En
el Museo Provincial de Valladolid se conserva una pintura mural, que fue
arrancada, en 1940, de un lucillo de la nave de la Epístola del Convento de San
Pablo de Peñafiel. En el centro aparece la Virgen, sobre una media luna, con
las manos cruzadas sobre el pecho, coronada y con nimbo de estrellas. Sobre un
resplandor que se encuentra en su vientre, aparece el Niño Jesús. A los lados,
tenemos una Anunciación y, en los muros laterales se sitúan Isaías, a la
derecha, y Salomón, a la izquierda, dispuestos dentro de arcos de medio punto
con la indicación de sus respectivos nombres.
Chandler
Rathfon Post centrándose en desvelar la advocación de la Virgen habla de
Nuestra Señora de la Expectación, basándose, en el divino Hijo representado
sobre el resplandor, pero si observamos la iconografía de la Virgen, ésta es
muy cercana a la de la Inmaculada Concepción, así estaríamos ante la
combinación del tema de Nuestra Señora de la Expectación con el de la Virgen
apocalíptica.
La
imagen de la Virgen fue relacionada por Post con el entorno del Maestro de San
Ildefonso, artista de finales del siglo XV, aunque Gratiniano Nieto la fechó en
la primera mitad, debido a la arcaica mandorla, al brocado de la túnica o a la
grafía de las inscripciones, considerándola como una de las representaciones
más antiguas del misterio de la Inmaculada Concepción.
Juan
José Martín González asignó la obra al círculo de Nicolás Francés en el segundo
cuarto del siglo XV, mientras que la Anunciación y los dos Profetas serían del
último cuarto del siglo XV, de estilo hispano flamenco.
Eloísa
Wattenberg indica que hay ecos procedentes tanto del mundo italiano como del
flamenco. Además, establece que el cortinaje sobre el que se dispone la figura
de la Virgen se debe relacionar con las manufacturas granadinas de época
nazarita. Por último, la granada en el manto de la Virgen aparte de ser símbolo
de fecundidad podría aludir a la toma de Granada.
En
el mismo museo, y con la misa procedencia, se conserva la pintura de un Ángel. Éste lleva sobre la cabeza un
nimbo dorado y sostiene una filacteria que contiene una inscripción que no se
lee del todo bien debido al mal estado de conservación.
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BIBLIOGRAFÍA
- NIETO GALLO, Gratiniano: “Una representación de la Inmaculada en el siglo XV”, Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología”, fasc. 37-39, tomo XI, Valladolid, 1945, pp. 109-118.
Bonita explicación.Es una pena el mal estado que tienen,pues debían ser muy alegres,creo.
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