Valladolid
nunca ha sobresalido por homenajear a aquellas figuras históricas que la
hicieron grande en siglos pasados. De hecho, todavía me parece mentira que
genios como Gregorio Fernández, Juan de Juni o Alonso Berruguete no tengan su
correspondiente monumento. Diversos azares del destino llevaron a que cierto
genovés que murió el 20 de mayo de 1506 en el Convento de San Francisco de
Valladolid sí que contara con un monumento más que merecido. Su nombre:
Cristóforo Colombo aka Cristóbal Colón, nada más y nada menos que el
descubridor de América.
La
fiebre que se dio en España durante la segunda mitad del siglo XIX por levantar
monumentos a las personalidades más destacadas tanto del país como de las
diversas localidades llevó a Valladolid a querer erigir monumentos a algunos de
sus hijos más ilustres, sin embargo pocos fructificaron, y los que lo hicieron
fueron muchos años después. Ya en 1864 hay noticia de que la ciudad quería
tributar un monumento o lápida conmemorativa a Cristóbal Colón, a Miguel de
Cervantes y al Conde Ansúrez; en 1891, Rodríguez Carretero ofreció un modelo de
estatua de Colón alusiva a sus últimos momentos; y en 1892 Darío
Chicote presentó al Ayuntamiento un humilde boceto en yeso con el busto del
Almirante “a quien
un genio indicaba el derrotero para descubrir América”. Ninguno de estos
proyectos llegó a materializarse. Unos años después, un golpe de suerte llevó a
la ciudad a adquirir del Estado un monumento ya construido y de dignidad y
altura más que destacables.
En
enero de 1901 el alcalde, en sesión del Ayuntamiento, hace la primera
referencia al Monumento que se iba a colocar en La Habana y había sido devuelto
a España, agradeciendo la iniciativa de los periódicos El Correo y El Liberal en
apoyar la conveniencia de que se instalara en Valladolid. Este monumento había
sido realizado por el magnífico escultor sevillano Antonio Susillo (1857-1896)
(su trayectoria se inscribe dentro de la corriente realista, de carácter
naturalista y narrativo, aún todavía con ciertos ecos de un romanticismo que,
por entonces, se hallaba en plena regresión.), tramitándose en 1891 por el
Ministerio de Ultramar. En el Boletín de la Academia de San Fernando de dicho
año aparece la Real Orden de convocatoria del concurso, destinando 50.000 pesos para
la construcción de un sepulcro en el crucero de la Catedral de La Habana, donde
se conservan los restos de Cristóbal Colón y 100.000 para la erección de un
monumento conmemorativo del descubrimiento de América en el Parque central de
la Catedral de La Habana. Será éste el que tras diversos avatares se instalará
en Valladolid. Cuatro meses después de publicada la convocatoria, se da noticia
en el mismo Boletín de los proyectos presentados. En la relación aparece el de
Antonio Susillo, de Sevilla, Pablo Rodó, de Barcelona y Arturo Mélida, de
Madrid. Se adjudica el premio a Susillo y se le encarga la construcción del
monumento con arreglo al proyecto presentado. Fernández Duro dijo del poyecto
del sevillano que “cuando un artista interpreta los hechos de manera tan
sencilla como elocuente, consiguiendo hermanar con la idea de glorificación y
componerlas en condición estética sin duda ha acertado. El modelo satisface al
pensamiento del concurso abierto por el Gobierno de S. M.; es por tanto
acreedor al premio ofrecido”.
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Fotografía de Antonio Susillo |
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Proyecto de Antonio Susillo |
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El grupo de Colón dentro de la desaparecida iglesia del Convento de San Norberto antes de su emplazamiento en el Monumento |
El
Monumento, realizado en piedra y bronce, adopta una configuración escalonada que consta
de una gradería sobre la que se alza el basamento. En el zócalo, en forma de
pirámide truncada, se sitúan cuatro relieves de bronce de talla menuda y
detallista que representan a Cristóbal Colón explicando
su proyecto a los Padres de La Rábida, la Salida del Puerto de
Palos, la Llegada
a América y la Recepción
a Colón en Barcelona. En los ángulos se disponen cuatro grandes figuras
alegóricas, sentadas y recostadas, tratadas de forma naturalista y sumaria, que
representan El
Estudio, La Náutica, El Valor y La Historia. El
segundo cuerpo consiste en una pirámide truncada que sustenta una esfera
rodeada por faja elíptica de bronce con el lema “Non plus ultra”, el león
español, el águila de San Juan sosteniendo el escudo de España, y dos
medallones. Sobre el globo, y culminando el conjunto, surge la figura
semiarrodillada de Colón en la proa de una pequeña barca; detrás en pie la
alegoría de la Fe, mujer con rostro velado, cáliz y una cruz en las manos. Este
remate fue modificado con respecto al proyecto, ya que éste reflejaba “una barca colocada
sobre el globo, combatida por una ola. Esta barca lleva la Fe, conduciendo a un
joven indio, que simboliza, el Nuevo Mundo, descubierto bajo la égida de la
Cruz”. En el informe de la Academia se advierte que no parece adecuada la
alegoría ya que la nave, gobernada por la Fe, va a descubrir Las Indias y no es
el indígena el descubridor, “la composición
ganaría mucho, dice Fernández Duro, sustituyendo la figura con la del
descubridor verdadero, la de Colón, guiado por la excelsa virtud que más en él
brilló y que sirvió de vínculo a su inteligencia con su inagotable voluntad;
virtud que fue el rasgo característico del héroe, hasta el punto de inspirarle
la ciega creencia de la dominación universal del Catolicismo para lo futuro”.
