Estas pinturas murales
proceden, de la misma manera que el mural de Santa María Magdalena del interior de la iglesia del convento de
San Pablo de Peñafiel, donde se encontraron sobre el muro occidental de la nave
del Evangelio. Deben de ser más o menos contemporáneas con respecto al
mencionado mural e, incluso, del mismo autor, si bien son una obra distinta.
Las circunstancias de su descubrimiento, así como de su arranque o de su estado
de conservación, son similares a las anteriormente señaladas del mural de Santa María Magdalena.
Las pinturas presentan
un programa iconográfico de carácter funerario, aunque su relación con un
enterramiento no es segura. Por encima de una decoración a manera de arrimadero
con una imitación de paños rojos pendientes similar a la que se encuentra en el
mural de Santa María Magdalena se
disponen dos registros. En cada uno de ellos se desarrolla una única
composición, a saber, Juicio final en
el registro superior, sobre fondo azul salpicado de ramos, y Encuentro de los tres vivos y de los tres
muertos en el registro inferior, sobre fondo rojo. Por encima de cada
composición una inscripción en escritura gótica mayúscula se refiere a su
contenido, mientras que por encima de la decoración a manera de arrimadero una
inscripción de similares características da cuenta del encargo y de la autoría
del mural: “(…) FRAI IU[AN] DE UILLALUNBR[O]SO E PINTÓLA ALFONSO”. Delimitan los registros por los lados sendas
bandas con estilizaciones vegetales en rojo similares a las que encontramos en
el mural de Santa María Magdalena.
Preside el Juicio final del registro superior una
singular representación de Cristo
mostrando las llagas flanqueada en la parte superior por el Sol (a la
derecha de Cristo, izquierda del espectador) y por la Luna (a la izquierda de
Cristo, derecha del espectador). Cristo, sentado en un banco, muestra las
palmas llagadas de sus manos (acaso, asimismo, el costado), pero –en esto
reside su singularidad– se encuentra vestido, de manera similar a como lo
encontramos en la pintura italiana. Llama atención, asimismo, su nimbo, del que
Pérez Villanueva, señala “que antes fuera rojo”, pues no responde al modelo
normal de nimbo crucífero. En cuanto a la representación del Sol y la Luna,
responde a la afirmación de que en el momento del Juicio final resultarán eclipsados, por lo que deberían aparecer
velados o retirados por ángeles. A los lados de Cristo se disponen
arrodillados, los intercesores: a la derecha de Cristo la Virgen y a la
izquierda San Juan Evangelista. A continuación aparecen sendos ángeles que
portan algunos de los instrumentos de la pasión (columna el que se encuentra a
la derecha de Cristo; cruz con sudario y lanza el que se encuentra a la
izquierda de Cristo). En los extremos ángeles con instrumentos musicales cierran
la composición. En el extremo de la izquierda un ángel hace sonar un cuerno
para convocar a los muertos y en el extremo de la derecha, de manera singular,
dos ángeles tocan una flauta y una especie de cítola. Completan la composición
algunos de los resucitados que, desnudos, se presentan al juicio. Se les
representa a ambos lados, de menor tamaño, con un piadoso gesto de oración,
pero destaca entre ellos uno de tamaño intermedio que, tonsurado y vestido como
un fraile dominico, es presentado por el ángel que porta la columna. Nos
encontramos sin duda, ante la representación del comitente de estas pinturas
murales, fray Juan de Vilallumbroso. Por encima de la composición discurre una
inscripción en latín que ofrece una terrible descripción del Juicio final basada, en parte, en Sof 1,
15: “SURTITE MORTUI UENITE IN IUDICIUM DIAS ILLA DIAS IRA CALAMITATIS ET MI…
(…)”.
El Juicio Final |
El Encuentro de los tres vivos y de los tres muertos del registro
inferior se ajusta a la modalidad denominada Encuentro-Meditación, de origen italiano. Su estado de conservación
no permite apreciar muchos de los detalles de esta historia que presenta la
confrontación de tres cadáveres con tres príncipes para, de esta manera,
invitar a la reflexión sobre la inutilidad de las pompas mundanas. De acuerdo
con la modalidad denominada Encuentro-Meditación
se representa el espacio en que transcurre el encuentro, esto es, un bosque en
el que se dispone, asimismo, en el ángulo superior derecho, la capilla del
ermitaño que en esta modalidad actúa como intermediario entre los dos grupos.
El deterioro no permite comprobar el carácter apuesto de los vivos,
representados a caballo, en la parte de la derecha, o si muestran, acaso,
señales de desasosiego ante el encuentro, según es propio de esta modalidad. En
la parte de la izquierda los muertos aparecen como cadáveres de aspecto
desagradable. Se adivinan junto a sus cráneos unas coronas que recuerdan su
apostura en vida y, en definitiva, cómo se erige en enrasadora de los destinos
de la muerte. Piensa Español Bertrán que sus enormes bocas abiertas son un
signo de interpelación que dirigen a los vivos y, en este caso, adquiere un
sentido pleno la inscripción en castellano que se dispone por encima de esta
composición. De lectura prácticamente imposible, cabe entresacar de ella
algunas palabras (“(…) SÓ DE USO REYES FUESOS COMO (…) POR ESTE CAMINO (…)”,
a lo que parece, puestas en boca de la muerte) que apuntan a la
existencia de una cierta tradición literaria en castellano sobre el tema del Encuentro de los tres vivos y de los tres
muertos de la que esta inscripción sería su primer testimonio conocido.
Encuentro de los tres vivos y los tres muertos |
Gutiérrez Baños
considera como autor, de estos dos murales, a Alfonso. Asimismo propone una cronología
de hacia 1360-1380 debido al término post quem establecido por la construcción
del edificio sobre el que se disponen y al anuncio en las mismas de ciertas
características del estilo gótico lineal tardío como la tendencia al
recargamiento ornamental o como un cierto italianismo cuando menos
iconográfico.
BIBLIOGRAFÍA
- GUTIÉRREZ BAÑOS, Fernando: Aportación al estudio de la pintura de estilo gótico lineal en Castilla y León: precisiones cronológicas y corpus de pintura mural y sobre tabla (2 tomos), Fundación Universitaria Española, Madrid, 2005.
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