de Bellas Artes de Sevilla |
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SAN FÉLIX DE CANTALICIO CON EL NIÑO (h. 1665-1666). Museo de Bellas Artes de Sevilla |
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SAN JOSÉ Y EL NIÑO (h. 1665-1666). Museo de Bellas Artes de Sevilla |
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SAN JUAN BAUTISTA EN EL DESIERTO (h. 1665-1666). Museo de Bellas Artes de Sevilla |
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SANTAS JUSTA Y RUFINA (h. 1665-1666). Museo de Bellas Artes de Sevilla |
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SAN LEANDRO Y SAN BUENAVENTURA (h. 1665-1666). Museo de Bellas Artes de Sevilla |
El
jubileo de la Porciúncula. Historia de un cuadro
El jubileo de la Porciúncula
presidió el retablo mayor del convento de Capuchinos hasta el inicio del siglo
XIX. En 1810 es trasladado al Real Alcázar por el ejército francés y
posteriormente a Madrid, para formar parte del museo promovido por José
Bonaparte, quedando en la Real Academia de San Fernando, donde aparece
registrado en 1813. El cuadro es devuelto a los frailes capuchinos de Sevilla
en 1815. El deterioro sufrido por los lienzos de la serie obliga a la comunidad
a encargar al pintor Joaquín Bejarano su restauración, que en pago recibirá el
lienzo de El jubileo de la Porciúncula. Éste lo venderá al pintor madrileño
José de Madrazo, a quien lo comprará, después de restaurarlo José Bueno y antes
de 1832, el infante Sebastián Gabriel, cuya colección fue incautada por el
gobierno en 1835 por su activo papel durante la rebelión carlista. El lienzo
pasa a formar parte del recién creado Museo de la Trinidad de Madrid, abierto
al público en 1838. En 1853 hay noticia de él en el Palacio Real, para copiarlo
Isabel II.
En
1861 vuelve a manos del infante, que tras la revolución Gloriosa de 1868, se
instala en la locdalidad francesa de Pau con el cuadro. Entre 1875 y 1898
estará en posesión de su hijo, que lo vende a los Amigos del Arte de Colonia,
terminando por donación en el Wallraf-Richartz Museum. En 2016, doscientos años
después, este magnífico lienzo regresa de nuevo a Sevilla, para ser restaurado
por este Museo de Bellas Artes, donde permanecerá en préstamo hasta el año
2026.
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LA ANUNCIACIÓN (h. 1665-1666). Museo de Bellas Artes de Sevilla |
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SAN FRANCISCO ABRAZANDO A CRISTO (h. 1668-1669). Museo de Bellas Artes de Sevilla |
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INMACULADA DEL PADRE ETERNO (h. 1668-1669). Museo de Bellas Artes de Sevilla |
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SAN ANTONIO DE PADUA Y EL NIÑO (h. 1668-1669). Museo de Bellas Artes de Sevilla |
Iconografía
de la Porciúncula
Bajo
la cúpula de la basílica de Santa María de los Ángeles de Asís (Italia) se
aloja la capilla medieval de Santa María de la Porciúncula, lugar que
constituye el núcleo de la historia y espiritualidad franciscana. En ésta fue
fundada por San Francisco la orden de Frailes Menores. Allí vivió y murió el
santo, se celebraron los capítulos generales de la congregación y Santa Clara
recibió el hábito y fundó la orden de las Damas Pobres o Clarisas.
Esta
obra narra el momento en que Cristo y la Virgen, rodeados por un coro de
ángeles, se aparecen a San Francisco en dicha capilla en 1216, para conceder el
jubileo o la indulgencia plenaria a todos aquellos peregrinos que la visitaran.
La escena está representada desde un punto de vista cercano, como si el espectador
fuera testigo directo del milagro.
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ADORACIÓN DE LOS PASTORES (h. 1668-1669). Museo de Bellas Artes de Sevilla |
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SAN FÉLIX DE CANTALICIO CON LA VIRGEN Y EL NIÑO |
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SANTO TOMÁS DE VILLANUEVA DANDO LIMOSNA (h. 1668-1669). Museo de Bellas Artes de Sevilla |
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PIEDAD (h. 1665-1666). Museo de Bellas Artes de Sevilla |
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INMACULADA CONCEPCIÓN DEL CORO, "LA NIÑA" (h. 1668-1669). Museo de Bellas Artes de Sevilla |
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