La obra se acopla a un patrón narrativo, al gusto de la época, con
participación de elementos simbólicos.
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El Estudio |
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La Nautica |
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El Valor |
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La Historia |
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Recepción a Colón en Barcelona |
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Cristóbal Colón explicando su proyecto a los Padres de La Rábida |
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Salida del Puerto de Palos |
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Llegada a América |
El
monumento fue fundido en París por “Thiebaut
Frères, fondeurs” y cuando se disponía su traslado a La Habana tuvo
lugar la independencia de Cuba lo que determinó un cambio de destino.
Numerosas poblaciones españolas solicitaron entonces la concesión del
monumento, cuya parte escultórica había quedado en París, autorizada su exhibición
en la Exposición Universal de 1900, mientras que los sillares del basamento se
encontraban en Pontevedra. En principio, se pensó en colocarlo en el madrileño
Parque del Retiro. Así también, el Ayuntamiento de Sevilla solicitó en 1898 la
concesión. Precisamente, ese mismo año, comienza a leerse en la prensa una férrea defensa de la colocación del Monumento a Colón en Valladolid. El 20 de febrero se publica un artículo en El Norte de Castilla
en esta línea, recogiendo a su vez otro artículo de El Correo en el
que se dice: “Sólo
la ciudad cuyo nombre va unido al nombre de Colón, carece de un monumento que
perpetúe su memoria en ella. Esta ciudad es Valladolid donde murió Colón el 21
de mayo de 1506. Ningún sitio mejor para levantar ese monumento”. Al mismo tiempo el ayuntamiento vallisoletano recibe el ofrecimiento del escultor Aurelio
Carretero para cooperar gratuitamente en la reconstrucción y emplazamiento del
Monumento si el Estado lo concede a la ciudad. El Ayuntamiento nombra una
Comisión para que gestione todo ello y el 26 de febrero se concede dicho
monumento a Valladolid.
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Monumento a Colón en la década de 1910 |
A
partir de aquí surgen todo tipo de discusiones respecto a su emplazamiento y
por ello se abre un concurso popular para que todo vallisoletano pueda opinar.
En El Norte de
Castilla se publican artículos con el título “Desfile de Opiniones”,
destaca entre ellos el firmado por Pedro Miguel de los Santos en el que expone
las ventajas del emplazamiento de este monumento al final del Campo Grande “ya que ofrece cuatro
puntos cardinales de mira a grandes distancias que permiten admirar a
satisfacción el grandioso monumento”. Hay también otras opiniones que se
inclinan hacia la Plaza Mayor, Plaza Zorrilla, etc. En sesión de 3 de abril se
aprueba la propuesta de emplazamiento en los siguientes términos; “El punto que se
estima más a propósito es la Gran Plaza existente al final de los Paseos del
Campo Grande, sirviendo como base de partida o centro el encuentro de los ejes
del Paseo Central, de los referidos paseos y de la carretera vulgarmente
llamada de los Filipinos; a muy poco coste puede lograrse una plaza circular
cuyo centro ocupará el monumento de referencia, alrededor de la cual pueden
disponerse anchas calzadas para los carruajes decorado y dando nuevo trazado
además al extremo de los paseos”.
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Monumento a Colón en 1962 |
La
instalación siguió bastante de cerca las indicaciones expuestas y supuso un
gran acierto urbanístico que da realce al grupo escultórico haciéndolo destacar
en el marco ciudadano. Los problemas que surgen son numerosos, y todos ellos
hacen que se retrase la inauguración. El primero que se plantea es a raíz de
los sillares del pedestal. En agosto de 1901 se recibe, tras realizar bastantes
gestiones, un informe del arquitecto sobre dichos sillares, en él se da cuenta
de su paradero manifestando que están en Pontevedra y que su valor se eleva a
21.410 pesetas; por ello se aplaza la decisión hasta ver el proyecto de dicho
arquitecto sobre un pedestal, con estos sillares o con otros, y hablar con los
herederos del dueño de los sillares. Aparece también aquí la constante
cortapisa económica y se plantea la necesidad de iniciar una suscripción
popular para costear el monumento y poder comenzar la cimentación del pedestal.
Junto con esta solución se acepta la propuesta de poner a la venta los solares
sitos en el Portillo del Príncipe Alfonso, Calle de la Victoria, Paseo de San
Lorenzo, Calle de Miguel Íscar y algunos más que fueran enajenables y del valor
de éstos destinar lo necesario a la construcción del pedestal. Hasta
1902 no se llega a un acuerdo con los herederos de Susillo, finalmente en esta
fecha se recibe la comunicación de que están dispuestos a la venta de los
sillares por el precio de 15.00 ptas., cantidad que es aceptaba nombrándose una
Comisión para efectuar el transporte de las piedras. Los expedientes de subasta
son distintos para las tres secciones del monumento y por tanto distintos
también los rematantes.
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Monumento a Colón en 1979 |
El
Norte de Castilla sigue en sucesivos artículos la marcha de
la colocación del Monumento sobre todo en su fase final, son destacables las
palabras de loa que acompañan a estas informaciones y así en julio de 1905 al
hablar del grupo de Colón y la Fe se dice: “Las dos figuras están
bien concebidas, hábilmente agrupadas y ejecutadas maravillosamente; el bronce
no es allí bronce, es carne, cabellos, dedos… el arte de Susillo lo ha
transformado a su antojo”. Finalmente se termina ya en septiembre de este
año totalmente la instalación efectuándose la inauguración. En El Norte de Castilla
el día 15 se da referencia del desarrollo del acto en los siguientes términos: “el Arquitecto
Municipal leyó una memoria referente al curso de las obras y acto continuo el
alcalde pronunció un breve discurso, enalteciendo el acto que se celebra y
encargando al pueblo de Valladolid que sea el fiel custodio de tan hermoso
Monumento”.
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Terrenos en los que fue levantado el Monumento a Colón |
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Instantáneas del viaje de Alfonso XIII con motivo de la colocación de la primera piedra del Monumento |
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Inauguración del Monumento |
En
1906 se intenta la construcción de una verja de hierro destinada a proteger el
Monumento; las trazas son de Emilio Baeza Eguiluz y tras dos subastas fallidas
se adjudican las obras en la tercera de D. Leandro Ramos. Hasta 1909 no se
efectúa la negociación definitiva de dicha verja, los motivos que la componen
son detalles vegetales, el escudo de Valladolid en los pilares y en los
extremos se instalaron unas artísticas farolas. Posteriormente esta verja
desaparecerá así como dichas farolas. En
1935 se producen cambios importantes en la decoración central de la plazuela
que rodea al monumento, conforme al proyecto del entonces Director de Parques y
Jardines, Francisco Sabadell Martínez. Se buscaba dar mayor esbeltez al
conjunto, de siempre criticado por la escasa altura de su pedestal. Se suprimió
entonces la verja que lo rodeaba y se dispusieron en su entorno unos jardines
de sencillo trazado que rebajaban mediante ligero desmonte del terreno el nivel
del suelo situado alrededor del pedestal. El monumento se incluía de esta forma
en un todo, sin calzada de separación, integrado en el Paseo Central del Campo
Grande, para lo que se le dotó en 1955 de farolas similares a las de la Plaza
de Zorrilla y Paseo Central. Pero en 1969, el monumento volvió a desvincularse
del Paseo, al ser creada una glorieta. Tras este cambio se sucedieron otros
muchos hasta el día de hoy.
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Proyecto de los jardines del Monumento a Colón (1935) |
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El Monumento a Colón con la verja que ealizó Emilio Baeza |
BIBLIOGRAFÍA
- AGAPITO
Y REVILLA, Juan: Arquitectura y urbanismo
del antiguo Valladolid (selección de textos e introducción de Jesús Urrea),
Grupo Pinciano, Valladolid, 1991.
- CUADRADO GUTIÉRREZ, Luis José: El monumento a Colón en Valladolid, Asociación Domus Pucelae, Valladolid, 2007.
- FERNÁNDEZ
DEL HOYO, María Antonia: Desarrollo
urbano y proceso histórico del Campo Grande de Valladolid, Ayuntamiento de
Valladolid, Valladolid, 1981.
- VIRGILI
BLANQUET, María Antonia: Desarrollo
urbanístico y arquitectónico de Valladolid (1851-1936), Ayuntamiento de
Valladolid, Valladolid, 1979.
Excelente trabajo.
ResponderEliminarUna lástima que no se haya realizado ningún jardincillo u ornamento alrededor del monumento.
Miguel Angel